Él también lo hacía...

Me acarició los mechones de la frente seguido de una voz en tono suave y amable.
-Todo estará bien.

Siguió su camino, mas se percató por mi silencio que mis pasos no seguían los suyos.
-¿Qué ocurre?- me preguntó preocupado.
-Nada, es solo que... él solía hacer lo mismo. También me acariciaba la cabeza cuando tenía miedo, y con eso me daba valor y apoyo.

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