•Capítulo 29: Cartas y consejos•
Saludos cordiales, villanos.
SIDE NOTE: antes de empezar, advierto que este capítulo fue editado para encajar mejor con la trama, con los comics, y con la idea que yo tengo de lo que es la relación de Slug y Flug. No son cambios muy bruscos, pero es algo que deben tener en cuenta, si es que acaso piensan simplemente saltar directo hasta estar al día para leer lo que no han leído. Con esto dicho, comencemos.
Después de mi pequeña historia, que a varios sorprendió para bien, vengo a seguir su sufrimiento y molestias con más capítulos largos, llenos de sentimientos.
No sé si todos son conscientes de la clase de relación que hay entre Flug y Slug, así que me tomaré la molestia de explicarla un poco, para que no anden perdidos por la vida con estos dos.
Slug solía ir a la escuela de villanos de Black Hat, Slug estaba allí como espía, por voluntad propia claramente. Al principio, igual que el resto, Slug no veía en Flug algo interesante, era el debilucho al que todos molestaba, pero con el aumento en las notas de Flug, y la notoriedad que ganó al captar el interés de Black Hat, su relación muto en una especie de ami-enemistad bastante sana. Competían en las clases, pero se llevaban bien y se protegían mutuamente. Slug solía tener un crush en Flug, lo que volvía su relación aún más especial para él.
Como ya sabemos, Slug superó su amor por Flug, sin embrago, eso no cambia el hecho de que lo vea como alguien tierno, su intención de recuperar su amistad está motivada por órdenes de Cooper, en un intento por encontrarle una debilidad a Black Hat. Por otro lado, Slug Está obsesionado con ser perfecto, por eso alteró su imagen.
En realidad no es mucho lo que tengo que decir de Slug, Las cosas importantes se van descubriendo conforme avanza la historia.
Ahora, datitos curiosos que nunca sobran, para que amplíen su cultura general y sientan que la escuela les sirve de algo. ¿Saben que es un sello de lacre? Se trata de un sello hecho con cera y marcado con diferentes instrumentos, utilizado antiguamente para cerrar cartas y firmar documentos.
El uso de los sellos se remonta a las primeras civilizaciones del mundo, y se han encontrado desde Mesopotamia hasta el valle del Indo. Estos primeros sellos, en concreto, estaban hechos con barro impreso con cilindros o anillos grabados.
El uso de sellos de lacre, sin embargo, no empezó hasta la Edad Media. Al principio eran de competencia exclusiva de los monarcas, obispos y cortes reales para su uso en la emisión de decretos oficiales y autenticación de documentos. Con el tiempo, el uso de los sellos de lacre se fue democratizando poco a poco, difundiéndose a los aristócratas, a los monasterios y los gremios (por ejemplo, los carniceros firmarían acuerdos con un sello con la imagen de un cerdo o una vaca), y finalmente a los hombres libres ordinarios por el siglo XIII.
Cada individuo tenía su propio sello, y en un momento en que muchos eran analfabetos, se utilizaba en lugar de una firma para autentificar acuerdos, contratos, testamentos, cartas que conferían derechos o privilegios o cualquier acto ejecutado en nombre de alguien. Incluso el Papa podía sellar sus documentos con una bulla.
El sello se aplicaba a una cuerda o cinta, con tiras de pergamino y colgaban sueltos después de haber pasado a través de un agujero o ranura en el borde inferior del documento.
Debido a que los sellos eran símbolos de poder y se utilizan para autentificar los deseos de una persona, eran destruidos, por lo general, después de que el dueño muriese para evitar falsificaciones póstumas. Hoy en día, el uso de sellos de lacre es muy limitado ya que la correspondencia a mano es prácticamente innecesaria y poco utilizada. Son pocos los que usan este medio de comunicación ya que añade un poco de distinción personal.
Entonces, como tanto Black Hat Como White Hat son seres que han vivido varias de las épocas de la humanidad, considero que ellos también tienen su propio sello de lacre, que autoriza la salida de cartas desde sus mansiones y organizaciones.
La imagen en multimedia pertenece a Cats-Dont-Draw.
Bueno, no hay mucho más que decir. Será algo largo el capítulo así que no voy a entretenerlos más. Disfruten la lectura.
Entró en la oficina del demonio blanco con una carta entre sus manos, lista para ser autorizada y enviada al otro extremo de la ciudad, con la única intención de retomar una relación que estuvo a medio camino entre la amistad y el odio. Ignoró la sonrisa que se instaló en el rostro de su jefe al verle, prefiriendo no perder la concentración.
— Amor mío ¿A qué debo tú repentina visita? — la voz melosa del demonio le resultaba incómoda al muchacho, pese a escucharla todos los días, no podía dejar de encontrarla irritante, especialmente en momentos laborales como aquél. Con una mueca que la bolsa ocultaba, extendió la carta hacia su jefe.
— Quiero que envíes esto, lo antes posible— sentenció, dándose la vuelta para evitar la mirada enamoradiza del eldritch, que no había reparado aún en la carta sobre su escritorio— Creo que podemos usarlo a nuestro favor. ¿Me estas escuchando?
— Siempre te escucho, ya deberías saberlo— contestó poniéndose en pie, aproximándose al científico para abrazarlo por la espalda, apoyando su barbilla en el hombro del muchacho— ¿Por qué enviar una carta a mi hermano? La quemará sin siquiera leerla.
— No es para Black Hat, no tengo asuntos pendientes con él — se explicó, empujando al otro suavemente, reacio a brindarle el contacto físico que parecía necesitar desesperadamente— Sin embargo, Flug es otra historia. Una que ni él ni tu necesitan conocer.
— La enviaré, como pides Slug— por alguna razón, la seriedad en su voz lo sorprendió. No esperaba que White Hat actuase así, después de la visita no deseada a la mansión del villano— Sin embargo, no te sorprendas si no hay respuesta. Todas las cartas pasan por la oficina de Black Hat Antes de llegar a su legítimo dueño.
—Cuento con ello.
וווו×
No podía apartar su mente de las palabras de Demencia, se repetían en su mente como una tortuosa sinfonía, recordándole el mal estado en que había quedado después de cortarse las muñecas. Repetía una y otra vez las escenas junto al villano, desde las más simples a las más íntimas, buscando el momento en que la joven hubiese descubierto su relación. Sin embrago, no podía encontrar nada.
— Ugh! — bufó echando atrás la cabeza, cansado de darle vueltas al asunto, buscando una distracción en su laboratorio, algún trabajo pendiente que le ayudase a olvidar lo mucho que aquellas palabras lo habían afectado— ¿Cómo rayos pasó esto?
Se apartó del escritorio lo bastante cansado de pensar de más en el asunto como para dirigirse a la salida del laboratorio y comenzar a vagar sin rumbo por los pasillos de la mansión. El sentirse observado, como siempre, se presentó al instante en que cruzó frente a uno de los miles de retratos que había colgados por las paredes. Lo más seguro era que Black Hat se estuviese preguntando cuál era su objetivo al dejar sin cuidado el laboratorio, los Hatbots y a una Demencia en medio proceso de recuperación. Y, con esa misma certeza, podía afirmar que no lo sabía.
Sus pasos lo llevaron a la biblioteca, a ese refugio de libros y estanterías que, aunque deseaba volver a explorar, le traía varios recuerdos agridulces que no deseaba revivir. Ignoró el cosquilleo en su vientre, adentrándose en la enorme habitación, descubriendo que seguía tal y como la recordaba desde su última visita. Con un suspiro, dejando que la puerta se cerrase tras de sí, comenzó a caminar por los pasillos, buscando algún libro que distrajera su mente en esos momentos.
— Ah, doctor, no esperaba encontrarlo aquí— siseó alguien a su espalda, abrazándolo por la cintura y dándole un escalofrío que lo paralizó en su sitio— ¿Buscando algo interesante?
— ¡Señor! — chilló al sentir su lengua bífida deslizarse por la suave piel de su cuello, apartando al villano, que soltó una carcajada burlona al ver como la expresión del muchacho pasaba de la sorpresa al miedo y luego al enojo, seguida por una vergüenza que parecía comérselo vivo.
— Vamos Flug, no voy a morderte, aún. — tentó con una sonrisa ladina, mordiéndose el labio y disfrutando del modo en que la mirada del muchacho evadía la suya, huyendo de esa tentación que solo sus ojos lograban transmitirle.
— Preferiría que no dijese eso...— susurró con las mejillas rojas de vergüenza, sobándose por inercia el brazo, en un tic que le brindaba algo de seguridad— Lamento si soy inoportuno, puedo regresar después.
— Oh, no te preocupes por eso, Flug, — contestó con algo de fastidio el villano, rodeando con gracia al muchacho y comenzando a caminar por el pasillo, indicando al joven que lo siguiese con la mano— no es como si aquí se pudiera interrumpir algo. En realidad, quería hablar contigo.
Ante ellos, como siempre, había una sala de lectura sencilla, compuesta por dos sillas y una mesa, que los esperaba a ambos con tazas llenas y humeantes, de diferentes contenidos, dispuestas especialmente para cada uno. Black Hat tomó asiento frente a su taza, tomando en sus manos el pequeño plato y agitando ligeramente su bebida, invitando al muchacho a ocupar el lugar frente a él.
— ¿Hay algún problema, señor? — cuestionó tomando la taza de café y copiando las acciones del eldritch, buscando enfriar un poco el contenido para así poder degustarlo. No paraba de analizar al demonio, que tenía su usual expresión de fastidio y un aura de oscuridad rodeándolo, afectando todo lo que estaba demasiado próximo a su ser— Parece algo... molesto.
— Molesto no es el adjetivo apropiado ahora mismo— comentó volviendo a dejar la taza en la mesa, sacando de un bolsillo interno un sobre blanco, demasiado blanco, sin remitente ni estampilla, apenas marcado con el nombre del muchacho— sin embargo, supongo que puede funcionar. Hace unas horas llegó esto.
Flug recibió la carta con la curiosidad a flor de piel. Hacía bastante que no recibía correspondencia personal, lo único que llegaba a su nombre eran hojas de vida, solicitudes de empleo y paquetes con suplementos para el laboratorio. Una carta tan blanca y pulcra le hacía, entre muchas otras cosas, sentir mariposas. Revisó el sobre antes de abrirlo, no era particularmente especial, tenía su nombre en una caligrafía delicada, y estaba adornado por un sello de lacre de color azul, estampado con un sombrero de copa y las iniciales de quien asumió como el remitente.
— ¿Esto es de White Hat? — cuestionó sin atreverse a abrir el sobre y extraer el contenido, temeroso de encontrarse con alguna trampa— ¿Por qué un héroe me envía una carta?
— No tengo la respuesta a eso, al menos aún no — contestó sin mirarlo, debiendo en veneno que contenía su taza, disfrutando del amargo sabor que tenía— La carta viene de su mansión, sí, pero él no la escribió. Lo único que tiene impregnada su asquerosa esencia es el sobre.
A Flug solo se le ocurrió alguien en la mansión, y probablemente la isla entera, que le enviaría una carta. La imagen del muchacho de piel morena escribiendo a mano una carta se le hacía graciosa, pues recordaba lo mucho que odiaba escribir cosas así en la escuela. Más tranquilo, extrajo del interior una cuartilla perfectamente doblada, escrita por ambas caras con una caligrafía impecable, nada parecida a la suya o a la de algunos de los dos demonios. Con el corazón en la garganta, comenzó a leer.
"Dr. Kenning Flugslys.
A lo mejor debo una explicación por el repentino beso que compartimos el otro día, y lo justo sería que la diese en esta carta, pero me temo que es un asunto al que no deseo dar respuesta ahora, al menos no por este medio. Me disculpo, sin embrago, si la carta resulta ser muy repentina, tenía deseos de retomar nuestra antigua relación, y desafortunadamente carezco de autorización para contactar directamente contigo.
La forma en que nos volvimos a ver me resulta irónica, pues es la misma razón que nos alejó en primer lugar. La diferencia entre nuestros actuales jefes es solo un reflejo de lo que ocurrió en secundaria, y me hace algo de gracia que, aun así, las cosas no hayan cambiado mucho. Puede que la idea de ver nuevamente a un héroe, y antiguo agente encubierto, no te sea particularmente cómoda, sin embrago, puedo asegurar que mis intenciones no van más allá de un amistoso reencuentro de un par de viejos amigos.
Tengo la esperanza de que Black Hat no sospeché de esta carta, pues la única forma de enviarla es por medio de la oficina de White Hat, Si llega a tus manos, házmelo saber, ya sea por medio de otra carta o por medio de un mensaje, dudó mucho que no poseas un teléfono en la época en que vivimos. Te dejó mi número en cualquier caso, porque adjuntar una tarjeta de presentación sería riesgoso para mí.
Espero tu respuesta, si es que llega esta carta a tus manos, y me disculpó nuevamente por lo repentino de mi comunicación.
Slug Flys"
La sorpresa no era especialmente grata, bajo la firma había un número perfectamente legible, que le hacía pensar más y más en que aquello no era más que una trampa para bajar la guardia. Aun así, las palabras de Slug le habían traído memorias de un tiempo en que las cosas parecían más sencillas. Sin saber que hacer, miro a su jefe, que esperaba pacientemente a que terminase de leer.
— Señor, la carta es de Slug— explicó, dejando la cuartilla y el sobre en la mesa, jugando con el sello roto de lacre, rompiéndolo cada vez más— Quiere que... en realidad no sé qué quiere, pero tiene que ver con nuestra antigua relación en el instituto para villanos.
— Y supongo que espera que su comunicado se mantenga en secreto— concluyó el eldritch, tomando entre sus garras los papeles, leyendo rápidamente las palabras del héroe— Slut parece ser muy valiente o muy tonto al enviar esto aquí, pero sabiendo que mi hermano lo respalda, no me sorprende.
Flug observó en silencio al villano, que releía la carta con una peculiar mirada, una de esas que el muchacho había aprendido a temer y evitar a toda costa. Estaba trazando un plan, buscando oportunidades en lo que tenía delante suyo y riendo ante las imágenes que cruzaban su mente.
— Señor, creo que mejor me deshago de...— una tenue carcajada, que fue subiendo de todo hasta ser la usual risa malévola del demonio le hizo pensar que, de tratarse de alguien más, lo más prudente sería alejarse y llamar a algún hospital de salud mental.
— Contéstale que lograste leer la carta sin que yo lo descubrirse— ordenó, dejando nuevamente la carta sobre la mesa, chasqueando los dedos y haciendo aparecer allí mismo el celular de Flug, mostrando aquel vergonzoso forro de aviones y nubes que le había costado mucho conseguir— Acepta su invitación, quiero ver con quién está su lealtad al enfrentarse a su pasado.
— Claro, señor, pero...— Flug sabía la verdad, y tenía miedo de decírsela, sin embrago, era lo más prudente tratándose del villano más poderoso del mundo— Slug nunca ha sido un villano. Entró en su escuela para aprender sobre nosotros, sobre la organización y los villanos que debía enfrentar. No creo que...
No reparó en la cercanía del demonio hasta que sintió la caricia en su mejilla, que detuvo sus palabras. Black Hat estaba a su lado, con esa mirada complacida que solo parecía brindarle en aquellos momentos de intimidad que no podía presumir con el mundo.
— Flug, tú mejor que nadie sabe que la balanza puede inclinarse— le recordó con una voz ronca, una voz que se sentía cariñosa, a pesar de provenir del demonio— Slut necesita un empujón, nada más que eso, para convertirse en un villano tan eficiente como tú. ¿Quién mejor para arrastrarlo que la persona de la que solía estar enamorado?
Flug abrió los ojos ante las palabras que le murmuraba el demonio ¿enamorado? Slug no lo amaba, al menos no en el concepto que él tenía de amor. El moreno lo veía como un amigo, alguien a quien proteger en situaciones de riesgo, pero también alguien con quién competir y probar sus capacidades. Lo veía como un rival en la ciencia y la vida ¿Dónde estaba el amor en eso? Dar crédito a las palabras de Black Hat, sabiendo que nunca erraban, le costaba mucho más al combinarlas con sus recuerdos.
— De acuerdo...— susurró en un suspiro, intentando entender que le hacía creer al demonio que Slug había sentido algo por él en el pasado— No creo que logré hacerlo cambiar de parecer, sin embrago, sus deseos son mis órdenes.
—Buen chico— comentó antes de acariciar sus labios con el pulgar, arrugando la bolsa que aún cubría su cabeza. Bolsa que pasó a estar en el suelo en cuanto el demonio levantó la mano que tenía sobre su rostro. La expresión sumisa del muchacho, enmarcada por ese sonrojó, fueron suficientes razones para comenzar un beso que, lentamente subió de tono conforme la distancia de sus cuerpos se hacía cada vez más pequeña.
וווו×
Su teléfono vibró sobre el escritorio, tomándolo fuera de guardia y logrando asustarlo, no esperaba recibir ninguna clase de notificación a esas horas. En la pantalla había un mensaje, sencillo, proveniente de un número desconocido. Su primer pensamiento fue bloquear el contacto y olvidarse de la persona que tenía la osadía de escribirle cerca de las diez de la noche, sin embrago, otros tres mensaje consecuentes le hicieron replantearse esa idea.
"Hola.
Soy Flug, lo digo primero para que no me bloquees.
Black Hat no sabe nada de la carta, estoy seguro que ni siquiera la vio entre la correspondencia.
La idea me parece fantástica, aunque espero que no pienses en retomar era molesta rivalidad que solíamos tener, Slug"
Le llamó la atención que fueran mensajes de texto y no algo más parecido al WhatsApp, pero supongo que la repulsión del villano por la tecnología moderna tenía alguna especie de influencia en cómo se comunicaban sus secuaces.
"Me diste un susto de muerte, Kenning, no esperaba tu respuesta a esta hora de la noche.
Descuida, me interesa más recordar los buenos momentos y retomar eso. No porque nuestros jefes de odien implica que nosotros debamos ser igual."
No podía saber si le respondería de inmediato, o siquiera si los había recibido, pero había cumplido con contestarle y sentía que eso importaba más que el control que podía ejercer sobre el estado de un simple mensaje. Sonrió bajo la bolsa, dejando nuevamente el teléfono sobre el escritorio, con la pantalla hacía abajo. Su plan estaba funcionando y eso le hacía sentir bien.
Sabía que White Hat no confiaba en su juicio en esos momentos, probablemente lo creía loco, pero tenía una simple intención al escribirle a Flug, quería lograr acercarse a él. Al menos ese era el plan que debía seguir, debía alejarlo tanto como fuese posible de Black Hat. Sabía que eso solo iba a funcionar si aquel retorcido ser no había tomado nada del muchacho, y entendía la muda esperanza de que hubiese sido lo bastante listo como para no entregarle algo al aceptar su trabajo, sin embargo, debía ponerlo en duda.
וווו×
Flug monitoreo una última vez los signos de Demencia antes de irse a dormir, estaba exhausto, le dolía de nuevo la cadera y lo único que deseaba era dormir. Así que, finalmente con la mente en otra cosa que no fuera Demencia y su mal estado, se encaminó a la cápsula, completamente agotado y vencido por el sueño.
La joven abrió los ojos unos minutos después, activando una alerta que el científico era incapaz de escuchar. Se sentía agotada, mareada y triste, muy triste. Tenía grabada a fuego en la memoria la expresión de Black Hat, recordaba perfectamente el gesto que había hecho mientras sonreía y el sonido de los gemidos de Flug al recibir eso que ella tantas veces había intentado conseguir.
¿Todos esos años habían estado compitiendo por lo mismo? Sabía que Flug le llevaba una ventaja de varios años, llevaba mucho más tiempo a su lado, sin embrago, esperaba que eso no afectase el resultado final, esperaba ser ella quien estuviera a su lado al final del día, gozando de su compañía y formando a su lado una familia. ¿Qué tenía Flug que ella no? Podía perfectamente superarlo en todos los retos que le pusiera delante. Era más lista, más fuerte y más bonita, también más ágil... ¿Qué podía ofrecerle ese tonto que ella no?
Intentó romper el cristal y liberarse, huir a su habitación o algún lugar que no le recordara su fracaso, sin embrago, una camisa de fuerza restringía sus movimientos por completo, limitándola a flotar en aquel viscosos líquido que, en la heridas que cubrían su cuerpo, ardía fuertemente. Observó el laboratorio con un objetivo en mente: ser libre. Si había algo o alguien que la sacase de allí...
— Parece que necesitas ayuda— una voz siseante y molesta retumbó por el líquido que la rodeaba, llevando a sus oídos claras palabras provenientes de un ser al que no tenía deseos de ver nunca más— Yo puedo sacarte de allí... liberarte como tanto quieres.
Negó enérgicamente buscando la brillante mirada de la enorme serpiente, que se enroscaba sobre el cristal, cuarteándolo ligeramente. Le sabía amargo aceptar su ayuda, después de todo había sido él quien la había enviado al laboratorio a descubrir la cosa más desagradable de su vida, a destruir su mundo entero. El enorme reptil encaró a la joven, moviendo su larga lengua, buscando alguna señal para seguir apretando la incubadora.
— ¿No? Creí que querías salir de aquí— burló con cierta malicia, apretando más el cristal, disfrutando del crujir, imaginando los huesos de alguna inocente víctima— Imagina, ahora está dormido ¿No quieres ser libre y cobrar venganza? Puedo ayudarte incluso, si así lo deseas.
Observó directo a los ojos de la serpiente, intentando mantenerse firme para no cambiar de idea. Lo que ofrecía el reptil le parecía tentador, sumamente tentador. Deshacerse de la única cosa que se interponía entre su amado y ella resultaba muy atrayente, pero ¿La perdonaría Black Hat? Flug no era trabajo, no tenía un motivo para eliminarlo más allá de unos celos provocados por el desamor ¿Qué le haría el eldritch si mataba a su pareja? No sabía cómo intimaba el demonio, pero la imagen mental de un Black Hat torturándola incluso después de muerta no le hacía nada feliz. Volvió a negarse a la propuesta, empujando con los pies el cristal, indicándole a Jack que se alejase.
— Mírate, enamorada, abandonada y encerrada, eres más tonta de lo que me habría imaginado— burló el animal, acercando su rostro al cristal, riendo al ver las lágrimas de la joven mezclarse con el verdoso liquido— ¿Vas a sentarte a ver cómo el amor de tu vida se va con alguien más? Ciertamente los humanos son más tontos de lo que me habría imaginado.
Demencia bajo la cabeza, entristecida, buscando en su corazón una respuesta para seguir adelante. En unas semanas había conseguido eso que tanto anhelaba y lo había perdido, en manos de quién menos imaginó ¿Cómo debía sentirse? ¿Qué debía hacer? Ciertamente Jack no era el mejor para ayudarla, ni a quien necesitaba en esos momentos. Determinada a buscar después alguien mejor para desahogarse, se dio la vuelta y cerró los ojos, buscando alguna fantasía para dormir hasta la mañana, hasta que alguien más racional la liberase.
— Como gustes, de todas formas ya perdiste tu turno de jugar.
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Y volviendo a las actualizaciones a media noche... ¿Cómo están?
Tengo recuerdos muy claros de esta actualización, porque estaba en medio de la emoción y el orgullo. Aun releo los comentarios que me dejaron en el especial del primer año con una sonrisa y ganas de llorar, porque me hacen feliz.
Por otro lado, aun veo el plotline que había hecho y me pregunto como serían mis historias si siempre trabajara así, obligándome a seguir una ruta establecida por un final cerrado; no me arrepiento, pero odio planear mis historias.
Anyways, mis capítulos largos me motivan a seguir y seguir, porque serán cada vez mejores ¿Ustedes que dicen? ¿Qué les pareció este capítulo?
Realmente espero que esto les esté gustando, porque eso es lo más importante ❤️.
Nos leemos luego :)
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