•Capítulo 33: Miedo a estar solos•
Saludos cordiales, villanos.
Mis disculpas por tardar con este capítulo (uno que tengo muchas ganas de escribir) pero aún me estoy adaptando a ser responsable de mi existencia y, pues, aunque no me ha ido mal, no es exactamente fácil.
Normalmente aquí irían los datos curiosos del capítulo, sin embargo, esta vez no tengo ninguno, no por falta de querer poner, sino porque no fueron necesarios. Eso sí, advierto desde ya, el capítulo siguiente estará lleno de estos.
Ahora, ya que estoy casi segura que todos tiene la Playlist de YouTube (link en comentarios por si acaso) este capítulo toma su inspiración de dos de mis canciones favoritas de esa lista. "Nicotina" de Pani at the Disco, y "Scared to be Lonely" de Martin Garrix y Dúa Lipa. Cada una aporta elementos importantes para lo que viene de historia, para este capítulo y para los personajes, me gustaría que las escucharan y disfrutaran junto al capítulo.
La imagen en multimedia pertenece a ale.delapena.5 (Instagram). Es un comic completo, por si desean leerlo.
Sin más preámbulos, a leer.
Talvez encerrarse y asegurarse de que Flug no siguiera haciendo parte de su vida era una mala estrategia, porque abstenerse de probar sus labios y su sangre era tan malo como dejar de consumir veneno o fumar por mucho tiempo. Necesitaba aquella dulzura que solo el muchacho poseía, se había vuelto tan necesaria que ya se creía adicto a ella, sin embargo, ser él quien buscase arreglar las cosas era un golpe a su orgullo, a su apariencia de villano y no estaba dispuesto a tolerarlo.
Llevaba un mes evitándolo a toda costa, restringiendo sus contactos a simples reuniones laborales, a cartas y Hatbots que se hacían cargo de comunicarle los requerimientos de los clientes, y cuando debían entregarse los productos solicitados. Llevaba un mes sin tener que lidiar con las molestas sensaciones que Flug provocaba en él, enfrentándose a nuevas, a sentimientos que nunca antes lo habían molestado, y síntomas a los cuales no sabía darles nombre.
En momentos así era cuando más odiaba no ser capaz de identificar lo que sentía, cuando más aborrecía a White Hat y su extrema facilidad para expresar y reconocer lo que sentía.
— Oh Blacky— la entusiasta y enamorada voz de Demencia interrumpió sus pensamientos, como de costumbre. Podía intentar hasta el fin del mundo, sin embargo, la chica parecía simplemente encaprichada con él, negada a renunciar pese a cuantas veces le rompiera el corazón— ¿Qué haces amor mío? ¿Quieres pasar un rato con el amor de tu vida?
Gruñir y apretar los puños con fuerza, pese a no ser una respuesta verbal, Demencia lo interpreto como un "si", y sin dudarlo, se lanzó sobre el regazo de su amado, abrazándolo por el cuello y comenzando a llenarle el rostro de besos. El villano estuvo a punto de lanzarla lejos, a volar contra la pared como de costumbre, sin embargo ¿Qué más daba? Era Demencia siendo ella misma después de todo. Aunque le molestaba, más de lo usual, no pudo evitar desear a alguien más allí, besándolo y buscando más, quería a Flug allí, como antes.
— Quítate, Demencia— ordenó con frialdad, apartándola sin cuidado, a poco de mandarla a volar, recibiendo en respuesta una mirada confusa y una resistencia poco habitual en la joven— No tengo tiempo para tus estupideces.
— Amor mío— comenzó a decir con voz aterciopelada, acariciando suavemente el rostro del eldritch, poniendo mirada coqueta y oponiéndose al empuje de las manos del villano— ¿Y qué harás si me voy? No hay nadie con quien puedas pasar el tiempo más que conmigo, no existe nadie más a quien desees además de mí, sabes que soy tu única diversión en los momentos aburridos como este.
Las mentiras que salían de la boca de la joven le causaban repulsión; parecía querer manipularlo y convencerlo de aquello, sin embargo, no podía engañarse al maestro del engaño. Cansado de esa actitud, y de persistencia de la joven, termino por enviarla hasta el otro lado de la oficina, dejando la habitación antes de que pudiera levantarse.
Harto de todo, decidido a no ser molestado y con ansias de liberar un poco del extraño estrés que lo aquejaba, decidió dirigirse a su habitación, dispuesto a tocar el violín y olvidarse de cualquier cosa que pudiera estar alterando su ánimo en aquellos momentos.
ווווו
Reconocer que nunca creyó extrañar los gritos e insultos era un paso muy grande en el proceso de aceptar que, tal vez, debía buscar la forma de hablar con él. No solo extrañaba sus gritos, también sus besos y sus caricias, y todo lo que compartían cuando nadie más estaba cerca. Extrañaba su cama, sus manos y su adictivo sabor venenoso.
Al principio era genial, siempre juntos, ansiosos por tocarse, besarse y devorarse mutuamente, deseosos por el otro. Era casi perfecto, casi como un romance literario, o una fantasía adolescente, sin embargo, ni las cosas más bellas de esos momentos ideales habían evitado que, en un arranque de lo que se limitaba a clasificar como celos, a falta de un mejor termino, terminaran en una estúpida pelea por una vieja amistar de escuela.
— Es que simplemente no lo entiendo— lamentó con cierto enojo en la voz, arrojando contra la pared una llave inglesa, no muy seguro de si su frustración era por Black Hat o por no poder terminar el nuevo modelo de Hatbot en que trabajaba— no hice absolutamente nada para que sospechase que quería unirme a los ridículos héroes que llevan años persiguiéndome ¡¿De dónde viene él a pensar eso?!
"A lo mejor si sabía que hablas conmigo, y dado tu pasado..." Slug guardo silencio en cuanto vio otra herramienta, difícil de distinguir, volar en dirección a la laptop por la cual estaban hablando. No podía ver que hacia Flug, solo podía ver las cosas que lanzaba lejos de vez en cuando. "Perdón, solo estoy especulando."
— Bueno, deberías saber que eso solo pasó una vez— gruño mientras bajaba por la escalera, recogiendo todo lo que había lanzado, sabiendo que seguiría necesitando esas herramientas— Ni muerto abandonaría a Black Hat.
El moreno, aun sin ser capaz de ver su rostro, sabía que estaba a poco de echarse a llorar; conocía bien esa voz, ligeramente quebrada, débil y suplicante por un abrazo ¿Cómo es que alguien así había caído en las garras de Black Hat? Flug no era un villano, más bien era alguien decepcionado con la vida, ansioso por demostrar sus habilidades y capacidades. Reconocía que los villanos valoraban su talento, pero ¿Y si no fuese así? ¿Qué pasaría si un héroe le ofreciese verdadero apoyo y aprecio?
"Kenning, no creo que merezca la pena lamentarse tanto por algo tan normal como una bofetada y un reproche" intentó animarlo, recurriendo a ese lado blando y compasivo que no debía mostrar bajo ninguna circunstancia "Es decir, Black Hat no trata a nadie con compasión y comprensión, más bien, siempre está buscando oportunidad de lastimar ¿Por qué sentirse mal cuando agredir es normal en su naturaleza?"
Flug se paró a pensar ¿Por qué esa vez era diferente? Desde el día en que comenzó a trabajar para él, las cosas habían sido más y más complicadas; no solo por tener que cumplir con el estándar de ser el científico malvado del villano más poderoso de todos, sino porque Black Hat parecía tenerle especial confianza, cosa que lo había llevado a conocer facetas del eldritch que nadie más había tenido la posibilidad de ver. Gracias a eso, había recibido gritos, insultos y golpes por años, se creía ya inmune a ellos ¿Qué había de diferente esa vez?
— Debo irme Slug— decidió, no con muchos ánimos de tener que compartir sus sentimientos con un héroe— A lo mejor, charlamos otro día.
"Kenning, solo recuerda que cuentas conmigo" no estaba muy seguro de cómo interpretar esas palabras, ni de si quería saber a qué venia el repentino voto de confianza. Sin querer esperar más, cerro la laptop cortando la llamada. El silencio volvió al laboratorio de inmediato; sin Demencia o 5.0.5 por ahí, todo era demasiado tranquilo.
— Al menos así no tendré distracciones— susurró con lágrimas bajando por sus mejillas en silencio, goteando desde su mentón hacia el suelo, en contra de su voluntad— Al menos así poder terminar el trabajo antes de la madrugada.
וווו×
No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, ni de en qué lo había desperdiciado, solo sabía que la noche había caído hacia horas y que, sin importar cuanto lo intentase, Flug seguía estando en cada uno de sus pensamientos. Ni siquiera pensar en el trabajo pendiente le permitía olvidar su rostro ¿En qué momento se había convertido en un factor presente en cada aspecto de su vida?
Si bien Flug era probablemente el único ser que tenía su confianza, durante los años que le había servido había mantenido siempre una distancia prudente, separando la vida privada del trabajo, limitando todo a una relación laborar, igual que con cada uno de los débiles humanos que habían ocupado su puesto previamente, entonces ¿Qué había cambiado? No era algo reciente, eso estaba claro, sin embargo, ahora que no podía dar por sentada su presencia, parecía que se había convertido en algo indispensable en su vida, y eso no le gustaba.
Dar otro trago a la botella de veneno tampoco ayudaba mucho, porque el efecto embriagante que tenía solo desbloqueaba más y más recuerdos agradables junto al muchacho; traía a su mente momentos gratos que el tiempo se había llevado lejos, momentos que ahora se arrepentía de dejar ir.
— Estúpido Flug... — masculló arrastrando las palabras, apretando los dientes y debatiéndose entre si debía o no beber un trago más; a lo mejor si apuraba la botella entera de un trago lograría embriagarse lo suficiente como para olvidar, pero... ¿Realmente quería olvidar? — Sal de mi mente... idiota...
Una solitaria gota de profundo color rojo bajo por su mejilla hasta caer en la mesa, salpicando suavemente, captando su atención. Sabía perfectamente que le era imposible llorar, que su cuerpo no era físicamente capaz de llorar, sin embargo, había visto a su hermano lagrimear de la misma forma cuando eran jóvenes, y ahora que era él quien estaba lagrimeando, odiaba aún más su herencia materna.
Se sentía débil, al ver las gotas cayendo en la mesa; sentía que una parte de si lo abandonaba para nunca volver, y eso lo llenaba de enojo. Odiaba sentirse inferior, vulnerable. Aborrecía con todo su ser ese sentimiento de fragilidad.
Hasta el pasillo llego el grito que dejo salir, lleno de frustración y enojo, seguido del cristal de la botella quebrándose en mil pedazos al impactar contra la pared. No había cambiado su forma física, pero internamente era un desastre buscando la manera de ordenarse. Necesitaba dejar salir toda esa ira que ahora mismo lo agobiaba, y no estaba muy seguro de cómo hacerlo.
El estruendo llego a oídos del muchacho, que regresaba de la cocina con una taza de café, un plato de hotcakes y el peso de su existencia sobre los hombros. Muchas cosas pasaron por su mente al escuchar el alboroto, entre las cuales estaba la imagen de Black Hat y Demencia teniendo sexo sobre el escritorio del eldritch, y una sesión de tortura a 5.0.5.
Alarmado al pensar que su precioso experimento estaba en problemas, empujó la puerta sin cuidado, dejando por ahí su comida, dispuesto a encarar al villano y defender al oso, reanimado por el enojo y el resentimiento. Sin embargo, al entrar solo encontró oscuridad, un desastre y a Black Hat dándole la espalda a la puerta, apretando los puños y mascullando cosas que no alcanzaba a escuchar.
— Jefecito, ¿Se encuentra bien? — no sabía si su preocupación surgía del amor o de la sorpresa que la escena le causaba; hasta donde sabia, no era común que perdiese de ese modo la compostura, mucho menos que destrozase una habitación así; sin embargo, lo más extrado de todo era que, delante suyo, seguía estando Black Hat.
Normalmente se encontraría con una masa deforme, una versión monstruosa de su jefe o un ser sacado de las más vividas pesadillas de la humanidad, no a su jefe, apretando los puños y... ¿Sangrando?
— ¡¿Qué es lo que quieres ahora, Flug?! — gritó con furia, evitando encararlo, rechinando los dientes y sabiendo que las estúpidas lagrimas seguían cayendo por su rostro.
— Bueno... creí que me encontraría otro panorama— confesó con indiferencia, dando media vuelta y comenzando a dejar la habitación— Mis disculpas señor, con permiso.
Se sentía tonto por esperar que Black Hat, el ser más orgulloso del universo; le pidiese que no se marchara. Sabía perfectamente que ese no era su lugar, por más que así lo desease; que estar a su lado no era realmente su destino, y que él también lo sabía. Sabía que por eso las cosas al final no habían funcionado, sin embargo, deseaba que fuera diferente.
Salió de su burbuja al notar que, por más pasos que daba, era incapaz de cruzar la puerta. Miró de reojo al villano, que seguía inmóvil, dándole la espalda a la puerta, y aunque ya no tenía las manos en puño, aun parecía tenso y alterado. Lo escuchó murmurar nuevamente, mientras se acercaba hacia él, sorteando el desastre que había causado.
— Señor, estoy seguro de que podemos hacer este tonto juego en otro momento, por favor...— sentir la mano del demonio sobre su hombro, apretando gentilmente y girándolo con delicadeza había dejado a su confundida mente sin palabras; tenerlo tan cerca le permitió apreciar el fuerte aroma a veneno y alcohol, así como un aura levemente decaída y algo que no estaba muy seguro de como nombrar.
El villano levantó la bolsa hasta un poco más arriba de su nariz, acariciando con la otra mano su mejilla en el proceso. Flug sintió una corriente recorrerle en cuanto pasó su garra sobre sus labios, separándolos ligeramente. En ese momento quería maldecir sus besos, olvidarse de ellos y de todas las cosas que habían hecho juntos, sin embargo, no podía, ni aunque lo intentase.
— Kenning... — susurró tan bajo que apenas y fue capaz de escucharlo; sus ojos se encontraron, trayendo de regreso aquellos momentos que habían estado atesorando durante el mes que estuvieron alejados.
Black Hat, con suavidad, beso sus labios, no queriendo llevar las cosas lejos. Simplemente quería disfrutar de aquella suavidad y dulzura que tanto había añorado. Sentir nuevamente como su cuerpo se rendía al capricho de tener a Flug solo para sí.
Flug no supo en qué momento se quedó solo, ni cuando había dejado de sentir la calidez adictiva de aquellos venenosos labios. Tampoco podía decir si el "lo siento" que rondaba su mente había sido real o no. Solo sabía que ahora estaba solo, frente a una oficina que parecía jamás haber sido destrozada y con el cuerpo lleno de sensaciones.
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Probablemente este era uno de los capítulos que más tenía ganas de escribir, pero también fue uno de los que más veces he tenido que rehacer. No es que me moleste escribir varias veces hasta tener un buen resultado, pero había cosas que quería incluir que no pude por sentirlas fuera de contexto y eso me molesta porque ahora no sé dónde diablos meterlas.
En fin ¿Qué les parece? Yo sé que Black Hat merece más que una noche de borrachera, pero denme tregua, que los próximos capítulos no serán precisamente a su favor, aunque así lo parezca. Como sea, espero que les haya gustado mucho.
Se que me dejo cosas sin decir, pero nuevamente, esto de vivir prácticamente sola en un país que apenas y conozco no ha sido fácil. Me encanta, pero aún estoy adaptándome al cambio.
Side Note: a decir verdad, este sigue siendo uno de mis capítulos favoritos, porque muestra algo que siempre he querido ver, y es a Black Hat rindiéndose a lo que desea. A veces me sale muy OOC, pero en realidad no queda fuera de lugar, y eso me fascina. Tengo que confesar que quería editar este capítulo para agregar las ideas que tenía antes, sin embargo, mejor dejo todo tal y como está.
Nos leemos luego :)
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