•Capítulo 63: En la eternidad• (parte 1)

Saludos cordiales, villanos.

Ha pasado un tiempo ¿No? Mucho más del que tenía planeado para estos últimos capítulos. Supongo que algo tiene que ver qué realmente solo faltan unos 4 o algo así para terminar y, esa parte de mí que teme el olvido no quiere aún soltar este fanfic.

Estos meses han sido algo extraño, caóticos sin dudas, acompañados por un bloqueo de escritor sumamente abrumados y una serie de situaciones que me tuvieron alejada de la historia, así como me motivaron a retomarla y ser capaz de darle el final que hace tanto imagine. Teniendo eso en mente, hoy nos reúne un suceso que todos llevamos esperando un buen rato: la boda.

Para hablar de la boda, primero y más importante, me gustaría contarles un poco acerca de una ceremonia simbólica, practicada por aquellos que no quieren una boda religiosa pero si el recuerdo de la ocasión. Se trata de la ceremonia del vino. Se trata de una ceremonia en la cual, durante el intercambio de votos, los novios mezclan sus vinos para crear uno nuevo.

Usualmente, la novia tiene un vino blanco o rosado y el novio uno tinto, claro está que en casos de bodas homosexuales, quien lleva cada vino está establecido previamente. La intención de esta ceremonia es ilustrar que de esta unión nace un nuevo vino, creado en equilibrio por ambas partes, ambos aportan por igual y se comprometen con el nuevo paso de su relación. Al finalizar, los novios beben el nuevo vino, aceptando así la unión que han creado.

Claramente la ceremonia que vamos a presenciar aquí es distinta, muy distinta, pero está completamente inspirada en este bonito intercambio. Fue mi favorita mientras buscaba una inspiración para este capítulo y no podía dejar de usarla.

Ahora, algo importante es que este capítulo va a estar dividido en dos, siendo esta la primera parte. Esto por motivos prácticos, puesto que no siento que un capítulo de 20mil palabras resulte verdaderamente entretenido.

En cuanto a música, porque siempre tiene que haber música, mi mayor inspiración para esto fue "Solas" de Jamie Duffy, esa canción lleva probablemente un año dando vueltas en mi mente, siempre que la escucho pienso en este preciso momento de la historia y en como todo transcurre y es precisamente por eso que será la marcha nupcial de Flug.

Una cosa importante que aclarar desde ya, para futuras referencias, White, el White de Cats es género fluido (como yo :D) y voy a estar mostrando eso descaradamente de ahora en adelante porque muero por escribir un personaje género fluido. Esta aclaración especialmente por si se confunden respecto a por qué de repente me refiero a White con pronombres femeninos.

La imagen en multimedia me pertenece.

Creo que no hay más que agregar en esta nota. Sin más que agregar, por favor disfruten la lectura.

Había pasado un tiempo considerable desde la última vez que Flug se había visto al espejo sin sentir incomodidad o extrañeza por la imagen que se le presentaba delante. Solía siempre haber cierto rencor hacia lo que su reflejo mostraba cada vez que tenía el descuido de voltear la vista y detallar su rostro; sin embrago, estando delante de la imagen de sí mismo en aquel traje tan perfecto para su figura, de alguna forma, se llevaba cualquier negatividad que pudiese sentir hacia sí mismo.

Tenía la suerte de hallarse solo, cosa rara considerando que era la 'novia' y todos parecían tener una razón para meterse al cuarto que le habían asignado a ayudar; la ausencia de intrusos le permitía observarse sin vergüenza, llevar el cabello suelto sobre los hombros y lucir poco agraciado mientras esperaba a poder terminar de arreglarse, o encontrar la motivación para ello.

Los nervios lo iban a matar un día.

Acarició con la yema de los dedos la pequeña cadena que adornaba el cuello de su camisa, como un detalle adicional a la belleza de su atuendo, suspirando profundamente, a la par que la imagen de Black Hat ofreciéndole el pequeño adorno se instalaba tras sus párpados. El eldritch se había tomado tantas molestias para hacerle lucir bien, que ya no tenía idea de cómo agradecerle, o si siquiera debía hacerlo.

Se apartó del espejo para buscar, entre los cajones del mueble a su derecha, el pequeño kit de maquillaje que había visto más temprano, y un cepillo para organizar su cabello. Tenía a su disposición todo lo que pudiera necesitar en aquel mueble, desde ropa hasta accesorios que le hacían sonrojar, cosa extraña siendo que ya contaba con todo lo que le hiciera falta. Supuso que era simplemente un lujo, el darle a la 'novia' cuantas cosas le hicieran falta, incluso si no las utilizaba.

Se dirigió con calma al tocador, tomando asiento delante y dejando de lado el maquillaje, era más fácil ordenar su cabello antes de pensar en tratar de lucir menos cansado y golpeado por la vida.

Estaba evitando verse a sí mismo, aún no era momento de detallar excesivamente su rostro, por lo que su atención pasó a cada pequeño detalle en la habitación; no era particularmente grande, bien podía tener el espacio del cuarto de Thana en la mansión, pero la luz que entraba por la ventana, atenuada por los árboles en el exterior, brindaba una sensación de amplitud envidiable. Muebles de madera en tonos medios, naturales, estaban dispuestos de tal forma que fuese sencillo moverse, pero siempre manteniendo una oferta de un lugar para sentarse si hacía falta.

No creyó que harían la ceremonia en una locación diferente a la mansión, mucho menos a la isla, pero debía reconocerle a Black Hat que el tener a su disposición una pequeña isla privada, fácil de decorar y acomodar a necesidad, había resultado práctico y tranquilizante. Solo aquellos invitados podrían dar con su ubicación, no tendrían que lidiar con fanáticos de la secta, la prensa o cualquier otro entusiasta ansioso por descubrir quién era la misteriosa pareja del demonio.

- Oye nerd ¿Por qué tardas tanto? - escuchó su cabello reventar por la fuerza que el susto le hizo ejercer en el cepillo; dejó salir un quejido a medio camino de ser gruñido, mientras Demencia abría de par en par la puerta de la habitación- ¡Ja! Hasta acá escuché eso.

- Demencia, no es gracioso- quejó sobando la zona adolorida, fulminando a la joven alebrije a través del espejo, mientras ella se aproximaba dando saltitos hasta estar a su lado- No estoy tardando mucho, aún faltan invitados y la ceremonia empieza en casi tres horas. ¿Qué quieres?

- Blacky dice que no debemos dejarte solo, así que vine a supervisar que no te tires por la ventana y salgas corriendo- se dejó caer con poca gracia en una silla junto a él, abriendo las piernas y enterrándose tan profundamente en la cojinería, que casi pareció desaparecer- Aunque si lo dejas plantado, yo gustosa tomo tu lugar.

- Gracias, pero no gracias- tuvo que dejar el cepillo para encarar a la chica, poco dispuesto a seguir batallando con su apariencia teniéndola presente- No necesito que me cuiden, y no necesito que tomes mi lugar. ¿Rompiste el vestido?

La chica, igual que otro par de elegidas para damas de honor, iba en un vestido de falda corta, que normalmente llegaría a la mitad de la pierna, si Demencia no se hubiera encargado de rasgar violentamente la tela hasta que llegase a su rodilla y un poco más arriba. Flug agradeció mentalmente que no hubiera decidido llenarlo de pintura para transforma el color uva en algo más alocado, más digno de ella.

Por suerte seguía viéndose elegante, a su caótica manera.

- ¡Claro! Era muy aburrido y plano- se quejó subiendo las piernas a la silla para cruzarlas, riendo al escuchar como la tela se rasgaba un poco más por lo brusco de sus movimientos- Dark no me dejó mejorarlo, hice esto sin que se diera cuenta.

Flug rodó los ojos negando, sin ánimos para volver a lo que se supone que debía hacer. Sería prudente terminar de arreglarse, pero no se sentía muy cómodo haciéndolo con alguien más en el cuarto. Intentaba no mirar la bolsa de maquillaje, o el cepillo que mantenía su cabello arrancado entre las cerdas, pero le resultó imposible alterar la mirada entre la joven y el tocador, visiblemente más nervioso cada vez que volvía a ver a Demencia.

- Oye Flug, ¿Necesitas ayuda? - la voz de la joven lo tomó por sorpresa, no porque no se la espera, sino porque fue extrañamente tranquila, casi amable, un tono poco común en ella- Puedo maquillarte si quieres, ya me ocupé de Blue, Dark y Kirsi, puedo maquillarte también si quieres.

La miró a los ojos con desconcierto, notando por primera vez el delineador morado que adornaba su párpado, y la suave sombra escarchada que acompañaba el toque de negro en la comisura del ojo. Un maquillaje sobrio, delicado, y nada similar a lo que usualmente usaba. Rematado con algo de rubor y un labial a juego con el vestido, Demencia (y probablemente las otras) lucía lista para la ocasión.

- Um... bueno...- no es que no quisiera aceptar la ayuda, más bien se trataba de que, la última vez, había sido algo genuinamente extraño; Demencia era buena, muy buena, con el maquillaje, y confiaba en sus habilidades, pero se sentía... raro dejar que ella fuese quien se hiciera cargo del asunto, aunque tuviera habilidades con las que él apenas podía soñar.

- Vamos tonto, no vas a tener tu horrible bolsa hoy ¿Recuerdas? Te voy a dejar perfecto para Blacky- ese tono amable permanecía en su voz, desconcertado cada vez más al muchacho, que se debería tener que tan buena o mala idea sería aquello. Ese momento no era un simple cita, era su boda, y no quería arriesgarse, aunque necesitase ayuda.

- Bien- cedió finalmente, suspirando resignado para girar el cuerpo hacia ella, ofreciéndole la bolsita para que juzgarse por sí misma el contenido y demás cosas que se le hicieran importantes para el maquillaje- Solo... asegúrate que sea bueno.

El chillido de felicidad que salió de su garganta se llevó cualquier consternación que el tono de voz pudiese haber dejado. Sin cuidar de su vestido, provocando otra rasgadora, cambio de silla a una que le permitía estar a la altura de su rostro, aunque Flug suponía que iba a acabar o bien sentándose sobre el tocador, o de pie frente a él.

La chica se apresuró a sacar todo lo que había en la bolsa, algo que desafiaba sin dudas las leyes de la física. Había una paleta de sombras, varios tonos de rubor individuales, delineadores de toda clase y otro tanto de implementos que Flug a duras penas podía nombrar. Entre más sacaba la chica, más entusiasmo expresaba, lo que se debía asumir como una buena señal.

- ¡Que envidia! Todo esto es de la mejor calidad- lamentó cuando finalmente hubo desocupado la bolsa, dejando todo en perfecta disposición para hacer más fácil el proceso Flug nunca había visto tanto orden de su parte- ¿Te lo vas a quedar? Todo es perfecto para ti, deberías quedártelo.

- No creo que eso sea buena idea ¿Para qué lo usaría? - con calma, Demencia comenzó a preparar la base, y una pequeña esponjita para aplicarla. Realmente se la veía entusiasmada al respecto, probando la calidad en su muñeca y soltando pequeños chillidos de sorpresa con cada prueba- Además, Black Hat debió informar los requisitos, no creo que sean míos por derecho.

- ¡Pues te maquillas, menso! - ofreció casi como una orden, frunciendo ligeramente el ceño ante la reticencia de Flug por conservar aquello que, claramente, había sido elegido solo para él- Yo te enseño, te verías guapísimo usando alguna sombra o delineador diario ¡Capaz que Blacky se enamora más y te hace otro hijo!

- Para, por favor...- suplico con media sonrisa, quedándose quieto en el momento en que la alebrije se giró, esponja en mano, lista para empezar a aplicar. Un pensamiento se apoderó de su mente en el instante en que la esponja tocó su piel, haciéndolo alejar en respuesta- ¿Vas a cubrir las cicatrices?

- Bueno, duh, hoy no hay bolsa que esconda tu fea cara de Hamilton, al menos hay que hacer que no sea tan horrible- el tinte burlón atenuó la malicia con que salían los insultos, sin embrago, y aunque una risa sin ganas salió de sus labios, aquello logró tocar una fibra sensible que esfumó por completo cualquier rastro de diversión que pudiese hacer tenido su rostro- ¿A caso no quieres?

Flug negó suavemente, bajando un poco el rostro para no dejar ver la vulnerabilidad que se apoderaba de él cada vez que el tema salía a relucir. Eran pocas, contadas incluso, las ocasiones en las que había hablado con alguien de sus marcas, de las pequeñas cicatrices que se esparcían por su rostro y cuerpo, en memoria del accidente que casi acaba con su vida.

Había una dualidad peculiar respecto al sentimiento que transmitía el tema, para él y para quien fuese su interlocutor.

- Son... parte de mi historia con él- explicó sin levantar el rostro, respirando lento para retener cualquier pequeña lagrimas que pudiese haber hecho su camino hasta sus ojos- Es algo tonto pero... solo por hoy, me gustaría conservarlas, que me acompañen.

Demencia dejó todo de lado, nuevamente en el tocador, y le rodeó fuertemente por el cuello, obligándolo a un abrazo que se sentía casi fraterno. Correspondió sin entender a que venía aquel contacto, sintiendo una parte de sí mucho más ligera, casi etérea, que se derretía en el cariño de esos brazos apretándole con fuerza.

- Entonces no las cubriré, pero haré que te veas más bonito- prometió al dejarle ir, tomando nuevamente la esponjita y empezando a aplicar delicadamente la crema por la piel del muchacho; Flug podía sentir como evitaba cubrir sus cicatrices, las tres que adornaban su rostro, pasando con mucha más suavidad sobre aquellas zonas, en toques delicados y cautelosos.

Empezó a esparcir con algo más de fuerza cuando cubrió la totalidad de su rostro, procurando que fuese una capa fina, que sirviera como punto de partida para el resto del maquillaje. Flug podía sentir como su piel se adaptaba lentamente, y como también se sentía algo más pesada.

- Dame tu mano- pidió al dejar finalmente una capa pareja, abandonando la esponja y la base del otro lado de sus implementos, tomando una brocha de tamaño considerable y abriendo varios de los rubores que tenía a disposición- ¿Debería verse natural?

- Seria lo mejor- invitó suavemente, siguiendo atento los movimientos de la joven, y como aplicaba pruebas primero en su propia mano, para luego corroborar el tono sobre su muñeca, soplando el exceso para confirmar- Por favor no ensucies la camisa.

La joven rodó los ojos, con indignación plasmada en el rostro, mientras dejaba de lado los colores que no le parecían apropiados y, con la misma brocha y una delicadeza que a duras penas le conocía el científico, comenzó a aplicar el rubor sobre sus pómulos, esparciendo poco a poco el color. El tacto de las cerdas era sutil, le hacía cosquillas y dejaba una sensación curiosa cuando lo retiraba, pero nunca llegó a sentirse molesto, o incómodo.

El contorno fue un proceso similar, primero verificar que el tono funcionaba bien sobre la piel del muchacho, luego aplicarlo cuidadosamente y asegurarse que no era exagerado, ni excesivo. Demencia le sujetaba el rostro por el mentón, cuidando de no lastimarlo con las uñas ni apretar demasiado fuerte. Pronto, en esa pequeña repetición de pasos para cada cosa, solo faltaban sus ojos.

- Bueno nerd, ¿Sombra y delineador? - ofreció tapando todo lo demás, volviendo a arrumar las cosas en la bolsa; comenzó a explorar las sombras y delineadores en su mano, que a esas alturas estaba de todos los colores- Será suave, lo prometo, pero sería genial poder combinar tus ojos con el morado del traje y así ¿Qué dices? También puedo decorar con el delineador para hacerlo más interesante. Uy ¡Puedo dibujar un sombrero!

- Tranquila- pidió con una risilla, ojeando también los colores y las pruebas que tenía Demencia por la piel, analizando que tan buena o mala idea sería acceder a utilizar una sombra de ojos más vistosa que los colores naturales- En realidad no quisiera usar sombras, pero... bueno, no se mucho de esto ¿Hay delineador de algún color ahí?

Demencia revisó entre las cosas que aún quedaban fuera, negando ante la pregunta encontrando únicamente un delineador negro. Chasqueó los dedos sacando su celular de alguna parte del vestido, tecleando rápidamente algo que el muchacho no alcanzaba a leer, para luego tomar la paleta de sombras y otras cosas, dejando aún más perdido al castaño.

- Y... ¡Listo! - celebró tomando una brocha delgada, similar a un pincel, y untando la punta en la extraña mezcla que acababa de hacer, trazando nuevas líneas en su brazo- ¡Delineador casero con sombras! Muy impresionante, ¿No? Recuerdo haber visto esto hace mucho tiempo. Ahora puedo hacerte un delineado que vaya con ese traje tan bonito ¿Qué dices, lo intentamos?

Accedió con una media sonrisa, cerrando los ojos suavemente para permitirle a la chica hacer lo que debía. La sensación del pincel sobre su párpado, rozando delicadamente las pestañas, le producía cosquillas, pero a la vez una sensación curiosamente agradable, casi satisfactoria. Demencia era cuidadosa con lo que hacía, cuidando su trazo.

- ¡Listo! Te ves genial Nerd- celebró abandonando su pequeño pincel y permitiéndole verse en el espejo, admirar el trabajo conjunto, uno parejo y perfecto; el delineador era idéntico en ambos ojos, con el pequeño detalle prometido al final, recortando sutilmente sus párpados.

- Es maravilloso - celebró en un susurro, girándose para abrazar a la joven con un cariño al que no estaba acostumbrada, forcejeó después de unos segundos, intentando librarse del agarre del muchacho- Gracias Demencia, te debo una por esto.

- Déjame bailar con Blacky esta noche y estaremos a mano- pidió con un tono bromista, que delataba el deseo sincero de aquella petición. Antes de poder contestarle, sin embrago, un toque en la puerta los interrumpió, como en cualquier libro o película, una interrupción oportuna que le arrancó una risa sin gracia.

- ¡Adelante! - permitió entrar mientras la chica se dedicaba a guardar el maquillaje, murmurando cosas por lo bajo que el muchacho no alcanzaba a escuchar- Oye, si Black Hat está de acuerdo, no me opongo, solo no le robes besos.

- ¡Hecho! - celebró entregando la bolsa lista, perfectamente empacada antes de dejar la silla y encaminarse a la puerta- ¡Hola Slut, adiós Slut!

Flug río ante la expresión de molestia del moreno, que bufó una vez la joven alebrije hubo salido y cerrado la puerta, de un portazo naturalmente, dejándolos a solas en una especie de silencio roto por los sonidos fuera de la ventana.

- Me alegra que hayan podido llegar, Slug- saludó con una sonrisa, levantándose a guardar el maquillaje en donde lo había encontrado, invitando al mayor a tomar asiento en alguna de las muchas opciones que tenía disponibles. Invitación que declinó con una sonrisa apenas perceptible- ¿Y el señor White Hat?

- Ella está con tu futuro esposo, probablemente sacándolo de quicio- explicó con simpleza, corrigiendo sutilmente los pronombres con los cuales referirse a su pareja ese día, recargando la espalda contra el tocador que antes se encontraban ocupando el castaño y la villana- Te ves muy bien Kenny.

Flug le dirigió una mirada sonriente, agradeciendo el halago y deteniendo la conversación para analizar la apariencia del otro. Un traje sencillo, de pantalón y saco en paño gris oscuro, de cuyo bolsillo colgaban unas gafas oscuras, complementado por una corbata púrpura y una camisa blanca. Simple, pero elegante, le lucía de maravilla y entallaba su figura de manera cautivadora.

- Te ves maravilloso Slug- celebró acercándose a él para tomar el cepillo, desenredando el cabello arrancado para tirarlo en la basura que había dispuesta a un lado del tocador- ¿White eligió el traje? Te queda perfecto.

- Hm, no realmente, fue una elección conjunta- aseguró sin mucha importancia, siguiendo los movimientos del menor con atención, no encontrando nada más interesante que eso- Deberías ver a White, si alguien se ve genial es ella.

A Flug la expresión soñadora y enamorada del mayor le hizo sonreír, había algo genuinamente dulce y maravilloso en escuchar a Slug hablar de su pareja de esa manera, sincera y cargada de emociones sin importarle nada más. Era casi adorable verlos juntos, hablando del otro con esa misma clase de emoción sincera y profunda, como si sus almas, incluso si realmente no existían, estuviesen completamente conectadas, enamoradas a un nivel que otros solo podían llegar a añorar.

El castaño se preguntó, mientras terminaba de limpiar su cepillo, si alguna vez llegaría a conocer esa sensación, si esa forma tan pura de amar estaría al alcance de sus manos. Black Hat no era expresivo como White, ni se desvivía en palabras dulces y melosas, iba tan en contra de sí mismo que le resultaba claramente imposible traspasar esa barrera, sin embrago, sus acciones eran otra historia, una que demostraba sentimientos intensos y reales. Su sonrisa se amplió más al llegar a esa conclusión.

- Me gusta verte feliz Kenny, especialmente hoy- rompió el silencio con un murmullo, acompañado de una sonrisa sincera, casi contagiosa, observando de reojo sus acciones- ¿Cómo te sientes?

- Aterrado- confesó con una risa sin ganas, apretando de más el agarre en su cepillo, arrojando su cabello a la papelera junto al tocador, suspirando profundamente al ver su tarea culminada, un indicio de que debía terminar de prepararse, aún con los nervios- Tengo mucho miedo de meter la pata de alguna forma, equivocarme en lo que se supone que debo decir... pero, también estoy emocionado... aún no puedo creer que de verdad va a pasar.

La mano del mayor, cubierta por un guante de tela negro, se extendió hacia él en un silencioso gesto. Cedió el cepillo con un suspiro, otro más a los muchos que habían dejado sus labios ese día, mientras accedía a la ayuda que le estaba ofreciendo su amigo.

- Ven siéntate y, por un rato, olvídate de todo- invitó colocándose tras la silla que antes ocupaba Demencia, brindándole una mirada tranquilizadora, una que ayudó a calmar casi completamente todos sus miedos. Slug le estaba ofreciendo ayuda, no podía pedir nada más en aquel instante, y si con eso lograba estar listo para su boda, entonces no tenía nada que perder.

וווו×

Las tallas del cristal reflejaban su historia, de manera abstracta y solo entendible a su mirar, una historia cuyos fragmentos individuales no solo lo involucraba a él, sino a su doctor e incluso a la niña; un resumen surrealista de todos los momentos que los habían marcado y unido, que los habían vuelto una pareja tan irreal como la de su hermano.

Aquellas marcas, formadas por el tiempo mismo, debieron ser desagradables de presenciar para sus padres, o quien fuese ahora quién custodiaba los pocos despojos que White Hat y él habían dejado abandonados al partir al mundo donde ahora habitaban.

Ese día que tenía ahora delante, junto a otro pequeño par de detalles, se hallaban ya presentes en la botella, como suponía debieron surgir todos los demás. El cristal se moldeaba poco a poco, bajo la presión de las situaciones y el tiempo, de una forma que le sería imposible explicar.

Su análisis meticuloso a la botella se traducía en una evasión al momento crucial de arreglarse para enfrentarse a lo que le esperaba, no por falta de deseo a pararse en el altar y entregar una parte de sí al humano, simplemente porque con un chasquido de dedos estaría listo, y quedarse con el tiempo libre entre manos no le aprecia en lo absoluto.

Sería demasiado aburrido estar listo y sin nada que hacer por espacio de dos horas.

Dejó la botella en una repisa, abandonando su rincón de reflexión para acercarse a la ventana que tenía su habitación, entrecerrando el ojo ante el insoportable brillo del sol que iluminaba la pequeña isla. Era poco usual que un espacio no se viese afectado por su maligna aura.

Abajo, en el espacio abierto dispuesto para la ceremonia, los invitados se congregaban en pequeños grupos de conocidos que iniciaban conversaciones triviales; incapaz de escuchar lo que decían, decidió centrarse en analizar a cada uno de los parásitos que abarcaban la lista de invitados con la que nunca estuvo completamente de acuerdo.

Las damas iban elegantes, todas en vestidos de gala ceñidos al cuerpo, cuyas faldas variaban de altura y estilo, pero siempre manteniendo una uniformidad exigida en la invitación, un color oscuro entre morado y el negro. Destacaban los brillos y adornos que habían elegido para completar sus atuendos, siempre presente algún sombrero estampado o grabado, símbolo inequívoco de a qué clase de evento asistían.

Pese a que en su mayoría eran mujeres, sus invitados seguían siendo una colección de sus socios más íntimos, y amigos del doctor Flug que habían tenido que enfrentar una dura prueba para poder recibir la invitación. Nadie allí abajo sería tan tonto como para revelar su secreto, mucho menos para preguntar a quién desposaría Black Hat, dado que la invitación no aclaraba nada.

Entre todos ellos, casi como una pequeña sombra, iba de aquí para allá Thana, jugando y riendo y saludando a los poco que se le hacían familiares. Mostraba su lado Infantil naturalmente, entreteniéndose con insectos y flores que recogía sin cuidado, recibiendo murmullos que, dada la falta de reacción negativa, asumía eran cumplidos o enternecimientos por su actuar. De cerca la seguía la cazadora, intentando atraparla sin mucho éxito.

Todo era un panorama al que no estaba acostumbrado, un fluir de energía y tranquilidad que le producía náuseas y le hacía querer tomar a su prometido y largarse de ahí, desaparecer sin aviso y dejar a todos esos invitados esperando algo que no tenían por qué presenciar. Aquella ceremonia, vagamente pública, era uno más en la lista de caprichos que le cumplía a su doctor, porque si en sus manos estuviera, aquel evento sería privado, limitado exclusivamente a su cría y los parásitos de su mansión.

Todo lo hacía sentir extraño, como si aquellos síntomas que habían dado inicio a aquel desastre hubiesen vuelto para asfixiarlo, para dejarlo vulnerable ante todos aquellos que solo conocían su lado más autoritario, ese inquebrantable ser carente de compasión que estaba siempre listo para volver a tomar el mundo entre sus garras.

- Que lamentable- gruñó para sí, alejándose de la ventana con una mano sobre el pecho, acariciando la idea de volver a hurgar entre sus tripas para encontrar el condenado órgano que lo hacía sentir tal frágil- De todas las criaturas de este mundo, caí tan bajo por un humano.

Se podría haber perdido de nuevo en sus pensamientos, en la botella y sus detalles irreales, de no ser por la interrupción que vino de la mano del toque en la puerta, y las delicadas risas que fácilmente reconocía como las de su cría. Chasqueó para abrir, esperando encontrarse a la cazadora, en su lugar, naturalmente, se encontró con la última cara que quería ver ese día.

- Ah, entonces ¿Son para tu papi? Que lindas están- White Hat cargaba con su hija en brazos, avanzando aparentemente ajeno a su entorno, muy ocupado con la conversación casi unilateral que mantenía con la pequeña- Estoy segura de que se pondrá muy feliz cuando se las des.

Contuvo el reflejo de arrebatarle a la niña, obligándose a dejarla ser feliz en brazos de su hermana. Les cortó el paso hacia el interior de la habitación en cuanto la puerta se hubo cerrado nuevamente, siempre con su mueca de pocos amigos y una mirada asesina dirigida a la eldritch de azul, que le devolvía en respuesta una sonrisa pícara, de esas que se burlaban de sus limitantes para hacerle daño.

- Tu cazadora de almas merece un respiro, y ya que yo estoy aquí, me tomé la libertad de dárselo en tu nombre- aclaró a la pregunta no formulada, dejando a la pequeña en el suelo para que corriese por ahí, libe y feliz- Supuse además que querrías verla, con toda esa tierra que trae en el vestido, si tu doctor la ve, seguro se desmaya.

- ¿Lo estas disfrutando? - inquirió atrapando a Thana con su sombra, obligándola a tomar asiento en uno de los sillones dispuestos en la habitación; aún no había analizado su aspecto, pero a juzgar por los rastros de hojas secas y pasto muerto que White traía pegados en la ropa, lo más prudente sería asearla, o cambiarle el vestido- Tienes esa cara de maldita que ponías cada que mamá me castigaba.

- Solo me deleito en el haber tenido razón hermanito, nada más- reconoció haciendo un mechón de su cabello hacía atrás, como si no fuera a volver a su sitio- ¿No te parece algo que merezca disfrutar? Toda una vida de renegar, para acabar exactamente en donde no querías, y mejor aún, con una hermosa hija.

Chasqueó la lengua dándose la vuelta para ocuparse de Thana, con nulos deseos de seguir viendo a White y su despreciable rostro humano, que se le antojaba aún más desagradable cuando se presentaba como mujer.

Por un instante prefirió a su hermana y su sonrisa burlona.

Thana tenía la falda del vestido rasgada, mucho. Cargaba con tierra en las medias de lana negra, los zapatos rayados y llenos de hojas secas, con manchas de barro que seguramente habían dejado huellas por todas partes. Hojas, pasto y uno que otro bicho habían encontrado hogar en su cabello, ensuciando también su sombrerito; como toque final, un pequeño racimo de flores entre sus manos, todas recién arrancadas y aun escurriendo algo de sabia sobre la falda.

- ¿Para qué le pago a la cazadora si te va a dejar volverte así? - gruñó acercándose a ella, creando un florero de su sombra para que las flores no fuesen un problema mientras decidía si cambiaba el vestido o si utilizaba magia, siempre con la mirada bicolor de su hermana fija en la espalda- Vamos, pequeña sabandija, no puedes presentarte así de sucia.

Thana tomó la mano que le estaba ofreciendo, dando saltitos a cada paso que la guiaba por la habitación. Con la suave risa de White Hat de fondo, decidió que lo más práctico para la situación sería utilizar su magia para reparar el vestido, las medias y los zapatos, considerando el tiempo que se decidía a escaparse de sus manos. Y lo que su magia no pudiera arreglar, sería más rápido sin todo lo demás en medio.

- Quédate quieta ¿Entendido? - ordenó al estar al fondo de la habitación, dejando a la pequeña en un espacio libre de toda clase de muebles y obstáculos que pudieran entorpecer el proceso.

Su sombra envolvió a la pequeña de los hombros hacía abajo, en una danza de colores mezclados entre el verde de su propia magia y un curioso purpura rojizo que bien podría ser parte del poder aun floreciente de su hija. No tardó más de unos segundos en desvanecerse, así como empezó, dejando detrás el vestido perfectamente arreglado de la niña, sin rasgaduras ni manchas de tierra o pasto; las medias en igual pulcritud y los zapatos tan brillantes como si estuvieran recién comprados.

- Bien, eso está mejor- aprobó su trabajo, acercándose para cargarla con cuidado, aún tenía que peinarla nuevamente. Los pocos insectos que permanecían allí huyeron en cuando la tuvo entre sus brazos, dejando únicamente las hojas secas que no se habían caído por su cuenta.

Sentándola sobre el tocador, y tomando el cepillo que inútilmente permanecía en la encimera, comenzó la cuidadosa labor de limpiar los rastros de su tiempo en el exterior, sin jalar una sola vez su delicado cabello, ni lastimarla o hacerla sentir incomoda; la niña simplemente había encontrado entrenamiento en balancear su pies alegremente y cantando algo que no lograba entender, probablemente porque se trataba de una canción inventada por ella.

Logró incluso, por un instante, olvidarse de la presencia de White Hat en la habitación, perdiéndose a sí mismo en la tarea de cepillar su cabello y dejarlo nuevamente brillante y sedoso, sin rastros de tierra o bichos muertos. Le reconocía a la tarea su encanto, uno ligeramente hipnótico que le relajaba y ayudaba a olvidar el estrés del evento que debía atender en poco tiempo.

- Podías ponerle un moño a juego, en lugar del sombrero- como siempre, para su desgracia, su hermana mayor decidió interrumpir su paz con un comentario no solicitado, entrometiéndose no solo en la situación, sino en su espacio personal- Digo, el sombrero es precioso, pero creo que le luciría mejor un moñito de ese precioso color uva. Algo así.

Un simple movimiento de su mano fue seguido por la magia azulosa que la caracterizaba, creando un adorno en el cabello de la niña que logró sacarle un gruñido en respuesta. No supo muy bien si lo que le molestó fue que algo contaminado con la magia de White estuviera en contacto con su cría, o que tuviera el atrevimiento de tomar cartas en un asunto que tenía perfectamente controlado.

- ¿No te vasta con haberle dado a Flug el traje, - espetó molesto, golpeándole la mano con el dorso del cepillo, antes de empujarla por los hombros, lejos de su cría- que ahora vienes a decirme cómo debería verse mi hija?

Halló satisfacción en la expresión asustadiza que logró colarse en su semblante perfectamente confiado; no le era difícil descifrar que exactamente pensaba en ese momento, mayormente porque conocía las expresiones que ese pálido rostro podía tener cuando entendía que había cruzado la línea. En el día de su boda, ¿Qué mejor regalo que deleitarse con el terror de su hermana mayor?

- O-oh... no pensé que lo fueras a tomar mal- reconoció, retrocediendo por su cuenta esta vez, dándole espacio al menor para hacer y deshacer a sus anchas. Black Hat disfrutaba de ser predeciblemente impredecible- Claramente tu prometido necesitaba una mano, y ya que tú eres tan... reacio a ayudar, quise brindarle mi apoyo.

Chasqueó la lengua molesto, endureciendo su mirar a cada palabra que salía como una explicación no solicitada. Era de suponer que White no consideró la posibilidad de ser atrapado en el rol de Demencia, entregándole el traje a Flug, sin embargo, nadie podía engañar al maestro del engaño. Uno creería que al menos había aprendido eso.

- Por supuesto que no pensaste, tú nunca piensas- espetó con desdén, volviéndose solo para bajar a la niña de regreso al suelo, y permitirle encontrar alguna distracción lo suficientemente efectiva como para que la discusión pasase desapercibida- Pero no debería sorprenderme, eres White Hat después de todo, la grandiosa heroína de buen corazón, altruista y dispuesta siempre a tender una mano a los necesitados y desamparados.

- Lo sabes...

- ¡PERO CLARO QUE LO SÉ! - una incómoda sensación que empezaba a reconocer entre sus emociones lo invadió ante el abrazo a su pierna, producto de una pequeña Thana que buscaba tranquilizarlo, entre sutiles lágrimas que le mojaban el pantalón-Yo lo sé todo, no debería sorprendente.

Respiraba pesadamente, apretando los puños en un intento por controlarse y no crear un ambiente demasiado pesado, considerando que las pequeñas alteraciones ya estaban afectando a su cría, era mejor prevenir cualquier posible catástrofe que un descuido pudiese provocar. Se obligó a respirar una última vez antes de tomar a la pequeña en brazos y permitirle abrazarse a su cuello.

- Tu estúpida bondad casi les cuesta la vida- reprochó con una voz que hizo a la eldritch temblar, como solo la ausencia de un tono severo y amenazante podría- ¿Nunca se te pasó por la cabeza todo lo que semejante tontería podría haber acarreado?

Rehuyó de su mirada con cierta vergüenza plasmada en la mueca desfigurada que pretendía ser una sonrisa, pasando de jugar discretamente con el dobladillo de la camisa a tener un mechón de ese largo cabello entre sus dedos, moviéndolo insistente mientras se mordía el labio, como si buscase que palabras podía ser las adecuadas para no provocarle más.

- Me identifique un poco de más, es todo- admitió bajando los brazos rendida, levantando la mirada solo para encontrar el panorama de su hermano menor, ese que repudia los sentimientos afectivos, que no entiende lo que es enamorarse a plenitud, acariciando la espalda de la hija que jamás esperó verle tener, consolando sus lágrimas- Sé lo que es extrañar a tu hermano menor, pero también reconozco mi error al no haber ahondado en el tema como debía. Te ofrezco una sincera disculpa.

Se aproximó a ellos con calma, alargando la mano para acariciar el cabello de la pequeña, siempre con la cautela de no irla a perder bajo alguno de los tentáculos o sombras de Black Hat, incluso ella, en su obstinación natural, reconocía mejor que el menor una derrota justa, y un error que debía enmendar. El villano le permitió consolar a la niña, susurrando suavemente una melodía que vagamente era capaz de rememorar.

- La próxima vez, iré primero por tu cabeza- sentenció aceptando la disculpa, parpadeando calmo para dejar ir finalmente toda la alteración que el momento había provocado, de nada le servía estar molesto, no cuando Thana estaba a su lado, reaccionando a su aura de manera violenta- Toma, tengo que cambiarme. Y no quiero que te entrometas en nada, ¿Entendido, Adriel?

Asintió erráticamente, abrazando a la niña aun repartiendo caricias por su cabello y espalda, terminando de calmar sus lágrimas. Conocía bien el tono de advertencia de su hermano, y en combinación con el nombre que su forma humana ocupaba, era mejor ser prudente.

No tomó más que un chasquido para cambiar su habitual traje por el que ese día lo acompañaría; pese a quedar con tiempo libre entre manos de ese modo, no le apetecía arreglarse de la manera mortal, lenta y tediosa, que los demás estaban condenados a ocupar.

Su traje pasó a ser un equilibro entre el morado más profundo que pudo idear y el negro natural de su apariencia. Bien podría ser una imagen en negativo de su pareja, sin embargo, eso implicaría llevar algo blanco consigo, y no pensaba llegar a tales extremos simplemente por el silencioso capricho de complementar a Flug.

La camisa, único toque de color en su torso por el momento, se hallaba cubierta por un chaleco negro, bordado delicadamente con detalles tan abstractos como los de la botella, complementado por una corbata negra mate, con el detalle dorado del sujetador a mitad de camino, y la cadena de un reloj unida al segundo botón del chaleco.

- Eres tan poco imaginativo con los colores- quejó la mayor, sentada en un sillón con la niña en sus piernas, jugando con el peluche de oso que siempre tenía cerca- Deberías darle un toque de color a tus paletas, te aseguro que quedarías mil veces mejor.

- Sugiere blanco, te reto- gruño mirándola de reojo, ajustando el saco y el prendedor dorado que adoraba la solapa, un saco corto que llegaba a su cintura, aspecto inusual considerando lo acostumbrado que estaba a su gabardina- No lo necesito.

La eldritch suspiró negando suavemente, con una sonrisa de resignación y burla; dejó a la pequeña en medio de un extraño debate con el osito y se acercó a él con calma, como llevaba haciendo todo ese tiempo. Black Hat se crispó ligeramente cuando las manos, enguantadas pulcramente, de su hermana tomaron la corbata y acomodaron correctamente el sujetador, dejándola nuevamente en su lugar sin decir una palabra.

- De acuerdo, me llevaré a Thana para que esté lista- anunció volviendo sobre sus pasos, siempre con la cabeza en alto, siempre con la sonrisa satisfecha por molestar un poco a su hermano menor- Te veré abajo Blacky, buena suerte.

Volvió a quedarse solo, ligeramente pasmado y bastante molesto por la capacidad de White de saber cómo y cuándo alterar sus nervios, aprovechando siempre la situación que la favorecía. No pasó mucho para que un florero estallase y el papel tapiz comenzara a rasgarse, afectados por la fuerza de su aura aumentando, mientras abría y cerraba los puños con la respiración agitada, exasperado de tener que tolerarla justamente ese día, justamente en ese momento.

- Solo unas horas, y podré mandarla de una patada de regreso a la isla- se dijo a modo de ánimo, dejando salir el aire contenido por la sorpresa, antes de tomar él mismo el sujetador y acomodarlo a su gusto, de la manera en la que consideraba adecuada- Solo unas horas más...

Hasta ese instante no se había detenido a considerar el verdadero valor del tiempo libre que había tenido entre manos, porque incluso intentado acabarlo, el golpe de realidad significaba que había desperdiciado toda oportunidad que tenía de, aunque fuera en la omnipresencia, apoyar a su prometido y calmar sus crecientes nervios, que en silencio compartía.

Se resignó, en un último suspiro, a confiar en el trabajo que Slug y Demencia habían realizado ayudándolo, porque a esas alturas, y notando por primera vez la hora en el reloj de péndulo (copia exacta del que tenía en su oficina), cualquier palabra que pudiera transmitirle habría llegado a sus oídos ya.

- Será mejor ir a supervisar a esas alimañas- le dijo a su reflejo, que asintió en aprobación; adoptando la expresión antipática de siempre, y abandonando la estancia en una elegante sombra. Era momento de enfrentar su realidad, y no podía olvidarse de nada, ni de la botella tallada, ni de las flores que su cría había recogido para su doctor.

וווו×

El contraste en la expresión que tiene ahora a con la que lo encontró al llegar le llena de satisfacción, le trae gratos recuerdos de cuando eran jóvenes y se preocupaba por cuidar de él, haciendo caso omiso a su misión y las habladurías de los que debía llamar compañeros. Flug sonriéndole a su reflejo, con el cabello perfectamente ordenado es todo lo que necesitaba para saber que su presencia había valido cada segundo.

-Aun no entiendo como logras hacer esto, es impresionante- comentó tocando la trenza que, desde su sien izquierda, se unía con una gemela en la parte trasera de su cabeza, creando una media coleta que cae grácil para mezclarse con el resto de su cabello, suelto y largo como cuando se reencontraron.

- Se aprenden varios trucos cuando tu pareja fluye en su género y disfruta de tener peinados de todo tipo- reconoció con cierta burla, con la imagen de White y su largo cabello blanco siempre hermosamente arreglado, ya fuera por sus manos o las de la eldritch- Además, a Clemencia le encanta que la peine, desde que la conocí. Tuve que aprender de alguna forma.

Flug ríe suavemente ante su mueca de falso fastidio, y el gesto de burla que hace con la mano, como si tuviera el cabello tan largo como alguna de ella y le estorbase tenerlo sobre el hombro. Le es agradable verlo feliz, después de que los nervios parecían estárselo comiendo vivo, y considerando que White había ocupado el tiempo de Black Hat, era el único que podía ayudar a calmarlos.

El cómodo silencio en que se sumergen, mientras el menor admira su peinado en el espejo, se ve roto por el toque en la puerta, indiscutible señal de que el tiempo llegaba a su fin, de que pronto tendrían que caminar al altar para consumar la unión del más grande villano de todos, con ese hermoso muchacho de ojos verdes y cabello castaño.

Se tomó la libertad de abrir la puerta, permitiendo a la cazadora de almas adentrarse apenas en la habitación, sin cruzar más que una mirada cómplice en cierta medida. Iba con vestido igual que Demencia, solo que en buen estado, y cargaba consigo un ramo de considerable tamaño, protegido apenas por una envoltura de papel color uva, igual que prácticamente todo en la reunión.

- Flug, aquí está tu ramo- informó al entregarlo, como si no fuera lo bastante obvio por su cuenta, mirándolo de arriba debajo de forma indiscreta. La seriedad de convirtió en una sonrisa al momento en que sus ojos se encontraron- Te estaremos esperando abajo, luces magnifico.

Y tal como llegó, se fue, sin despedidas ni palabras más allá de aquellas, sin esperar una respuesta de ninguno; le sorprendió que no se fuera como una sombra, pero imaginó que andaba corta de energía tras estar todo el día cuidando de Thana. Cerró la puerta para darle al menor algo de tiempo para procesar, antes de ser él quien le dijese que debían bajar a atender a los invitados.

- No me puedo creer que un ramo tan bonito vaya a estar en medio de la boda de Black Hat- burló cruel, ladeando la sonrisa al recargarse contra la pared y cruzar los brazos sobre el pecho, riendo suavemente por el sonrojo en las mejillas de Flug- ¿Sabes qué significan todas esas flores?

- Si, parte de los preparativos fue elegir las que mejor pudieran adaptarse a la situación- explica mientras, con sumo cuidado, acomoda mejor una que otra pequeña adición de hojas a su ramo, acariciando los pétalos con un cuidado que le sorprende, porque sabe que esas manos han destripado personas sin piedad- lirios por la pasión y felicidad, cerezos por la belleza y juventud, claveles por los caprichos y el orgullo, y crisantemos por la eternidad.

Le escuchó con atención, preguntándose cuantas veces Black Hat habría evadido esa conversación por su constante desprecio a las cosas lindas, y todo aquello que pudiese trasgredir su modo de vivir y ver el mundo. Imagino que, al final, había accedido a ello por ver la sonrisa en los labios de Flug, tal como la veía él ahora.

Decidió acercarse tras un momento de pensarlo detenidamente, tomando en su camino un invisible de la mesa donde habían dejado todo lo que necesitó para peinarle. Con cuidado, y siempre bajo una mirada sumamente atenta, recogió el fleco que le caía por los ojos, y lo acomodó para que dejase ver el trabajo de maquillaje, y el especial brillo de felicidad que iluminaba su mirada. Realmente no era necesario hacerlo, el cabello de Flug tenía su forma natural de mantener a la vista sus ojos, sin embargo, parecía un toque ideal para culminar tan agradable apariencia.

- ¿Listo? - cuestionó una vez hubo concluido, brindando una sonrisa cómplice y tranquila; ante la negativa que recibió en respuesta, no pudo evitar reír y querer acariciarle la cabeza, siempre aventajándose de la diferencia de altura- Vamos, no creo que puedas estar más listo que ahora.

Se dirigió a la puerta con calma, escuchando los suaves pasos del menor a su espalda, medianamente perdido en pensamientos aleatorios y gratos recuerdos de cuando él era su interés amoroso. Se detuvo abruptamente por el abrazo que lo envolvió bajo los brazos, con fuerza y sin llegar a dañar en lo absoluto el ramo.

Un murmullo callado por la tela de su traje provocó un mar de mariposas, que se esparció por su estómago antes las sencillas palabras; habían pasado tantos años desde la última vez que había escuchado su nombre de boca de alguien, que hasta se sentía como si fuese de alguien más. A lo mejor si lo era, era el nombre del chico que había abandonado todo en la academia de Black Hat, del pobre muchacho de 16 años que había perdido un brazo y toda esperanza de una vida normal; sin embargo, al mismo tiempo seguía siendo su nombre. Seguía siendo él.

-Simplemente gracias por todo...

- Haría lo que fuera por ti, Kenny- aseguró girándose para corresponder, para acariciarle la espalda suavemente y calmar el miedo que claramente sentía, para dejar un beso en su cabello y alejarlo para mirarle a los ojos- ni el tiempo ni la distancia cambiaria eso, siguiese siendo mi mejor y más querido amigo.

Se dio valor tras aquellas palabras con un suspiro, enderezando su postura todo lo que podía y, avanzando primero, dejó finalmente la habitación que había estado refugiándolo de los nervios del momento, recorriendo los cortos pasillos de la pequeña casa en silencio, simplemente intentando escuchar su alrededor para no dejarse consumir por el miedo.

La puerta doble que daba al exterior se encontraba cerrada, luciendo imponente como había imaginado en la mañana, cuando estaba abierta y sin custodios que le impedían el paso al murmullo que se ocultaba del otro lado, tenue y acallado por la misma madera tallada. Dark, Demencia y Thana lo esperaban ya listas en sus lugares, cada una con las cosas que debía cargar para anteceder a su entrada, la alebrije con su canasta de pétalo y Thana con el cojín en que descansarían los anillos entre sus manitas, enseñándolo orgullosa a la cazadora de almas.

- Empezaba a creer que iba a tener que subir a buscarlos- declaró la pelinegra, levantándose para quedar a nivel visual con ellos, ofreciendo su mano a la pequeña que ahora, con su más amplia y brillante sonrisa, le enseñaba al castaño los anillos en su pequeño cojín de terciopelo negro- Dem, es hora.

- Te ves bien, nerd- aseguró antes de darse la vuelta para dar un suave toque a la madera con los nudillos, una clave que recordaba había costado lo suyo que se aprendiera, pero claramente había salido impecable- Bien, vamos, Blacky espera por ti.

La melodía emergiendo desde el otro lado, acompañada del silencio de sus invitados le dijo que, finalmente, se estaba enfrentando al momento que habían estado planeando casi un año, que al cruzar el umbral, algo finalmente cambiaría para siempre, a su favor. Tomó todo el aire que sus pulmones podía albergar y, tomando el brazo de Slug sin decir nada, se dejó guiar por el camino creado para él.

Los familiares rostros a su alrededor reaccionaban a su presencia como indicaba un protocolo que a duras penas recordaba, levantándose y saludando con una venia, para seguir con la mirada su camino en dirección al altar, en dirección a Black Hat. Mientras, su atención se dividía en el demonio que lo esperaba y el humano a su lado.

Agradecía la falta de murmullos y comentarios, pese a que lograba reconocer la sorpresa de ver a un hombre caminando por el pasillo, nadie parecía tener el valor de decir algo, algo que sin dudas era una sabía decisión.

Tener a Slug allí, a su lado, reconfortándolo y ayudando a calmar sus nervios le hacía sentir como cuando era joven y tenía que lidiar con más cosas de las que podía manejar; hasta ese día no había notado lo verdaderamente importante que el moreno era para él, para su vida. Slug, incluso antes de ser el hombre a su lado, había estado siempre para él, para cuidarlo, animarlo y recordarle que el mundo no era tan importante como todos lo hacían sentir.

En ese momento, mientras caminaba hacia Black Hat, se dio cuenta que todo el rencor que llegó a guardarle por años era ridículo, infundado incluso. Siempre pensó que su repentina ausencia había sido culpa suya, que se había vuelto imposible seguir soportándolo y eso, entre otras cosas, le dolía. Se preguntó porque nunca llegó a tratar su ausencia y la de Cecilia con la misma actitud; cuando ella desapareció una preocupación anormal se apoderó de él, mientras con Slug se sintió enojado, abandonado.

Miss Heed realmente se había encargado de jugar con sus emociones.

- ¿Listo? - preguntó el moreno antes de dar un paso hacia la pequeña escalera que lo separaba del altar, y de su prometido, sonriéndole de forma tranquila y dulce, transmitiendo una seguridad y calma que agradeció con todo su ser.

- Más que nunca- aseguró con las piernas temblando, girando a verle un instante, devolviendo una sonrisa cargada de felicidad y agradecimiento; se acercó a Slug y lo abrazó con fuerza, cerrando los ojos para no llorar antes de tiempo- Muchas gracias por todo, Slug.

Sus palabras fueron solo para él, un susurro que nadie más debía escuchar. Al separarse, pequeñas gotitas se acumulaban en sus ojos, nublado apenas su visión. Limpió las lágrimas y, volviendo la vista al frente, empezó a subir con cuidado los escalones, tomando la mano que el eldritch le ofrecía al llegar al penúltimo, dejándose atraer en un movimiento delicado, hasta estar uno junto al otro, frente a Nightmare y una serie de vasijas y botellas cuidadosamente colocadas en la mesa del altar.

- Lord Black Hat- llamó la voz del moreno a su espalda, interrumpiendo el silencio que se había instalado entre los presentes; el villano volvió la vista hacia el chico al pie de la escalera, demostrando atención a lo que fuera que tuviese que decir- Cuide de él, sé que no tengo que repetirlo.

Sin esperar respuesta, tomó camino hacia el asiento que le correspondía, junto a White Hat, mientras ellos volvían a ver al frente, al ente azul ante ellos, que se preparaba para dar inicio al pequeño ritual que debían considerar su boda. Respiró profundamente antes de asentir a ambos, asegurando que estaba listo, y que deseaba dar inicio al asunto.

- Bienvenidos, seres del mal, humanos y demonios- inició su discurso la entidad del otro lado del altar, inclinándose ante Black Hat en una educada reverencia- hoy, ante la presencia del sombrero, nos reunimos a atestiguan la unión particular entre nuestro amo y señor, y el humano que ha elegido cómo su pareja y compañero del crimen.

En el silencio todo siempre le parecía ensordecedor, sin embargo, en ese momento los murmullos le parecían relajantes y cada pequeño quiebre a la tranquilidad era casi una sinfonía equiparable a la marcha que había acompañado su entrada. Atribuía todo aquello al simple hecho de estar aun tomando la mano de su pareja, a estar a su lado sin vergüenzas ni ocultamientos, sin engaños o mentiras. Eran genuinamente ellos y ya.

Nightmare daba indicaciones ceremoniales que repetían automáticamente, ellos y todos sus invitados, recitando plegarias dirigidas a Black Hat en busca de permiso y consentimiento a la unión, una parte más del protocolo que no le interesaba recordar. Ansiaba llegar a los votos, porque los había practicado con tanto esmero las ultimas semana que, toda su concentración, se hallaba únicamente en esa fracción de la ceremonia.

- Por favor- un gesto de aquella oscura garra indicó que tomase cada uno una de las pequeñas dagas preparadas junto a las copas de vino, copas medio llena de un oscuro líquido que no se asemejaba en nada al vino que normalmente compartían- Llegado el punto de no retorno, deben reconocer su entendimiento al peso de esta unión, a su significado e importancia, no solo en el mundo mortal, sino ante todo aquel que de ahora en más cruce su camino. ¿Están dispuestos a aceptar, de manera libre y consciente, el proceso que hará innegable su unión?

- Si- murmuraron al tiempo, tomando las dagas por el mango, permitiendo a la luz del sol acariciar el filo de la hoja.

- Bien, por favor Doctor Kenning Flugslys, usted primero- con la indicación dada, se giró a encarar a su pareja, poniendo el filo sobre su mano izquierda, justo bajo su pulgar.

- Nuestro lazo traspasa lo conocido por el hombre, y lo racional de este mundo- comenzó a recitar, pasando saliva más veces de las necesarias, procurando que su voz no temblase- hemos recorrido juntos caminos inciertos, superando baches y obstáculos que parecían imposibles, para estar aquí hoy. Ante sus ojos, que lo saben todo, ofrezco mi mortalidad, una gota de mi sangre, a esta unión, esperando que acepte ser mío en la eternidad.

Un corte, pequeño y apenas visible, manchó la hoja con una gota de la brillante sangre roja del muchacho, gota que dejó caer en la copa de vino. El líquido se tornó rojizo, como un vino normal, a la espera de una respuesta. El gesto de Nightmare no fue necesario esta vez.

- Nuestro lazo presenta la más pura de la elecciones entre los míos, una decisión más allá de lo explicable- el filo de la daga sobre su piel, contrario a la daga del muchacho, parecía oscurecerse pese a la luz que intentaba alcanzarlo- hemos recorrido juntos caminos inciertos, superando baches y obstáculos que parecían imposibles, para estar aquí hoy. Ante mis ojos, que lo saben todo, ofrezco mi inmortalidad, una gota de mi sangre, a esta unión, esperando que aceptes ser mío en la eternidad.

La gota de sangre, oscura y espesa, cayó sobre la copa del villano, tornando el líquido aún más oscuro, casi consumiendo la luz que recibía.

- Una mezcla para el equilibrio, para prologar lo inevitable y reducir la incertidumbre- Nightmare indicó que tomasen sus copas y vertieran el líquido en una vasija en el centro, mezclando ambos contenidos en uno solo- La inevitable mortalidad ahora está en manos de la inmortalidad, ahora se pertenecen y equilibran una a la otra. Al beber de este vino se aceptan completos, se reconocen como un todo, con todo lo que venga después ¿Aceptas, Kenning Flugslys, a Lord Black Hat como tu esposo?

El líquido regresó a su copa como la nueva mezcla recién creada, alzó la mirada a su pareja mientras otra gota de sangre resbalaba de la herida en su mano y, tomando el cuello de cristal con delicadeza, sin pensarlo dos veces, declaró:

- Acepto- para beber del amargo y oscuro líquido, que distaba enormemente del sabor del vino, y recorrió su cuerpo con un potente escalofrío cuando terminó de tragar. Entonces el demonio alargó la mano a tomar el anillo, que descansaba sobre el cojín en manos de su cría.

- Mio- susurró tomando la mano izquierda del muchacho, colocándolo delicadamente en su dedo para que acompañarse al anterior. El brillo escarlata del rubí que lo decoraba hacia juego a la perfección con el color de su sangre, de aquella pequeña gota extra que logró escapar de la ahora cerrada herida.

- Suyo- correspondió mirando la cicatriz en su palma, acariciándola suavemente con el dedo medio antes de volver la vista al altar, esperando el resto de la ceremonia.

- ¿Y usted, Lord Black Hat, acepta a Kenning Flugslys cómo su esposo? - su movimiento fue naturalmente más elegante al levantar la copa, imitando sutilmente su actuar, le dedicó una mirada cómplice que ignoraba por completo la tensión entre los espectadores, que aguardaban ansiosos a escuchar su respuesta. En aquel momento solo existía el muchacho y su mirada brillante, deseosa por conocer la respuesta.

- Acepto- declaró entre los saltitos emocionados de la niña, que Dark procuraba no dejarla celebrar en voz alta que sus papás se estaban casando. Bebió el líquido de la misma forma, un solo y largo trago que llenó su ser con sensaciones particularmente únicas, cerrando igualmente el pequeño corte en su mano, dejando una oscura cicatriz.

Flug imitó su acción, tomando el anillo del cojín y la mano izquierda del eldritch, deslizando la joya con suma delicadeza mientras, con la mirada fija en el otro, murmuraban las mismas palabras previas.

- Mio- sentenciaba el doctor con una sonrisa

- Tuyo- reconocía el villano correspondiendo al gesto. Entrelazaron sus manos viendo cómo las argollas, de brillante color dorado y gemas escarlata, hacían juego y se completaban perfectamente.

- Así, reconociendo la voluntad de ambos y la elección que ha hecho - Nightmare levantó las garras hacia el público, invitándolos a levantar de sus asientos para presenciar el final de la ceremonia- yo los declaró unidos el uno al otro. Lord Black Hat, puede besar a su novio.

La mano derecha del demonio se dirigió a su mejilla, acariciándole delicadamente con el pulgar se acercaron poco a poco, hasta que apenas unos milímetros los separaban. "Te amo Kenning" murmuró sobre sus labios antes de besarlo con cariño, con tanta calma y cuidado como el momento ameritaba. Fue un beso lento, que habría durado más de no ser por los vítores de celebración que inundaron el silencio apenas instantes después.

- ¡Mapi! - Flug atrapó a Thana, que saltó a sus brazos celebrando que la unión de sus papás, dándole pequeños y torpes besitos en la mejilla mientras gritaba eufórica una y otra vez el apodo que le había dado. El ramo acabó en el suelo inevitablemente.

Pensó que tendría que recorrer el pasillo simplemente a su lado, sin sentir nuevamente su tacto hasta estar a solas, sin embrago, Black Hat se limitó a entrelazar sus manos y comenzar a caminar de regreso al interior de la casa, entre celebraciones y pétalos que caían de todas direcciones. Era un toque tranquilizador el que le brindaban sus manos juntas, que con la niña en brazos genuinamente completaba la imagen. Finalmente tenía una familia, su única y peculiar familia.

No podía pedir nada más, pues todo lo que había soñado tener alguna vez, estaba entre sus brazos, caminando a su lado con mirada orgullosa y gritando en la distancia "¡Que vivan los novios!".

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9601 palabras en total, sinceramente no podría estar mas feliz.

¿Cómo han estado? Espero que bien, porque ha pasado mucho tiempo de la ultima vez que pude hablar con ustedes, y siento que la vida no ha sido fácil para nada estos meses. Lamento no haber actualizado, sinceramente hacía mucho que no me bloqueaba tanto en temas literarios y salir fue un poco complicado, pero lo logré a tiempo para este bello capítulo.

Como ya dije al principio, estará dividido en dos por razones prácticas, además que quiero trabajar con calma en la segunda parte, pues está llena de momentos que espero resulten memorables. en general, quiero trabajar con calma en lo poco que queda, pues decidí que serán exactamente 65 capítulos en total, y aunque generalmente no me gustan los finales felices, siento que esta historia se merece uno.

No quiero desvivirme en explicar nada sin que aun sea el momento, mi capítulo de agradecimientos siempre tiende a ser bastante largo y esta es una de las historias que mas se merece una buena despedida, así que por ahora creo que podemos dejar así.

For the record, me tardé más de lo necesario en actualizar porque necesitaba hacer dos preguntas a mi parecer muy bobas y no encontraba el valor para mandar el mensaje. Estuve planeando como preguntar por casi un mes, perdón por tardar, culpemos a mi ansiedad social.

Gracias a Cats por aguantar mis preguntas medio estúpidas que no sé como hacer y a todos ustedes por leer y seguir aquí después de tanto tiempo, saber que estamos llegando lentamente a las 80mil leídas me pone feliz, son realmente maravillosos.

Nos leemos luego :)

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