•Capítulo 43: Rosas•

Saludos cordiales, villanos.

¿Listos para seguir? Cada capítulo es más intenso que el anterior y yo no quiero detenerme, hay muchas cosas por hacer y muy poco tiempo.

Trayendo de vuelta el trabajo del huevito, que muchos extrañaron, hablemos de los cambios en el quinto mes de embarazo. A lo largo de las semanas, un vello fino como pelusa, llamado lanugo, le cubre el cuerpo, así mismo, la piel se cubre con vérnix caseoso, una sustancia grasa que la protege. En los fetos de biología femenina, el útero empieza a formarse. Los rasgos faciales se encuentran casi completamente definidos; y los movimientos fetales se incrementan drásticamente en este periodo, además de volverse más perceptibles.

Los síntomas del quinto mes suelen ser una manifestación un poco más fuerte de los síntomas del cuarto mes, es decir, las náuseas continúan, la acidez y los sangrados nasales se intensifican y también puede presentarse una cierta dificultad para respirar. A nivel físico, la panza se hace más notoria, debido al crecimiento del feto (culla longitud es de aprox. 15cm), también puede presentarse un cambio en la textura de las uñas y su crecimiento. Debido al aumento de la panza, pueden comenzar a presentarse dificultades a la hora de girar cuando se está acostado.

No hay mucho que decir de este mes en realidad, las pruebas se realizan en el cuatro mes así que es muy poco lo relevante al respecto. Aun así, me permitiré incluir un tema del que todos sabemos y me sorprende que nadie haya extrañado: los antojos. Se caracterizan por abarcar toda clase de comida y de mezclas de comida; incluso, algunas embarazadas se encaprichan con un sabor que, antes de la gestación, no les atraía o les resultaba desagradable. Y, por último, estos antojos pueden presentarse a cualquier hora del día o de la noche y en cualquier momento de la gestación.

Según algunos expertos, se deben a la carencia de algunos nutrientes, es decir, una deficiencia de vitamina B podría justificar el deseo de comer chocolate, la carencia de betacaroteno justificaría el gusto por los melocotones y la necesidad de proteínas podría estar relacionada con el deseo de comer carne roja. Sin embargo, no hay estudios que muestren una verdadera relación entre las necesidades nutricionales de la embarazada y los antojos que llega a presentar. Además, esto no explicaría por qué se llegan a presentar rechazos repentinos a algunos alimentos.

Así mismo, se cree que los antojos de la embarazada responden, por un lado, a una mayor necesidad de afecto, así como a la desviación de la sensación de ansiedad que provoca el embarazo. De igual forma, diversos estudios han puesto de manifiesto que las áreas del cerebro implicadas en el gusto están muy cerca de las que reciben los impulsos nerviosos originados en el útero durante el embarazo, esto debido a que, los receptores nerviosos están situados en el quinto lóbulo del cerebro, junto a los receptores del gusto; es así que cuando las terminaciones nerviosas del útero envían señales a sus receptores cerebrales, por proximidad, se activan los receptores del gusto.

¿Y esto a qué viene? Bueno, Flug no es la excepción a los antojos, como ya dije, es más común de lo que se pensaría, por lo que él no va a quedarse por fuera. Sin embargo ¿Antojo de qué? No es que la idea de una necesidad por duraznos y chocolate no me guste, pero no siento que sea acorde a quien lleva a la cría de Black Hat. Esta pregunta es la que nos lleva al siguiente tema a tratar, uno que capta muchísimo mi atención y que me permite jugar libremente con la fantasía, después de tanta ciencia.

Hablemos de canibalismo, más exactamente, de lo que pasa cuando se consume carne y sangre humana en grandes cantidades, y su sabor, claro. El canibalismo se define como la práctica o costumbre de un organismo por comer la carne de su misma especie, ya sea de forma colectiva o siguiendo un ritual. También se le puede encontrar como antropofagia (en el caso humano).

La carne humana es una carne roja, debido a que los músculos están llenos de mioglobina, una hemoproteína muy parecida a la hemoglobina, por lo cual su sabor es generalmente descrito como uno similar al de la carne de cerdo. El consumo de carne humana podría ser una gran fuente de calorías, a diferencia de sus órganos, sin embargo, hay cosas a tener en cuenta a la hora de ingerir este tipo de carne.

Por un lado, se encuentran la gran cantidad de virus y bacterias que habitan en el cuerpo humano, y las cuales pueden ser transmisoras de enfermedades mortales. Sin embargo, este es solo uno de los riesgos; el más destacable son los priones, una versión de una proteína normal que ha tenido una alteración en su forma y que no solo pierde su función, sino que se vuelve infecciosa. Cuando un prion entra en un organismo sano, convierte otras proteínas sanas en priones, generando una reacción en cadena que altera la salud del individuo generando enfermedades. El gran problema con los priones es que suelen afectar, mayormente, al cerebro, lo que puede generar muerte neuronal y vacíos o huecos en la masa cerebral, trayendo consigo daños irreparables.

Pasando a la sangre, si bien todos asumimos inmediatamente que su sabor es metálico, hay más que saber. Nuestra sangre y la del resto de los animales tiene un ligero sabor salado porque contiene cloruro sódico, o sea, sal; así mismo, tiene un alto contenido de hierro, que es lo que le da el sabor y olor metálico más conocido.

Y, aunque los casos de personas que beben sangre no son escasos, mantener esta práctica no sería algo tan bueno como muchos pensarían. En pequeñas cantidades, podría llegar a aportar algunos nutrientes, sin perjudicar la salud; sin embargo, hay que tener en cuenta la enorme cantidad de enfermedades hemolíticas que puede transmitir. Así mismo, en grandes cantidades puede causar un envenenamiento por hierro.

El riesgo al consumirla, para los humanos, radica en la presencia de este metal, ya que la sangre es muy rica en hierro, y al cuerpo se le dificulta excretar el exceso de este elemento. Esta afección, denominada hemocromatosis, es causante de varios trastornos, como disfunción hepática, deshidratación, edema pulmonar, presión arterial baja y alteración del sistema nervioso. Especies, como los murciélagos vampiro, no se enfrentan a este problema debido a que su organismo posee un sistema específicamente desarrollado para el procesamiento del hierro, que evita el envenenamiento.

Sabiendo esto, me permito regresar al capítulo anterior y hablar de nuevo acerca de microquimerismo fetal; las células fetales que invaden el torrente sanguíneo materno cumplen diversas funciones, en pro de la supervivencia de ambos. Tomando en cuenta esto, y que estamos tratando con un hibrido de humano y demonio, entonces añadámosle algo de magia al asunto, explicando como las células fetales del bebé de Flug le permiten satisfacer sus extraños antojos sin correr riesgos. Ya verán a lo que me refiero mientras leen.

Este capítulo le debe su título a una canción que, honestamente, es de las más hermosas que he escuchado en mi vida; me refiero a "Wild Roses" de Of Monsters and Men. Pueden encontrarla en nuestra playlist, y algo bien gracioso al respecto de usar esta canción es que, por pura casualidad, la letra hace referencia al mes de mayo, quinto mes del año, que casualmente, es el mes aproximado en que transcurre este capítulo. Yo no lo planeé intencionalmente, pero la coincidencia me encanta.

La imagen en multimedia es propiedad de Cats-Dont-Draw.

Espero que disfruten la lectura.

Se removió en la cama, incomodo, sintiendo como la criatura en su vientre decidía despertarle, maldiciendo por lo bajo el sabor metálico que ascendía por su garganta para instalarse en su boca, precediendo a unas inaguantables nauseas que le enviaron directo al baño. Noches como esa era en las que agradecía poder dormir de nuevo en aquella elegante habitación, porque al menos tenía la ventaja de un baño a su total disposición, sin el temor de despertar a alguien.

Se limpió los labios con una expresión de cansancio, dejando fluir el agua, para que se llevase consigo el sueño y los restos de su cena; sentía la boca extraña, como si algo estuviese fuera de lugar, bien podría ser a causa del vomito, o bien algo más, aun así, decidió no darle mayor importancia. Regresó a la habitación arrastrando los pies, sintiendo aún más cansancio del que había sentido al acostarse, percatándose finalmente de la ausencia del demonio; no le sorprendía no verle allí, sabía bien que aún le costaba estar cerca de su cría, sin embargo, guardar esa silenciosa esperanza de encontrarle en la cama, esperando para acariciarle el cabello, era algo que no podía evitar.

Volvió a recostarse, encendiendo la lampara que había a su lado, tomando el libro que llevaba varias noche leyendo, dispuesto a distraer su mente en algo, esperando que el sueño volviese o que el amanecer llegase, lo que pasara primero, cansado de sacrificar horas de sueño por algo que se le salía completamente de las manos.

ווווו

Se suponía que aquel día tendría un control con Slug, que juntos registrarían el crecimiento del bebé, su estado general de salud y demás temas a tratar pertinentes al quinto mes de su embarazo, sin embargo, no imaginó que tendría que hacer todo eso por medio de una pantalla de computador. De ese modo, no había real diferencia entre tener su ayuda y hacerlo solo.

Podía escucharle, y agradecía poder tener una cámara para verle el rostro, sin embargo, era incomodo, por decir lo menos, estar hablando del tema por medio de una llamada, con el riesgo constante de ser interrumpidos por alguien inoportuno o muy curioso; lo que menos quería era que alguien supiese la verdad, especialmente si ese alguien era un héroe o White Hat.

— Te ves agotado— confesó el moreno, apoyando la cabeza en las manos, soltando un bufido de frustración, ignorando lo notoria que se había vuelto su panza, pensando en lo tierno que lucía— ¿Te ha estado cuidando?

— ¿Black Hat? — cuestionó, volviendo la mirada hacia la pantalla de la laptop, recibiendo un asentamiento en respuesta— Lo intenta, aunque no es perfecto— reconoció con una sutil sonrisa, oculta por la bolsa, igual que el suave sonrojo en sus mejillas— Gracias a él puedo dormir mejor, y también comer, pero... eso no elimina el trabajo.

Slug suspiró resignado, sabiendo que se encontraba en la misma situación, que era el trabajo lo que lo mantenía lejos de Flug, limitando la ayuda que podía brindarle. Se mantuvo en silencio mientras el castaño, tranquilamente, tomaba los resultados de las muestras de sangre y la impresión de la ecografía, anexándolos en el informe que debía presentar al demonio.

— Esto sería más fácil si estuvieras aquí...— reconoció con algo de decepción, sentándose frente a la computadora, listo para empezar. Agradecía estar usando la bolsa, no solo porque así el moreno no podía ver sus ojeras, sino porque eso ocultaba la vergüenza que se lo estaba comiendo por dentro.

— Ya lo sé, pero yo también tengo trabajo que hacer— bufó levantándose de su lugar, tomando la computadora consigo, buscando un lugar un poco más privado para leer los resultados, sabiendo el enorme riesgo que corrían y lo difícil que era para el menor hablar al respecto— Además, dejar a White Hat solo con esta partida de inútiles... no gracias.

Flug sabía que lo mejor era no preguntar nada respecto a donde se encontraba el moreno, sin embargo, no dejaba de pensar en las muchas posibilidades ¿Estaría con los agentes de Podemos Bailar? Si aquel presentimiento era acertado, no estaría de más echarle un vistazo casual a sus instalaciones. Sacudió la cabeza, alejando aquella idea, prefiriendo no traicionar la poca confianza que se tenían en aquellos momento, sabiendo que lo importante en ese momento era terminar el análisis de resultados.

— Bien, aquí nadie me escucha— murmuró el mayor, volviendo a acomodarse delante de la pantalla, centrando su total atención en el castaño, que se encontraba anotando cosas que no era capaz de ver— ¿Empezando sin mí?

— Solo lo básico, la longitud cráneo-caudal y eso...— explicó sin prestarle mucha atención, intentando mantener su caligrafía lo más legible posible, sabiendo que solamente él era capaz de entender sus garabatos— En cuanto al bebé, todo parecer en orden.

— ¿Y en cuanto a ti? — cuestionó sin ocultar su curiosidad, ansioso por saber si debía ir a cumplir sus amenazas o no, imaginándose el enojo de Black Hat si volvía para llevarse a Flug consigo— Tu estado de salud es tan importante como el suyo.

— Bueno... el conteo de plaquetas está un poco bajo...— confesó, enseñando los resultados a través de la cámara, huyendo de la mirada seria del moreno, temiendo por saber que haría al saber aquello— Todo lo demás está dentro de los parámetros saludables, pero... esto podría ser problemático.

— Lo es— confirmó Slug, sonando más serio que antes, leyendo todo el documento con cautela, buscando alguna otra anomalía sanguínea, dispuesto a usar aquello como una excusa para arrebatarle el control del humano a Black Hat— Tenemos que subir tus plaquetas antes de siquiera pensar en la cirugía.

Flug pretendió decir algo cuando un tono de llamada se hizo escuchar; Slug, con fastidio, atendió a quien les interrumpía, cambiando de expresión rápidamente, poniéndose de nuevo en pie y buscando con prisa la bolsa con que cubría su rostro, sorprendiendo y preocupando al castaño.

— Perdona, Kenny, pero tengo que irme— se excusó, recogiendo la laptop una vez hubo vuelto a cubrir su cabeza, siendo incapaz de ocultar la preocupación en sus ojos— ¿Podemos terminar después?

— Te haré llegar los resultados cuanto antes— murmuró el menor, restándole importancia al asunto, sabiendo que no tenía tiempo para hacer algo más en aquellos momentos— No te preocupes por mí, voy a estar bien. Ahora corre.

No hubo una despedida, ni un gracias ni nada, Slug simplemente cortó la llamada, cerrando la laptop. Flug suspiró una vez se halló de nuevo en silencio, poniendo una mano sobre su vientre, recibiendo en respuesta una suave patada del bebé. era extraño estar sin su bata o su camiseta azul, pero era lo más cómodo, su ropa había empezado a quedarle pequeña, a ser incomoda de usar, por lo que prefería utilizar la camiseta de una pijama. Al menos así estaba seguro de no causar daño al bebé

— Bien pequeñín, descubramos que eres— susurró, poniéndose en pie, caminando de nuevo hacia el ecógrafo, sabiendo que por el momento era la única forma que tenía para descubrir si sería niño o niña. A veces envidiaba a Slug y su facilidad por obtener herramientas de análisis.

Repitió el proceso al que ya estaba acostumbrado, moviendo la sonda por su vientre, en busca de un buen ángulo, uno que le permitiese saber que tendría. Llevaba varias semanas queriendo una respuesta, ansioso por saber que decirle al demonio cuando entregase su informe, deseoso por saber que sería ese nuevo integrante de su pequeña familia. En ese momento, mientras luchaba por ver algo diferente al perfil del bebé, sentía una mezcla de ansiedad y frustración, que poco a poco le iba quitando la paciencia.

Sintió su corazón dar un vuelco al finalmente ser capaz de ver algo, o más bien, de no ver algo; no lo había hablado con nadie más que consigo mismo, nadie sabía de su deseo y, aun así, parecía que finalmente algo se ponía de su lado. Llevó una mano hasta su boca, desacomodando la bolsa en el proceso, callando cualquier sollozo que intentase dejar sus labios, sintiendo una enorme felicidad invadir su pecho, feliz de ver su único deseo hecho realidad.

— Una niña...— confirmó en voz alta, solo para sentir que no era un sueño, para estar seguro que sus ojos no le mentían. Era difícil de creer, después de tantos baches, que al fin algo saliese como él lo quería, que el destino se pusiese de su lado por una vez, dándole la única cosa que había estado pidiendo en silencio— Vamos a tener una niña...

Se quitó la bolsa, intentando dañarla lo menos posible con sus lágrimas, incapaz de contenerlas, o de ocultar su felicidad. Se limpió los rastros de las mejillas, manteniendo siempre una sonrisa en los labios, olvidándose por completo de todo lo que usar la bolsa significaba; quería correr a la oficina del villano, y anunciarle lo que tendrían, quería celebrar con 5.0.5 y comenzar a comprarle cosas lindas, decirle a Demencia que habría otra chica en la mansión. Había tanto que quería hacer... sin embargo, no podía dejar de llorar.

— Ay chiquita... mira cómo me pones— susurró con cariño, acariciando su vientre con una sonrisa, intentando ordenar sus pensamientos para saber que hacer primero. Antes de poder decidir, el rugir de su estómago rompió el silencio, anunciado que debía primero comer— Bueno, vamos a buscarte algo delicioso entonces.

Volvió a cubrirse el rostro antes de dejar el laboratorio, prefiriendo evitarse un regaño a preocuparse por maltratar la bolsa. La mansión se encontraba en calma, como si no hubiese nadie más que él en ese momento, haciéndole sentir extraño. No se había percatado de la ausencia de alborotos hasta que dejó el laboratorio, preocupándose por Demencia ¿Seguiría en su habitación? Se había encargado de programar un Hatbot para que la sacase todas las mañanas, después de alimentarla, por lo que no creía que fuera eso.

— La visitaré más tarde— prometió como si alguien pudiese escucharle, intentando ocultar su vientre con un flojo abrazo, queriendo evitarse amargos encuentros con Jack o algún visitante de la mansión; después de todo, no sería muy fácil explicar el notorio bulto que se asomaba bajo su ropa.

Dejó salir un suspiro de alivio al estar finalmente en el comedor, no muy seguro de que era lo que deseaba comer. Era extraño no saber que era lo que quería, pese a sentir el deseo de comer algo, no tenía idea que con que saciar su apetito; no sentía que comiendo cualquier cosa pudiese calmar ese deseo. Comenzó a rebuscar en los anaqueles, intentando encontrar algo que se sintiese adecuado para calmar su hambre, intentando desordenar lo menos posible.

— ¿Qué estás haciendo, Flug? — dejó caer las cosas que tenía entre las manos al escuchar su voz, seria e inexpresiva, llamarle de la nada. No esperaba encontrárselo allí, menos cuando aún no era hora de comer— Imaginé que estarías trabajando con Slut.

— No pu-pudo venir, señor— explicó con calma, agachándose para recoger lo que había caído, notando que no era tan simple como antes— Está ocupado con algo, por lo que no tardamos mucho en leer los resultados.

— Déjame ayudarte— pidió sin esperar respuesta, tomando las latas del suelo, dejándolas de vuelta en su sitio, asegurándose que el muchacho no se esforzase de más, intentando ignorar lo inútil que se veía batallando por levantar algo del suelo.

— Gracias jefecito— murmuró el muchacho, sonriendo ampliamente bajo la bolsa, incapaz aun de olvidar el mejor descubrimiento de aquel día, ansioso por la oportunidad de informarle al villano lo que tendrían— El informe de progreso ya está listo; si desea, puedo pasar a su oficina más tarde.

Black Hat asintió sin mayor interés, siguiéndole con la mirada mientras pasaba de buscar en la alacena a buscar en el refrigerador, removiendo recipientes como si nada de lo que tenían disponible le pareciese un alimento apropiado. Al demonio le resultaba extraño compartir un mismo espacio con Flug, pese a que había vuelto a dormir en su habitación, no habían estado mucho tiempo juntos, no desde que aquel asunto se había interpuesto. Suspiró resignado, acercándose al muchacho sin que lo notase, rindiéndose a un instinto que había estado ignorando por meses.

Flug se congeló al sentir sus brazos rodearle por la espalda, apegándole a su pecho como si nada, como si jamás hubiesen puesto distancia entre ambos, como si su relación jamás se hubiese deteriorado. Black Hat le dejó un cariñoso beso en el cuello, causándole cosquillas y un escalofrío que extrañaba sentir, tiñendo sus mejillas con un fuerte sonrojo.

— ¿Se-señor...? — llamó en un jadeo, debatiéndose entre si quería o no sentir sus colmillos morderle nuevamente, sabiendo que tendría problemas para dejar de sangrar si lo hacía— N-no... no podemos...

— Cállate... no pienso morderte— le tranquilizó, posando finalmente sus manos sobre el vientre del muchacho, dejando otro beso en su cuello, percatándose de los latidos de la criatura que Flug llevaba en su interior— Flug... yo-

Se apartó rápidamente al sentir una patada de parte del bebé, abriendo los ojos con sorpresa, completamente desconcertado. El muchacho dejó salir una risita, girándose a ver al demonio, esperando encontrarse de todo menos a Black Hat con una mirada de confusión.

— Parece que vio un fantasma— murmuró en una risilla, extendiendo la mano para tomar una de las del villano, queriendo que volviese a sentir a su bebé moviéndose, diciéndole que estaba sana y bien— Tranquilo, jefecito, es normal que hagan eso.

— ¡¿Normal?! — cuestionó sin cambiar su expresión, negándose a volver a poner su mano sobre Flug, imaginando que era eso lo que le causaba tanos problemas con la comida, preguntándose si Slug podría culparle por eso— ¡¿En qué clase de mundo es normal?! Esa cosa está pateando tus estúpidos órganos.

El muchacho rio nuevamente, incapaz de ocultar la diversión que aquello le causaba, era sorprendente como el villano más grandioso de todos, un ser sobrenatural con la capacidad de destruir mundos a voluntad, se espantaba por una pequeña patada de su cría. Decidió quitarse la bolsa, enseñarle su rostro, para tranquilizarle, para poder mostrarle su sonrisa y probarle que todo estaba bien.

— Señor, está bien, no es doloroso— garantizó, intentando volver a tomar su mano, olvidándose por un momento del hambre que lo había llevado allí en primer lugar, queriendo compartir aquel momento con él, queriendo atesorar cada segundo que pasasen juntos, los tres, sin preocuparse por nada más— Creo que solo está feliz de tenerle cerca.

Black Hat le permitió guiar su mano, centrándose en su rostro y en esa sutil sonrisa de verdadera felicidad que surcaba sus labios, preguntándose por qué había permitido que, por tanto tiempo, aquella hermosa mirada se viese nublada por las lágrimas ¿Le guardaría rencor? En aquel momento no lo parecía, sin embargo...

— ¿Lo ve jefecito? — preguntó el muchacho, manteniendo su mano en el mismo lugar donde antes había pateado el bebé, ampliando su sonrisa hasta enseñar sus dientes— Nuestra pequeña simplemente está feliz de que su padre este cerca.

— ¿Pequeña? — era la primera vez que le daba un género, que se refería a su cría de esa forma, al menos que él supiese. Volver a sentir una patada no fue menos extraño que la primera vez, sin embargo, que Flug no cambiase su sonrisa le tranquilizaba un poco, al menos le daba la seguridad de que Slug no intentaría llevarse al castaño por esa causa.

— Oh... este, si...— estaba tan contento que no había prestado atención a sus palabras; dejó ir la mano del villano en cuanto sus mejillas volvieron a teñirse de rojo; esperaba poder decirle de forma más especial, sin embargo, al eldritch no parecía importarle— Va a... va a ser una niña.

— Ya veo...— murmuró con una expresión más tranquila, atrayendo al muchacho hacía sí para acariciarle el rostro, perdiéndose en su brillante mirada. Odiaba rendirse ante esos ojos, ante lo caótico de su extraña belleza, odiaba su necesidad de esos labios, de su dulce sabor y de su cautivante esencia; pese a odiar todo eso, no podía evitar volver, buscar de nuevo sus ojos, sus labios, su cuerpo, no podía abstenerse para siempre de él, aun cuando lo intentaba desesperadamente.

Se inclinó a besarle finalmente, saboreando finalmente sus labios, calmando el deseo de volver a tenerlo solo para él, sin nadie más interponiéndose o estorbando. Flug era solo suyo, siempre lo había sido, y poder tenerle de vuelta en sus brazos solo reafirmaba aquella verdad que parecía haberse perdido en el camino. Se percató, mientras profundizaba el beso, de los colmillos del muchacho y lo mucho que estos habían crecido. Se separaron con un suave jadeo, buscando la mirada del otro, sonriéndose con complicidad.

— Tus colmillos crecieron... — murmuró el demonio, llevando su mano al cabello del muchacho, acariciándolo como no lo había hecho en mucho tiempo, transmitiéndole un cariño que no podía poner en palabras— ¿Aun tienes hambre?

Sin esperar a una respuesta, comenzó a rebuscar en el refrigerador, con una idea en mente. Flug no parecía dispuesto a comer cualquier cosa cuando le encontró y, si su razonamiento era acertado, aquellos colmillos tenían cierta culpa en su determinación por encontrar algo de comer que se ajustase a una necesidad repentina. Dio finalmente con el recipiente de comida que, en otras circunstancias, seria de Demencia, y se lo entregó al muchacho con una mirada seria, esperando su reacción.

— ¿Qué es esto? — preguntó de inmediato, observando con intriga y cautela el trozo de carne en el contenedor, queriendo ignorar a su sentido común que le decía que no comiera eso— ¿Es ca-carne huma... humana...?

— En efecto, mi querido doctor— burló con una sonrisa amplia, incapaz de no disfrutar la expresión de terror que tenía Flug, dejando salir un par de carcajadas— Si no me equivoco, y nunca lo hago, tu "antojo" — explicó, simulando las comillas con los dedos, acercándose al humano de nuevo, inclinándose para quedar a su altura— es algo difícil de saciar. Puedes comer esto, estoy seguro que es lo que esta criatura quiere que comas.

Flug no sabía que decir, o en que pensar, simplemente estaba en blanco. Sabía que Black Hat no tenía problemas en comer personas, o beber su sangre, realmente no era su gusto más extraño, pero ¿Hacerlo él? Nuca, ni por más desesperado que estuviese, se habría planteado comer carne humana, no le llamaba ni un poco la atención, sin embargo, algo le decía que era eso lo que había estado buscando, que con eso podría satisfacer su repentina hambre.

— Deja de mirarlo como si aún estuviese con vida y ponte a cocinar— gruñó el eldritch, volviendo a ser el mismo de siempre, girándose sobre su eje para encaminarse a la salida, no sin antes dejar un corto beso sobre sus labios— Llevas a mi cría dentro de ti, debiste esperar estas cosas.

Le dejó nuevamente solo, con un dilema moral entre las manos, y la sensación de que no podría engañarse comiendo algo más... normal. Dejó de mirar el contenedor en sus manos para mirar la puerta, sonriendo suavemente pese a lo que estaba por hacer, complacido con el momento tan dulce que habían compartido. Sabía que tomaría tiempo hasta que Black Hat llamase a su bebé de alguna forma más cariñosa, pero era un progreso; poder volver a besarle, a sentir sus brazos y sus manos, todo aquello era suficiente en aquel momento. No necesitaba nada más.

— Pronto, pequeña...— prometió, buscando algún sartén para cocinar, rindiéndose ante la realidad de que aquella sería la primera de muchas meriendas caníbales— pronto seremos una familiar, solo los tres.

ווווו

Entró en su oficina sin perder por un instante la compostura, manteniendo una mueca de molestia y alejando a cualquier cosa que quisiera acercarse a él. Tenía tantas cosas en mente que apenas y podía concentrarse. No iba a negar que había extrañado a Flug, no podía, sin embargo, sabía que un simple beso no arreglaba todos los destrozos que había causado.

Necesitaba un poco de ayuda, aunque le costase admitirlo, porque no tenía la más mínima idea de que hacer o como proceder; pese a todo, seguía siendo un desastre cuando se trataba de emociones, cuando tenía que expresar algo. Gruñó fuertemente, pasándose una mano por el rostro, sabiendo cuál era su mejor opción, pero no queriendo tener que recurrir a ella.

— ¡DEMENCIA! — llamó finalmente, acomodándose la corbata, intentando no dejarse afectar. Sabía que la chica, a esas alturas, era completamente consciente de su relación con Flug, sin embargo, pedirle ayuda no parecía, bajo ninguna circunstancia, una buena idea. Suspiró al escucharla entrar, esperando poder mantener la calma— Tengo una pregunta para ti.

— Dime, amor mío— la joven alebrije se hallaba recargada en el escritorio, observando al eldritch con ilusión, esperando pacientemente a que volviese a hablar, manteniendo viva una agonizante esperanza de escucharle decir algo lindo, de recibir finalmente una confesión.

— ¿Sabes cómo... pedir...?— era ridículo no ser capaz de pronunciar una palabra, sin embargo, allí estaba de todas formas, batallando con tolo que creía, con todo lo que representaba, intentando decir algo que no formaba parte de su vocabulario— ¿Cómo... pedir... perdón...?

La chica se sorprendió, no por la pregunta en sí, sino por el modo en que su jefe era capaz de gruñir palabras, manteniéndolas entendibles. Nunca creyó que escucharía a Black Hat decir "perdón", o algo similar, y no sabía cómo reaccionar. Conocía miles de formas, algunas más románticas que otras, unas un tanto crueles o cínicas, pero las conocía ¿Qué clase de "perdón" querría transmitir?

— Bueno, claro que sé— presumió, subiéndose en el escritorio, tomando su cabello para peinarlo un poco, intentando lucir seductora en el proceso— Pero, eso depende de que quieras decir. ¡Hay miles de formas! Por ejemplo, una carta, o decirlo directamente, una cena, una canción, un ramo de flores... la forma más linda es con algo así ¡O con chocolates! me encanta el chocolate...

— Basta...— pidió el demonio en un gruñido, poniendo una mano sobre la boca de la chica, sin ganas de escuchar sus tonterías— Dijiste flores, ¿Qué clase de flores?

— Bueno, no estoy del todo segura— confesó, cambiando a una expresión pensativa, intentando recordar lo poco que sabía acerca de las flores que se usaban en esas ocasiones— Las rosas amarillas son las más comunes, aunque un ramo con rosas rojas y amarillas es un bonito detalle cuando también hay amor de por medio. Sé que se usan flores blancas, pero no tengo idea de qué clase de flores son.

— Entonces consigue uno— ordenó sin más, dándose la vuelta para contemplar la calle por el ventanal, chasqueando los dedos en el proceso, entregándole a la chica un rollo de billetes— Largo de aquí.

Demencia dejó la oficina completamente confundida, sin saber que hacer ahora, o a donde ir para conseguir un ramo de flores. Se encogió de hombros y comenzó a caminar, alejándose finalmente del lugar, dispuesta a cumplir su misión sin importar nada, después de todo, hacía mucho que no tenía la oportunidad de probarle su valor al demonio.

ווווו

Estiró los brazos hacia el cielo, orgulloso de haber terminado tan temprano el trabajo que tenía asignado, sintiendo un gran peso dejar sus hombros finalmente, después de varios días batallando con los pedidos. se dispuso a salir del laboratorio, no sin antes asegurarse que 5.0.5 se encontraba profundamente dormido; extrañaba dormir con él, pero sabía que era mejor simplemente regresar a la habitación del demonio, ya habría tiempo para estar con su amado experimento. Al salir, tomándolo por desprevenido, Demencia se dejó caer del techo, a pocos centímetros de caerle encima.

— Hola nerd— saludó con una sonrisa, comenzando a caminar a su lado, picándole con insistencia la bolsa, queriendo molestarle un poco— ¿Puedo preguntarte algo importante?

— Pues ya que— se resignó, alejando la mano de la chica, disfrutando en silencio de un momento tranquilo a su lado, extrañando los días en los que podían hacer aquello sin problemas, sin el constante miedo de ser descubierto— Pero hazlo rápido.

— ¿Crees que Blacky tenga emociones? — cuestionó sin filtros, poniéndose en el camino del científico, mirándole directamente a los ojos a la espera de una respuesta— Ya sabes, si puede sentir amor, o alegría, o esas cosas ¿Crees que pueda?

— Bueno... creo que es algo más complicado que eso— no podía decir la verdad, confesarle lo que sabía, pero si podía manipular las cosas para satisfacer la curiosidad de la joven alebrije— Es obvio que tiene emociones, pero... a lo mejor las emociones positivas no están entre esas.

— ¿Y qué tal culpa? ¿O arrepentimiento? — continuó sin darle tregua al muchacho, aun con el asunto de las flores que le había perdido en la tarde dando vueltas en su cabeza— ¿Crees que puede sentir algo así?

— Yo...— Flug intentaba entender a qué venia aquel interrogatorio, de donde había sacado demencia la idea de que su jefe podía sentir aquellas cosas; era cierto que Black Hat no podía expresar o entender la mayoría de sus emociones, pero también era igual de cierto que le había parecido escucharle pedir disculpas en momentos a solas ¿Le habría pasado lo mismo a Demencia? — No lo sé...

La joven alebrije se marchó una vez contestó a sus preguntas, dejándole aún más confundido que antes, con la intriga de si ella también habría tenido la impresión de escucharle pedir perdón en voz baja, cuando nadie más podía escucharle. Retomó su camino con la cabeza en otro lado, pensando en si sería buena idea seguir dejando a la joven a cargo de un robot programado.

No le sorprendió encontrar la habitación vacía, estaba acostumbrado a pasar las noches solo, esperando en silencio a que Black Hat decidiese dejar su orgullo y dormir a su lado. No espero, sin embargo, encontrarse un enorme ramo de rosas amarillas y rojas, acompañadas por lirios blancos y pétalos adornando la cama. ¿A eso se refería Demencia? Aquel ramo era para pedir perdón, era un gesto silencioso que nunca habría esperado.

— ¿Te gusta? — cuestionó el demonio, posándose tras él, poniendo sus manos sobre sus hombros, queriendo evitar el contacto visual lo más posible.

— Es... me encanta, señor— reconoció con una sonrisa, poniendo sus manos sobre las del demonio, apretando los ojos para no volver a llorar, sintiendo sus emociones revolotear con libertad por su pecho, haciendo un desastre— Yo... no sé qué decir...

— Slut me dijo algo la última vez que vino...— comenzó a explicar, retirando la bolsa y los googles de la cabeza del muchacho, apoyando la mandíbula sobre su cabello, ronroneando suavemente— Me advirtió que si tu salud se deterioraba, te llevaría con él hasta que naciese...— no estaba seguro de porque le decía aquello, nunca había escuchado a Black Hat hablar con tanta calma— Nunca creí que... que la idea de tu ausencia me afectaría.

— ¿Señor...? — era extraño sentir su abrazo, sentir que quería protegerle del mundo, pese a que unas horas antes se negaba a sentir a su bebé, ahora les abrazaba a ambos, ocultando el rostro en su cabello, disfrutando del dulce aroma que desprendía, temiendo que si le soltaba, todo aquello desaparecería.

— Todo este tiempo, la única cosa en mi mente eras tu— continuó, sin amenazarle para que guardase silencio, simplemente dejando las palabras fluir como si ya nada más importase, como si con tenerle a su lado fuera suficiente— Incluso cuando todo empezó... no dejaba de pensar en ti y en lo que iba a pasarte... en lo que ella iba a hacerte.

Le giró para finalmente encararle, odiando la sensación de fragilidad que le invadía, mirando directamente a sus brillantes ojos verdes, sabiendo que había sido lo que había empezado todo, sabiendo que era esa mirada la que le había atrapado en un principio.

— Ya te dije que no quiero perderte, Flug— susurró acercándose un poco más, envolviéndole en un abrazo que completaba aquello que sus labios no eran capaces de pronunciar, aguantándose las náuseas de ser tan dulce, y el impulso de arruinar todo con su usual actuar— Te prometo que nada te... les pasará mientras yo esté en esta tierra.

Flug no dijo nada, no había necesidad de hacerlo; correspondió al tierno beso que el villano depositaba en sus labios, sintiendo que finalmente las cosas salían bien, que al fin algo estaba inclinando la balanza de su lado, entregándole las cosas por las que había sufrido por tanto tiempo. Sabía que era mejor callar y simplemente disfrutar, pero quería decirle al eldritch lo mucho que lo amaba, lo mucho que significaba todo eso para él, para ellos.

ווווו

Tamborileaba los dedos contra la mesa, exasperado, deseoso por salir de allí y jamás volver, harto de escucharlos decir tontería tras tontería, en un vano intento por idear un plan para deshacerse de Black Hat. Llevaba toda la mañana allí, tolerando sus estupideces solamente porque no pensaba dejar a White Hat solo con aquellos payasos. A veces le costaba creer que esos inútiles aun no hubiesen perecido bajo el poder del villano

— Podemos utilizar a White Hat para tenderle una trampa— propuso el más joven, señalando al demonio blanco como si no estuviese allí, dispuesto a dispararles si le hacían algo. Sintió la mano de su jefe sujetarle por el hombro, deteniendo su impulsivo actuar antes de que siquiera pudiese decir algo— Son hermanos después de todo; podemos darle un buen uso.

— La última vez no salió nada bien— recordó Cooper, fulminando con la mirada al moreno, advirtiéndole en silencio acerca de su actuar, previniendo cualquier acto— Necesitamos algo más, algo que no se espere.

Rodó los ojos con fastidio, agradeciendo la bolsa que cubría sus expresiones, cansado de escuchar las misma respuesta una y otra vez. ¿Es qué no se daban cuenta? Habían probado todo, cada absurdo plan era una réplica de algo ya ejecutado, de un fracaso previo que solo volvía para recordarles su incompetencia. Dejó salir un suspiro agotado, preguntándose por milésima vez que era lo que lo había llevado a unirse a esa bola de inútiles en primer lugar.

— Cariño— le llamó en un susurro el demonio, logrando devolverlo a la realidad— Me parece que estas recibiendo una llamada ¿Por qué no sales y atiendes? — ofreció con una sutil sonrisa, asegurándose que ningún agente los escuchase, sabiendo que el muchacho necesitaba un respiro de aquella larga reunión— A lo mejor se trata de un cliente.

Sin decir nada se retiró, permaneciendo lo más cerca posible para seguir escuchando, atento a cualquier intento por herir a su jefe, o utilizarlo de nuevo; contestó con antipatía, apresurando el pedido que le recitaba la heroína del otro lado, anotando todo con prisa, alterándose más de la cuenta al escuchar como incluían a Flug en la conversación. En cuanto cortó la llamada, volvió al interior de la sala, fulminando a todos con la mirada.

— Black Hat no se interesa por sus subordinados— recordó el demonio blanco, frenando cualquier intervención de Slug, manteniendo a raya a Cooper, que parecía igualmente listo para atacar— Aun si los humanos tienen el privilegio de vivir en la mansión, son irrelevantes para él.

— No sabemos eso— intervino el único que no había hablado hasta el momento, cambiando la diapositiva a un mapa del sistema de drenajes de la ciudad— Nadie puede entrar a la mansión por aquí, aquí y aquí— explicó señalando en el mapa los puntos que frecuentaba la enorme serpiente del villano, pasando a un camino que el moreno tenía el placer de conocer— Pero este camino nunca se ha probado, y conecta directo con el sótano de la mansión. Me ofrezco para una misión exploratoria, para recolectar cuanta información nos sea posible.

— Es muy arriesgado— intentó persuadir la única mujer del grupo, lista para postularse como compañera, sin perder de vista al moreno, que parecía cada vez más dispuesto a simplemente matarlos a todos.

— Iremos los tres— intervino el más joven, poniéndose en pie junto a sus compañeros, centrando su atención en Cooper, que parecía considerar la idea como una verdaderamente útil— Entre más agentes, más chances de éxito. Podemos planear todo para el siguiente mes, o para cuando sea más conveniente.

White Hat, sabiendo que no escucharían razones, tomó a su pareja y dejó la sala con prisa, ignorando por completo las miradas que había atraído. Se movía con gracia por los pasillos, esquivando cámaras y personal que pudiese alertar de su presencia, dando finalmente con un lugar lo bastante privado como para hablar libremente.

— Adviértele a Flug— ordenó sin dar tiempo a preguntas, chasqueando los dedos para aislarlos aún más, encerrándose junto a Slug dentro de una burbuja de sombras— No podemos darles chance de llegar a mi hermano.

— Tienes suerte que me importas más que esos payasos— reconoció con una sonrisa cómplice, escribiendo un mensaje que no tardaría mucho en llegar a su destino— Vamos a tener que lidiar con esto algún día.

— No si nunca salen.

//////////////////

¿Alguien le puede decir a Wattpad que deje de cambiarme el guion largo por el corto? ¿Por favor? Que el guion corto me parece horrible.

Buenas ¿Cómo están el día de hoy? Yo les confieso que, después de inscribir mis materias, tengo un hueco enorme los viernes, perfecto para escribir de todo para matar el tiempo.

¡Vuelven las actualizaciones de media noche! Ya no tienen que preocuparse por el fin del mundo (espero). Como sea, no me voy a disculpar por lo extraño de la continuidad en esta ocasión, ya había avisado que sería un desastre, además hay detalles que es mejor dejar a la imaginación, en pro de la historia.

Pueden agradecer a Cats-Dont-Draw por la revelación del generó de nuestra bebé, porque fue hablando con ella que se me ocurrió la idea ;3. Espero que les haya gustado, yo literalmente estaba llorando con Flug mientras escribía.

Nos leemos luego :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top