Capítulo 2
Editado: 04/ 04/ 2021
¿Serás capaz?
La noche llenaba las calles de Konoha en un relajado ambiente, pero en la casa de sus tíos un joven azabache de grandes ojos negros se encontraba sosteniendo con pesadez un libro entre sus manos, sus ojos variaron evitando mirar aquella portada del libro, y entonces, se perdió en la obscuridad de un cielo contaminado por las luces de una ciudad creciente; sin poder percatarse sus oídos perdían el sonido del presente ignorando por completo el lugar, los ruidos de la gente que pasaba por la calle eran apenas audibles mientras su mente divagaba en la nada absoluta, de cierto modo estaba pensativo, de cierto modo podía recordar fragmentos de un pasado... el primer día que se conocieron.
—Metal... —toca su hombro.
— ¡Ha! ¡Si! —baja los pies de la ventana con prisa y sorpresa —lo siento, estaba... —sonríe apenado manteniendo la mirada baja —algo distraído, solo estoy.... —sujeta su nuca suavemente —algo nervioso por la idea de aprender nuevos Jutsus, —sube la mirada al chico mostrando una sonrisa más amplia —es sorprendente que yo pueda dominar el chakra.
Mostrando una sonrisa más tranquila, el azabache de coleta toma asiento en la cama cercana a la ventana para mirar de frente a aquel chico que se ponía levemente nervioso, los ojos negros de Metal trataban de mantenerse firmes al azabache delante suyo, pero no podía evitar que su sonrisa flaqueara dejando ver su inquietud.
— ¿Estas bien? —cuestiona entre un suspiro —sobre Shinki, no la misión en sí, yo quiero saber como te sientes con respecto a Shinki... —asiente con calma — ¿Cómo te encuentras con respecto a él volviendo?
En el pasillo una mujer rubia se detenía ante aquella plática, tragando grueso reprimía sus ganas de decirse que estaba mal espiar aquella charla y simplemente se acercaba a la pared atenta a las voces dentro de aquella obscura habitación.
—Yo... —sonreía dejando el libro un poco de lado —estoy bien. —niega sujetando su propio brazo —me encuentro bien, feliz de... —toma una profunda respiración —por fin encontrarlo.
—Se que eso es una mentira, —Dice con tranquilidad y confianza —no puedes mentir Metal, siempre ha sido difícil para ti hacerlo, —suspirando se acerca —vamos, —posa la mano en el hombro de su primo —somos familia, puedes decírmelo.
Aquellos ojos negros dudaban sobre sus palabras, su mente reflexionaba sobre el pasado mientras su corazón latía inquieto por el presente, la duda le corroía la mente junto al miedo, y bajando la mirada parecía ceder.
—Estoy... preocupado e inquieto, —tragando grueso avanza al escritorio dejando el libro —se lo que tengo que hacer cuando lo vea, se que debo atraparlo y mostrarlo ante la alianza... —decaído exhala un suspiro sobre aquella portada —pero no sé si seré capaz de hacerlo porque Shinki fue... —toca temblorosamente la portada del libro —alguien muy querido para mí, lo sigue siendo... —tragando grueso toma firmeza —es mi hermano mayor, es quien siempre... estuvo ahí para mí, —sonríe —y me dio valor cuando temía hablar con otros.
—Entonces... —descansa las manos en sus bolsillos — ¿Qué harás si lo encontramos? Si... de alguna manera llegamos a atraparlo.
—No lo sé, —confiesa cabizbajo —no tengo idea de lo que haría...
Shikadai suspira para acercarse a su primo y sujetar su hombro en señal de apoyo, Metal frunce los labios y levanta levemente la mirada aun entre su decaído estado de ánimo; entre un suspiro Temari aprieta los puños con impotencia para luego tomar el pomo de la puerta y abrir con rapidez mostrando una amplia sonrisa hacia ambos adolescentes.
—Shinki, Meta, ya es hora de comer, Gaara y Lee han preparado tarta para el postre.
Entre una sonrisa los chicos se separaban para avanzar hacia la sonriente mujer que los esperaba para guiarlos al piso de abajo; dejándolos ir adelante, Temari borraba su sonrisa siguiendo en silencio la espalda que mostraba un triste andar, ese chico que antes brillaba... su joven sobrino ahora estaba tan conflictuado. Al llegar a la sala lo primero que todos miran es a los hermanos de Metal quienes avanzan con una sonrisa hacia él para darle un fuerte abrazo y guiarlo a la mesa, Lee se acerca despeinando a su hijo mientras Gaara acomoda los últimos platillos en la mesa.
—Muy bien, la comida esta lista —toma asiento sonriente —es bueno que nos acompañes Shikamaru.
Él ríe —Bueno Lee... hace tiempo que no comía con mi familia, —despeina a su hijo —Naruto me dejó tiempo libre, de hecho... —frunce levemente su ceño con una leve sonrisa —me sorprendió un poco, decidió tomarse un tiempo libre también.
Entre una carcajada animada se sujeta al brazo de su esposo —Es una verdadera sorpresa que ese adicto al trabajo se tome un rato libre.
Luego de sus risas, es Lee quien les pide comenzar a dar las gracias para dar inicio a su comida. Al terminar la cena los adolescentes se quedan en la sala mirando la televisión mientras Yodo toma una ducha en el piso de arriba y los adultos aun permanecen en la cocina bebiendo un poco y riendo sobre el pasado.
—Es algo triste que Kankuro no venga —menciona el azabache de coleta —hace tiempo que no tenemos una reunión con toda la familia.
—Tienes razón, —ríe el de cejas grandes bebiendo lentamente —además, Tenten parece echarlo de menos.
—Oye, oye —se acerca curioso abrazando por el hombro a su amigo — ¿Quién de ellos crees que se mudaría a la villa del otro si su relación toma más seriedad?
Ambos se miran directo atrayendo la mirada de sus respectivas parejas que solo escuchan la plática manteniéndose con una sonrisa en sus rostros.
—Obviamente Kankuro —aclara Lee.
—Pues yo pienso que Tenten —opina Shikamaru.
Mientras la plática de ellos comienza a profundizar en el tema, Temari avanza al lado de su hermano menor manteniendo la duda en su mirada al ver como la sonrisa de aquellos labios rojos se desvanece poco a poco dejando a un chico perdido en su mente.
—Quizá... deberías hablar con Metal, Gaara... —mantiene su mirada directa —el chico parece estar tan perdido como tú con la nueva información... —traga grueso con la seriedad de la conversación —esta dudando, sabes muy bien que no tenemos idea de porque Shinki los esta apoyando, si le metieron cualquier idea en la mente... si siquiera sigue siendo él, cuerdo y... con vida.
El cuerpo del pelirrojo se tensa al instante dejando fluir sus nervios ante tal horrible idea, pero, aunque la idea lo destroce por dentro se rinde sabiendo muy bien que su hermana podría tener razón.
—Yo... hablaré con él, pero quisiera hacerlo mañana... —girándose la observa —no importa lo que le diga, Metal actuará como sus instintos se lo indiquen.
—Pues deberías pensarlo mejor hermanito, —apoya su mano en el brazo ajeno dándole consuelo —por qué apenas ese niño haga el primer movimiento por ayudar a su hermano, será tachado de traidor.
Con paso firme, Temari deja el miedo y la confusión pintar el rostro de su hermano mientras se marcha despidiéndose de sus visitas entre el desear buenas noches.
Sin sorpresa la noche transcurre con pesadez para todo el equipo de Suna; y a la mañana siguiente, sin haber podido pegar ojo durante toda la noche, el azabache corte de tazón menor es quién se levanta primero de la cama preparado para dar inicio a su entrenamiento matutino, con una bufanda al cuello, el joven de chamarra verde es el primero en avanzar hacia la fría acera; la luna aún iluminaba la acera mientras el reloj de la habitación marcaba las cinco en punto de la mañana, pero aunque lo intentara aquel joven azabache no podía dormir en lo absoluto, dejando fluir su aliento sobre el frío aire de la madrugada seguía con su calentamiento mientras era observado desde una ventana del segundo piso por su pelirrojo padre, Gaara parecía inquieto, pero simplemente no le quitaba los ojos de encima entre su preocupación.
— ¿Gaara? —cuestiona adormilado — ¿Ocurre algo?
El azabache se levanta entre un bostezo y entre un adormilado andar llega a la espalda de su pareja rodeando su cintura mientras descansa el mentón en su hombro y suavemente besa su cuello, al terminar ese cariñoso saludo dirige la mirada al mismo lugar en la calle encontrándose con la presencia de su hijo, el joven adolescente asentía para si mismo y al instante iniciaba una carrera alejándose por la acera de la casa; con la preocupación frunciendo su ceño Lee volvía la mirada al rostro triste y conflictuado de su pareja, que además, se pintaba de arrepentimiento.
—Gaara... —preocupado se aleja hasta estar a su lado.
—Ha... —dudoso vuelve la mirada a su pareja.
—Ey, —toma sus manos con cariño — ¿Qué pasa?
Entre sus dudas deja escapar un suspiro mientras aparta sus manos para dirigirse a la cama, recargándose de la cabecera se aferra a sus piernas recargando su mejilla de sus rodillas mientras admira aquella ventana; con todo lo que estaba ocurriendo la pareja que antes se comunicaba casi a la perfección, no había tenido tiempo de tener una charla sobre el tema de buscar a uno de sus hijos para arrestarlo; tragando grueso, el pelirrojo suspira escondiendo su rostro contra sus piernas.
—Estoy preocupado por Metal.
— ¿Por Metal? —toma asiento en el borde de la cama sujetando el brazo de su pareja —bebé, pero si a quién estamos buscando es a Shinki.
—Por esa misma razón... —busca su mirada —solo recuerda... —eleva el rostro —ellos eran tan unidos Lee, se apreciaban demasiado y ahora... —niega preocupado —Metal debe buscar a Shinki para arrestarlo... realmente, —busca su mirada — ¿Crees que podrá hacerlo sin faltas? ¿Crees que teniéndolo enfrente vaya simplemente a atacar a su hermano? Con Yodo y Araya es lo mismo, —suspira mas relajado —pero, de cierto modo... el lazo de Shinki y Metal es... diferente.
Pensativo, se permite dudar por un segundo — ¿Por qué no nos vamos?
— ¿Qué? —cuestiona confundido.
—Shinki es tan hijo mío como tuyo, lo aprecio, me duele pensar que le hicieron algo para obligarlo a hacer lo que se propongan... —frunce el ceño bajando la mirada —no quiero apresarlo y entregarlo a Chojuro... —sube la mirada a la ventana —quiero verlo, abrazarlo y comprender lo que pasó durante todo este tiempo, —acaricia la mano del pelirrojo —tanto como tú, ¿Por qué no... simplemente nos vamos? —insiste —tu, los niños y yo, busquemos a Shinki para llevarlo con nosotros a cualquier lugar menos aquí.
La duda se hace del pelirrojo que solo entreabre sus labios con indecisión sobre sus próximas palabras, frunciendo el ceño termina apretando la mirada para mostrar sus ojos llorosos ante su pareja.
—No... haya afuera nos seguirán buscando en cuando decidamos huir, sin pensarlo y por Ley, terminaremos siendo agregados a la lista de los renegados... poner a los niños en tal riesgo...
— ¡Con nosotros protegiéndolos! —insiste firmemente convencido —con nosotros protegiéndolos Gaara, tú y yo siempre cuidaremos de ellos, además no debes olvidarlo, —acaricia su mejilla —ya no son niños, son adolescentes, fuertes Ninjas adolescentes que pueden defenderse solos.
Pensativo termina levantándose de la cama —Quiero hablar con Metal —toma una bata poniéndola sobre sus hombros — ¿Quieres... hablarlo con los niños?... —traga grueso —hablo de tu idea.
—No puedo hacerlo si tú no estás seguro de ello.
Sin decir más nada solo abandonó aquella habitación dejando a un azabache preocupado y frustrado; Lee exhalo un enorme suspiro pasando la mano entre sus cabellos para solo dejarse caer en la cama decaído, las cosas... no estaban bien.
Corriendo por toda la villa se podía observar a un joven con chamarra verde que entre practicar golpes al aire avanzaba entre saltos y piruetas despertando en cada golpe todas sus dudas.
— ¡Metal!
Manteniendo su carrera en el mismo sitio, el chico se detuvo mirando como, en el barandal de una escalera, aquel hombre de leotardo verde se sostenía con los brazos junto al peso de su silla de ruedas; sonriente, el hombre de cejas frondosas se impulso con las manos hacia la parte baja de las escaleras hasta caer de manos al suelo frente a su joven sobrino, dando una ultima pirueta se encontró nuevamente sentado sobre su silla admirando al adolescente discípulo que lo miraba entre su entrenamiento.
—Guy Sensei, —hace una reverencia — ¡Buenos días! —termina sonriendo con ánimos.
Entre su diversión el hombre hace avanzar su silla dejando al chico seguirlo entre su trote.
— ¿Qué haces tan temprano dando la vuelta de rutina? Lee y yo siempre lo hacíamos a las seis en punto, pero has iniciado una hora antes, —ríe tranquilo —no me molesta, cada quién tiene su ritmo, pero es un poco peligroso correr con el sol aún escondido, puedes tropezar y lastimarte, o algún ladrón podría salir de la nada y sorprenderte.
El chico sonríe divertido —Si, trato de tener cuidado, —entre su pensar observa a su sensei y luego baja la mirada — ¿Por qué cree que mi hermano nos está atacando?
Sorprendido, mantiene la vista adelante notando el salir del sol matutino, sin decir palabra se dirige a un pequeño parque haciendo que el chico lo siga de cerca; con ambos más tranquilos y dejando el ejercicio de lado se mantienen frente al otro mirándose con seriedad, Guy entonces sonríe entrelazando sus manos entre si sobre su regazo.
—Bueno... puede haber un par de razones, puede que de alguna forma lo hayan convencido de seguir su movimiento, puede que lo estén obligando con algo o alguien... puede... —traga saliva con nerviosismo —existe un Jutsu, es un... Jutsu prohibido, pocos saben de él y el como ejecutarlo, ese jutsu te devuelve la vida, pero... te obliga a seguir las ordenes de quién te revivió, eres tú, es tu mente, pero... no tienes control sobre ti.
— ¿Creé... qué él esté muerto?
El hombre palideció con prisa ante tal pregunta y forzando una sonrisa incómoda simplemente sujeto la pierna de su pequeño discípulo.
— ¡No es que piense que es eso! ¡Es solo que puede llegar a ser una posibilidad Metal! ¡Nunca hay que... descartar las posibilidades...! —tragando grueso siente disminuir sus ánimos ante el rostro triste del chico a su lado —siempre hay que estar listos para lo peor, pero con la mente en la mejor posición —sujeta el brazo del joven mostrando una leve sonrisa —tú mente debe estar preparada para lo peor, pero en espera del mejor resultado, las cosas... no siempre salen como uno quiere, Shinki es fuerte...
Mostrando una leve sonrisa el joven baja de la mesa en la cual estaba sentado y abraza a su sensei para despedirse con dulzura. Al llegar a su hogar, Metal se detiene con algo de sorpresa al ver como su padre lo espera en la entrada de la casa, el pelirrojo mantiene una mirada de desanimo permaneciendo en los escalones de entrada abrazado a sus propias piernas mientras observa el pasto; al notar a su hijo llegar, el pelirrojo se levanta y avanza hasta poder abrazarlo por sobre los hombros entre una leve sonrisa, Metal sonríe atendiendo al cariñoso abrazo y solo se aferra al abrazo que le brindan, con tristeza se aferran al abrazo ocultando el dolor ajeno entre su muestra de afecto. Al apartarse ambos se dedican una tranquila sonrisa.
— ¿Cómo fue tu entrenamiento?
—Bien papá, encontré a Guy sensei en mi camino —avanza a la puerta.
—Ha... —sujetando su brazo lo detiene —quisiera hablar un poco contigo Metal, ¿Podemos hacerlo aquí?
El chico asiente con calma y tomando asiento en los escalones de entrada observa a su padre hacer lo mismo, un suspiro escapa de sus bocas al mismo tiempo, y ambos se observan de reojo tratando de entender el pesar ajeno. En las escaleras interiores Lee toma asiento recargando su cabeza del barandal mientras escucha las voces de su pareja y su hijo.
—Yo... estoy preocupado por la misión que les estoy encomendando... estoy... preocupado por lo que haré cuando lo vea de frente.
El pelirrojo da un asentimiento — ¿Qué piensas que harás padre? —musita evitando las primeras palabras del hombre.
—No lo sé, —escupe aturdido —es seguro que lloraré —abrazándose a si mismo aprieta la mirada —pero... lo que haré después me preocupa —confiesa cabizbajo — ¿Cómo verlo? ¿Cómo culparlo? ¿Cómo odiarlo? ¿Cómo...? —vuelve la mirada al chico — ¿Cómo me verá él a mí?
Inquieto vuelve la mirada sobre su padre — ¿Por qué me estas diciendo todo esto papá?
—Porqué... —entre una sonrisa acaricia los negros cabellos de su hijo —no creo que tú sepas cómo actuar frente a él.
La sorpresa llena el rostro del azabache que baja la mirada con algo de molestia tratando de evitar la mirada de compasión que le brinda su padre.
—Es tu hermano, lo apreciabas bastante, tanto como él a ti... —suavemente sujeta la mano de su hijo —y ahora tienes que ir allá y enfrentarlo, luchar contra él... y no será como en un entrenamiento, —alejando sus manos exhala un suspiro inquieto — ¿Qué harías si él te atacara de frente? ¿Qué harías...? ¿Entrarás en combate o solo huirás? ¿Intentarán convencerlo? Y si... ¿Y si simplemente él no escucha razones?
— ¡Papá, ya basta! —grita alterando mirando de frente a su padre — ¡Solo... cállate de una vez!
Con una respiración irregular el joven sostenía su propio pecho bajando la cristalina mirada que hacia temblar su rostro, sus puños temblaban y al ver como su padre se percataba de eso rápidamente se puso en pie avanzando al interior de la casa, pero sus pies se detenían al cruzar la puerta y notar el ceño fruncido de su padre ante tal grito dado afuera; sin mediar palabra apretó y mordió sus labios para subir con la mirada gacha y un andar decidido hacia su habitación, al llegar al cuarto de Shikadai corrió con prisa sacándose los zapatos y el exceso de ropa, sin pensarlo dos veces fue hasta la cama donde su hermana dormía con tranquilidad y se metió entre las sábanas sorprendiéndola un poco, pero al notar aquel inconfundible cabello la chica se limito a aceptar a su hermano y darle el abrazo que rogaban sus ojos cristalinos con desesperación; exhalando un suspiro ella sintió como aquel joven sollozaba bajo las sábanas así que comenzó a acariciar su espalda tratando de calmarlo.
—Metal...
—No, solo... —trataba de retener su llanto —solo dame un momento, por favor... por favor solo dame...
Con un nuevo suspiro escapando de su boca, la joven siguió tratando de calmar a su hermano mientras en los futones del suelo dos chicos se levantaban aún adormilados mirando y escuchando lo que ocurría en la cama de la habitación; con un suspiro Shikadai se dejó caer en su futón mirando de reojo como Araya cubría su cara con su mano mirando nervioso y decaído la escena. En la planta baja la puerta principal se abría dejando ver a un pelirrojo cabizbajo que se detenía encontrando la mirada directa de su pareja; la molestia se mezclo con las demás emociones y sin poder retenerse sintió las lágrimas abrumadoras llenar sus mejillas, Lee se levanto y esa fue la señal para que aquel chico se acurrucara en sus brazos buscando consuelo, aunque fuera por solo un segundo.
Con el desayuno en la mesa Shikamaru terminaba de beber su café para despedirse de su esposa y amigos, al llegar a la puerta de salida miraba con una sonrisa relajada como todos los adolescentes bajaban al primer piso.
—Buenos días chicos, voy a trabajar, así que... —despeina aún más a su hijo —cuida de ellos Shikadai, trata de mostrarles buenos lugares, y que no se te vaya a ocurrir llevarlos a esos lugares de apuestas, —termina de colocarse los zapatos —o a los antros.
Con un bostezo avanza hacia la cocina —A está hora todo lo bueno se encuentra cerrado papá, aunque quiera no puedo llevarlos.
—Así mejor, —ríe —nos vemos chicos.
— ¡Cuídate! —respondía sin más.
—Hasta luego señor.
—Qué tenga un buen día.
El único que no había dicho nada era el azabache de ojos grandes que cabizbajo avanzaba sujeto al brazo de su hermana; algo extrañado, el azabache de coleta volvió la mirada nuevamente sobre aquel chico antes de marcharse, pero éste ni siquiera intento mirarlo. Al llegar a la cocina todos notaron el desgane del pelirrojo que ya se encontraba sentado en la mesa, y... como nunca lo habían visto... con los brazos sobre ella y encorvado; totalmente arrepentido, Metal avanzo hasta el lado de su padre y tomo asiento en silencio.
—Lamento mi actitud, fue muy...
—No tienes permitido ir a esa búsqueda, —sentencia con firmeza levantándose enojado —nadie de nosotros irá a esa maldita búsqueda.
Sus palmas caían sobre la mesa bruscamente mientras sus ojos afirmaban sus palabras con suma fiereza; todos se encontraban sorprendidos ante aquellas duras palabras que habían salido de su boca, pero Metal solo trago grueso y se levantó posando sus manos con firmeza sobre la mesa.
— ¡Eso es una estupidez! —empujando la silla enfrenta a su padre — ¿¡De qué estas hablando!? ¡Shinki esta allá afuera con personas siguiéndolo con la intención de matarlo! ¡Y tú solo... —analiza su estado —solo... ni siquiera sé en qué estás pensando! ¡Pero es una completa estupidez dejarlo allá afuera por su cuenta!
Apretando los puños Gaara se giraba hacia aquel joven que le retaba con la mirada, que le miraba con odio y desconfianza; furioso, soltó una bofetada en la mejilla de su hijo menor quién sorprendido se quedó inmóvil al igual que todos los presentes.
—Estoy harto de esto, no voy a permitir que me faltes al respeto Metal Lee, tu hermano puede arreglárselas por si solo... —exhalando un suspiro se abraza a si mismo frunciendo el ceño en menor cantidad —estoy haciendo esto porque estoy preocupado por ustedes, —confiesa mas tranquilo —si alguno de ustedes decidiera huir con él...
—Entonces él estaría a salvo de vivir encerrado el resto de su vida —declara furioso.
— ¡Metal! —reprende su otro padre con firmeza.
— ¿¡Qué!? —da la cara a todos — ¿¡Acaso no piensan lo mismo!? ¡Shinki estaría mucho mejor largándose de todo esto! —vuelve la mirada al pelirrojo — ¡Lo secuestraron! —tiende la mano al exterior — ¡Lo apartaron de nuestro lado cuando apenas era un niño! ¡Él no esta haciendo esto porqué quiere!
—No lo sabemos... —musita Yodo por lo bajo —no lo sabemos Metal —sube la mirada hacia su hermano —la gente puede cambiar, éramos unos niños, y al menos nosotros tres nos criamos con nuestros padres que nos guiaron para ser lo que somos... pero Shinki fue criado por ellos, quizá... creé en ellos...
— ¡Shinki no es un idiota! —expresa al borde de las lágrimas.
—Cada persona piensa distinto Metal, —añade Araya —cada persona comprende de manera distinta una cosa, y al final de cuentas todos podemos cambiar nuestra idea de algo por mejores palabras dichas sobre el mismo tema.
— ¡Shinki no lo haría!
Las lágrimas del joven salen sin más haciendo comprender a los presentes que no se encuentra listo para tal misión; incomoda y triste por la situación, Temari avanza hacia Metal sujetando su hombro con cariño.
—Vamos arriba, necesitas un rato a solas para pensar en todo.
Pasando al lado del pelirrojo que arrepentido bajaba su mirada, Temari pudo notar por primera vez en mucho tiempo aquella mirada de odio que hacia bastante tiempo no se apoderaba del rostro de su hermano, preocupada dirigió una mirada a Lee quién comprendió enseguida acercándose a su pareja.
—Yo, lo siento... —bajaba aún más la mirada —por golpearte... —su voz se desvanece —y ser tan idiota...
Con paso firme avanzo hacia el exterior de la casa ignorando los llamados preocupados de su pareja. Arrepentido, Metal bajo la mirada y simplemente corrió piso arriba con rapidez.
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