¡Quince!: padres molestos y malentendidos dolorosos

JiMin dejó su celular sobre la cama y caminó hacia la cocina, había escuchado la voz de su madre llamarlo desde afuera y supuso que ella querría que él la ayudara con los platos. Cuando llegó sin embargo, no esperó encontrarse con su madre, su padre y ChanYeol sentados en la mesa y las miradas que tenían en el rostro no se veían para nada alentadoras.

—Uh, ¿sucede algo? —preguntó un poco nervioso, no era muy común que su familia hiciera ese tipo de reuniones, mucho menos con él siendo el principal objetivo.

Su padre se inclinó sobre la silla, para ese momento su aura no se veía en absoluto amigable y JiMin estaba imaginando lo peor.

—JiMin, ¿te has estado viendo con un alfa a escondidas?

Las cejas de JiMin se fruncieron de inmediato y su corazón dio un vuelco de preocupación cuando la imagen de YoonGi apareció inmediatamente en su cabeza, por una fracción de segundo miró a su hermano mayor y casi al instante lo supo por la mirada en sus ojos, y es que era obvio que ChanYeol había tenido algo que ver.

—Por su puesto que no, ¿con quién me vería? —preguntó casi con ironía en el momento que regreso su mirada a su progenitor, ignorando su corazón alterado—. Yeol se ha encargado de hacer que todos en el instituto me tengan miedo —su voz cambió a rabia contenida, una que no le molestaba a su padre porque, en su cabeza, el hombre estaba completamente seguro de que aquello era algo bueno.

—¿Entonces me puedes explicar por qué te fuiste a cambiar de ropa apenas llegaste a casa? —ladeó un poco su cabeza—. Ni siquiera nos saludaste cuando abriste la puerta.

Apretó sus labios, sus nervios ganándole en ese pequeño instante. Tardó más tiempo del necesario para contestar esa pregunta y su padre tomó ese tiempo para atar los cabos y hacerse una errónea imagen mental de lo que estaba sucediendo.

—Papá... —comenzó, sin tener la menor idea de lo que podría decir.

—¿Es que acaso no aprendes? —la voz del hombre sonó dura, más de lo normal, no podía creer que su hijo estuviera poniéndose en potencial peligro de nuevo—, ¿crees que los alfas son un chiste? A ellos no les importa hacer daño para conseguir lo que quieren, JiMin.

—¡Pero no todos son así! —defendió a YoonGi de inmediato, el impulso de hacerlo fue fuerte, su omega estaba molesto. Pero se arrepintió, eso sólo estaba confirmando la idea del hombre—, tú no sabes si...

—¡Los alfas de hoy en día son una mierda y tu deberías saberlo más que nadie! —se levantó, enojado, sus cejas fruncidas y su intimidante altura hicieron a JiMin encogerse un poco en su lugar—. ¿Acaso quieres que eso vuelva a suceder? —preguntó casi gritando, haciendo énfasis en aquel hecho del pasado no nombrado pero del que todos en la familia sabían—, estar con un alfa que no hayamos probado antes es peligroso, ¡pueden hacerte daño!

—No me han hecho nada en todo este tiempo, sólo porque uno esté mal no significa que todos lo están —explicó desesperado, la idea de que su padre pudiera ponerle el doble de restricciones lo estaban aterrando—. Hay algunos que ni siquiera son violentos.

—Ah, ¿y se supone que conoces a alguno de esos? —preguntó con ironía, JiMin retuvo las ganas de decir que sí—. No voy a dejar que se aprovechen de ti.

JiMin tomó aire, su coraje aumentando, y se paró firmemente frente a su padre.

—Papá, lo que sucedió antes es pasado y lo superé —comenzó—, y realmente creo que ustedes necesitan superarlo también. Porque no todos los alfas son unos lunáticos ni manipuladores y no todos están buscando hacerme daño, ¿bien?

—Si tu mismo dijiste que te sentías incómodo en la primera semana de clases —recordó su madre mirando toda la situación con nervios, no quería que pelearan pero las cosas se estaban saliendo de las manos. Además, su esposo no era el único con miedo de lo que pudiera suceder con su hijo—. Dijiste que querías que ChanYeol te cuidara porque todos los alfas te decían cosas...

—Las opiniones cambian —dijo como única explicación y una bonita imagen de YoonGi mirándolo con ojos curiosos casi lo hace sonreír.

Entonces su hermano se cruzó de brazos.

—¿Eso es lo que te hace creer YoonGi? —JiMin lo miró automáticamente, su corazón dando un vuelco por la mención. No pudo evitar fruncir labios en un pequeño gesto de nervios.

—Es la verdad, no algo que alguien me hace creer —respondió con seguridad. A pesar de que fuese verdad; YoonGi lo hacía sentir seguro y no como un trozo de carne o como un premio.

—¿Entonces vas a negarme que te ves con YoonGi a escondidas? —cuando abrió la boca, Chan lo interrumpió—. Ni siquiera lo intentes, toda su clase te vio ir a la cancha —soltó, luego frunció sus labios en una mueca de disgusto—. Sabía que era YoonGi —se levantó de su puesto, JiMin se congeló—. ¿En serio, JiMin? ¡Él es un raro! ¡Todos sus amigos lo son!

Eso había sido el colmo.

—¡Sus amigos y él no son raros solo por no adaptarse a los ridículos estereotipos, no seas idiota! —respondió de inmediato, su padre lo miró.

—¡Park JiMin, no le faltes el respeto a tu hermano!

—¡Él le falta el respeto a personas que no lo merecen! —señaló, completamente molesto.

—¿Personas que no lo merecen? ¿Estás hablando en serio? ¡YoonGi se la pasa saltando de omega en omega! —explicó, enojado, sus puños cerrados parecían contenerse de romper alguna de las paredes de la casa. Su padre escuchaba cada palabra con una expresión que cada vez que tornaba más oscura—. Y tú lo sabes, ¡sabes que él te ha espiado en tus clases de baile! ¡Siempre busca una manera de estar cerca de ti! ¡¿No te parece que eso está mal?!

—¡Deja de decir esas cosas! ¡Tu no sabes...!

—Park JiMin te prohíbo absolutamente verte con ese alfa —anunció el hombre, firme, dando por terminada la discusión. Ya no quería escuchar más, tenía suficiente—. Y me darás tu celular, estás castigado.

—¿Qué? —sintió su alma caerse a sus pies—. ¡No puedes hacer eso! ¡¿Ni siquiera me dejan tener amigos?!

—JiMin, por favor —su madre lo miró con preocupación.

—Esos no son los amigos que quiero para ti —soltó, su voz rozando la voz de mando.

El omega sintió un nudo formarse en su garganta y fue incapaz de decir algo más para defenderse o a YoonGi. Con rabia acumulada en su pecho, regresó corriendo a su habitación haciendo oídos sordos a los llamados de sus padres y cerró la puerta de un portazo. 

Jamás en su corta vida se había sentido tan impotente y enojado con sus progenitores o con su hermano, jamás había sentido el impulso de desobedecer y negarse una orden como esa, porque sus padres nunca habían hecho algo así. Se suponía que ellos eran comprensivos y alentadores, ellos no deberían negarse a cosas incapaces de controlar como lo era conocer a alguien nuevo y quizás, enamorarse.

Entre lágrimas contenidas y el sonido de su música al más alto volumen, deseó tanto que las cosas fuesen diferentes.

Cuando YoonGi abrió el tercer cajón en el día y no encontró lo que estaba buscando, consideró seriamente la idea de lanzar todo a la mierda. ¿Los cajones eran realmente necesarios? ¿Y las ventanas también? Si se ponía a pensarlo seriamente...

—¡Mamá! —quitó de su mente todas las ideas relacionadas con hacer un desastre—. ¿Dónde están los supresores? —le preguntó desde la cocina. Normalmente guardaría las dichosas pastillas en su habitación, pero cuando su madre descubrió que usaba de más, las escondió por la cocina.

—¡Se acabaron! —le gritó desde la sala.

—¡¿Cómo se van a acabar?! —tuvo la necesidad de arrancarse el cabello.

—¡Buscaré las de emergencia! —YoonGi suspiró y quitó las manos de su cabello.

De repente, la mujer entró a la habitación con una caja de supresores que debían ser lo de repuesto que ella guardaba con seguridad en su propia habitación, y acomodó sus lentes para lectura sobre su nariz.

—Hm, creo que se vencieron —dijo, leyendo la etiqueta. Prestando atención a la letra pequeña.

—¿Eso se vence? —preguntó con las cejas fruncidas, ella se encogió de hombros y sacó el par de blíster con las cápsulas que debían ser azules, de color verde. YoonGi hizo una mueca con los labios.

—Las compramos hace mucho —explicó, y era verdad, aquellos habían sido guardados desde el momento que YoonGi tuvo su primer celo—. Cuando regrese del trabajo compro otra tanda, y te debe durar todo el año, no te vuelvas loco tomándote dos o tres cuando sólo necesitas una por día, ¿de acuerdo? —lo miró con una ceja alzada.

—Pero mi celo es fuerte, mamá —se quejó—. No puedo ir a clases así —se señaló el cuerpo entero—, apesto a hormonas y los profesores se van a quejar de mi.

—Bueno hijo, no tenemos mucho que hacer, sólo será un día —se acercó al bote de basura y lanzó el paquete vencido—. Además, si algo sucede puedes ir a la enfermería, ¿ahí no tienen supresores de emergencia?

—Sí pero sólo te los dan si te estás muriendo, es decir, sólo para omegas —viró los ojos.

—Sólo será por esta vez, a menos que quieras faltar a clases hoy.

Dudó por un segundo, si bien sería malditamente incómodo entrar a clases en aquella situación, la idea de dejar a JiMin plantado era peor que todos los escenarios anteriores. Podía soportar un día así si eso significaba estar con ese lindo omega, además, JiMin tenía algo que contarle. Si se ponía a pensarlo mejor, su celo no estaba en su máximo punto, por lo que no se comportaría como un idiota andante... no tanto.

—No, está bien —murmuró con resignación.

—Entonces ve así y soportalo como todo un alfa —asintió leve mientras levantaba un poco su puño en una señal de ánimo muy floja y se fue de ahí hacia su habitación para terminar de alistarse. 

YoonGi suspiró y tomó su mochila que descansaba sobre la mesa. Así fue como con un suspiro deseando que el día no fuese tan de mierda, salió de su casa.

Cuando pasó por las puertas del instituto confirmó que no disfrutaba de la atención extra que recibía mientras pasaba al lado de las personas, entre omegas curiosos que luego se giraban para ignorarlo o alfas fastidiados por su presencia, y encontrarse con sus amigos fue al menos un poco gratificante.

—Hey —los saludó con flojera, tratando de escuchar los murmullos que traía en sus espaldas.

—Buenos días —sonrió Jung.

—Apestas —soltó NamJoon sin siquiera saludar, su nariz ligeramente arrugada—, siento que tu olor está abusando de mi pobre nariz.

—Y te encanta —picó, NamJoon le dio un zape—. Aish, ¿por qué la violencia? —acarició su frente—, yo no niego que me gusta mucho tu aroma, ¿por qué eres así conmigo?

NamJoon viró los ojos y no respondió a eso.

—Es que le da pena admitirlo, seguramente —picó también HoSeok y cuando NamJoon se giró para verlo, se escondió detrás de YoonGi.

Ellos estaban acostumbrados a soportar sus celos, HoSeok era quien mejor lo hacía ya que su nula capacidad de captar olores lo ayudaban a sobrevivir, la parte fea era soportar a un NamJoon o a un YoonGi de malhumor, porque además de que ambos estaban coordinados en las fechas, también parecían estarlo con sus estados de ánimo y ciertamente no era muy bonito verlos pelear entre sí. Sin embargo, debido a eso, HoSeok comenzó a creer en la existencia de almas gemelas.

Los tres hablaron un par de cosas mientras se sentaban en sus respectivos puestos, YoonGi les contó sobre su pequeña "cita" con JiMin y mientras NamJoon se quejaba de que él otra vez estuviera hablando de eso, HoSeok lo animó a que de una vez le dijera lo mucho que le gusta. Quizás podrían intentar algo si se sentían ambos y la idea pintó una sonrisa en su rostro durante el resto del día.

ChanYeol gruñó molesto, sus brazos cruzados sobre su pecho mientras miraba fijamente a JiMin llevar su bandeja de comida para que le sirvieran el almuerzo, la mirada del omega estaba gacha, casi parecía retener el impulso de mirar hacia la mesa que ocupaban los raritos de YoonGi y sus amigos. Y era frustrante ver como el alfa levantaba su mirada sin cesar, esperando a ver si JiMin se la regresaba, ChanYeol iría en ese mismo instante a darle una advertencia pero si metía en problemas de nuevo, sufría el riesgo de que lo sacaran del equipo y Min YoonGi no merecía la pena.

—Entonces ese raro de YoonGi se supone que está "ligando" con tu hermanito —comentó JongDae, comiendo un par de papas fritas que había comprado en alguna de las máquinas repartidas por el instituto. ChanYeol asintió sin girarse a mirarlo—. ¿Acaso quiere morir? —se burló, conociendo por completo el carácter de su amigo.

—Pareciera —suspiró JunMyeon virando los ojos mientras regresaba tu atención a su cuaderno de matemáticas, hoy tenía examen—. Si no fuera tan idiota quizás...

—No hay un "quizás", simplemente no —interrumpió Chan, mirándolo un segundo antes de regresar la atención a su hermanito. JiMin ahora estaba caminando en dirección a ellos, ignorando a toda la cafetería y encogiéndose un poco cuando sintió las miradas de varios alfas sobre él—. No hay manera de que permita que Min YoonGi se acerque a JiMin —sentenció.

JongIn miró a todos los que estaban sentados en la mesa y movió su índice en círculos al lado de su cien, haciendo esa típica señal para referirse a alguien que actuaba como un lunático. JongDae se rió sin disimular y justo en ese momento JiMin llegó a la mesa, saludando a todos con timidez. Ellos tres eran las únicas personas en las que ChanYeol confiaba lo suficiente como para dejar que se acercaran a su hermanito, y ayudaba mucho el hecho de que cada uno de ellos tuviera pareja.

—Channie, ¿no será acaso que sigues resentido con YoonGi? —JongDae preguntó con su típica voz burlona, si había algo que realmente le gustaba casi tanto como su adorado MinSeok, era molestar al gigante de Park—. ¿Por lo del puesto de capitán o por Baek? —colocó un dedo sobre su mentón, actuando pensativo. JunMyeon lo miró como si estuviera firmando su sentencia de muerte.

JiMin también lo miró, pero sin entender a lo que se refería, primero observó al alfa y luego a su hermano, este último le dedicaba una mirada sarcástica a su amigo, casi tensa, se notaba que alguno de los dos temas realmente le molestaba y JiMin no estaba seguro qué tenía que ver el tal Baek en el asunto.

—No sé de qué me hablas —dejó de mirarlo, concentrándose en JiMin de nuevo para cambiar por completo de tema—. ¿Hm?

JiMin entonces vio la pequeña mueca de su hermano que le preguntaba si todo estaba bien, y quiso lanzarle a la cara su plato de ramen. "¿Todo está bien?" ¿En serio? Si no fuera porque luego Chan iría a contarle a su padre, se levantaría en ese mismo instante a sentarse en la mesa de YoonGi.

Seguramente hizo una mueca demasiado enojada, porque uno de los amigos de su hermano dijo:

—Mierda, si las miradas mataran... —fue JongIn, sonriendo ladino, él era a quien menos le importaba el asunto y los pretenciosos celos de ChanYeol, normalmente estaba con su novio en otra mesa pero él estaba enfermo—. No creo que JiMin muera si lo dejas respirar un poco.

—Esto no es algo para que puedan opinar —les dijo, JongIn silbó.

—Tan gruñón, me caías mejor cuando sólo babeabas por BaekHyun —se recostó sobre la silla, haciendo equilibrio.

—Cállate —gruñó.

—¿Quién es BaekHyun? —se decidió por preguntarle, ChanYeol lo miró con reproche pero él no se iba a dejar intimidar por su hermano, ya estaba harto—. Nunca había escuchado de él —insistió.

JongIn se acomodó en su puesto, importándole poco la mirada asesina de su amigo y bastante dispuesto a contarle al pequeño y lindo omega que según él, no se merecía estar pasando por este asunto.

—Pues, es el amor platónico de ChanYeol desde el inicio de los tiempos —hizo un ademán con su mano, ChanYeol se frotó el rostro, molesto—, y Baek nunca mostró señales de querer nada romántico con él. Pero un día, un triste y fatídico día, Chan decidió confesar sus sentimientos e invitarlo a una cita, ¿y sabes qué sucedió?

JiMin preguntó con la mirada, más interesado ahora. No tenía idea de que a su hermano le gustara alguien.

—YoonGi lo invitó a salir —le dijo ChanYeol en cambio, mirándolo casi con una sonrisa tensa.

JiMin frunció sus cejas en confusión.

—Le dijo que era realmente lindo, que le gustaba, que quería conocerlo más y BaekHyun aceptó —explicó, su mirada más oscura ahora.

—¡Y lo peor es que lo dejó plantado! —agregó JongDae con una mueca entre sorpresa y burla.

—El punto es, que desde entonces Baek es más reservado con las citas —JongIn se encogió de hombros—, y le negó una ChanYeol porque "los alfas son unos idiotas".

—Lloraste tanto ese día —picó JunMyeon con una sonrisa burlona oculta debajo de su libro.

—No tenemos por qué hablar de mi vida amorosa —casi gruñó—. El punto aquí, JiMin, ¿ves como es Min YoonGi? —miró de nuevo a su hermano—. Él hace esas cosas, con todos los omegas que conoce, no deberías creerle una palabra de lo que dice.

El omega le dedicó una última mirada retadora a su hermano y simplemente regresó su atención a su plato, ignorando la pequeña sensación amarga que se formaba en su pecho, él no debería creer esas cosas sin escuchar las dos versiones. YoonGi le resultaba alguien demasiado bueno como para hacer algo como eso, además, era más que obvio que ChanYeol detestaba a YoonGi, no podía esperar algo legítimo viniendo de él o de sus amigos.

Mientras terminaba su almuerzo ignoró los temas de conversación que sacaban, JiMin no estaba en absoluto interesado en darle ni una pizca de amabilidad a ChanYeol ni mucho menos. Ni siquiera se giró para despedirse cuando la hora del almuerzo acabó, si él estaba dispuesto a arruinar su vida social, también estaría dispuesto a lidiar con las consecuencias de ello en lo que a su relación de hermanos se refiere.

En su siguiente clase intentó relajarse un poco de toda la situación, aunque sólo podía pensar en cómo podría explicarle a YoonGi lo que sucedía, sin que su hermano se enterara.

NamJoon bostezó en grande cuando llegaron a la entrada de la cancha, desde la hora del almuerzo YoonGi había comenzado a parlotear sobre lo emocionado que estaba debido la reunión que iba a tener con JiMin ese día. Aunque odiara admitirlo, él ya se estaba acostumbrando a las constantes charlas que les daba el alfa, sin embargo, eso no significaba que no se sintiera con todo el derecho de pegarle en la nuca a YoonGi cada vez que sacaba el tema a relucir, y bien que aplicaba su derecho.

Sin embargo él estaba consciente de que el alfa se veía cada vez más feliz y animado durante el transcurso de los días, así que no iba a negar que algo bueno estaba saliendo de todo el asunto.

—¿Seguro que no quieres que nos quedemos? —preguntó HoSeok desde el final de las gradas, YoonGi mientras tanto subía hasta aquel lugar en el que ambos se habían acostumbrado a usar y NamJoon parpadeó lentamente con flojera mientras el alfa se sentaba.

—No creo que quieras ver como se pone torpe e insensato mientras habla con JiMin —mencionó Nam, pensando que aunque sería gracioso verlo, igual le disgustaba pensar en un meloso Min diciendo cumplidos y tratando de coquetear.

HoSeok viró los ojos.

—Me refiero a esperar hasta que llegue JiMin —explicó—, no me quiero quedar a ver como YoonGi se pone a babear.

—Bueno, al menos estamos de acuerdo en algo —respondió.

—Por si lo olvidaron, sigo aquí —dijo el alfa, una mueca ligeramente indignada pintada en su rostro—. Y da igual, si se quieren quedar háganlo, aunque no sé cuando vaya a llegar JiMin. No estaría bien hacerlos esperar un rato para nada.

—Entonces estás seguro de que te va a dejar plantado —bromeó, HoSeok le dio un codazo en el estómago.

—¡No! —viró los ojos, aunque no pudo evitar reírse por eso—. Me refiero a que no quiero que esperen mucho tiempo para luego irse cuando llegue JiMin, básicamente estarían aquí para nada.

—Entendido, lamentamos molestarte con nuestra amistad —NamJoon sintió y se alejó de las gradas, YoonGi se frotó el rostro—. Sé que ya te estás olvidando de nosotros pero al menos intenta fingir un poco, tenemos sentimientos, por si lo olvidaste también —sorbió su nariz, como si estuviera a punto de comenzar a llorar.

—Eres un necio —se quejó el beta, NamJoon ya había acomodado la mochila sobre su hombro y lo esperaba cerca de la entrada de la cancha, la mueca claramente burlona no había desaparecido de su rostro.

—¿Vienes o no? —HoSeok volvió a virar los ojos y miró a YoonGi, este se encogió de hombros con una pequeña sonrisa tranquila en sus labios. A él realmente no le molestaba en absoluto quedarse solo un rato—. Ya me estoy yendo... —insistió, dando un par de pasos.

El beta lanzó uno de sus comunes sonidos de frustración, NamJoon se carcajeó.

—¡Aish! ¡Espérame! —Jung trotó hasta llegar al lado del omega, no sin antes darle una mirada de despedida a YoonGi. NamJoon también se despidió con un movimiento flojo de su mano y el alfa le sacó lengua de la manera más madura que se le ocurrió.

Cuando las voces de sus amigos dejaron de resonar por el lugar, YoonGi suspiró, buscando descargar sus nervios. Desde ese momento esperó con las piernas cruzadas y una barra energética que acaba de sacar de su mochila para soportar hasta la hora de la cena. Mentiría si dijera que no estaba un poco sacado de nervios ya que estas pequeñas reuniones no eran lo suficientemente serias para considerarse como una cita, él las consideraba como una práctica para lo que seguramente vendría más adelante. Si ellos salían sería porque a JiMin le interesa, él tenía que ser interesante ahora. Realmente se estaba esforzando.

Así mismo, las hormonas que poco a poco se hacían más fuertes para aquel esperado día, lo estaban fastidiando más de lo normal por la simple idea de ver al omega, por lo que estaba deseando con todas su fuerzas que su madre hubiera podido comprar un nuevo surtido de supresores y que JiMin no se espantara con su aroma café y chocolate intensificado.

Suspiró, bastante tenso en ese punto, faltaban veinte minutos para que las horas de clases terminaran y no estaba dispuesto a quedarse más de lo necesario y sufrir un nuevo castigo. Estaba tentando mucho su suerte pero realmente quería ver a JiMin y, como no, escuchar lo que el dulce omega tenía que contarle. Su imaginación había formado varias historias, algunas más posibles que otras y también un par que le preocupaban de más y lo hacían preguntarse qué pudo haber sucedido para que sus padres y su hermano lo sobre-protegieran tanto.

Los minutos seguían pasando y tras revisar su celular alrededor de cinco veces más, la hora para que la campana sonara se había reducido a cinco minutos. A pesar del panorama para nada positivo, YoonGi seguía pensando que pudo ocurrir algo para que JiMin se demorara. Quizás llegaría en cualquier momento para decirle que su celular se había descargado y que el profesor los había obligado a permanecer más tiempo en el aula.

—O ChanYeol lo descubrió —comentó al aire, hablando consigo mismo como vergonzosamente estaba acostumbrado. Ese pequeña idea siempre presente ahora se estaba sintiendo lo suficientemente cerca como para casi sentir los gritos y los golpes del alfa.

Entonces, nervioso, revisó nuevamente su celular.

«3:59 p.m»

Frunció sus cejas cuando la campana sonó. Una inevitable sensación amarga se formaba en su pecho y no pudo evitar lanzar su celular al interior de su mochila, con más enojo del que hubiera querido mostrar.

Realmente quería creer que algo había pasado, porque JiMin no lucía como ese tipo de persona que dejaría plantados a los demás y mucho menos, y de hecho lo creyó, ya que su estado también se traducía como un mal presentimiento. Sin embargo, cuando salió de la cancha y le mandó un mensaje a JiMin, la respuesta lo hizo sentir un puñetazo en el pecho.

Chat con:

💞EL AMOR DE MI VIDAAAA💞

Última conexión: ayer.

«Hey, veo que no pudiste hoy, no te preocupes, ¿lo dejamos para mañana entonces?»

«Olvídalo, se nota que no entiendes las indirectas»

«Ya no quiero que me hables, me enteré del tipo de persona que eres» 

«Déjame en paz o le diré a mi hermano»

«Adiós»

Y mientras el pecho del alfa se hundía en dolor en mitad del pasillo, ChanYeol sostenía el celular del omega en su mano y una mirada de oscura se reflejaba en su rostro. JiMin, ignorante se lo que sucedía, trataba de concentrarse en su clase de baile mientras pensaba en YoonGi y en cómo se sentiría al saber que no llegó a su encuentro.

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