Capítulo 8

Dolor, fue el dolor lo que despertó a Hakyeon de aquella plácida oscuridad en la que el desmayo lo había sumido. Aún no podía mover su cuerpo, ni siquiera podía abrir los ojos para ver dónde estaba, pero podía sentir de forma clara el dolor de todas y cada una de sus heridas, la peor era la de su costado, que en aquellos momentos ardía más que cualquier otra cosa que hubiera conocido hasta entonces.

Poco a poco se percató de que había alguien más a su alrededor, cinco lobos lo estaban torturando de alguna forma. Por algunos momentos se dejó hacer, estaba demasiado cansado y adolorido como para pelear, sin embargo un pensamiento cruzó su mente: él no estaba sólo, hasta ese momento Hongbin había estado con él, ¿dónde estaba ahora? ¿Esos malditos también le estaban haciendo algo a él?

Fue suficiente para despertar por completo su mente, comenzó a esforzarse realmente para poder moverse.

Lo primero que logró fue abrir los ojos, con lo que pudo ver al omega que le estaba ocasionando el horrible dolor, le gruñó una advertencia a pesar que no podía moverse demasiado. El omega retrocedió, asustado por su reacción, pero de inmediato ya tenía a otro sujetando su hombro y uno más a su cadera, al menos uno de ellos era un alfa según le indicaron sus instintos.

—¡Estáte en paz! Maldición, —gruñó el que lo sostenía por el pecho—. Sungmin, ve a buscar a Leeteuk y al otro, creo que los necesitaremos

"Al otro" ¿se referirían a Hongbin? ¿Le estarían haciendo lo mismo que hacían con él? Aquella idea era aterradora en muchos sentidos, se había prometido cuidar de él, no podía permitir que le pasara algo como eso.

Con cada momento que pasaba Hakyeon se sentía más desesperado, pero gracias a ello iba volviendo algo de su fuerza y sus movimientos, los lobos que lo tenían prisionero tenían cada vez más problemas para detenerlo.

—Espera, por favor, te harás más daño si te mueves, —dijo el omega al que le había gruñido en primer lugar, a pesar de su patente miedo se acercó un poco a él con los brazos levantados.

—¡Mantente apartado, Wookie! —ordenó el alfa que lo sujetaba.

Justo cuando logró levantar su mano derecha, que ya comenzaba a convertirse en garra, el olor de Hongbin llegó a él y pronto ya tenía a su amigo sujetando esa misma mano.

—Hey, N hyung, tranquilo, todo está bien.

Hakyeon aún gruñó una última vez mientras terminaba de reconocer a Hongbin, olía diferente gracias a la ropa que llevaba puesta, pero en definitiva era él; y no pudo percibir mayor herida, solo parecía preocupado.

—Binnie... —susurró como un mantra, intentando recuperar el control de sí mismo.

—Estoy aquí, hyung, estoy bien. Estos lobos, ellos quieren ayudarnos —le dijo él con voz suave.

Hakyeon pudo sentir cómo Hongbin acariciaba su cabello hacia atrás, algo que siempre había servido para tranquilizar y consolar al mayor, un secreto que solo ellos dos sabían. Hakyeon tomó una última respiración profunda para tranquilizarse por completo, aún le dolía todo pero al menos había recobrado por completo la razón.

—¿En verdad confías en ellos, Hongbin?

El menor lo pensó un momento antes de cerrar los ojos y respirar profundo, todos los demás se habían quedado en silencio. Hakyeon confiaba en los instintos de Hongbin, quizá aún más que él mismo; era algo que sus padres le habían enseñado hacía mucho tiempo, quizá los alfas tuvieran una mayor fuerza física, pero los omegan tenían un instinto y unos sentidos mucho más desarrollados.

Si alguno de aquellos lobos tenía alguna mala intención, estaba seguro que Hongbin podría olerlo, aunque no supiera qué era realmente, presentiría que algo allí iba mal, sería la señal para Hakyeon. Por el contrario, cuando Hongbin volvió a abrir los ojos su mirada era tranquila.

—Sí, Hakyeon-hyung, confío en ellos.

Todo el cuerpo de Hakyeon se relajó entonces, aunque no soltó la mano de Hongbin en ningún momento. El pequeño omega al que había asustado al inicio volvió a acercarse, fue entonces que Hakyeon pudo verlo mejor, sus rasgos aniñados y su cabello ondulado, lo que en un inició pensó que se trataba de algún instrumento de tortura eran, en realidad, un par de pincitas con las que sujetaba un algodon.

Tocó con suavidad el costado de Hakyeon, lo cual fue suficiente para hacerlo jadear de nuevo, todo su cuerpo se tensó mientras el dolor volvía a estallar, aunque esa vez solo giró la cabeza hacia Hongbin, mientras una de sus manos lo sujetaba la otra se enredó con fuerza en la tela debajo de él.

—Lo siento, sé que duele, pero debemos limpiar las heridas lo más pronto posible, ya se estaban infectando y si las dejamos así podrían contaminar la sangre. Por favor, resiste un poco más, sé que es muy doloroso pero pasará pronto.

Hakyeon no pudo decir nada, pero seguía luchando por mantenerse inmóvil y sobrellevar aquel dolor. Sintió que el alfa que lo había detenido antes ahora sujetaba su muñeca izquierda, pero era lo menos importante.

El tiempo paso demasiado lento para Hakyeon mientras era así curado, podía sentir al omega limpiando las heridas más grandes, incluso raspó alguna partes quizá eliminando las partes infectadas o dañadas. Hongbin no lo soltó en ningún momento, acariciaba su cabello y varias veces limpió de su rostro el sudor que el ardor le ocasionaba.

Cuando pasó a la mordida del hombro el dolor ya había disminuído un poco, ya sentía su cuerpo algo adormecido. En esa ocasión el proceso fue más rápido, quizá debido a que no era tan profunda como la del costado.

—Está listo, aunque habrá que volver a tratarlas mañana, para corroborar que la infección no se propagó. Luego de eso, el proceso natural de tu lobo te ayudará a sanar bastante rápido.

Hakyeon asintió

—Gracias, y lamento haberte gruñido hace rato, lo siento.

—No te preocupes —contestó el omega con una sonrisa—, lo entiendo. Por las heridas que tienes supongo que han pasado por cosas muy difíciles, y que de pronto despiertes y te encuentres con gente desconocida causándote más dolor, es entendible que reaccionaras así.

Aún así el alfa junto a él soltó un gruñido más bien bajo, como si intentara contenerse.

—Por cierto, mi nombre es Ryeowook, y este gruñón junto a mí es mi pareja de vida, Yesung. Espero no te moleste su comportamiento, es algo sobreprotector —bromeó.

Hakyeon iba a decir algo, reconocer que era normal que un alfa defendiera a su pareja de otro lobo que le gruñía, pero antes de que pudiera decirle le acometió un mareo que nubló su vista por algunos segundos.

—Oh, bueno, supongo que ya habrá tiempo más adelante para presentaciones y demás, por el momento necesitas descansar para que tu lobo comience con la recuperación.

—Gracias, pe-pero antes, necesito hablar, ¿quién es su alfa principal? —preguntó conforme regresaba a la normalidad.

Un lobo castaño y delgado se acercó a la mesa, por inercia Hongbin lo soltó y les dio su espacio.

—Yo soy el líder de la manada Park, puedes decirme Leeteuk —a pesar de su presencia imponente, él en sí parecía bastante afable.

—Alfa, yo soy Hakyeon, alfa líder de la manada Cha... —su voz se quebró, esa "manada Cha" ya solo eran ellos dos—. Solicito asilo en su territorio, por favor. En este estado, no puedo cuidar de Hongbin, necesitamos protección.

Luego de decir aquello volteó la cabeza a un lado, dejando al descubierto su cuello.

Sonó una exclamación baja entre el resto de miembros, Hongbin soltó un sonido de queja e intentó acercarse, pero Donghae lo detuvo de manera amable. Aquello era una muestra de sumisión, el que un alfa líder se expusiera así era algo muy raro de ver, y quedaba claro que Hakyeon lo hacía para protegerlo.

Al sentir como el otro se acercaba Hakyeon cerró los ojos, su lobo interno quería girarse y plantar la cara, pero no podía hacerlo, necesitaba pensar en el bienestar de Hongbin. Si el alfa lo mordía, perdería cualquier credibilidad como alfa líder, sin embargo así Hongbin estaría a salvo, eso era lo importante.

Leeteuk estaba igual de sorprendido que el resto, aunque de manera grata. Sonrió mientras se inclinaba sobre el otro, solo para poner una mano en su hombro.

—Veo que eres un buen chico, y bastante formal al parecer. Pero no te preocupes, no es necesario nada más, a partir de ahora son nuestros invitados de honor, están bajo la protección de la manada Park.

Gran parte de la tensión de Hakyeon se desvaneció en un largo suspiro, su cuerpo se relajó y volteó de nuevo hacia los otros. Hongbin ya estaba de nuevo a su lado.

—Ahora, descansen, cuando despierten tendremos algo rico para comer y entonces podrán contarnos lo que ocurrió.

Con aquella última orden, el resto de lobos comenzó a salir de la habitación. Con cuidado Hongbin se acostó a un lado de Hakyeon, luego de todo lo que habían pasado ambos necesitaban su contacto. Solo unos instantes después de que se quedaron solos, ambos ya estaban profundamente dormidos.

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