•Capítulo 27: Me perteneces•

Saludos cordiales, villanos.

¿Alguna vez se imaginaron que llegaríamos hasta aquí? ¿A superar los 30 capítulos? ¿A cumplir un año? Porque yo no.

Ya sabrán por qué, en su momento. Por ahora, hablemos del capítulo que hoy les traigo.

Creo que, pese a ser un detalle sumamente importante en la trama, y algo que he tratado en más de una ocasión, nunca llegue a explicar correctamente lo que es la alexitimia; supongo que es mi culpa, por asumir que toda la información esta en mi mente y así pueden ustedes aprender también. Permítanme aclarar apropiadamente el concepto.

El concepto de alexitimia fue introducido en 1973 para describir un grupo de síntomas observados en pacientes con enfermedades psicosomáticas. De acuerdo con Sifneos, este término significa literalmente ausencia de palabras para expresar las emociones; y denota una dificultad en identificar y describir emociones. El terminó ha sido criticado fuertemente desde entonces, debido a que se lo considera inapropiado o excluyente, sin embargo, es utilizado constantemente incluso por quienes lo critican, debido a que brinda una facilidad para ordenar y clarificar estos trastornos en los pacientes y patologías.

En una primera definición de la alexitimia se entendía la como: una dificultad marcada para describir sentimientos; una ausencia o una reducción importante de la fantasía; la manifestación del pensamiento operatorio. A esta definición se le han ido añadiendo posteriormente nuevos elementos procedentes de otras investigaciones, cuya inclusión sigue siendo discutida en la actualidad.

Así, la alexitimia puede definirse como un síndrome clínico formado por las siguientes características psicológicas, cognitivas y conductuales:

Dificultad para verbalizar emociones, reconocerlas y utilizarlas como señales internas. Dificultad para localizar las sensaciones del propio cuerpo. Tendencia a utilizar la acción como estrategia de afrontamiento ante situaciones conflictivas; precisamente por su tendencia a la acción y su pragmatismo han sido relacionados con el patrón de conducta tipo A. Pensamiento concertista, desprovisto de símbolos y abstracciones. Rigidez en la comunicación preverbal, con escasa mímica y pocos movimientos corporales.

La alexitimia es un concepto de rango. No todas las personas la tienen en el mismo grado, y en cantidades pequeñas puede ser bastante común. La alexitimia puede concebirse como un conjunto de dimensiones de habilidad en la expresión verbal del estado emocional de la persona.

No pude encontrar la fuente que utilicé originalmente, pero los rasgos de personalidad de una persona con alexitimia incluyen una carencia de sentido del humor, aparente frialdad y complacencia, debido a la falta de capacidad para expresar lo que sienten apropiadamente.

Lo dije en su momento, y lo repito ahora, Black Hat no es complaciente, y mucho menos carece de sentido del humor; aprovechando que es un ser sobrenatural, puedo tomarme la libertad de modificar una condición humana.

Black Hat es incapaz de expresar apropiadamente sus emociones, es poco expresivo y se comunica verbalmente, mas que corporalmente, sin embargo, hay detalles que le permiten identificar y reconocer emociones que otros le han ayudado a reconocer; es decir, desde siempre ha tenido este problema, y quienes lo rodean se encargan de ayudarle a entender lo que siente.

Lógicamente, Flug es quien mayor influencia ha tenido en este aspecto, ese detalle se nota mucho en los capítulos anteriores. Sé que debí explicar esto mucho antes, pero creo que nunca caí en cuenta de que no lo había hecho. Mis disculpas por eso.

Con esto dicgo, y recordándoles que Flug tiende a depender emocionalmente de las personas, me permito presentarles el capítulo de hoy.

La imagen en multimedia es propiedad de Cats-Dont-Draw.

Una cosa que creo que no dije en su momento: este capítulo debe su nombre a "You Belong to Me" de Cat Pierce. Pueden encontrarla en la playlist de la historia,

Ahora si, por favor disfruten la lectura.

Soñar era algo tan común, tan habitual, que había ocasiones en las que la realidad y los sueños se confundían en su cabeza. Los recuerdos fantásticos de cuando era niño y no tenía constantes pesadillas se mezclaban con la amarga vida que había tenido que sufrir. Por eso, la ausencia de un sueño le sabía igual que la ausencia de realidad, que una pérdida de memoria de la cual sería imposible recuperarse.

Estaba dormido, sí, pero tan consciente de su entorno que se creía más bien aturdido; pudo sentir sus brazos cargarle con una peculiar delicadeza, y las mantas que lo rodearon, reemplazando a quien lo sujetaba, y la comodidad de la almohada que sostenía su cabeza. Así mismo, pudo sentir la ausencia de la máscara que protegía al mundo de su rostro.

Fingió dormir, descansando del mundo, hasta que se hizo imposible ignorar la ausencia de ruido a su alrededor. Normalmente, había algo que le recordaba que seguía en la mansión, podía bien ser Demencia destrozando algo, o el motor de su cápsula, manteniendo su cuerpo inerte hasta la mañana siguiente; incluso los ronquidos de 5.0.5 era un recuerdo de donde se encontraba. La ausencia total de un ruido externo le hizo pensar en su muerte, y después en el villano.

Despertó sobresaltado, sentándose en la cama que no le pertenecía, analizando el lugar que lo rodeaba. No procesó bien la habitación hasta que se percató del enorme tamaño de la cama y de la rojiza luz que se colaba por las ventanas. La habitación de Black Hat se hallaba vacía, en silencio y perfectamente ordenada, incluso mejor que la última vez que había estado en ella, días atrás.

— ¿Señor? — llamó con un leve temblor en la voz, creyendo que lo encontraría a su lado, desnudo o a medio camino de estarlo; sin embrago, junto a él solo estaba el espacio vacío, producto de su ausencia— ¿Lord Black Hat?

Normalmente no buscaría al villano bajo una situación similar, pero deseaba conoces el como había terminado en la habitación del eldritch esta vez, y regresar al trabajo cuanto antes. Tenía el presentimiento de que, de no hacerlo, su cabeza rodaría.

El villano se deslizó desde el balcón hacia el interior de la habitación, manteniendo una mueca de disgusto y las manos en la espalda. Sonrió ampliamente al ver el miedo en los ojos de Flug, que parecían querer huir de los suyos a toda costa. Le divertía esa clase de miedo, que se apodera de su víctima y la hace actuar por desesperación y no por instinto.

— Bienvenido nuevamente a la tierra de los vivos, doctor— burló con aquella torcida sonrisa que solo ponía más nervioso al muchacho, acercándose hasta el lado de la cama que el humano ocupaba— Me alegra ver que no tengo que buscar aún un reemplazo para usted.

— ¿Cómo... cómo llegué aquí? — cuestionó con un ligero temblor en el labio, producto del pánico al tenerlo tan cerca.

— Aparentemente, olvidó que su cuerpo necesita dormir— fue la respuesta del villano, que se acercaba cada vez más, con una sonrisa que se ampliaba a cada muestra de temor del muchacho. Flug se hundía cada vez más en la almohada, intentando huir, mientras Black Hat lo acorralaba con su cuerpo en el colchón, limitando sus opciones— Dígame, doctor Flug ¿Catorce horas de sueño profundo fueron suficientes para reponerse? O debo cederle mis aposentos por más tiempo.

¿Catorce horas? No recordaba la última vez que había dormido tanto, ni la última vez que su jefe lo había permitido. A pesar de la sorpresa que le generaba la peculiaridad de la situación, no dejaba de pensar en como había llegado alli, en qué clase de situación lo había llevado de regreso a la cómoda cama del villano. Instintivamente se llevó una mano a la espalda baja, palpando en busca de un dolor que no estaba allí. Black Hat rio escandalosamente en cuando vio la expresión de terror de Flug.

— ¡No me haga reír doctor! — gritó entre risas, limpiándose una lágrima que no estaba allí, observando con diversión al muchacho, que tenía las mejillas rojas de vergüenza— Por favor Flug, si te hubieras acostado conmigo de nuevo, no creo que serías capaz de moverte aún.

La mirada de Black Hat se convirtió en algo similar a la seducción, brillante y cautivadora, ansiosa por devorar a su presa. Sus ojos se encontraron sin que Flug lo desease, eclipsado la atención del muchacho y eliminando cualquier distracción que pudiera desviar la atención de aquellos demoníacos ojos de pupilas afiliadas.

— Pobre e inocente criatura— susurró el demonio, llevando una mano hacia el cabello del muchacho, sosteniendo con firmeza su cabeza, controlando todos los movimientos que pudiera realizar— Inocente, pero tan deseosa y necesitada de obscuridad...

Sus alimentos chocaron, mezclándose en una calidez que hacía a Flug temblar ¿Qué pasaba con él? De repente, toda esa determinación que antes había acumulado, que había conseguido apartar al villano, se había desvanecido en sus ojos, en aquel momento. ¿Dónde estaba su fuerza de voluntad? En ese momento, lo único que parecía importar era la intensa mirada del eldritch, que lo manejaba a su antojo.

— Dime Flug ¿A quién perteneces?— pidió acortando la distancia, lamiendo el labio inferior del muchacho, sintiendo el estremecimiento que aquello causaba.

— A us-usted, señor...— una caricia en el muslo le hizo temblar, jadear y ansiar más. Había olvidado lo débil que se volvía al estar sometido a su tacto, había olvidado lo fácil que el demonio podía manejarlo con tan solo un toque. Sus caricas eran su debilidad.

— ¿Quién es tu Dueño?— había algo en aquellas palabras que le incomodaba, pero protestar sería tan inútil como resistirse en ese momento. Con otra caricia exigió la respuesta.

— Usted, señor Black Hat— la caricia indiscreta ascendía por su vientre, ignorando la camiseta que debería cubrir su piel, repasando viejas heridas de encuentros previos. Una incomodidad le hizo querer correr, un malestar en la boca del estómago que intentaba recordarle lo mucho que se había esforzado por olvidarse de lo bien que se sentía aquello, de lo agradable que era ser tocado por el villano.

— Y dime, Flug— murmuró una última vez, mordiendo con sutileza el labio del humano, dejando apenas una herida sangrante, que lamió con sensualidad para evitar un desastre— ¿Quién adora ser devorado por mi?.

— Yo... Jefecito...— no quería tener que esperar más, quería esos labios venenosos sobre los suyos, devorando su boca como en tantas ocaciones. Se sentía débil, vulnerable, y necesitado de aquella pasión con que el villano lo tomaba cada que quería. Ya no le importaba si se había propuesto alejarlo, porque estando así, se daba cuenta que no podía aguantar sin sus caricias. Se había vuelto adicto a su tacto, a su voraz cariño y a sus mordidas letales.

— Buen chico~— ronroneó el demonio antes de besarlo finalmente, eliminando la distancia que había conservado hasta entonces, descubriendo que en realidad había extrañado la dulzura de aquella boca que de abría para él con la misma necesidad que sentía.

Flug era frágil por ser humano, débil y manipulable, pero en aquellos momentos en los que batallaba por ver quién era capaz de tener más tiempo el control, el villano no podía evitar pensar si no había aprendido algunos trucos y era él quien lo manipulaba. Quería creer que no estaba siendo débil ante un simple mortal, pero la forma en la que no podía huir del deseo de tenerlo parecía comprobar la innegable realidad.

Flug, con algo de temblor, deshizo el nudo de la corbata y despojó al villano de su abrigo, que comenzaba a estorbar tanto como su bata. Quería aquello, lo necesitaba, pero la voz de la razón le gritaba que no era ni el momento ni el lugar para dejarse llevar. Decidió hacerle caso en cuanto el demonio se separó de sus labios para bajar a su cuello.

— Alto...— jadeó antes de ser mordido, deteniendo con todas su fuerzas el rostro del demonio, que estaba a milímetros de rasgar de nuevo su piel— Aún... aún hay trabajo... que hacer...

Formar una oración coherente no parecía tan difícil en su cabeza, sin embrago, le costó un esfuerzo monumental pronunciar aquellas palabras, bajo la confundida mirada de un demonio ansioso por devorarlo. Black Hat no parecía molesto, solo confundido; pensó que se debía a la pasión que se sentía solo segundos atrás, por lo que decidió ignorarlo.

— Usted mismo dijo que... que dormir catorce horas— se justificó mientras, sin saber cómo, se libró de sus brazos y se dejó caer de la cama, organizando su ropa con las manos temblorosas— Yo... tengo que finalizar el pedido para Nightmare Prinxe... usted fue quien me dio el plazo... debo terminar.

— Eres un verdadero imbécil— gruñó con un sentimiento nuevo aflorando en su pecho, haciéndole sentir cosas desagradables en la boca del estómago— Bien, ya que deseas tanto volver al trabajo, Flug— como si nada estuviera pasando en su interior, chasqueó los dedos para permitir que la puerta se abriese, dando libertad al científico— A trabajar. Más le vale tener listo el encargo antes del anochecer, doctor. Lo estaré vigilando.

Y sin más, como siempre, se desvaneció en una sombra, dejando atrás la calma que había logrado despertar al muchacho. Flug observó con arrepentimiento la puerta, que se abría había un pasillo obscuro y tenebroso, listo para tragárselo y no volver a escupirlo. Flug no supo si había sido cosa del momento, o su la luz había jugado con él, pero estaba seguro de haber visto en los ojos del demonio decepción. No la habitual que sentía con cada experimento fallido, o cada error que cometía 5.0.5; aquella era el tipo de decepción que se siente cuando, aunque digas que no, esperabas que tú amor platónico te correspondiese.

Caminó por el pasillo, temeroso de toparse con algo sacado de sus pesadillas, mientras pensaba en el modo en que había reaccionado el demonio. Normalmente lo habría obligado a quedarse y cumplir sus caprichos, o lo habría lastimado de gravedad por querer huir de él, sin embrago, había accedido a dejarle ir, sin obstáculos ni reproches ¿Qué andaba mal? El Black Hat aterrador y sádico que conocía estaba más dispuesto a arrancarle las tripas que a dejarle ir ¿Se debía a esa mirada tan extraña?

Quería creer que esos extremos cambios eran causa suya, que era él quien había logrado le hacer sentir algo diferente al odio, sin embrago, desde la visita de White Hat, su jefe había actuado extraño, más de lo normal.

Al entrar en el laboratorio y ver el desastre que su descuido había dejado, acumulado con partes de robots y hojas de programación regadas por todas partes, decidió que el asunto que el villano sería mejor dejarlo para el momento en que no tuviera un pedido que completar.

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Esto estaba listo anoche, pero mi internet no quiso cooperar.

¿Cómo están? Espero que bien, yo estoy de lo mejor. ¿Qué les pareció? Yo estoy contento con el resultado.

Tengo tantas cosas que decir y tan poco tiempo, que por eso pretendo hacer un apartado solo para el primer año de esta cosa, espérenlo algún día, próximamente.

Como sea, igual agradezco de antemano todo el amor me han dado aquí, su apoyo y comentarios son lo que me ayuda a continuar escribiendo. Eso y mi amor por la serie.

Les agradezco por leer, como siempre.

Nos leemos luego :)

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