¡Treinta y cuatro!: betas algo egoístas y alfas competitivos.
A pesar de que HoSeok y JungKook estaban teniendo un quien-sabe-qué que incluía escapadas y unos cuantos (muy) pequeñitos besos a escondidas, eso no significaba que el beta no pudiera sentirse intimidado o algo aterrado por la idea de estar a solas con él... pese a lo entusiasta que era con el tema de tragarse su lengua (según YoonGi). Así que era comprensible que cuando estuviera a solas con el alfa y con sus madres dentro del vehículo, se sintiera como un cachorrito asustado con la cola entre las patas.
Sin embargo, ambas eran dulces con él y parecían estar conscientes de su complejo de animalito asustado, ya que no lo estaban presionando en absoluto para sacar conversación, pero sí mantenían el ambiente cómodo a su alrededor con música y conversaciones amenas entre ellas para rellenar el silencio. JungKook estaba sentado a su lado, un poco más cerca de lo necesario y él sujetaba su mochila como estaba acostumbrado.
Si tan solo HoSeok pudiera sentir el aroma tan dulce que emanaba JungKook con sus feromonas alborotadas, quizás podría sentirse más tranquilo. En cambio, su madre estaba tentada a bajar las ventanas.
—Bueno niños, ¿cómo estuvo su día? —preguntó la más alta, la alfa pelinegra con las orejas llenas de piercings y lentes de sol cubriendo sus ojos. HoSeok se preguntó por qué parecía llevarlos siempre aunque el sol no estuviera tan fuerte.
—No hicimos mucho, los profesores solo dieron repasos, nos hablaron del evento de verano y de los exámenes finales, creo que estuvo bien —respondió JungKook, sonando animado e inocente, como si no estuviera provocándole un fuerte sonrojo a HoSeok solo con tener su muslo junto al suyo.
—Sí... fue más o menos así —continuó el beta con timidez.
—Oh, cierto que ya estamos en julio —comentó la mujer sentada en el asiento del copiloto, aquella bajita con cabello hasta los hombros y mejillas rosadas. Se asomó desde su puesto para ver a los muchachos—. ¿Se van a concentrar en estudiar todos estos días? —y aunque la pregunta nunca había sonado dulce las veces que HoSeok la había escuchado salir de la boca de sus padres, ella había hecho que sonara como sincera curiosidad y no como una amenaza.
Sintió ganas de sonreír y asintió con seguridad ante la pregunta.
—Bueno, hoy íbamos a salir —le dijo el Jeon más joven y ella entrecerró un poco sus ojos, seguía sin verse amenazante y HoSeok no pudo evitar reír por lo bajo—, sólo será hoy, mañana claro que nos pondremos a estudiar —afirmó.
Ellos habían acordado salir juntos durante la semana e incluso hablaron un poco al respecto durante el fin de semana, pero luego de darse cuenta de que los exámenes estaban llegando, decidieron posponerlo solo por unos cuantos días. Además, tendrían aquella salida para pasarla bien un rato y HoSeok podría prepararse lo suficiente mentalmente para salir a solas con el alfa que lo ponía mucho más nervioso que TaeHyung.
—Más te vale —esa voz fue la de la alfa y esta vez HoSeok sí se había sentido un poco más intimidado, aunque JungKook no se veía en absoluto afectado por eso—. Nuestras vacaciones dependen de eso —hizo un ademán con su mano.
Entonces Jung miró con curiosidad al alfa a su lado.
—Vamos a ir a Busan por las vacaciones —explicó al encontrarse con la mirada del beta, una sonrisa suave deslizándose entre sus labios—, es la ciudad natal de ellas y está lleno de parques y centros comerciales, también la playa es increíble —contó con emoción, provocando que la curiosidad en el rostro de HoSeok se fuera iluminando cada vez más.
—Oh, ¿en serio? Qué bonito —casi suspiró, relajando la tensión de sus hombros y sonriendo igualmente.
—Es genial, a veces nos quedamos en casa de mi abuela, pero creo que esta vez vamos a alquilar un lugar —explicó y HoSeok ya podría imaginarse el bonito escenario costero de Busan.
—Eso es genial...
—¿Y tu familia qué hará para las vacaciones, cariño? —esa fue Suni, sonando curiosa.
Entonces, la sonrisa de HoSeok bajó un poco y sus brazos volvieron a apretar su mochila. Claro, trató de disimular un poco ese gesto, pero no sabía que el lobo de JungKook y él mismo lo habían notado, así que ahora miraba al beta con sus cejas ligeramente fruncidas en preocupación.
—Bueno —desvió la mirada—, no solemos hacer mucho, uh... usualmente mis padres me inscriben en cursos de verano o usan las vacaciones para llevarme de visita a su empresa —frunció un poco sus labios—, ellos quieren que aprenda todo lo relacionado a... esos temas empresariales... —bajó un poco la mirada, sus dedos jugando entre ellos por los nervios.
Ahora JungKook estaba enojado.
¿Cursos de verano? ¿Quiénes se creían? Su lobo quería gruñirle a alguien, más específicamente a los padres del beta, y reclamarles un mejor trato o, mejor aún, llevárselo lejos para que nadie lo molestara de nuevo. Tanto el alfa como sus madres estaban de acuerdo en que las vacaciones eran para disfrutar y descansar, ¿es que acaso su Hyung no podía tener un momento para no pensar en estudiar? JungKook se sentía impotente, el beta estaba siendo obligado a estar tenso todo el tiempo y él solo quería abrazarlo.
—Aunque no puedo quejarme, es decir, me he vuelto bueno en varias cosas como... uh... las matemáticas se me dan mejor de lo que se me daban antes —trató de sonar positivo—, y ellos tienen sus razones —se encogió de hombros, pero aquello no servía como justificación para JungKook—. Quieren que estudie en alguna de las SKY, así que debo estar lo mejor preparado posible... —apretó un poco sus labios.
—¿Una de las SKY? —preguntó la alfa con una sorpresa que no pudo evitar contener, adelantándose a la pregunta que seguramente haría su hijo—. Nunca he conocido a alguien que estudiara ahí... —silbó, algo sorprendida.
HoSeok rió suavemente, tratando de destensarse.
—Sí, bueno... mis padres estudiaron en la Yonsei, se conocieron ahí y supongo que floreció su amor —se encogió de hombros, riéndose con nervios—. Así que quieren que haga lo mismo; que estudie en esa o en alguna de las otras dos, después de todo salir de ahí te garantiza un trabajo con un puesto alto así que... bueno...
—¿No dijo que ellos tenían una empresa? Hacerlo trabajar tanto me parece un poco injusto si igual podrían contratarlo —habló impulsivamente JungKook y sus madres se miraron por un segundo. Ambas sabían que el alfa no la estaba pasando bien con esa información, mucho menos teniendo en cuenta el hecho de que él había sido criado de otra manera.
HoSeok volvió a encogerse de hombros, sus ojos estaban fijos en sus manos y en el cierre de su mochila, no quería pensar mucho en el asunto, pero de manera irónica se sentía más cómodo hablando de aquello dentro del vehículo que en su propia casa.
—Bueno, ellos quieren que pase por todo el proceso que pasaron ellos, además es una buena educación y conoceré a muchas personas importantes, así que... —realmente no tenía más maneras de explicarse que no terminaran con él llorando, por lo que dejó el tema al aire—. Uh... ¿tú sabes lo que quieres estudiar? —miró al alfa.
JungKook se obligó a sí mismo a calmarse, concentrándose en la mirada del beta.
—Bueno, no aún, pero todavía tengo unos cuantos años más para pensarlo —dijo como si no fuera la gran cosa y HoSeok se preguntó si aquello podría ser posible—. Es decir, primero me concentraré en terminar la preparatoria y lo que venga después lo escogeré con calma —explicó.
—Exacto, ustedes son muy jóvenes todavía para saber qué hacer con su vida —agregó Suni—. Si ya lo sabes está bien, pero si no, no hay ningún problema —se encogió de hombros, mirándolos a ambos con una sonrisa antes de regresar su mirada a la carretera—. YoungMi no estudió ninguna carrera universitaria considerada "importante" —hizo comillas con sus dedos—, estereotípicamente hablando, y yo no estoy ejerciendo la mía, así que no es algo tan necesario si nos lo preguntas a nosotras —finalizó.
—La vida es una, no tienes por qué vivirla haciendo cosas que no te gustan —y esa fue YoungMi, girando el volante hacia la calle de HoSeok.
HoSeok se permitió guardarse esas palabras en su pecho, palabras que sonaban como un consuelo que necesitaba en los momentos más complicados de su vida y aunque quiso agradecerles a las madres de JungKook, las palabras no fueron capaces de salir de su boca y en pocos minutos ellos ya estaban frente a su casa.
Se despidió con una sonrisa y JungKook le mencionó que podría ir a buscarlo para la salida, pero él no quería molestar a sus madres e insistió tanto al respecto que aunque las madres de JungKook no estaban en desacuerdo, tuvieron que aceptar la decisión del beta.
Así que, HoSeok subió a su habitación con rapidez y después de corroborar que sus padres no habían llegado, decidió meterse a la ducha para comenzar a alistarse. Esta vez, trataría de usar algo más colorido.
JiMin salió de la ducha y caminó rápidamente hacia su habitación, dejando un par de pisadas mojadas en el suelo. El aroma a limpio llenó el pasillo y él tarareaba alegremente alguna cancioncita que había inventado, muy de buen humor como para haber regresado recién de sus agotadoras clases de baile en las que lo habían hecho trabajar más de la cuenta por un evento que se acercaba.
Había decidido que realmente quería asistir a la salida que los demás habían planeado y se terminó de inspirar cuando se dio cuenta de que lo habían agregado a un grupo con todos los demás, en el cual estaban hablando de cuánto les faltaba para estar listos. Aun así, decirlo era más fácil que hacerlo, todavía seguía pensando en cómo haría para salir de la casa sin que su hermano lo notara, pero definitivamente iba a aprovechar que sus padres estaban trabajando y con suerte ChanYeol se quedaría dormido.
Terminó de vestirse a tiempo récord y se miró en el espejo, esperando verse como lo había imaginado. No pudo evitar posar un poco y mirar por sobre el hombro, sintiéndose más lindo que de costumbre y sonriendo por ese hecho, completamente satisfecho del resultado; tenía puestos un par de pantalones negros rasgados, una camisa blanca algo corta y llevaba encima una chaqueta rosa, luciendo tan lindo como coqueto.
Despeinó un poco su cabello, colocó un poco de bálsamo en sus labios y se dirigió a la puerta de su habitación para abrirla con cautela.
Sin embargo, al otro lado se encontró con ChanYeol cruzado de brazos y él no pudo evitar pegar un salto por el susto.
—¿A dónde vas? —preguntó sin rodeos, mirando de pies a cabeza—, vestido así... —agregó, confundido.
JiMin ya podía sentir que su plan se estaba yendo a la mierda.
—Ah... Voy a comprar algo de pan... —dijo torpemente y ChanYeol casi se sintió ofendido.
—JiMin, no soy un idiota.
El omega chasqueó la lengua, estaba tentado a decirle que lo dudaba, pero no estaba en posición de hacerlo enojar.
—Eso no es de tu incumbencia —se cruzó de brazos, mirándolo con sus cejas fruncidas y un pequeño puchero—. Ahora déjame pasar —dio un paso hacia delante, pero su hermano se interpuso—. Chan...
—Sólo dime a dónde se supone que quieres ir —insistió, sonando un poco más duro ahora y JiMin suspiró agotado, pero ya no tenía nada que perder, después de todo su plan se habían caído por la borda y ya no había nada que pudiera hacer para escaparse sin que su hermano lo notara.
—Los chicos me invitaron a ir al centro comercial con ellos —murmuró con algo de enojo, mirando hacia el piso mientras fruncía sus cejas—. Sólo íbamos a pasear... —ahora mordió el interior de su mejilla.
—¿Los chicos? —enarcó una ceja.
—JungKook, HoSeok... NamJoon... —hizo una mueca con sus labios—, Tae... YoonGi... —al final, su voz se volvió un poco más baja y cuando levantó la mirada, se encontró con los ojos oscuros de ChanYeol—. Es que...
—No.
JiMin quiso llorar, pero se contuvo, apretando sus manos en puños y su mandíbula.
—Sólo no le digas a papá, no necesito que arme un escándalo —se dio media vuelta, directo a ponerse el pijama.
ChanYeol se mantuvo en el marco de la puerta, mirando con aburrimiento como su hermano se estaba comenzando a quitar los zapatos. Claramente no iba a dejar que fuera, era ridículo, ¿por qué habría de dejarlo desprotegido en la calle? ¿Alrededor de más alfas y gente cuyas intenciones no conocía? Además, estaba el tarado de YoonGi, jamás le entregaría a su hermanito en bandeja de plata para que se le ocurriera jugar con él.
Sin embargo, no estaba seguro si lo que le molestaba era que JiMin hubiese pensado que realmente podía escaparse de casa sin que él lo notara, o que su hermano ahora lo estuviera mirando como si quisiera asesinarlo, ¡él le estaba haciendo un favor!
—¿Puedes cerrar la puerta? No necesito que me veas cambiarme —hizo un ademán con su mano, pero ChanYeol no se movió—. ¿Hola? —enarcó una ceja.
La mandíbula de su hermano se apretó un poco, luciendo cada vez más fastidiado y JiMin no entendía la razón.
—¿Qué te...?
—¿Pensabas escapar de casa? —preguntó de repente, tomando a JiMin por sorpresa—. ¿Así sin que me diera cuenta? ¿Sabes lo que habría hecho papá si se enteraba de eso? —argumentó, sonando un poco enojado y JiMin suspiró en derrota mientras se lanzaba de espaldas a su cama—. JiMin...
—Honestamente —comenzó, reincorporándose—, ¿qué podría hacer que no hubiera hecho ya? —cruzó sus piernas sobre el colchón—. Me ha quitado mi celular, me ha gritado y castigado, incluso humilló a YoonGi cuando él solo tenía buenas intenciones —señaló, sonando un poco más molesto ahora por el recuerdo, no sólo de lo que había hecho su padre, sino por el rostro triste del alfa—. ¿Qué más podría hacer? ¿Golpearme?
—Papá jamás te haría daño —respondió de inmediato.
—¿No? —rió sin ganas—. Pues no está haciendo un buen trabajo —replicó—. Simplemente quiero pasar un buen momento con mis amigos y con... —sus mejillas se sonrojaron un poco, pero no iba a mostrarse dudoso frente a su hermano—... con el alfa que me gusta —señaló, pero su hermano no cambió de expresión—. ¡Aish! Vete de una vez para que pueda ponerme el estúpido pijama —le lanzó una de sus almohadas.
ChanYeol bufó por el golpe en la cara y se la lanzó de vuelta, recibiendo de nuevo una mirada enojada de parte de JiMin.
—No puedo creer que te hayas querido escapar.
—¡Aish, ya olvídalo! —se colocó la almohada en la cara.
—No lo voy a olvidar, ¿qué se supone que haríamos si algo te pasara en la calle y ninguno de nosotros supiera tu paradero? —y aunque JiMin sabía que él tenía razón, no iba a darle el gusto, así que se mantuvo bajo la almohada, escuchando a su hermano quejarse—. Ni se te ocurra pensarlo de nuevo, tú no...
—¡Vete! —pataleó.
—¡No entiendo por qué insistes tanto al respecto! —hizo un ademán con sus brazos—. ¿Por qué querrías salir tan desesperadamente? —exigió saber, como si no lo supiera ya.
—¡Porque me gusta YoonGi! —le gritó, sacando su cara de la almohada y mirándolo con ojos brillosos y nariz roja, a punto de llorar por lo mucho que le desesperaba su hermano y ChanYeol se quedó mudo en su puesto—. ¡Porque me gusta mucho y quiero salir con él y con mis amigos! —agregó, sorbiendo su nariz—. Déjame en paz —abrazó su almohada y escondió nuevamente su rostro, esta vez quería esconder su inevitable llanto.
ChanYeol apretó su mandíbula y cerró la puerta, maldiciendo por lo bajo. Sin embargo, no pudo regresar a su habitación y se mantuvo en el pasillo como si sus pies estuvieran pegados en el suelo, su cabeza yendo a mil por hora.
Era una total estupidez, JiMin tenía que superar a YoonGi para que pudiera conseguir un alfa que toda su familia aceptara y que todos estarían seguros que no se atrevería a hacerle nada malo. Era lo lógico, él solo estaba confundido, cuando consiguiera un alfa decente las cosas estarían mejor... pero, ¿acaso existía un alfa que cumpliera con todos los requisitos que estaba buscando para su hermano?
Su lobo gruñó y eso significaba un no, claro que no, no había alfa digno de JiMin y sus manos fueron a parar a su cabello porque si ese era el caso, ¿entonces estarían en ese bucle constante? ¿Se pelearían y gritarían toda la vida? ¿Acaso no podría tener de nuevo a ese hermanito que lo miraba con toda la admiración del mundo?
Así mismo, JiMin ya parecía ser otra persona; nunca se le habría pasado por la cabeza que él pensara en salir de casa a escondidas, le preocupaba, no sabía qué otras cosas estaría dispuesto a hacer, pero aunque quiso culpar a YoonGi por eso, las palabras de Baek regresaron a su cabeza.
Se restregó el rostro con ambas manos, demasiado frustrado ahora y negándose rotundamente a aceptar algo como eso. El omega le había expresado lo sano que era que JiMin experimentara por su cuenta, pero él no quería dejarlo a la deriva, él no quería que lo lastimaran como lo habían intentado hacer antes y no entendía por qué la imagen de YoonGi haciendo algo como eso se volvía cada vez más difusa.
Él no quería que su hermano se escapara, no quería que comenzara a hacer cosas que pusieran más en riesgo su integridad simplemente por querer huir de él o de su padre. Así mismo, la pregunta que él le había hecho en la cafetería seguía clavada en su cabeza, atormentándolo tanto a él como a su lobo, ¿acaso de verdad podría ser comparado con el animal que atacó a JiMin? Por supuesto que no, él jamás haría algo como eso y le pareció jodidamente insultante y hasta doloroso que su hermanito menor pensara así de él.
Él simplemente quería protegerlo, ¿era demasiado? ¿Realmente lo estaba sofocando al punto de que él quisiera escaparse a escondidas? ¿Qué pasaría si JiMin cumpliera con eso y algo realmente malo le pasara? ¿Él sería entonces un mal hermano?
Una idea se le cruzó repentinamente y quiso reír porque era ridícula, pero el instinto de su lobo le dictaba que aquello sería lo que un hermano protector haría y él estaba en total desacuerdo.
—No, no, no —negó, murmurando—. Eso no pasará, no pasará, simplemente no... —bufó, peinando su cabello hacia atrás con ambas manos luego de volver a pasarse las manos por el rostro—. No... —hizo una mueca casi dolorida y miró el picaporte de la puerta de JiMin—. Definitivamente no.
Un par de segundos después, maldijo al cielo y lanzó un grito de frustración sin sonido antes de abrir la puerta.
—Ponte los zapatos antes de que me arrepienta —dijo rápido con la pequeña esperanza de que su hermano no lo escuchara bien y creyó que fue así cuando la mirada de un triste JiMin se posó en él, sus cejas fruncidas en confusión.
Sin embargo, la expresión no duró mucho en su rostro, ya que aunque habían un par de lágrimas en los bordes de sus mejillas, una sonrisa se alzó en sus labios y sus ojos brillaron de una manera tan esperanzada que ChanYeol se sintió el doble de culpable.
—¿Vas a...?
—Apresúrate antes de que papá regrese —lo cortó.
JiMin se bajó de su cama casi de un salto y se lanzó a los brazos de su hermano, agradeciendo mil y un veces, sonriendo a más no poder.
ChanYeol esperaba no arrepentirse.
YoonGi se sentía como si estuviera en el medio de una pareja besándose, y aunque no era necesariamente el caso, sí estaba bastante cerca de serlo; HoSeok y JungKook hablaban animadamente sobre un programa que parecía ser el favorito de los dos y se estaban coqueteando descaradamente frente a sus narices, sonriéndose mutuamente como si fueran tontos y pegándose al otro un poco más de lo necesario. De por sí la manera que tenía el alfa de mirar los labios de su mejor amigo lo hicieron dudar sobre si su celo estaba acercándose y tomó un gran sorbo de su refresco con la esperanza de ahogarse para no tener que seguir presenciando aquello.
Otra cosa que también notó, era que su amigo usualmente vestía cosas grises o apagadas, pero ese día llevaba un gorro con la palabra "hope" escrita en colores y letras graciosas, junto con un par de jeans rasgados y una camisa blanca con el dibujo de una flor sonriente llena de aún más colores. Le pareció gracioso y algo lindo al mismo tiempo, le gustaba que él estuviera lo suficientemente cómodo como para vestir de esa manera, de hecho había olvidado que él tenía esa ropa en su armario.
Por otro lado, el centro comercial estaba tan lleno como podría estar normalmente, era uno particularmente grande y elegante, lleno de tiendas y lugares para comer. Había cines, arcades y demás sucursales para pasarla bien un rato y cuando se encontraron en la entrada principal, decidieron esperar a los demás, sentados los tres en unos sillones especiales colocados en el medio de los pasillos de tiendas y YoonGi agradecía a todos los seres celestiales por no haberse sentado en medio de ambos.
Vio de reojo como la mano de JungKook se posó en el muslo de HoSeok de manera natural y casi se atoró con su bebida.
De repente, un aroma a frutos rojos y a caramelo llegó a su nariz, provocando que levantara la mirada hacia una dirección en absoluto al azar, encontrando los ojos de un sonriente JiMin brillando de esa manera que lo tenían enamorado. El omega estaba algo lejos de ellos, así que no entendía del todo cómo podía olerlo tan fácilmente, ¿quizás estaba siendo llamado por el otro?
Un sonrojo subió a sus mejillas de tan sólo imaginarlo, sonrojo que pasó a ser un pálido de muerte cuando se encontró también con el rostro de un para nada contento ChanYeol.
—¿C-ChanYeol? —HoSeok tartamudeó.
—¿Qué demonios hace ese aquí? —JungKook gruñó por lo bajo, oyéndose más agresivo que de costumbre.
YoonGi decidió dejar su vaso a un lado antes de levantarse para ir a su encuentro y pasó saliva al notar que la expresión de ChanYeol no parecía volverse más amigable, sin embargo, la sonrisa y la emoción mal contenida de JiMin se hacían cada vez más presentes y tuvo que retener las ganas de abrazarlo y llenarlo de besitos en sus mejillas.
—H-Hey... —saludó con un movimiento nervioso de su mano, su nariz captando el aroma amargo del alfa.
—Hola Hyung —saludó JiMin, haciéndole ojitos como era de costumbre y aunque quiso concentrarse en eso, la mirada de muerte que le estaba dedicando Chan resaltaba muchísimo.
Bueno, YoonGi no iba a negar que la situación era algo surrealista, al menos para él y para todo el que conociera a ChanYeol, incluso parecía ser que el propio alfa estaba procesando lo sucedido porque no lo saludó, simplemente hizo una mueca antes de dar un paso hacia delante a modo de intimidación.
—Escucha bien, enano —comenzó, intimidante como la mierda y con una expresión que le decía que podía matarlo si se le antojaba. YoonGi era definitivamente todo oídos—. JiMin estará con ustedes hasta las diez, máximo once, ni un segundo más —dio otro paso, viéndose aterrador, pero YoonGi trató de mantenerse firme—. No voy a cubrirlos más de la hora que dije.
—Bien, claro como el agua, perfecto —levantó sus manos en señal de rendición.
ChanYeol gruñó por lo bajo y aunque YoonGi estaba curioso de por qué él los estaría ayudando, no se arriesgó a preguntarlo.
—Si me entero de que pasó algo que no debería pasar o que hiciste algo que no debías hacer, haré que te duela hasta respirar —pronunció lentamente, sonando cada vez más aterrador y el pelinegro sentía que se estaba bajando la presión—. ¿Entendiste, Min?
—¡Cada pedazo! —asintió rápido y ChanYeol se alejó de él para mirar a su hermano.
—Una llamada y estaré aquí —le recordó y JiMin asentía sonriente—. Cuídate —pidió suave.
Para sorpresa de ambos, besó la frente de su hermanito antes de meter sus manos en los bolsillos de su pantalón y alejarse hacia alguna otra parte del centro comercial.
JiMin y YoonGi se miraron cuando el alfa estuvo lo suficientemente lejos y cuando YoonGi suspiró de puro alivio, JiMin se lanzó a sus brazos como si no lo hubiera visto en mucho tiempo, rodeando los hombros del alfa con cariño mientras sonreía de oreja a oreja. YoonGi no demoró en corresponderle, restregando su rostro en JiMin como si fuera un gato en busca de mimos.
Los lobos de ambos estaban aullando de felicidad, reconociéndose y olfateándose como si hubiesen esperado por ello toda su vida. YoonGi aspiró profundamente el aroma a frutos rojos de JiMin, un aroma que se mezclaba con la dulzura del caramelo y un toque de miel, aroma que lo hizo casi que sentir las nubes bajo sus pies.
—Hola —saludó JiMin con una risita torpe, sus narices rozándose un poco por la cercanía. YoonGi lo sostenía de la cintura, sus manos acariciando aquella zona sin estar completamente consciente de ello.
Definitivamente, JiMin le producía una paz desconocida, pero tan hermosa que no podía evitar sonreír a la par.
—Hola —murmuró enamorado, sus ojos se veían adormilados y aquella sonrisa boba no hizo más que provocarle una sonrisa más dulce a JiMin.
YoonGi incluso olvidó que HoSeok y JungKook estaban detrás de ellos siendo demasiado acaramelados como para ser amigos y en ese segundo no podía culparlos, porque él quería comerse a besos al lindo omega que se encontraba entre sus brazos. Su humor estaba infinitamente mejor a lo que había estado los días anteriores y aunque aún había algo dentro de él molestando, se permitió ignorarlo mientras besaba suavemente la mejilla del omega.
Las mejillas de JiMin se sentían tan esponjosas como un malvavisco.
—Te ves precioso —le dijo, impulsado por los deseos de su lobo al susurrarle el halago en el oído. También quiso mencionar algo sobre sus labios brillosos por el bálsamo, pero no se sentía lo suficientemente valiente para eso.
—Gracias —rió sin saber qué decir exactamente, sus mejillas sonrojándose y sus labios formando una sonrisa tan grande que casi brillaba. YoonGi estaba maravillado—. Ahora estoy apenado... —le dio un golpecito que lo hizo reír.
YoonGi quería decirle tantos halagos a JiMin que el omega jamás dudara de lo hermoso que se veía.
De repente, JiMin hizo una mueca y se separó de YoonGi, estornudando hacia una dirección lejos de él. El alfa enarcó una ceja y rió suave, el estornudo había sido una manera muy linda de romper su burbuja.
—Lo siento... —frunció su nariz, un poco avergonzado—. No sé por qué... ¡Achu!
—Salud —ese había sido TaeHyung a unos cuantos metros de ellos y YoonGi se dio cuenta de que ni siquiera había notado su presencia—. Acabo de llegar y los veo siendo lindos, me siento muy celoso, pero me alegra que JiMin haya podido venir también.
—ChanYeol lo trajo, imagínate lo loco que fue —comentó JungKook, más cerca de ellos y con HoSeok a su lado.
—Se los dije, definitivamente será parte del grupo —señaló el peli-gris, provocando una nueva mueca en la cara de todos que lo hizo reír.
YoonGi decidió que podría comerse a besos al omega en otro momento y todos comenzaron oficialmente con la salida luego de explicar que NamJoon no estaría presente por problemas personales.
—Oh, esperemos que la próxima vez pueda venir, necesitamos juntarnos más seguido en lugares no-estresantes como lo es el instituto —dijo TaeHyung mientras todos caminaban por el lugar y YoonGi estuvo de acuerdo.
Comenzaron a ver las tiendas mientras pensaban en las cosas que podrían hacer y YoonGi se colocó a un lado de JiMin, caminando a la par mientras el omega veía los escaparates con interés y curiosidad. YoonGi no pudo evitar tener las ganas de querer malcriar a JiMin y comprarle cada cosa que viera, necesidad que podría ir a la par del cortejo, pero su alfa no sabía que la situación económica de YoonGi rozaba lo penoso.
El deseo que sí pudo cumplir fue tomar la mano del rubio y este pareció sobresaltarse un poco cuando lo sintió, una sonrisa deslizándose entre sus labios y un pequeño sonrojo haciendo acto de presencia. Sí, definitivamente aquello había sido perfecto.
Durante mucho tiempo no entendió el fin de tomarse de las manos, le parecía algo un poco molesto incluso, pero en ese momento entendió la magnificencia del lindo gesto. La pequeña mano de JiMin se perdía entre su palma y cuando el omega entrelazó sus dedos, el lobo de YoonGi se emocionó tanto que casi podía jurar escuchar un «besalo» hacer eco en su cabeza.
Claro que quería besarlo, quería comérselo a besos y darle muchos mimos. Quería pedirle matrimonio y tener muchos cachorros, quería ser tan cursi que todos hicieran muecas cada vez que los vieran pasar. Le parecía graciosa la imagen de igual manera, porque era una parte de él que no conocía y que no sabía que podía llegar a desarrollarse, los omegas siempre terminan aburriendo a su lobo, nunca supo por qué exactamente y aunque su padre le había dicho que intentara más y más fuerte, las cosas siempre terminaban mal.
Con JiMin todo era diferente y él estaba maravillado, tanto, que aunque su lobo seguía sintiéndose medianamente humillado y adolorido, el lobo de JiMin servía como un hermoso consuelo que lo hacía olvidarse de todo lo malo, incluso se atrevía a decir que era algo así como su penicilina.
Ni siquiera iba a pensar en que ChanYeol realmente estaba merodeando por ahí, él quería confiar en la idea de que el alfa realmente lo hacía con buena fe y no iba a negar que lo entendía en parte; si por él fuera, cada alfa que mirara de manera lasciva a JiMin terminaría tres metros bajo tierra.
—¿Cuánto se supone que cuestan las fichas? —esa fue la voz de JungKook, preguntando al aire mientras veía la lista de precios colgada en el ventanal—. ¿Quinientos? Creo que no es tanto, ¿cuántas quieren comprar? —miró a los demás.
Los cinco estaban frente al arcade y sacaron de sus bolsillos el dinero suficiente para quedarse un rato largo en el lugar. Aunque YoonGi no había prestado mucha atención a la conversación que habían estado teniendo, tenia entendido que iban a juguetear ahí un rato y que luego irían por algunas hamburguesas, así que decidió no gastar mucho en las fichas para poder comprarle a JiMin un helado como postre.
Deseaba ser millonario y exitoso en su próxima vida para malcriar a JiMin en todos los aspectos posibles.
—¿Podemos ganar un peluche? —TaeHyung miraba el estante lleno de premios mientras JungKook cambiaba el dinero por fichas—. Oh, ahí hay una pistola de agua —señaló—, definitivamente necesito eso.
—Suerte consiguiendo los cientos de tickets, no podrías solo —respondió JiMin con una ceja enarcada, luciendo incrédulo.
—Bueno, ¿qué tal si quien gane más tickets puede quedarse con el de los demás para obtener un premio? —el peli-gris ahora lucía más emocionado y aunque a YoonGi le interesó la idea, no creía que lograría mucho.
—Bueno, si todos están de acuerdo... —YoonGi se encogió de hombros.
—Sería divertido, si les gano no dejaré que lo olviden —JiMin apretó ambos puños y YoonGi no pudo evitar mirarlo como si fuera un bebé adorable.
—Listo, aquí están las fichas —JungKook movió una bolsita frente a ellos—, ¿saben cuantas le tocaba a cada uno, cierto? —todos asintieron.
—Uh, por cierto —HoSeok levantó un poco su mano, llamando la atención del alfa—... TaeHyung comentó la idea de que quien gane más tickets se queda con los que ganaron los demás, ¿qué dices? —preguntó sin estar del todo seguro de que el alfa estuviera de acuerdo.
—Claro, así el ganador puede escoger en qué premio invertirlo —agregó YoonGi.
De repente, algo dentro de JungKook pareció encenderse como pólvora, porque su expresión ahora era una perfecta representación de la palabra "competitividad" o "sed de sangre", incluso TaeHyung se arrepintió un poco por su idea.
—Hagámoslo —sonrió, casi luciendo hambriento.
Así que, con un número de fichas considerables para cada uno, corrieron por el arcade para ganar la mayor cantidad de tickets posibles.
JungKook fue directo a las canasta de basket y aunque también fue la primera idea de YoonGi, al ver que el alfa contrario no falló ni una sola vez y ganó una cantidad considerable de tickets, se preguntó si acaso estaba compitiendo o si quería humillarlos a todos. JiMin, por otro lado, fue a un juego de baile que compartió con los pies izquierdos de TaeHyung y después de muchas risas y trampas a medias para desconcentrar al contrario, JiMin salió victorioso y obtuvo más tickets que TaeHyung. HoSeok golpeaba topos como si su vida dependiera de ello y pensó en que NamJoon seguramente amaría ese juego, de hecho se imaginó a todos los idiotas de su salón como las caras de los topos y vaya que los disfrutó.
Finalmente, luego de una gran batalla de honor, YoonGi decidió que quería tener una partida de hockey con JiMin mientras los demás se seguían matando mutuamente.
—No creas que vas a poder con mis habilidades.
—Hyung, usted es bueno en basket, nada más —le sacó la lengua y mientras YoonGi lo miraba con una expresión de fingida indignación, JiMin colocó el disco sobre la mesa de aire—. Prepárese para perder frente al mejor.
—¿Ah sí? Eso hay que verlo, pequeñín —le siguió el juego.
JiMin rió suavemente y golpeó el disco con fuerza.
—¡Mierda! —se quejó y JiMin comenzó a carcajearse.
Bien, sí, el omega había logrado un gol a la primera, pero claro que YoonGi iba a voltear el juego. Puso su cara más amenazante y golpeó el disco, JiMin respondió rápido y estuvieron forcejeando un poco antes de que el omega volviera a meter un gol.
—¡Dos a uno! —dio una vuelta y YoonGi arrugó la nariz—. Ay, no sea mal perdedor.
—Estás haciendo trampa —acusó y JiMin negó con la cabeza, casi ofendido—. Sí lo haces, estás ahí siendo bonito, me distraes —hizo un ademán con su mano, hablando como si fuera lo más lógico del mundo y no perdió el detalle de las mejillas del omega tornándose rojas.
—¡Hyung! —se quejó y YoonGi no perdió tiempo en lanzar el disco, anotando un gol que hizo jadear a JiMin—. ¡Ahora usted está haciendo trampa!
—No te oigo —se hizo el desentendido y le sonrió en grande al omega cuando este tiró el disco.
Siguieron jugando entre risas, quejas y algunas acusaciones falsas, hasta que YoonGi ganó de pura suerte y JiMin le pidió la revancha, comenzando así otra ronda llena de bromas y algunos coqueteos más descarados que otros. Por otro lado, TaeHyung y JungKook estaban en un juego que involucraba matar zombies y quizás JungKook se lo estaba tomando demasiado en serio porque TaeHyung no había podido darle a ninguno.
HoSeok caminaba por el arcade sin saber en qué gastar su última ficha, en su mano derecha tenía una cantidad decente de tickets, pero no estaba seguro de que fueran suficientes para ganar. De igual manera, no creía estar tan metido en el juego y vio una máquina que parecía una ruleta de la suerte. A lo lejos pudo ver el baile de victoria de JungKook cuando le ganó a Tae y después de reír, metió la ficha en el pequeño juego.
La ruleta comenzó a girar y esperó paciente a que se detuviera, el premio máximo eran mil tickets y el mínimo eran sólo cinco, así que no tenía mucho que perder.
—Seok Hyung, quiero jugar con usted, ¿aún le quedan fichas? —preguntó JungKook justo a su lado y en vez de saltar sorprendido como era costumbre, HoSeok lo miró con algo de pena.
—Ah, lo siento, acabo de gastar mi última ficha aquí —señaló la ruleta—, además, seguro ibas a ganar —lo miró con una expresión de acusación y JungKook negó con la cabeza—. No mientas, les has ganado a todos —insistió y el alfa ahora estaba haciendo un mohín.
—Pero realmente quiero jugar con... —fue callado por el estridente sonido de la ruleta.
Los ojos de ambos se iluminaron con las luces de la máquina y mientras esta escupía todos los tickets que el beta había ganado, HoSeok no cabía en su sorpresa.
—¡¿Mil?! —casi jadeó y miró con pánico a JungKook quien estaba comenzando a dar un par de brincos de alegría.
—¡Ganó mil tickets! —le sonrió en grande, sus manos yendo a parar a su cintura casi con ganas de levantarlo en el aire—. ¡Felicidades, Hyung!
Cualquier persona que no entendiera lo que estaba sucediendo diría que era una tontería, es decir, sólo eran tickets, pero HoSeok estaba muy emocionado al respecto, tanto que se sentía más satisfecho de lo que había estado antes y JungKook no hacía más que echarle más gasolina a esa llama de entusiasmo.
HoSeok no era fan de ver a la gente a los ojos, era algo que hacía con un limitado número de personas y era muy trabajoso para él lograr superar esa barrera para meter a más personas en su lista privilegiada, pero se encontró a sí mismo dándose cuenta de que podía mirar al alfa sin problemas e incluso sintió que el tiempo iba más lento. Era tan extraño, incluso aterrador, ya no se sentía como las primeras veces y no estaba seguro de qué significaba exactamente... o no quería pensar lo que aquello significaba, porque al hacerlo, la burbuja podría romperse y él admitía ser un poco egoísta en cuanto a JungKook se refería.
Si era egoísta disfrutar de tener las manos de JungKook en su cintura y sus ojos sólo sobre él, así como de besarlo a escondidas o coquetear sin previo aviso, definitivamente era un egoísta; no quería que le importara el hecho de que el contrario fuera un alfa y de que eventualmente encontraría a un o una omega. HoSeok podía disfrutar de esos momentos un poco más y estaba bien, esperaba que lo estuviera.
Los demás no demoraron en llegar al origen del alboroto y celebraron con HoSeok quien al no estar acostumbrado a aquel tipo de atención, no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas y casi entrar en pánico. Aun así, recibió las celebraciones como pudo, riéndose sin poder creerlo. Obviamente había ganado la competencia y aunque les dijo a los demás que no era necesario, todos accedieron a darle sus tickets.
—Uh... ¿podría pasarme ese peluche, por favor? —señaló con timidez un peluche de lobo color gris que entraba justo en su presupuesto. No era enorme, pero era lo suficientemente grande para abrazarlo y lucía muy bonito.
—Felicidades —el hombre le sonrió, entregándole el objeto.
Ninguno de sus amigos demoró en celebrar de nuevo cuando tuvo el peluche entre sus manos y él no cabía en su sonrojo, riéndose tímidamente y aún sin poder creer que realmente había pasado aquello.
—Creo que solo fue cuestión de suerte —se encogió de hombros, mirando el peluche con cariño mientras salían del arcade—. No es la gran cosa.
—Hyung, la suerte sigue siendo algo muy importante —respondió JiMin—, algunos realmente la necesitan para ser exitosos, pero claro que no se basan solo en ella para que sus vidas sean buenas, es decir, es solo un plus que siempre será bienvenido —expresó relajado.
—Es que me siento un poco culpable, JungKook fue quien se esforzó más por ganar los tickets... —ahora mordió el interior de su mejilla, pensando un poco más en esa opción.
De repente, las mejillas de JungKook se sonrojaron un poco.
—Ah, bueno... —se rascó la nuca—. Sólo soy un poco competitivo... —explicó cortamente, sin decir sus verdaderas intenciones y aunque el beta seguía curioso, no preguntó más al respecto.
—¡Mucho! —exclamó TaeHyung—. Nunca vi a nadie matar tantos zombies, tienes que enseñarme a hacer eso un día de estos —comentó amigable, colocando su brazo sobre el hombro del alfa como estaba acostumbrado.
—Es cuestión de habilidad y práctica —se encogió de hombros—, cuando era más pequeño mis madres solían traerme mucho.
—¿En serio? JungKook, a veces realmente te envidio —se quejó YoonGi, tomando la mano de JiMin de nuevo—. Tus madres son increíbles, empezando por el hecho de que te dejan hacerte perforaciones y que ahora resulta que te traían aquí.
—Hyung, no puede envidiar a alguien por esas únicas dos cositas —se rió suavemente JiMin y YoonGi frunció sus labios ya que para él era bastante lógico—. Bueno, bueno, está bien —tocó la punta de su nariz con su índice y YoonGi sonrió.
—Bueno, no creo que seamos perfectos, pero creo que sí tengo suerte de que ellas sean así conmigo —dijo JungKook con una sonrisa, seguro de eso—. Ellas han tenido una vida complicada, así que supongo que no querían que yo la tuviera, estoy agradecido por eso.
—Bueno, mi madre definitivamente necesita entender que no puede hacerme la vida más difícil de lo que fue para ella —suspiró YoonGi.
—Mi padre también —JiMin hizo una mueca.
—Siempre terminamos hablando de nuestras desgracias y nuestros padres, eso es algo triste —comentó TaeHyung con una ceja alzada.
—Supongo que queramos o no, nuestros padres influyen mucho en lo que somos hoy en día —respondió con calma HoSeok, acariciando la cabeza de su peluche y mirando cualquier otro lugar que no fueran los ojos de TaeHyung—. Si ellos fueran diferentes, quién sabe cómo estaríamos ahora.
—Uh... ¿felices? —preguntó retóricamente YoonGi.
Después de un corto silencio, casi todos estuvieron de acuerdo con eso. Por más triste que pareciera, terminaron riéndose de ese hecho, ya que no quedaba más que hacer al respecto. Después de todo, al menos ellos tenían esa salida para despejar su mente de la atareada vida estudiantil y molestias paternales, ¿qué más daba lo demás? Así era la vida.
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