Capítulo 13: "¿Quién es Lissa realmente?"
Natalla viene para mi casa. Observo los últimos mensajes que nos enviamos y quedo paralizado. Miro a Ryan que está sentado en el sillón tomándose una lata de Coca Cola y me observa cuando se da cuento que lo estoy viendo, así que sonríe.
―¿Qué? No estuve coqueteando con tu hermana ―dice de repente y luego se lo piensa ―. Bueno sí estuve, pero no ahora.
Entrecierro los ojos.
―¿Por qué estás hablando de mi hermana?
―Es que está bien buena, no lo puedo evitar ―Mueve los hombros.
―Ryan, no te metas con Lorena, sabes lo complicada que es.
―¿Y puedo con la menor?
―¡¡No!! ―Alzo la voz ―Además tiene novio, no te va a hacer caso.
―Sí, claro ―expresa con sarcasmo.
―Tengo un problema aquí ¿Me ayudas? ―Camino y me siento a su lado, luego le muestro el celular.
―¿Y quieres que me vaya para que puedas debutar?
Me sonrojo.
―¡¡Claro que no, no te lo estoy diciendo por eso!! ―grito avergonzado.
―Querido, una chica viene a tu casa en la noche ¿Para qué va a venir sino? Obvio, para tener sexo.
―Cállate, no es eso.
―A ver, escúchame bien ―Deja la lata a un costado, se sienta más erguido y saca el pie de sobre el almohadón de sillón ―. Te voy a plantear la situación, ella va a venir llorando, ¡terminé con mi amor...! ―Finge la voz de Natalla y lo interrumpo.
―No es su amor.
―Sí, como sea, viene corriendo a tus brazos, te explica la situación, aparecen los llantos, tú la reconfortas, luego suceden muchas risitas, muchas buenas señales, hasta ahí todo bien, hasta que de repente ¡Paf! ―Hace un sonido con la boca mientras aplaude ―Quiere el postre.
―¿El postre? ―digo confundido y luego reacciono ―¡Ryan, no digas guarangadas! ―exclamo avergonzado y hace una carcajada.
―Acéptalo, quiere el postre, ja, ja ―Me señala la entrepierna.
Bufo.
―No se puede hablar contigo, se suponía que le iba a decir cómo arreglar todo mañana y ahora viene, entonces ni pude ni pensar, debo darle una solución cuando llegue.
―Con más razón ten sexo, así no tendrás que pensarlo.
―¿Por qué todo lo que tenga que ver contigo es sobre chicas y sexo?
―Porque soy todo sexy y hermoso ―Mueve las cejas.
―No me ayudas en nada ―Hago puchero.
―Le hubieras dicho a Len que viniera, ah no cierto, está ocupado con su novia, así que solo me tienes a mí ―se burla.
―Me parece bien que seas tú ―Suspiro ―, pero no estoy de humor.
Se pone serio y se inclina para poner su mano en mi hombro.
―¿Todo bien?
―Sí, sí, puedo arreglarlo solo, es que tengo que pensar muy bien, no quiero que esa manipuladora este un paso por delante de mí ―Pienso en Lissa y me quedo muy pensativo ―. Debería averiguar quién es realmente.
―¿La niña que se hizo la vistima? ―lo dice como el meme y me río.
―Sí, exacto, Lissa.
―Bueno, macho, ya tienes como darle un adelanto a tu chica, dile que averiguarás sobre esa tal Lissa ―Me da dos golpecitos en la pierna y luego de su bolsillo saca un preservativo ―. Pero si no la convences con eso, tienes el plan B ―Me agarra la mano y apoya el condón en mi palma.
―Ryan...
―¿Qué? ―Agarra la Coca que dejó a un costado y sorbe del popote ―Ah está deliciosa ―Sonríe ―, y no hablo de tu hermana, ¿o sí?
―¡¡Ryan!! ―grito.
―Vale, vale, me voy ―Se levanta ―. Iré a hacer cochinadas a otro lado.
―¿A dónde vas? ―le digo cuando se dirige a la escalera.
―Creí que había quedado claro, a ver a tu hermana.
―Mi hermana no está, y no vas a revisar sus bragas ―le advierto.
Se ríe.
―Vale, iré a la plaza a dibujar.
―¿A esta hora? ―Alzo una ceja.
―Hey, no me dejas hacer nada, ya pareces Len.
―No soy Len, él es más alto ―digo algo despistado por su acotación y se ríe ―¿Qué?
―Nunca pierdas tú inocencia, peque ―Se acerca y me da dos golpecitos en la cabeza ―. Pero para debutar al menos un poquito sí ―susurra en mi oído.
―¡¿Qué te importa cuando haga eso?! ―chillo avergonzado.
―Como sea, me iré a perseguir chicas, adiós ―Se aproxima a la puerta y la abre ―. Oh la lá, belleza ―expresa al ver a Natalla que justo iba a tocar el timbre y ella lo mira de mala manera.
―¿Qué te da derecho a hablarme así? ―exclama la cobriza enfadada.
Ryan se gira a mirarme.
―Es de carácter, se nota experta, la tienes simple, Estuarth ―Tira un beso al aire ―. Esto está chupado ―exclama una expresión refiriéndose a que es fácil que nos revolquemos y se retira.
―¿De qué hablaba? ―Pasa Nat y cierra la puerta detrás de ella.
Creo que tengo el rostro completamente rojo, recuerdo que el condón está en mi mano y lo oculto rápido en mi bolsillo.
Uf, hace calor.
―N... no sé ―digo nervioso ―. Él es así de raro, igual se irá en unos días así que...
Camina hasta mí y se sienta a mi lado.
―¿Estás bien? ―me pregunta al ver mi gesto.
―S... sí.
Sonríe.
―Parece que vine en mal momento, lo siento ―dice en tono triste.
―No, no, está bien ¿Cómo ocurrió lo de Ryder?
Suspira y baja la vista.
―Descubrió nuestros mensajes, pero decidí decírselo ―Gira su visión hacia mí ―. Tú me diste la fuerza para contárselo.
―¿Qué? ¿Yo? ―exclamo sorprendido.
―Todo este tiempo he dicho y hecho lo que Lissa ha querido, perdí toda mi personalidad, pero cuando llegaste, me hiciste ver que en realidad hay algo más en mí que solo una muñeca que se puede mover para cualquier parte, tus palabras calaron en mí, solo que me tarde en entenderlo y hacerlo, porque tenía miedo, de hecho lo sigo teniendo ¿Y si todo vuelve a ser cómo antes? ¿Y si todos me repudian por ser como soy? ¿Y si volviera a ser una solitaria? Estoy muy asustada, no sé qué hacer, dime algo.
―Pues... ―Hago una pausa y me lo pienso bien ―está en ti que te afecte lo que hagan, ¿no te parece?
Sonríe.
―Las palabras correctas ¿Cómo es que tienes tan buenos consejos?
―No sé, leo mucho ―Río nervioso.
―Se ve que lees buenos autores, recomiéndame uno.
―Claro, te anotaré algunos nombres ―Me acerco a la mesita que está al lado del sillón, agarro papel y lápiz, escribo allí, entonces se lo entrego, ella lo guarda en la funda de su celular ―. Espero que te gusten.
―Todo lo que venga de ti me gusta ―confiesa y me sonrojo.
Bajo la vista.
―Con respeto a Lissa... te dije que tendría una solución, una grande que no te hiciera sentir incomoda, así que primero pensé en averiguar sobre ella.
―Me parece bien ―expresa fríamente y la miro ―. Tienes razón, jamás me había planteado eso, pero es que, no sé nada sobre Lissa.
¿Quién es Lissa realmente?
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