23. Cuando cumplís años
Los sonidos de la casa se fueron apagando y con ello, la noche se apoderó del hogar. No había luces encendidas excepto por la lámpara de sal del living, pero la luz tenue apenas si llegaba al dormitorio de los muchachos. Allí, la única fuente de luz era la pantalla del celular de Alexis, revisando sin muchos ánimos las redes sociales. Las penumbras dibujaron sombras sobre un Darío dormido con la boca abierta, la respiración ruidosa y el celular en la mano. Le había dicho que iba a quedarse despierto, pero al ser el único en la casa que madrugaba para ir al CERP, el sueño lo venció antes que fuera las once de la noche. Geralt le hacía compañía acurrucado cerca de sus pies.
Alexis dejó el teléfono cuando el movimiento de la casa mermó. Julieta salía del trabajo a las doce y media de la noche, así que el silencio se instalaba casi cerca de las dos de la madrugada.
—Darío —susurró con cuidado, girando el cuerpo hacia él.
—¿Mmm?
—Mijo, ¿querés dormir conmigo?
Darío se movió y sacó una mano para tirar del acolchado y cubrirse por completo.
—Dale, man, que vos sos el primero en levantarte, nadie se va a enterar —murmuró casi en una súplica.
Al ver que su compañero no se movía creyó que se había dormido. Se giró para darle la espalda y soltar un bufido de fingida ofensa. Unos segundos después el colchón se hundió con el peso de Darío, quien se metió con rapidez entre sus mantas. Ampliando la sonrisa, Alexis no se movió, esperando a que él cediera primero a las palabras.
—Me voy a arrepentir de esto, eh —dijo Darío, con el aliento haciéndole cosquillas en el cuello de Alexis.
—Ah, te juro que no.
La cama rechinó contra las baldosas cuando Alexis se giró y buscó su boca en la oscuridad. Darío cedió muchísimo más rápido de lo que pretendía y pronto ambos se encontraban explorando con sus manos la piel bajo las remeras. Los besos abandonaron los labios para buscar frenéticos las zonas del cuello más sensibles y la necesidad no dejó de aumentar.
Sin embargo, Darío detuvo los dedos de su compañero que se colaban por el elástico de su pantalón pijama.
—Mijo, no te me cortés —se quejó Alexis mientras su primo apretaba los labios y fruncía el ceño—. Además —añadió mientras esbozaba una sonrisa pícara—, dejame pagarte el helado de hoy.
Sin esperar una respuesta, se tapó hasta la cabeza con las mantas y lo siguiente que Darío sintió fue un beso húmedo cerca del ombligo que lo hizo estremecer. Se mordió el labio inferior para contener un suspiro y dejó que Alexis pagara la deuda sin poner resistencia.
El cumpleaños sería al día siguiente y Darío no encontraba nada para regalarle. Fue a la papelería y se quedó mirando las opciones en las estanterías con mucha duda. Además de las libretas demasiado floreadas, rosadas o con motivos dirigidos más que nada a adolescentes, las otras eran más neutras o del todo lisas. No había ninguna que pudiera dar la idea de apuntes de un músico. No recordó con exactitud cuál le había llamado la atención de Alexis cuando fueron hacía unos días atrás, así que soltó un suspiro pesado y salió del local, con los ánimos por el suelo.
Mientras decidía qué hacer, el celular vibró anunciando un nuevo mensaje. Lorena, una de sus compañeras de clase, escribía en el grupo anunciando con mayúsculas que iba a haber prueba de Geometría. Se quejó en voz alta, pasando las manos por la cara, y terminó mandándole un audio a Ramiro para preguntarle si era cierto.
—Amigo, sabés bien que el viejo Peralta es capaz —le respondió con una voz cansada. WhatsApp pasó automáticamente al siguiente audio—: Yo ya estoy metiéndole a los cuadernos a ver si puedo salvarlo. Estoy a nada de quedarme a examen...
Miró el cielo y volvió a quejarse. Quería aprovechar la tarde para seguir buscando el regalo, pero temía que iba a llegar con las manos vacías. Se pasó lo que quedaba del día para seguir estudiando, incluso Alexis no lo molestó al verlo tan concentrado. Tampoco lo invitó a dormir con él cuando vio que tenía intenciones de quedarse un poco más despierto.
Al día siguiente pudo corroborar que la información de Lorena era correcta. Peralta no dudó en ponerles una prueba especialmente difícil que influiría en la evaluación del trimestre. Revisó las respuestas más de una vez y esperó hasta el último momento para entregarlo, no porque dudaba sino porque temía haberse apurado y resuelto algo mal.
Así que salió al descanso, fue al quiosco de la esquina y casi sin proponérselo, encontró lo que le pareció la libreta perfecta.
—¡Feliz cumple, Ale! —exclamó Julieta con una sonrisa sincera. Le extendió unas bolsas de papel con el logo de una tienda de ropas conocida.
Alexis le devolvió el gesto abochornado y chasqueó la lengua al darse cuenta que era un local cuyas ropas no se caracterizaban por ser económicas. Añadió otra culpa a las tantas que iba acumulando desde que vivía allí y les generaba a sus tíos gastos y más gastos.
—Tía, no precisaba...
Ella hizo un gesto con las manos restándole importancia y lo instó a abrir las bolsas.
—Fijate si te queda bien, cualquier cosa lo podés cambiar.
Le había regalado un canguro azul y unos jeans negros. Alexis no supo qué decir y le agradeció con un abrazo que se sintió con un cariño maternal extra. Por un momento se permitió imaginar que era su madre. Héctor le palmeó la espalda y le dio un beso en la mejilla deseándole que vinieran muchos años más. Le devolvió la sonrisa viendo el rostro de su padre en el de su tío. Se arrepentía demasiado de no haber aprovechado más el tiempo con ellos.
Se giró hacia Darío con el canguro frente a sí para que él le diera su opinión, a lo que su compañero levantó el pulgar y asintió con la cabeza. Tenía los cachetes rojos y Alexis rio porque no tenía idea qué le avergonzaba tanto.
La respuesta le llegó cuando le extendió un paquete pequeño que parecía un libro envuelto con un papel de regalo que tenía notas musicales.
—Feliz cumple, eh.
Dejó las ropas sobre el sofá y estiró ambas manos para recibir el presente. Levantó las cejas mientras desenvolvía con curiosidad. Darío debería conocerlo lo suficiente como para saber que no era muy dado a la lectura, más allá de alguna historia que le haya llamado la atención. Sin embargo, no era un libro, sino que se encontró con una libreta de tapas duras con un dibujo de un casete cuya cinta formaba la palabra music! , y un elástico negro lo mantenía cerrado.
—Pa' que cambies la tuya que está hecha mierda —dijo Darío, encogiéndose los hombros con duda.
—¿Me estuviste chusmeando los apuntes, mijo? —soltó Alexis con la sonrisa contenida, queriendo parecer molesto.
—¡No! Quedó tirada y...
Alexis soltó una carcajada y le palmeó el hombro. Su mano quedó allí más tiempo de lo necesario, en una pequeña caricia. Darío le dedicó una sonrisa sonrojada y le dio dos toquecitos a la mano de su compañero antes que él se apartara y se sentara a la mesa. Julieta puso el mejor mantel y una torta de chocolate destacaba en el centro, con dos velas con los número 21 en color dorado. Además, había salame y queso para picar y un bol con papas fritas.
Se le hizo un nudo en la garganta y no sabía por qué. Quizá porque era el primer cumpleaños después de la ausencia de sus padres, o que Darío estaba a su lado y no podía abrazarlo o besarlo frente a sus tíos. O quizá era justo porque Héctor se parecía demasiado a Hugo y le daba una extraña sensación de añoranza y melancolía.
Sentados los cuatro a la mesa, cantaron "feliz cumpleaños" bajo la cámara del teléfono de Julieta, seguramente en un video que iba a salir todo movido. Darío le puso una mano en el muslo, percibiendo que la sonrisa que Alexis se obligó a esbozar a sus tíos estaba cargada de una profunda tristeza. Quería decirle que estaba con él, que lo apoyaba y le quería. Su primo giró el rostro y le guiñó el ojo antes de alzarse a soplar las velas mientras Héctor le decía que debía pedir un deseo.
Quisiera que mis viejos estuvieran aquí, fue lo primero que pensó, y sopló.
—Feliz cumpleaños, Ale.
Le devolvió la sonrisa a Darío, sin embargo no se sentía feliz.
Hola! Perdonen que he estado ausente, espero que les haya gustado el capítulo!
Si ustedes pudieran regalarle algo a Alexis por su cumpleaños, ¿qué sería?
Gracias por esperar, nos leemos pronto!
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