•Capítulo 26: Agotamiento•
Saludos cordiales, villanos.
Finalmente llegamos a esos capítulos que estaban listos para el primer aniversario, y me hace especial ilusión corregir lo que hay de aquí en adelante, porque creo que es el punto más bello de la historia, pese a ser también el preámbulo a la catástrofe que más adelante nos reúne.
Como sea, ya estoy aquí, publicando el capítulo 30 (anteriormente) a pocos días del primer aniversario de esta historia, y ansioso por publicar el 31 para celebrar ese magnífico primer año.
¿Comenzamos? Todos sabemos bien que dormir mal es malo para la salud, pero ¿Sabemos realmente que nos hace? Es importante entender que el dormir bien es vital para la recuperación de energía, para el procesamiento de información y otras cuantas cosas que no me tomaré la molestia en explicar; sin embrago, en la otra cara de la moneda, está la privación del sueño a la que muchas personas se ven expuestas en la vida diaria, ya sea por cuestiones laborales o enfermedades metabólicas.
La falta de sueño puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, depresión, cáncer y diabetes. Sin embrago, los efectos a corto plazo son más notorios e importantes. Por ejemplo, el dormir mal puede conllevar a una alteración en los hábitos alimenticios, puesto que aumenta el apetito, lo que hace que comamos más cosas con la intención de sentir saciedad. Esto puede llevar a la obesidad y, debido al mal hábito alimenticio, a mayores alteraciones al sueño.
Por otro lado, la falta de sueño puede desatar síntomas similares a los presentados por un paciente diagnosticado con esquizofrenia, es decir, alucinaciones visuales y auditivas de distintas intensidades y naturalezas. En las personas que se ven privadas de sueño por periodos prolongados se han registrado múltiples alucinaciones visuales, muchas de ellas relacionadas a traumas; a esto se suma un descenso en la capacidad cognitiva, el tiempo de respuesta ante estímulos y la capacidad de procesar información.
Lo gracioso de esta información es que, mientras yo estoy feliz realizando mis consultas y escribiendo para ustedes, se acerca la media noche y mis horas de sueño se van. O sea, realmente no me importa porque igual duermo suficiente, pero es algo irónico.
Como sea, habiendo aclarado esto, espero que disfruten la lectura y me perdonen por mi ausencia.
Aviso tonto al final, por favor lean.
Sin más, a leer.
Se mordió el labio, evitando soltar un gemido, mientras el demonio lamía lentamente la nueva mordida que ahora adornaba su hombro. Tenía los ojos aguados, llenos de lágrimas que prefería creer eran de desesperación, mientras Black Hat disfrutaba de su sencillez y débil cuerpo, que respondía obediente a cada sutil caricia del villano.
— ¿Qué pasa doctor? — cuestionó con voz ronca, seductora, acortando aún más la distancia entre ambos, buscando que Flug se soltara y dejase salir aquellos dulces gemidos que tanto lo divertían— ¿Asustado por ser descubierto?
Flug intento alejarse, buscar esa racionalidad que le permitía empujar al villano y retomar la compostura, pero saber que 5.0.5. dormía junto a ellos, apenas cubierto por la montaña de muñecos de felpa, distraía su mente y le impedía alejarse. Y, aunque no lo dijera, empezaba a disfrutar las caricias y mordidas del eldritch, empezaba a entregarse a él.
וווו×
Black Hat observó con desaprobación al científico, que se removía incómodo en la silla y jadeaba de vez en cuando, presa de un sueño poco apropiado para la ocasión. No le sorprendía que Flug estuviese dormido, pues llevaba más de dos días intentando terminar la flota de robots que Nightmare Prinxe necesitaba para su conquista, sin embrago, era inaceptable que se tomase valiosos minutos de un tiempo que no le pertenecía para dormir en el trabajo.
— ¡FLUG! — gritó sin cuidado, golpeando la mesa en que dormía el muchacho con las manos, haciendo vibrar el metal y logrando despertar al científico, que estuvo a punto de caer de la silla, aterrado— ¿A caso cree que puede dormir en el trabajo, doctor?
Flug se percató de lo que ocurría demasiado tarde, cuando el demonio lo tomaba sin cuidado por el cuello, rodeando su garganta con una sola mano, levantándolo de la silla y poniéndolo a la altura de sus ojos, obligándolo a enfrentar su mortal mirada.
— Pe-perdón... jefecito— susurró apenas audible, luchando por pronunciar las palabras bajo el asfixiante agarre del villano, que se cerraba cada vez más sobre su tráquea, enterrando las garras en su piel— N-no... no se... re-repetirá...
— Más le vale que no, doctor— gruñó con más fuerza, entrecerrando los ojos y apretando un poco más su agarre, escuchando como Flug luchaba por respirar, por hacer llegar algo de aire a sus pulmones— Tiene hasta medio día para terminar el encargo. Más le vale no incumplirme esta vez.
Sin más, lo dejó caer igual que un peso muerto, sonriendo al ver cómo se tomaba la garganta y tosía, buscando llenar de aire sus pulmones, intentado recuperar el enfoque en la visión y asegurándose que las garras del demonio no hubiesen perforado muy profundo en su piel. Black Hat se giró sobre sí mismo y, sin mirar atrás, se alejó con calma hasta las escaleras, azotando la puerta tras salir, logrando finalmente despertar al experimento, que hasta entonces ignoraba su presencia en el lugar.
— Baw...— llamó con temor, asomándose al área de trabajo del científico, que estaba tan desordenada como siempre, encontrando al muchacho sentado en el suelo, aún con dificultades para respirar— ¡Baw!
Preocupado, corrió entre las partes de robots y las mesas hasta llegar a él, descubriendo la horrible marca que, lentamente, aparecía en su cuello conforme el tiempo pasaba. Intentó levantarlo, ayudarlo a sentarse en la silla o, por lo menos, que ya no estuviera en el suelo, sufriendo, pero el muchacho lo apartó de inmediato, cosa que sorprendió al experimento.
— Perdona, Quinientos Cinco, pero no es momento para curar una herida tan insignificante— susurró con la voz tranquila, tosiendo un poco entre palabras, debido al dolor que aún sentía en la garganta— Tengo trabajo que hacer. Pero gracias.
Y sin aceptar la ayuda, se levantó y dispuso a seguir trabajando, ignorando por completo el ardor que ahora sentía en la zona. El oso lo observó con preocupación, pues no recordaba la última vez que el muchacho había declinado atención médica por terminar un trabajo, normalmente priorizan su salud física, pues no estar al cien por ciento le impedía trabajar apropiadamente.
Flug ignoró la incomodidad que la mirada de 5.0.5 le generaba, intentando volver al ritmo de trabajo que había logrado mantener por los últimos dos días, después de la inesperada visita del demonio blanco. Se sentía agotado, física y mentalmente, pero no podía parar cuando le habían dado un límite tan próximo, sin importar que.
Desde la inesperada visita, lo único que había frenado su arduo trabajo fue la llegada del experimento a la mansión. Había ignorado las órdenes del villano y tomado un descanso para recibir y reacomodar al oso en su habitación, para chequear su estado de salud y confirmar que no había recibido daños en su ausencia; cosa que no había agradado a Black Hat.
— Solo unas horas más...— susurró en medio de un bostezo, alentándose a culminar la programación individual de cada robot, mientras sentía de nuevo los efectos de la falta de sueño en su cuerpo. No pasó mucho antes de volver a sentir hambre y mareo.— Solo... unas horas más...
La mañana no tardó en alcanzarlo, en alumbrar el laboratorio con su tenue luz y en recordarle que el tiempo corría más aprisa de lo que podría trabajar. No estaba muy atrasado, sin embargo, el cansancio no le permitía rendir con eficiencia, y el molesto tic tac de un reloj invisible comenzaba a jugar con su frágil estado mental.
Black Hat se había dedicado, desde el momento en que había dejado el laboratorio, a observar como el muchacho trabajaba sin descanso, batallando con el sueño y corrigiendo errores que la desorientación y la fatiga le hacían cometer. Flug estaba sobrepasando su límite, exigiendo a su cuerpo mucho más de lo que podía dar, y eso le daba satisfacción, pues la devoción que mostraba se estaba convirtiendo en un silencioso sufrimiento al que ningún humano estaría dispuesto a exponerse por voluntad propia.
Siempre había disfrutado ese detalle de Flug, y de muchos otros subordinados bajo su mando; todos ellos poseían una devoción hacia él casi mortal, una lealtad y un deseo de complacencia que los orillaba a límites casi mortales. Todos ellos estaban dispuestos a renunciar a su bienestar para satisfacer a su amo y señor. Sin embargo, Flug nunca se había exigido de más al punto de arriesgar su vida, porque sabía perfectamente que, en un mal estado de salud, no servía de nada.
Pensó en indagar el porqué del repentino desinterés por su salud física y mental, pero primero tenía que librarse de una joven alebrije que, como de costumbre, esperaba fuera de la oficina para entregarle su afecto incondicional. Demencia había pasado los últimos dos días luchando contra el irrompible sello que protegía la oficina de sus constantes intrusiones.
Black Hat chasqueó los dedos, fastidiado de los constantes rasguños a los que se veía sometida su puerta, permitiendo que la joven lagartija ingresará en su oficina, escuchando en respuesta un sonoro chillido de emoción.
— ¡Amor mío! — celebró la chica, arrastrándose hasta el escritorio, trepando por este y sentándose encima, organizando su cabello y ropa para verse mejor, más presentable— No sabes cuánto te extrañe.
Ignoró por completo sus vacías palabras de amor y, sin dirigirle la mirada una sola vez, abandonó el lugar, dejándole confundida y con una razonable duda haciendo eco en su cabeza. No estando dispuesta a esperar a que volviera en aquella fría y tenebrosa oficina, salió con sigilo y decidió seguirlo, dispuesta a descubrir que era aquello que aquejaba a su amado demonio y le impedía pasar momentos íntimos a su lado.
Black Hat sabía muy bien que Demencia lo seguía, aún si ella se creía invisible en aquel momento, nada se le pasaba por alto al villano. Recorrió la mansión con parsimonia, pasando dos y tres veces por los mismos pasillos hasta que, después de un rato, Demencia se perdió en el laberinto en que se había convertido la mansión, perdiendo por completo el rastro del villano.
Al verse libre de la seguidora que se había creado, se dejó fluir como una sombra y se encaminó al laboratorio, dispuesto a descubrir la razón del peculiar comportamiento de Flug. Encontró al muchacho a punto de sufrir un ataque de pánico, presa de la ansiedad por terminar a tiempo su trabajo y del constante sonido del reloj que ya había logrado meterse en sus pensamientos.
— Doctor— lo llamó una vez se encontró en el interior del laboratorio, sobresaltado al muchacho que estuvo a punto de botar todo lo que tenía cerca al suelo, presa del miedo— Tranquilo, solo soy yo.
— Jefecito... perdón, estoy algo atrasado— se excusó, sin saber muy bien por qué, girando sobre la silla para encararlo— Yo... yo me estoy esforzando, pero... pero... estoy cansado.
Black Hat detestaba las excusas, porque consideraba que solo existían para justificar la incompetencia de la gente, de los humanos incapaces. A pesar de eso, las palabras de Flug no le sonaban a una excusa, le sonaban a una desesperada súplica de piedad, de esas que sueltan sus víctimas a segundos de morir. Estaba deseoso de hacerlo suplicar de verdad, de hacerlo rogar por su vida.
Sin embrago, antes de poder pronunciar palabra, antes de lograr reprocharle la falta de eficiencia que había mostrado los últimos días, vio sus ojos cerrarse y como su cuerpo se desplomaba de la silla. Calló como peso muerto al suelo, inconsciente, y con un fuerte y sordo golpe que retumbó por todo el lugar.
Una peculiar corriente eléctrica le recorrió por completo al ver el inerte cuerpo del muchacho a sus pies, completamente fuera de combate y a merced del mundo. Flug respiró profundamente, dando una sutil señal de vida, que extrañamente alivio al demonio. Black Hat se acercó a la pantalla que mostraba los comandos programados en los robots y cómo debían de ejecutarse en cada uno, para su sorpresa, el trabajo estaba casi completo, salvo por unos pocos ejemplares, todos estaban listos para acudir al campo de batalla.
Con un suspiro de resignación, levantó delicadamente al chico, procurando no maltratar su delicado cuerpo, y se lo llevó fuera del laboratorio, queriendo evitar lo más posible a Demencia y 5.0.5, que seguramente le harían mil preguntas acerca de por qué se llevaba al muchacho y a dónde. Tomó un camino poco utilizado, de esos que los demás miembros de la mansión tenían prohibidos bajo cualquier circunstancia.
Durante el camino se preguntó en qué momento había comenzado a permitir el paso del muchacho por aquellos abandonados y obscuros pasillos que dirigían a su habitación, también comenzó a cuestionar el instante en que, por algún motivo, había decidido cuidar del agotado científico. En el tiempo que había pasado a solas con él, para su desagrado, había desarrollado un apego al que no encontraba justificación.
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Black Hat soft por Flug me da vida. Creo que se nota. Recuerdo que cuando subí esto, quería con todas mis fuerzas editarlo, cambiarlo para que fuera como yo lo quería, agregar detalles que, posiblemente, eran inútiles, pero que mi yo ansioso por escribir a la altura creía prudentes. Ahora que me estoy dando ese lujo de editar, no quiero cambiar absolutamente nada.
Bueno, el conteo de palabras no es tan alto como últimamente, pero nos acercamos cada vez más al clímax de la historia (o uno de ellos) y quiero que sea tan fantástico como me lo imagino. También por eso es que me tomo mi tiempo al escribir.
¿Pueden creer que en dos días se cumple el primer año de la historia? Normalmente no sé cuándo público algo, ni me importa, pero este fic en particular representa muchas cosas para mí y por eso es tan especial. Y cómo sé que la mayoría de ustedes también creen que es especial, quiero proponerles algo para celebrar ese aniversario.
¡Deja aquí tu comentario! De lo mucho que amas está historia y lo mucho que la has disfrutado. También incluye lo que crees que va a pasar y que tal te ha parecido hasta ahora mi trabajo. Quiero hacer un apartado especial con las opciones de ustedes, si me lo permiten.
Sin más que decir, me despido por ahora, para ir a trabajar en el próximo capítulo.
Nos leemos luego :)
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