Capítulo 3
En cuanto le llegó el aviso mental de parte del alfa líder, Hongbin se había asustado, no tanto por él mismo sino por su padre. Derramó la comida sin siquiera notarlo, utilizando todas las fuerzas de su delgado cuerpo humano para llegar.
Entró de forma apresurada, sintió que su corazón se detenía al encontrar la habitación vacía, además del caos en él. Por algunos momentos temió lo peor, y estaba a punto de echarse a llorar cuando su lobo interno le instó a poner atención en sus sentidos: allí no había ningún otro olor más que el de su padre y el de él mismo.
Lo más probable era que, al escuchar el aviso, su padre hubiera entrado en pánico y hubiera intentado huir de ahí.
—¡Ah, maldita sea! —gruñó el menor mientras se quitaba la ropa.
Era un omega, y uno de clase baja además, lo mejor que podía hacer era esconderse con el resto, pero no podía dejar a su padre asustado y corriendo por ahí, él también era un omega, y con su estado mental sería una presa demasiado fácil.
Así que, contra todos sus instintos, tanto de conservación como de seguir las órdenes de su alfa líder, tomó su forma de lobo y se lanzó fuera de la cabaña, donde ya se escuchaban algunos enfrentamientos.
Intentando dejar de lado su miedo, Hongbin se concentró en encontrar el rastro de su padre para poder seguirlo. Al parecer había huido hacia el bosque, hacia el este, lo cual lo alejaba un poco de los enfrentamientos, no podía percibir que alguien más lo estuviera siguiendo, así que su esperanza se mantuvo alta mientras corría hacia él.
Se adentró en el bosque, tan concentrado en seguir y alcanzar a su padre para obligarlo a volver a la seguridad de la manada, que no se percató de que él mismo se estaba alejando bastante.
Al menos no lo hizo hasta que sus sentidos le avisaron de dos presencias cercanas, dos alfas de los que no pudo reconocer el olor.
En un inicio el pánico bulló en su mente a causa de su padre, sin embargo había una diferencia clara en los rastros: cuando su padre pasó por allí los lobos no habían estado presentes, su olor era mucho más reciente, demasiado...
Se quedó congelado en el momento en que los vio: dos lobos, un alfa y un beta por lo que podía deducir de sus tamaños y olores; eran adultos completos, mucho más grandes y fuertes que Hongbin, incluso tenían los hocicos manchados de sangre, y la mirada que le dedicaron en cuanto lo vieron le auguró un montón de cosas feas para su futuro.
Ni siquiera pudo retroceder mientras los dos enormes lobos comenzaban a rodearlo y olfatear a su alrededor. En su mente aterrada solo hubo un pensamiento: al menos mientras estos dos se divertían con él, no tendrían tiempo de seguir a su padre.
Hongbin solo cerró los ojos mientras sentía el fétido aliento llegar a tocarlo, resignado, cuando una gruñido grave y amenazante los detuvo a ambos. De entre los arbustos apareció una gran masa de músculos y pelaje oscuro que se abalanzó sobre ellos.
Hongbin suspiró con cierto alivio al reconocer al lobo de Hakyeon, más grande y robusto gracias a su naturaleza de alfa líder, esperaba que ganara a pesar de la diferencia numérica.
En efecto, pudo alejar al lobo más pequeño gracias a ese primer golpe, aunque de inmediato el otro alfa se lanzó a su ataque.
El omega solo pudo retroceder algunos pasos, asustado por la ferocidad de aquella pelea. Por algunos momentos se odió mentalmente, por no tener un cuerpo más grande y fuerte que pudiera ayudar a su amigo, por el contrario, sólo podía quedarse allí temblando, y sabía que si lo intentaba solo sería un estorbo.
Aun así, no pareciera que necesitaba ayuda, era cierto que la batalla era feroz, los ladridos y aullidos eran bastante aterradores, pero nada parecía indicar que Hakyeon estuviera en desventaja.
Hakyeon estaba logrando imponerse sobre los otros dos enemigos, era un alfa bien entrenado y ejercitado, además de motivado por la protección de su mejor amigo, tal vez fuera un poco más joven, pero eso lo compensaba su naturaleza.
Cuando creyó que estaba a punto de ganar, ocurrió lo peor: Su mente se quedó en blanco, todo a su alrededor pareció detenerse, como si todo el sonido del mundo se hubiera apagado. Apenas fue consciente de que Hongbin sufría la misma conmoción, como si todo lo demás a su alrededor se volviera borroso.
La conexión con su alfa líder se había roto, eso era lo que ocasionaba aquella sensación, y solo podía significar una cosa: su alfa líder, su padre, había muerto.
Hakyeon ni siquiera tuvo tiempo de procesar esa información, fuera de su mente todo seguía igual y los dos lobos enemigos aprovecharon su distracción. El más grande mordió con crudeza su costado, a la par que utilizaba las patas traseras para arañar cerca de la cabeza.
Por el otro lado, el beta mordió la zona del hombro, peligrosamente cerca del cuello. El dolor estalló en su cuerpo, a pesar de lo cual Hakyeon intentó mantenerse firme. Giró la cabeza para también morder al lobo más pequeño y obligarlo a soltarle.
Aunque lo logró, el alfa mordió más fuerte y sacudió la cabeza para agrandar la herida, con un último esfuerzo Hakyeon logró patearlo y caer lejos de él. Cuando intentó ponerse de pie, el dolor se lo impidió, aún así, el siguió intentando levantarse, más al notar que Hongbin se colocaba entre él y los dos amenazantes lobos.
"No, no Hongbin, espera, apártate" gritó mentalmente.
"¡No dejaré que te lastimen más!" le contestó, lo cual sorprendió a Hakyeon.
Antes de que se desencadenara la "batalla final", que más bien sería los dos lobos enemigos dando cuenta de ellos, algo en unos arbustos cercanos se movió, instantes después apareció un tercer lobo desconocido, éste de un pulcro color crema.
La intromisión fue suficiente para que los enemigos pausaran su ataque, mientras el recién llegado tomaba su forma humana.
—Peniel, Changsub, ¿qué hacen aún aquí? Hemos ganado, el líder nos quiere a todos en el centro, ahora.
Hablaba con voz aparentemente tranquila, suave, pero había algo en su postura que alteraba a los jóvenes lobos locales. El alfa enemigo tomó también tu forma humana, podían notarse los arañazos y golpes que le había ocasionado su pelea con Hakyeon.
—Vamos Minhyuk, no seas aguafiestas, solo queremos divertirnos un poco. Además, ¡mira como me dejó ese niñato! Tomaré mi venganza, y mi premio en ese pequeño omega, y luego volveré con el resto.
Sus palabras lograron que Hakyeon volviera a gruñir, había logrado levantarse pero no podía dejar de temblar, el dolor carcomía su cuerpo y su sangre goteaba hasta el suelo. El rubio hizo una mueca.
—¿En verdad van a desobedecer a Eunkwang? Eso no le gustará —dijo con aparente inocencia, pero bastó para que los otros dos se tensaran.
—Ah maldición, como sea... —el alfa retomó su forma de lobo y ambos se perdieron por el mismo camino que habían llegado.
Una vez solos, el ambiente se aligeró bastante, aun así Hongbin se mantuvo alerta, podía escuchar los quejidos de su amigo, y por su voz suponía que también se había vuelto humano, probablemente a causa de las heridas. El rubio al que habían llamado Minhyuk se acercó un poco.
—¿Cómo está él? ¿Podrá viajar?
Hongbin respiró profundo, la voz suave del otro le transmitía algo de calma, entre eso y su olor dulce le dijeron que se trataba de un omega. Aún confundido, tomó también su forma humana.
—¿Quién eres? Eres de la otra manada ¿no es así? La que nos atacó, ¿por qué nos ayudaste? ¿Qué quieres? —preguntó al hilo, casi sin pausas.
—Tranquilo, en efecto soy de la manada Seo, sin embargo, estoy en contra de las muertes innecesarias. No tiene sentido que ustedes también mueran si ya hemos ganado.
—¿Qué, harás, con nosotros? —jadeó Hakyeon, podía notarse el dolor en su voz.
—¿Yo? Nada, ahora volveré con mi familia. Ustedes, por el contrario, necesitan moverse rápido para alejarse de aquí antes de que alguien más los encuentre. Te reconozco como un alfa líder, no sobrevivirás frente a la manada que ha tomado tu territorio.
Hakyeon lloriqueó un poco, desesperado.
—Vayan al norte, pasando la ciudad humana. Allí se encuentra la manada Park, ellos son mucho más antiguos y afianzados, y por lo que he escuchado de su líder actual, creo que podrán ayudarlos.
Sin decir nada más, el rubio se dio la vuelta y retomó su forma lobuna.
—Gracias —dijo Hongbin muy bajo, el lobo movió las orejas como si lo hubiera escuchado, pero no hizo mayor gesto y se perdió en pos de sus compañeros.
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