¡Cuarenta y uno!: adolescentes celosos y charlas desagradables.
Aquel lunes las actividades continuaron con normalidad, los alumnos se encontraban entretenidos y divertidos en su mayoría, cada uno sabiendo lo que tenían que hacer o solo tonteando con sus demás compañeros para pasar un rato ameno. Los profesores miraban las interacciones con calma, concentrados en sus propias conversaciones mientras que los adolescentes continuaban con sus actividades sin mayores problemas. Bajo el sol de verano, pero uno que no caía directamente en los jóvenes que se refugiaban bajo la sombra de los toldos, HoSeok escuchaba fastidiado cómo un grupo de omegas cuchicheaban cerca de él sobre los alfas que estaban montando la tarima para el ridículo certamen de belleza que habían organizado los alumnos de último año.
—El que está cargando las tablas es sexy —comentó una chica de cabello corto hasta los hombros, riendo por su propio comentario vergonzoso mientras cubría parcialmente sus labios con la mano que no estaba pintando.
HoSeok miró hacia el grupo de alfas y vio que el único que estaba haciendo esa tarea era JungKook, quien miraba atento cuándo era su turno para montar lo que le correspondía en el ensamblaje de metal, ignorante de que estaban hablando de él.
—Tiene un aire misterioso, ¿no creen? —continuó ella, HoSeok frunciendo sus labios en una mueca de disgusto.
—Tienes razón Yoona, ¿cómo se llamará? —cuestionó un chico realmente lindo, uno que HoSeok desconocía, pero que tenía ojos rasgados preciosos y una cintura fina. Él se encontraba a cargo de hacer parte de la luna para el club de teatro, pintando la base de blanco mientras el par de omegas que eran sus supuestas amigas estaban a su lado, pintando de verde un par de arbustos. Una de ellas levantó la mirada por primera vez, observándolo con duda—. El de pelo negro, con el choker y los brazaletes —señaló.
—Es JungKook, va a mi clase —dijo la muchacha que HoSeok también desconocía, ella tenía ojos claros y cabello castaño igual de claro que se encontraba sujeto en una coleta alta, su piel era blanca y tersa, su rostro fino—. No he hablado mucho con él, pero sí, es lindo. No tiene muchos amigos, siempre se junta con el trío de raros.
HoSeok supo que ellos no tenían idea de que él estaba cerca, así que bajó la mirada para concentrarse en su propio trabajo, sintiéndose mal de repente. En primer lugar, el hecho de haber sido nombrado de nuevo por ese terrible apodo lo hizo suspirar, pero el hecho de que mencionaran que JungKook no tenía muchos amigos aparte de ellos fue un pequeño choque amargo para él, ¿quizás el alfa estaría mejor socializando con el grupo que le correspondía y ellos habían estado privándolo de aquello sin querer?
El chico omega suspiró, arreglando su peinado.
—Qué desperdicio —el comentario decepcionado hizo sentir peor a HoSeok—. Quizás sólo se junta con ellos porque no ha conocido todavía a alguien decente, sólo esperen que le lance una mirada linda y sienta mi aroma a girasoles, siempre caen con eso —hizo un ademán con su mano, muy seguro de lo que decía.
HoSeok apretó el pincel en su mano, ¿eso sería posible? Es decir, JungKook era un alfa, los omegas le atraían naturalmente, ¿quizás el chico realmente podría hacer su cometido? Su pecho se sintió pesado por la idea y apretó sus labios de nuevo, esta vez en una mueca nerviosa mientras se encogía un poco en su lugar.
Yoona rió.
—Si no lo consigues tú, lo haré yo —mencionó con seguridad, suspirando en dirección a JungKook—. De verdad que se nota que hace ejercicio y... ¡maldita sea, JiHoon! —HoSeok miró con duda en la dirección a la que veía la Yoona y se encontró con JungKook hablando con el omega mencionado, aquel con el que habían interactuado en la fiesta.
Su estómago se retorció cuando vio a JungKook reír y negar con la cabeza como si estuviera avergonzado, rascando su nuca nervioso a la par que JiHoon lo miraba de pies a cabeza con descaro y actuaba lindo hacia él, sonriendo mientras se acercaba peligrosamente al alfa. HoSeok no podía ver la cara de JungKook del todo, ya que le había dado la espalda mientras hablaba y JiHoon escuchaba atentamente lo que tenía para decir, haciéndole los dichosos "ojitos" que el otro chico había mencionado.
—No puedo creerlo, es todo un descarado —mencionó divertida la omega castaña mientras el chico suspiraba a su lado, volviendo a peinar su cabello negro.
—Siempre lo es —se quejó Yoona—. Ojalá no le haga caso, se nota que JungKook es tímido, a ellos les gusta que los trates más suave y luego, cuando agarran confianza, son todos unos salvajes —explicó como si fuera una experta en el tema.
HoSeok ya no quería escucharlos hablar, si pudiera, metería su cabeza en el balde de pintura que estaba a su lado. Miró a NamJoon, buscando alguna especie de ayuda, pero el omega se encontraba hablando con alguien más sobre los detalles que deberían ponerle a los arbustos, así que estaba solo.
Cuando regresó su mirada hacia JungKook, se encontró con JiHoon entregándole algo en su mano, lanzando un guiño antes de despedirse con una sonrisa de oreja a oreja e irse con su propio grupo de amigos. JungKook sólo ladeó la cabeza un poco y metió el objeto en su bolsillo, girándose para volver a lo que estaba haciendo.
HoSeok suspiró, palmeando sus mejillas con ambas manos para ignorar la sensación amarga que se estaba haciendo cada vez más grande en su pecho, y se concentró en terminar el ridículo arbusto de cartón para la estúpida obra de mierda que iba a hacer el estúpido club de teatro.
—¿Estás bien? —escuchó la voz de NamJoon y levantó la mirada—. Tienes una mirada de muerte, ¿qué pasó? —HoSeok se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa, regresando su atención al arbusto—. Oye, terminarás dañándolo si lo haces tan brusco —avisó, pero el beta no pareció hacerle caso, aumentando la presión del pincel—. HoSeok, lo vas a...
—Qué mierda importa, es sólo un estúpido arbusto de cartón, ni que fuera broadway —exclamó harto, lanzando de lado el pincel para cruzarse de brazos.
NamJoon parpadeó tan sorprendido como consternado y, al verlo, HoSeok pareció entrar en cuenta de lo que había dicho, provocando que cubriera su boca de inmediato y sus mejillas se colorearon de rojo, un brillo de arrepentimiento cubriendo su mirada.
—Lo siento, de verdad, yo... —se lamentó, encogiéndose en su puesto. NamJoon sólo levantó ambas cejas, esperando una explicación—. Perdón, yo no sé... sólo me enojé, lo siento mucho...
—Oye, con una disculpa está bien, no te preocupes —consoló para que entendiera que no pasaba nada malo, recomponiéndose la reciente sorpresa—. ¿Quieres hablar de lo que te hizo enojar? ¿Puedo ayudarte con eso? —cuestionó, buscando su mirada con preocupación.
HoSeok se acomodó en su puesto nerviosamente, dándole una rápida mirada al grupo a unos cuantos metros de ellos y negó con la cabeza, sin estar realmente seguro de cómo hablar del tema porque ni siquiera sabía el punto focal de su enojo; no sabía si habían sido los comentarios, la actitud de esos omegas, JiHoon coqueteando o que JungKook aceptara lo que el otro le había dado.
—No lo creo —murmuró dudoso—. Ya se me pasará, tranquilo.
NamJoon dudó, pero no quiso insistir.
—Bueno, si quieres hablar de algo ya sabes que aquí estoy.
HoSeok suspiró, pero fue interrumpido cuando le quiso agradecer.
—¡Oh! Viene para acá —la voz del omega de cara bonita se hizo oír y HoSeok no pudo evitar mirar hacia allá, notando cómo JungKook caminaba hacia ellos, bostezando cansado con una mano en su cuello, masajeándolo—. Mierda, que buenos brazos tiene... —rió sonrojado, acompañado por sus amigas.
HoSeok chasqueó la lengua, desviando la mirada mientras viraba los ojos con estrés y NamJoon pareció entender un poco lo que sucedía, pero en vez de decir algo, sólo esperó tranquilo para ver las caras decepcionadas del grupo de omegas en el instante que JungKook pasó de largo, ignorando sus saludos y sonrisas aparentemente amistosas. Vaya que sus caras fueron un poema cuando JungKook se dejó caer a un lado de HoSeok, acurrucándose contra él y sonriéndole como saludo pese a que el beta estaba de brazos cruzados con una expresión malhumorada en el rostro.
—¿Se encuentra bien, Hyung? —preguntó Jeon con curiosidad al darse cuenta de la molestia ajena y NamJoon supo que tenía que irse.
—Uy, creo que este está listo —tomó un par de cartones pintados y secos—, iré a que los revisen —se levantó, alejándose hacia la jefa de diseño.
HoSeok no podía gruñir, pero si pudiera, se lo habría dedicado a NamJoon. Sin embargo, su atención fue a parar hacia Jeon de nuevo cuando el alfa colocó su mentón sobre su hombro, lo que provocó que al girarse a verlo sus narices se rozaran y su cara se pusiera roja.
De inmediato, el beta le dio un codazo sin fuerza, recibiendo una risa de parte del alfa mientras este se acomodaba en su puesto para mirarlo correctamente.
—No me ha respondido —insistió.
—Estoy bien —contestó algo fastidiado, tomando el pincel que había tirado a un lado hacía un momento—. ¿Tú no estabas armando la tarima? —JungKook notó el tono de voz molesto y la expresión malhumorada, pero no estaba seguro de por qué el otro no quería decirle, ¿estaba enojado con él?
—Bueno... ya estaba casi lista, entonces me dejaron venir para acá —explicó, sus ojos de cachorro buscando la mirada ajena que se negaba a devolvérsela, concentrado en pintar lo que le tocaba.
—Ya veo... —dijo sin ánimos—. Deberías ir con la jefa de diseño para que te encargue tu tarea.
—Prefiero quedarme aquí con ustedes, así puedo estar cerca de usted —le dijo seguro, sonriendo suave a pesar de que el beta no lo estaba viendo.
JungKook soltó aire por la nariz y tomó con suavidad el mentón de HoSeok, haciendo que este se girara a mirarlo. El beta abrió los ojos en sorpresa, su cara caliente de nuevo y su corazón retumbando en su pecho.
—¿Está enojado conmigo?
—¿Qué? ¿No? —respondió de inmediato, ni siquiera dándose tiempo para procesar la pregunta.
—¿Entonces por qué pareciera que quiere que me vaya? —preguntó sinceramente curioso, sin segundas intenciones de hacer sentir mal al beta, él simplemente quería poder dar con el origen para resolverlo, su madre siempre le había dicho que las cosas se resolvían hablando.
HoSeok se sintió mal entonces, dándose cuenta de que estaba descargando su enojo con el alfa cuando era quien menos se lo merecía, pero no sabía qué hacer ahora, ¿preguntarle por JiHoon? No tenía derecho. Ni siquiera eran novios. Simplemente no podía ir a exigirle que le explicara cosas.
—Hyung, si quiere su espacio está bien, quizás hoy he sido demasiado empalagoso y entiendo si quiere que me vaya a otro lado —explicó JungKook con calma, soltando el mentón ajeno mientras lo miraba con cariño. No iba a negar que se sentía mal por la idea de que el beta no quisiera verlo ahora, pero a veces las personas simplemente no estaban de humor y no había nada de malo en ello—. Puedo irme a otro grupo, hacer mi parte y luego venir si usted...
—No —lo tomó del brazo a pesar de que JungKook no se había movido, mirándolo con sus cejas fruncidas en dolor mientras el alfa lo miraba atentamente, esperando algún tipo de explicación. HoSeok sólo suspiró y bajó su cabeza—. No te tienes que ir. Lo siento, créeme que es una estupidez. No importa, ¿si? N-No estoy enojado contigo...
—Hyung, si le molesta no puede ser una estupidez —dijo con una seguridad reconfortante que calentó el corazón de HoSeok, ¿acaso era verdad eso? Estaba seguro de que sus preocupaciones siempre eran una estupidez—. Sólo dígame y veré si puedo ayudarlo, le juro que no lo voy a juzgar —la cabeza del beta se levantó para mirar los ojos seguros de JungKook.
HoSeok dudó un momento, sin estar realmente seguro de que valiera la pena y es que en parte no sabía por dónde comenzar, sentía que su lengua se enredaba y su corazón sólo comenzó a latir más rápido por la ansiedad que le producían ese tipo de situaciones. Ya había tenido suficientes escenarios en su vida que le habían dejado claro que sus problemas eran ridículos, ¿por qué sería diferente ahora? Sin embargo, mientras miraba los ojos oscuros del alfa lleno de brazaletes negros y un choker del mismo color, pensó que quizás él podría escucharlo como sus amigos lo hacían.
—Es que... es que hace un momento vi que... vi que estabas hablando con JiHoon y... —negó con la cabeza. No, no podía comenzar así—. Es decir, t-tampoco quiero que pienses que estoy loco o algo, es que JiHoon... —volvió a cerrar la boca, rehaciendo el camino de palabras para empezar de nuevo frente a la mirada atenta de JungKook—. T-Tú y yo no somos n-novios, no tengo derecho a preguntarte sobre... cualquier cosa, pero, sólo... —cubrió su rostro, rojo hasta las orejas y avergonzado a más no poder—. ¿Q-Qué te d-dio JiHoon? —logró preguntar por fin.
HoSeok ni siquiera lo estaba mirando ya, su cara escondida entre sus manos mientras volvía a agacharse para esquivar la mirada de JungKook, una que ya estaba imaginando que era de disgusto o fastidio, pero no podía estar más alejado de la realidad. El alfa sólo parpadeó después de la avalancha de información que recibió.
—¿Está celoso? —preguntó lo obvio, una pequeña sonrisa vacilante en sus labios mientras el beta lo miraba con pánico.
—¡N-No! —negó de inmediato, pese a que su cara se había puesto más roja—. ¡No puedo estar celoso, no somos n-novios! —la frase había sonado más para él mismo que para JungKook y el alfa sólo le sonrió suavemente, provocando que el beta le diera un golpe en el hombro que lo hizo reír—. ¿Vas a responderme o no? —preguntó con insistencia, abochornado.
JungKook detuvo su risa, apretando sus labios y tomando la mano del beta para ponerla sobre su regazo. HoSeok miró esta acción antes de regresar sus ojos al alfa quien lo miraba contento, pero compasivo.
—Hyung, sé que no somos novios —comenzó, sonando un poco desanimado por esa afirmación—, pero entiendo que se ponga celoso, tiene todo el derecho a estarlo. A mi también me dan mis momentos de celos. Como alfa, a veces soy territorial y acaparador, mi lobo a veces quiere apartarlo de todo el mundo para tenerlo sólo para mi —HoSeok no sabía cómo tomar aquella declaración, sus propios ojos abriéndose con sorpresa y su corazón bombeando sangre más fuerte para hacerla llegar a sus orejas y cuello. JungKook lucía un poco avergonzado, pero no arrepentido—. Los celos no son malos, todos los sentimos, son malos o no según cómo actuemos sobre ellos y me alegra que me haya dicho lo que le molestaba.
HoSeok casi suspiró, olvidando momentáneamente lo que le había hecho enojar para empezar. JungKook siempre parecía saber qué decir, su voz sonando madura pese a ser menor y por un segundo pensó en que debieron criarlo realmente bien para que se comportara de esa manera; con más cerebro que la mayoría de los estudiantes en ese lugar de mierda.
Entonces, el alfa sacó un papel de su bolsillo y se lo entregó a HoSeok.
—Eso fue lo que me dio JiHoon, sólo me dijo "tengo algo para ti" y me lo puso en la mano —explicó con inocencia, dando a entender que no lo había abierto y HoSeok ya podía imaginarse lo que era.
Al abrirlo con su mano libre, Jung se encontró con un número de celular y suspiró, entregándoselo de vuelta a pesar de que quería romperlo y quemarlo ahí mismo.
—¿Un número?
—Es su número, Kook —dijo con voz monótona, mirando al otro con una mueca en sus labios.
JungKook parpadeó sorprendido y el beta se arrepintió de imaginarlo como alguien maduro, definitivamente Jeon tenía mucho por aprender de la vida y de las personas, empezando por darse cuenta cuando alguien estaba claramente coqueteándole.
—Uhg, no quiero esto —arrugó el papel y lo lanzó a un lado, HoSeok mirando la acción con sorpresa—. Ese chico es antipático, aún lo recuerdo de la fiesta, no me agrada en absoluto, ¿por qué me querría dar su número?
HoSeok no pudo evitar soltar una risa a la par que NamJoon llegaba y volvía a sentarse frente a ellos, observando el ambiente menos tenso y agradeciendo al sol y a la luna por ello, ya que no necesitaba discusiones justo enfrente de sus narices, tenía suficiente con sus padres trabajando en el divorcio.
—No se si eres muy tonto o muy inocente —lo miró con cariño, recibiendo una mirada ofendida, pero divertida—. Le gustas, por eso —ahora su expresión se volvió un poco amarga, NamJoon mirando el rumbo de la conversación con curiosidad—. Es bastante obvio, en la fiesta se notaba que quería lanzarse encima de ti —se encogió de hombros, soltando la mano del alfa para regresar a su trabajo—. Es un omega muy lindo, supongo...
JungKook arrugó su nariz.
—Traté de ser amable con él mientras me hablaba, pero por más "lindo" que sea su aroma es muy molesto, odio la miel —dijo con disgusto, llamando la atención de HoSeok—. Además, a mi me gusta usted, Hyung.
NamJoon pareció atorarse con su propia saliva por la repentina confesión de JungKook y HoSeok se sonrojó aún más al darse cuenta de la presencia del otro, intercalando su mirada entre ambos y sin palabras en su boca, demasiado avergonzado ahora para responder.
Aun así, la respuesta firme y segura de JungKook calentó su corazón y calmó el nerviosismo e inseguridad que afloraba en su interior. Sabía que habían muchas cosas que lo harían sentir así, pero si las respuestas del alfa seguían siendo las mismas, quizás podría tener más confianza.
Sin embargo, debía admitir que una de las frases de sus padres bailaba siempre en su cabeza: "ni siquiera intentes salir con alguien que no sea beta, solo van a usarte, la biología no miente", y HoSeok quería creer con todas sus fuerzas que ellos estaban mintiendo.
YoonGi caminaba de un lado a otro cargando cables bastante pesados para su gusto, quejándose por lo bajo mientras trataba de no caerse al suelo por culpa del sinfín de materiales que quizás no tendría que estar llevando solo él si no fuera porque sacaron a más de la mitad del auditorio del lugar.
Debía subir unas escaleras a una habitación que daba la vista hacia el frente del escenario, detrás de todos los asientos, en donde los encargados de sonido y luces se tomaban el trabajo de darle más vida al escenario. YoonGi debía ayudar con las conexiones y llevar los cables que hacían falta, luego tendría que ir tras bambalinas para ayudar con las cuerdas del telón así como debería ayudar a colocar en sus lugares los materiales de la escenografía que iban llegando al lugar.
JiMin sólo practicaba con sus compañeros sobre el escenario mientras que el grupo de teatro tomaban palos para usarlos como espadas temporales y leían sus libretos en voz alta, entrando en sus respectivos personajes, ambos grupos llegando al acuerdo de compartir un poco del espacio para agilizar las prácticas. YoonGi pensó que sólo se iba a encargar de ayudar al club de danza, que sólo tendría que ver a JiMin bailar hasta hartarse y que sus amigos serían los tontos que pintarían y verían la obra de teatro en loop hasta que esta tuviera que presentarse el día del evento, pero tal parecía que la desgracia le había tocado a él.
Lo bueno era que podía ver a JiMin bailar su solo.
Verlo era mejor que droga, si YoonGi quizás lo sabría con seguridad alguna vez hubiera probado una, pero por ahora sólo sabía que la sensación debía ser como estar en las nubes y JiMin definitivamente era eso y más. Él aún mantenía su cabeza ocupada en fantasear con la foto que el omega quería enseñarle, estúpidamente entusiasmado como el adolescente hormonal que era y un poco distraído entre tanto se encontraba con la mirada de JiMin mientras cumplía con sus labores.
Ellos se sonreían, que miraban con amor, eran un par de tontos siendo las personas más cursis del mundo y se sentía... perfecto.
—YoonGi-ah —el alfa pegó un brinco cuando oyó su nombre, girándose al llamado con una cara de susto. Menos mal ya había dejado las cosas en su sitio porque sino las habría tirado al suelo.
Se encontró con BaekHyun detrás de él sosteniendo una camiseta de basket en su mano. Su cara era serena, pero igual lucía como si estuviera forzando una expresión seria. Le extendió la camisa y YoonGi no cabía en su confusión, al menos hasta que vio su nombre en la prenda.
—¿Es mía? —preguntó estúpidamente.
Baek abrió la boca, pero terminó suspirando.
—Sí —respondió—. Me la diste luego de un partido, ya sabes, cuando me estabas tratando de cortejar —volvió a tenderle la prenda y el alfa la tomó, dudoso—. Lamento no haberla regresado antes, supongo que seguía resentido. Ahora te la regreso lavada, mejor que como tú me la diste, la verdad —bromeó sin muchas ganas.
YoonGi apretó sus labios y desdobló la camiseta para verla mejor, recordando en ese momento el escenario de habérsela dado al omega luego de uno de sus últimos partidos del año pasado, todo en un acto que ahora consideraba estúpido e impulsivo, hasta vergonzoso, pero que en ese entonces pareció ser una buena idea. Ahora se sentía culpable por haberse deshecho de tal recuerdo de una manera tan indiferente, ignorando su existencia como para ni siquiera darse cuenta de que le faltaba en su armario una de las camisetas de su uniforme.
—En fin —YoonGi oyó un suspiro.
Luego del silencio que se formó entre ambos, Baek se dio media vuelta para volver con el club de teatro al que pertenecía. Se sentía ligero por haberse librado de aquello de una vez por todas y orgulloso de sí mismo porque hasta hacía unos meses seguramente seguiría llorando por algo que jamás se dio.
—Baek —el omega lo miró por sobre su hombro, una ceja arqueada en su dirección. YoonGi dejó de mirar la prenda y le dedicó una expresión de pena, cejas fruncidas al igual que sus labios, arrepentido—. Lo siento....
—¿Por qué lo sientes exactamente? —se cruzó de brazos, girándose de nuevo hacia él.
YoonGi se encogió un poco en su puesto, ligeramente intimidado por el tono que había usado el omega.
—No debí comportarme así contigo, no merecías eso —habló con duda, pero sus palabras sonaban sinceras y eso reconfortaba al omega—. Tomé todo el asunto como si fuera cualquier cosa y no pensé en tus sentimientos.
El omega lo miró con ojos entrecerrados durante un par de segundos, poniéndo un poco más nervioso a YoonGi. Luego se encogió de hombros, sonriendo con labios apretados y volviéndose hacia él para sujetar una de sus mejillas de una manera que hicieron al alfa soltar un quejido doloroso.
—Está bien —lo soltó—. Supongo que el universo se encargó de darte suficiente castigo poniendo a alguien como ChanYeol en tu camino —se rió sin muchas ganas de la mueca exasperada que formó el alfa no sólo por el dolor, sino por el recuerdo de su desdichada suerte—. Pero si le haces lo mismo a JiMin, Chan no será el único que te rompa la nariz, por cierto —enseñó su puño y YoonGi no dudó de sus palabras.
—Me lo has dejado claro —murmuró, recordando la cachetada—. Sólo quiero que sepas que realmente lo siento, en serio. Yo fui un estúpido y la pasaste mal por mi culpa, no digo que ahora yo sea lo mejor de lo mejor o algo, pero intento no meter la pata otra vez y... —ante la mirada seria del omega, Min pensó que ya no era tan buena idea seguir hablando—. Quizás estoy hablando de más —se rascó la nuca con su mano libre, nervioso.
Baek se rió suave, pero otra vez sin ganas.
—Sí, fuiste un estúpido, al menos lo tienes claro —concluyó sin querer profundizar demasiado porque no quería ponerse a hablar de lo herido que se había sentido al ser dejado de lado, ya había avanzado lo suficiente como para olvidar el tema—. Como sea, ya cumplí con devolverte el uniforme —movió su mano como despedida.
—Sí... gracias...
Esta vez, YoonGi lo dejó ir y volvió a mirar su camiseta. La sensación amarga de la culpa seguía ahí, pero de alguna manera sabía que no iba a poder decir más para buscar que aceptaran sus disculpas; el momento había pasado y él lo había arruinado. Al menos BaekHyun había sido lo suficientemente fuerte como para dejar ir todo lo negativo y superar el mal momento que le había hecho pasar. Y fue en ese momento que el alfa se preguntó si sería capaz de meter la pata de la misma manera, un poco angustiado entonces por la idea de que no sólo no era suficiente para JiMin, sino que quizás sus acciones no serían las mejores a largo plazo.
A él le gustaba JiMin, el omega hacía a su lobo aullar como nunca antes, lo hacían sentir tan conectado con su parte animal que casi le parecía aterrador, por lo que no cabía duda en él de que el omega que ahora bailaba con delicadeza sobre un escenario sin música era ese omega indicado. La cuestión era que temía no saber cómo tratar con cuestiones más complejas de una relación porque sinceramente no había logrado llegar demasiado lejos con ninguna otra luego de su erráticas emociones, más dudoso ahora de lo que había estado antes con cualquier otras de sus efímeras parejas.
Había lastimado no sólo a Baek, lo sabía, muchos creían que era un mentiroso y querían darle un puñetazo en la quijada. La fama que había ganado con ChanYeol era entendible, el alfa no iba a quererlo cerca de su hermano durante el tiempo requerido hasta que demostrara que no era el idiota que había sido en sus años anteriores y luego de ese pequeño momento de iluminación, guardó la delgada camiseta en uno de los bolsillos de sus pantalones sueltos y se dirigió hacia alguno de los profesores que requerían su presencia.
Tenía que pensarlo bien, saber moverse, no podía arruinarlo de nuevo.
JiMin, por otro lado, frunció un poco sus labios cuando Baek pasó a su lado para regresar a su grupo de teatro, inevitablemente fastidiado después de haber visto como el omega apretaba una de las mejillas de YoonGi como si la confianza entre ellos fuera mutua. Así mismo, ver que este le había entregado una camiseta lo hicieron apretar la sudadera que llevaba puesta, sus dedos enrollándose sobre la tela de una manera posesiva sin darse cuenta que su lobo ahora gruñía por lo bajo, provocando en él una sensación molesta que lo hizo sentirse de malhumor repentinamente.
No pudo evitar recordar que Baek fue el de la idea de que le dejaran una prenda para pasar su celo, ¿por qué él tenía una camiseta que lucía como el uniforme de YoonGi? ¿ChanYeol acaso había tenido razón en decirle que ellos habían tenido algo? No había querido preguntar hasta ese momento, no quería que las dudas y angustia se extendieran en él, pero ahora mismo necesitaba saberlo.
—¡JiMin! —se giró hacia el llamado de su profesor, TaeMin lo miraba con su mentón elevando—. Hagamos la última parte de nuevo, luego puedes descansar.
El omega asintió, retomando su posición mientras miraba cómo YoonGi se acercaba a KyungSoo para ayudarlo con las luces. Sus propias cejas fruncidas entonces, preguntándose si el alfa le explicaría lo que acababa de pasar o si él tendría que preguntar, sin embargo él no se quería escuchar como alguien desesperado o celoso, pero lo estaba, claro que estaba celoso.
Por un momento, se preguntó si debería marcarlo con su aroma, solo un poco, quizás no tanto como lo había tratado de hacer cuando estuvo en su casa, pero sí lo suficiente como para que supieran que no era un alfa que estuviera disponible. Eso no estaba mal, ¿cierto? Sólo eran sus instintos, sólo quería dejarle en claro a todos que Min YoonGi era su... ¿qué se supone que eran?
Aún no eran pareja, ¿cierto? YoonGi lo seguía cortejando, o al menos había dado por entendido que lo estaba haciendo. ¿Quizás debería insistir un poco al respecto? ¿Podría herir el orgullo del alfa si fuera JiMin quien le pidiera formalizar su relación?
Su cabeza se volvió un remolino de preguntas y dudas inseguras, ¿por qué estaría tardando tanto? Claro, YoonGi ya le había mencionado que no quería apresurar las cosas y entendía que todavía se sintiera intimidado por su padre y por ChanYeol, pero JiMin sentía sus propios instintos necesitados por más afirmaciones, él mismo queriendo poder escuchar decir al otro que lo quería y que eran pareja, quien sabe por qué, quizás por los vestigios de un celo que se estaba acabando o por la reciente inseguridad de pensar que quizás las palabras que su hermano le dedicaba sobre YoonGi no eran del todo erróneas.
JiMin estaba aturdido entonces, y cayó al suelo después de enredarse entre sus pasos, gimiendo adolorido cuando su hombro chocó contra el suelo con todo el peso de su cuerpo.
—¡JiMin! —escuchó su nombre cuando se sentó en el escenario, encontrándose con su profesor preocupado y sus compañeros rodeándolo para levantarse—. ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? —cuestionó el hombre una vez estuvo erguido, tomando su brazo con delicadeza para asegurarse de que no estuviera roto, esguinzado o dislocado.
El dolor correspondía al de cualquier golpe, pero no sabía por qué tenía tantas ganas de llorar.
La atención extra no ayudaba y su expresión seria sólo vaciló, alertando al profesor de que algo andaba mal. El problema es que la cuestión no giraba en torno a su brazo, no lo sentía roto ni nada, simplemente dolía, pero su pecho se sentía más pesado y desesperadamente buscó a YoonGi entre las personas, llamándolo sin decir una sola palabra.
Entonces se encontró con la mirada preocupada de YoonGi entre las personas, preguntándole si se encontraba bien mientras sus compañeros lo apartaban con la excusa de que estaba molestando y JiMin sintió a su lobo bufar por ello, quizás él también lo hizo. Se soltó del agarre de su profesor, mencionó que estaba bien y se alejó de la multitud, abrazando a YoonGi con sus ojos aguados y sus feromonas bailando en el aire como él debería estar haciendo.
Lee TaeMin observó la interacción, soltando aire por la nariz de la manera más resignada que pudo.
JiMin ahora estaba en la enfermería, TaeMin había insistido solo para cerciorarse de que tanto su estado físico como hormonal estuvieran en orden, así que luego de que le avisaran que su brazo no había sufrido mayores complicaciones y de que le dieran un supresor, tanto sus compañeros como el docente se retiraron para dejarlo descansar un poco, considerando que quizás estaba algo estresado por el evento.
Aun así, no se quedó a solas del todo. YoonGi estaba con él porque era demasiado terco para dejarlo y JiMin se lo agradecía, sintiendo su pecho contento no sólo por ese hecho, sino porque el alfa se había colado en la enfermería justo después de que TaeMin le dijera que dejara en paz al omega. No había nadie más cerca tampoco, sólo una chica que dormía plácidamente en una camilla alejada de ellos luego de haber sufrido una descompensación por el calor.
El silencio era un poco sepulcral igualmente, JiMin se mantenía de piernas cruzadas sobre la camilla con sus manos jugueteando entre ellas. YoonGi sólo lo miraba, dudoso de su comportamiento.
—¿Está todo bien? —se atrevió a preguntar, suave para no romper la burbuja amena que los rodeaba, pero tan preocupado por ello que JiMin apretó sus labios con culpa—. Estás raro, mi lobo y yo lo sentimos, ¿pasó algo?
JiMin suspiró, dudoso. Ahora que su lobo estaba dormido él podía darse cuenta de que sus pensamientos quizás habían tomado rumbos apresurados y erráticos, quizás se había dejado llevar demasiado y no quería creer que estaba haciendo un drama por nada. Aun así, había una pregunta que seguía bailando en la punta de su lengua y no estaba seguro de si la razón de por qué no quería hacerla era porque le parecía ridícula o porque no quería saber la respuesta.
—JiMin...
—Hay algo que... hay algo que he querido preguntar —murmura sin estar seguro, su voz incómoda contagia a YoonGi.
—Claro —respondió nerviosamente—. Sabes que puedes preguntarme lo que quieras —aseguró con voz de consuelo, su mano descansaba sobre la cama como si esperara a que el otro le tendiera la suya, pero JiMin no estaba en ese humor ahora.
—Bueno, fue una duda que descarté, pero quizás sí debí hacerla —divagó un poco. Sus dientes mordisqueaban sus labios ansiosamente, tenso—. Hoy lo vi con.. Baek —comenzó, YoonGi tragó duramente—. Ustedes... tuvieron algo, ¿cierto?
Como si el tono de afirmación no fuera suficiente, la manera en la que JiMin lo había dicho definitivamente había sonado como "ya lo sé, no mientas" y YoonGi no sabía por qué se sentía como si un balde a agua fría le cayera encima, porque ellos ya no eran nada y él no sentía nada por BaekHyun.
—¿P-Por qué preguntas? —cuestionó más curioso que intimidado, pero esto no pareció ser la respuesta que JiMin buscaba, su expresión ahora lucía frustrada y YoonGi se dio cuenta de que otra vez estaba siendo torpe con sus acciones—. Lo siento, sólo tenía curiosidad... —retiró su mano de la cama, su espalda recostándose sobre el respaldo de la silla como si tratara de huir del agrio escenario.
—Sólo me gustaría saberlo —agregó, su voz lejos de oírse enojada, pero sí se sentía más tensa de lo que YoonGi había escuchado antes y esto le ponía los pelos de punta.
El lugar quedó en silencio de nuevo y JiMin sintió un revoltijo en su estómago. Lo cual era estúpido, YoonGi ni siquiera le había respondido y, aun si la respuesta fuera afirmativa, aquello había ocurrido en el pasado, ellos ya no eran nada, él no tenía por qué sentirse inseguro al respecto. YoonGi tampoco tenía que explicar y contar sobre sus relaciones anteriores, en absoluto.
Sin embargo, había algo que lo estaba molestando, algo que crecía en la parte posterior de su cabeza y se le estaba haciendo imposible de ignorar.
YoonGi carraspeó.
—Sí, uh... fue algo corto, no lo sé, un par de semanas, creo —titubeó, sintiéndose bajo un foco de luz ahora. Toda la atención de JiMin estaba sobre él pese a que no lo mirara, el miedo de decir algo que el menor malinterpretara estaba ahí, respirándole en la nuca como si hubiera hecho la peor atrocidad de todas—. Pero no llegamos a ser nada oficial, sólo fue algo de poco tiempo... al menos yo lo vi así... —confesó.
Quizás, lo que molestaba o hería más a JiMin no era el hecho de que haya tenido una casi-relación con alguien, sino que esta haya terminado como lo hizo. Si su hermano tenía razón, las actitudes de YoonGi eran las mismas con todas sus parejas y él no podía evitar sentirse un poco... preocupado.
—¿Y qué buscaba con eso?
—¿Disculpa?
—¿Qué buscaba usted con esa "relación"? —cuestionó un poco insistente, ojos fijos en sus manos, hombros tensos sobre su espalda.
YoonGi no estaba seguro de qué contestar a eso. Sinceramente, sólo recordaba besos tan fogosos como suaves y la adicción a la sensación de las mariposas en el estómago. Muy aparte de eso, no había algo que pudiera considerar como clave para entender por qué había escogido cortejar a ese omega.
De hecho, hasta ese momento, ni siquiera se lo había planteado.
—No lo sé —dijo sincero, sus mejillas calentándose por la vergüenza de sentirse como un idiota que no sabía lo que quería—. Quizás sólo quería a alguien a quien, uh... ¿besar? —la imagen ahora se sentía repulsiva.
JiMin pareció estar de acuerdo con ello porque una mueca se formó en sus propios labios, como si le diera asco la idea.
—¿Es verdad entonces? —sus preguntas no acababan. YoonGi no entendía, era como si JiMin acabara de tener una epifanía, pero él sólo era el imbécil espectador que lo observaba sin comprender sus complicados acertijos—. Que lo dejó plantado, que no se disculpó —el sonido de sus uñas chocando entre ellas hacía eco en la sala—, que hizo eso un par de veces con otros omegas...
YoonGi se encogió en su puesto, acercando sus dedos a sus labios para arrancar la piel reseca de estos en un acto ansioso que pretendía sacarlo un segundo de la burbuja en la que ambos estaban, o quizás buscaba asegurarse que era verdad lo que ocurría, que en serio estaban hablando de eso y de que él no estaba haciendo el mejor trabajo.
—Bueno... —ahora se sentía contra la espada y la pared, los ojos de JiMin mirándolo como si quisiera que eso fuera una mentira—. Hice cosas de las que no estoy orgulloso, fui terrible comunicándome, lo sé, me dejé llevar y herí a varios en el proceso —explicó atropelladamente, esperando que las palabras fueran las correctas, pero JiMin seguía mirándolo como si no lo fueran—. S-Sí pasó así con Baek, fui un idiota y lo admito, no tengo excusas, yo...
—¿Alguna vez se disculpó? —interrumpió, su voz sonando un poco más baja ahora, sus ojos volvían a picar y YoonGi podía sentir la incertidumbre golpear en su propio alfa.
YoonGi quería que la conversación acabara, quería huir de ahí, quería esconderse bajo su almohada y fingir que nada de eso estaba sucediendo porque significaba que algo se estaba cayendo o derrumbando y a él le aterra ver las cosas desmoronarse. Las confrontaciones eran lo que él más detestaba, quizás eso mismo lo hacían tan propenso a meter la pata con otros, pero no podía evitarlo, sólo podía sentir que el aire le falta y que su lobo lloriqueaba, deseando que JiMin deje de hacer preguntas y lo mire como si todo estuviera bien.
—Lo acabo de hacer hoy... —admitió, sintiéndose aún más idiota. Sus uñas jalando el cuero de sus belfos, buscando arrancar pedazos cada vez más grandes—. S-Sé que tuve que disculparme antes...
—Ya lo sabía, pero igual esperó a que Baek se le acercara —murmuró lo obvio, lo que YoonGi no quería decir. Ya no lo miraba, su cabello rubio cubría sus ojos por el largo que había tomado esos meses, las raíces de su natural color negro apareciendo lentamente sobre la coronilla de su cabeza.
—S-Sí... —bajó la mirada, pero no estaba mirando hacia algo tampoco, su cabeza estaba en otro lado y sus pensamientos sólo eran catastróficos.
JiMin sintió un nudo formarse en su garganta.
—Entonces era de usted la prenda de ropa que lo ayudó en su celo —adivinó con dolor, los celos quemando en su pecho. YoonGi ni siquiera tuvo que confirmarlo, él ni siquiera había llegado a esa conclusión por sí solo, y JiMin quería quitarse la sudadera, pero sólo se aferró a ella con ambas manos, sus ojos picando—. El mismo patrón... e-es lo mismo...
—¿Qué? N-No entiendo —se levantó de su puesto, su corazón estrujándose cuando los ojos aguados de JiMin lo miraron desde abajo—. No sabía que él iba a usarla para eso, no fue el punto de dársela, yo...
—¿Está haciendo lo mismo c-conmigo? —preguntó con un hilo de voz, al borde de los sollozos. YoonGi quiso abrazarlo y consolarlo, pero sentía que su contacto ahora estaba prohibido—. La ropa, el cortejo, el no ser oficiales...
YoonGi sintió la ansiedad subir por su pecho al punto de querer hacerlo sollozar también. Eso era exactamente lo que no quería que pasara. Se le estaba saliendo de las manos y, en medio de su pánico, su cabeza quedó en blanco, su boca incapaz de decir algo coherente. Todos los pensamientos que había estado tratando de ordenar para decírselos a JiMin se habían esfumado por completo, no estaba listo para hablar al respecto, no tenía porqué ser así.
—J-JiMin... —lo llamó, casi rogando, sus manos buscaron las del omega, pero este las quitó y el rechazo golpeó su corazón de la peor manera—. N-No es... no es lo mismo... yo... —no sabía cómo explicarse, su garganta se cerraba y el pecho le dolía—. Te juro que no...
El omega no estaba convencido, dudando en demasía. Su lobo podía decirle una cosa, pero, ¿y si se equivocaba? Quería a YoonGi, claro que lo hacía, pero, ¿cómo podía estar seguro que no era alguien más en la lista? ¿Se había dejado llevar demasiado?
—Contigo es diferente —aseguró, buscando su mirada y tomó sus manos de vuelta. JiMin no las quitó esta vez, pero no lo miraba ya—. Te juro que contigo es d-diferente, por favor creeme —pidió con voz temblorosa, aterrado de que el omega lo rechazara, que se alejara, que no quisiera verlo más.
¿Qué había pasado? ¿Cómo es que habían llegado a ese punto? El sábado habían salido, habían avanzado un poco más en su intimidad como casi-pareja, habían chateado todo el fin de semana como un par de tortolos enamorados y esa mañana no habían dejado de coquetear. ¿Cómo es que ahora todo se sentía como si se estuviera yendo a la mierda? Era repentino, aterrador, y el aire le faltaba, su espalda sudaba frío y sus ojos se cargaban de lágrimas.
Se vio a sí mismo en su infancia, recordando cómo en un abrir y cerrar de ojos su padre se estaba yendo de casa y él no pudo hacer nada para detenerlo. Ahora estaba congelado, atrapado en un pánico que irónicamente le gritaba que no repitiera la historia, pero se sentía de manos atadas porque JiMin no le regresaba la mirada ni tomaba sus manos de vuelta.
—JiMin —llamó, sintiendo su corazón acelerarse por la incertidumbre—. De verdad que las cosas son diferentes ahora, sé que metí la pata, pero...
—YoonGi Hyung —interrumpió, su voz pesada, su mirada lejana.
YoonGi quería culpar a Baek, quizás JiMin lo había visto, quizás el omega lo hizo a propósito, pero sólo pudo encontrarse a él mismo como culpable. Había esperado demasiado, sus acciones no iban a quedar impunes y por más desdicha que sintiera en ese momento, quizás era su manera de pagar por la cómo había hecho sentir a los demás en el pasado. ¿Ese era el castigo de la luna? ¿Darle y quitarle? ¿Hacerle sentir lo que los demás pudieron sentir por su culpa? No lo veía justo, no quería pensar en que lo merecía, pero muy en el fondo sabía que era así. Porque él no era un alfa a la altura en ningún sentido posible.
—Quiero estar solo.
Esas palabras destruyeron a YoonGi.
—No quiero hablar ahora, por favor, quiero estar solo.
YoonGi lo soltó, recogiendo sus propias manos como si estuviera asustado y es que lo estaba, no quería que las cosas se fueran de esta manera, pero no creía tener palabras ahora que JiMin quisiera escuchar.
Lo intentó, claro que lo intentó, pero JiMin repitió que quería estar solo pese a que su lobo sollozara por la presencia del alfa. YoonGi podía sentir la contradicción en ello, pero optó por aceptar la voz de la razón del omega y se alejó de la camilla, lágrimas amenazando con salir y pecho doliendo como si hubiera aguantado la respiración por horas.
No era el fin del mundo, ¿cómo podría serlo? Pero para Min YoonGi, un adolescente de dieciocho años enamorado e ignorante de la vida, claro que lo era.
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