•Capítulo 24: Grandiosa Pesadilla•
Saludos cordiales, villanos.
¿Adivinen quién va a cumplir 20 este miércoles y no está mentalmente listo para ser adulto? ¡Este escritor! Aviso tonto al respecto al final.
Como sea ¿Listos para otro capítulo? Estoy muy emocionado por este en particular, y el siguiente también. Las cosas se ponen intensas.
Ahora, hablemos de insomnio. Es un es un trastorno del sueño común; quien lo padece tiene problemas para conciliar el sueño, quedarse dormido o los dos. Se divide dos clases: agudo, es decir, de corta duración, y crónico, de larga duración.
El insomnio agudo se presenta con mayor frecuencia, y es detonado por estrés laborar, alteraciones en el entorno familiar o un evento traumático. Por otro lado, el insomnio crónico suele durar varios meses (o años) y es más común que sea un efecto secundario o una consecuencia.
Puede traer consigo irritabilidad, depresión y somnolencia diurna; por lo general se presenta con más frecuencia en mujeres y debe ser diagnosticado por un especialista para poder identificar el tratamiento óptimo.
Bueno, cambiando de tema, nuevamente ha llegado el momento de remontarse a nuestra hermosa playlist y escuchar la canción que me lleva a escribir hoy. (añado nuevamente el link, para todos los que aún no la tengan). Por favor, escuchen "Gorgeous Nightmare" de Escape the Fate y ámenla tanto como yo, además de analizar su letra.
Also, no se olviden de la bitácora de Flug, un día será importante.
Aviso corto, capítulo largo. Por favor disfruten la lectura.
La puerta al sótano exhalaba un denso vapor maloliente que, a cualquiera en su lugar, habría hecho vomitar; el peculiar frío que ascendía por los escalones y los múltiples gruñidos de desafortunados experimentos lo bastante inútiles para permanecer allí hacían eco en el pasillo, poniéndole los pelos de punta. Flug empujó un poco más la puerta, retrocediendo ante la nube de polvo y olores que le golpeó la cara. Respiró profundo y, aferrándose al poco valor que el lugar le permitía conservar, comenzó a bajar las escaleras.
Aquel sótano, como elegantemente se referían al subsuelo de la mansión, tenía un aspecto similar al de una mazmorra de la edad media, solo que más tenebrosa. Las paredes de piedra mohosa y el agua que corría entre ellas hacían toda superficie resbaladiza, las celdas de los "invitados" eran apenas un hoyo lo bastante grande para que tres seres de contextura humana entrasen allí, y la mayoría se encontraba llena de otras cosas. Flug detestaba bajar allí, porque era donde lo aterrador ocurría, y ni siquiera Black Hat vigilaba ese oscuro rincón.
— ¿Señor Black Hat? — llamó al llegar finalmente a la base de las escaleras, temblando por la corriente fría que sopló entonces; el fuerte gruñido de aquel monstruoso Black Hat se hizo camino escaleras arriba, mientras las sombras se cerraban sobre el joven científico— E-el... el veneno está... está listo.
Una sombra se alzó frente a él, tomando la forma del ensombrerado villano, enseñando la sonrisa a medida que el resto de su cuerpo adquiría color. El demonio tenía una mirada extraña, que el muchacho decidió ignorar, simplemente se limitó a enseñar la jeringuilla llena de un líquido violeta.
— Expedido, doctor— río con malicia, girando sobre sus talones y comenzando a deslizarse hacia una celda lejana, de la que se podía escuchar el crujir de las cadenas— Vamos a probarlo, no hagamos esperar a nuestra... querida invitada.
Flug lo siguió con parsimonia, el recuerdo del día en que aquella imprudente mujer se había presentado en la mansión aún estaba fresco en su memoria; era algo mayor que él, con el cabello corto a los hombros y un entusiasmo único por conocer más de la organización. Claramente, Black Hat no tardó mucho en descubrir su procedencia y sus intenciones. El muchacho no dudó en entregarla cuando fue el momento, y desmantelar todo lo que había hecho ¿Qué sentido tenía? Hacía mucho que no le importaba el destino que corriera alguien como ella.
— Doctora Wellis— canturreó el villano, entrando en la celda, seguido por un tembloroso Flug que se esforzaba por no inyectarse a sí mismo— tenemos un presente para usted ¿Desea el preámbulo o prefiere que sea sorpresa?
— No quiero nada que provenga de usted, monstruo— gruñó con expresión de odio, escupiendo después hacia el eldritch, que simplemente le soltó una bofetada, manteniendo la misma expresión burlona que antes— Engendro del demonio...
— Flug, procede— ordenó, dando paso al joven científico, que recibió de inmediato una mirada de sorpresa y angustia— La mujer eligió la sorpresa.
Dio un paso al frente, revelando a la mujer el brillante líquido púrpura, contenido en una jeringa pequeña ¿En sus ojos había burla? Flug no recordaba la última vez que alguien externo a la organización se había burlado de sus experimentos y salido vivo, tampoco recordaba lo frustrante que podía ser tratar con un héroe. Iba a disfrutar mucho aquello.
— ¿Piensa que un suero de la verdad me hará revelar secretos de mi organización? — preguntó con burla, extendiendo voluntariamente el brazo, a la espera del brillante líquido— Adelante, interrógueme, Lord Black Hat, no obtendrá nada.
— Oh, ma'am, esto no es suero de la verdad, ni algo que se le parezca— explicó el científico, sujetando con firmeza el brazo que ahora, sabiendo aquello, intentaba alejarse— Se trata de un reto. Vera, un pedido un tanto peculiar llegó a mis manos hace unas horas ¿Sabe lo que deseaba el cliente?
Con cada palabra, Flug empujaba un poco más el émbolo, la luz se reflejaba en sus lentes, dándole aquella apariencia aterradora que solo la ausencia de un rostro causaba; poco a poco, el brazo fue perdiendo movilidad, dejando de luchar y cediendo al agarre que ejercía el joven científico.
— Cuando supe que deseaba, tuve que analizar todas las variables y posibles usos que le iban a dar— continuó hablando, sonriendo al ver como el pánico de la pérdida de movilidad se reflejaba en los castaños ojos de la mujer— Un arma cómo está solo puede tener un propósito, y es la tortura prolongada de la víctima. Un verdadero reto, pues tarde o temprano el corazón seguirá a los demás músculos y se detendrá, dejará de ser útil. Mi trabajo, mi verdadero trabajo, era crear el efecto lo bastante largo para el disfrute, pero justo para no asesinar a la víctima. ¿No es fascinante?
La doctora intentaba, en vano, hacer a su brazo izquierdo reaccionar, mientras el cosquilleo de la sangre luchando por fluir subía por sus piernas, lentamente. Poco a poco, el pánico se apoderó de ella y su respiración se hizo irregular, sus ojos buscaban auxilio en donde no lo había.
— ¿Por qué yo? ¡¿Por qué me hacen esto?!— chilló con desesperación, intentando liberarse de las cadenas que la mantenían prisionera, batallando para romper algo que solo el eldritch podría destrozar— ¡Solo quería ayudar! ¿Acaso es malo? ¡El mundo no necesita su ayudar para destruirse a sí mismo! ¡NOSOTROS SOLO QUEREMOS SALVARLO!
Una carcajada fue haciéndose audible desde aquel rincón en el que Black Hat permanecía observando, la malvada risa del villano inundó la habitación, callando las desesperadas súplicas de la mujer. Flug parecía complacido por la reacción de su jefe y del sujeto de prueba que lloriqueaba delante de él. Había hecho un buen trabajo.
— El mundo de los humanos nunca ha recibido mi ayuda para su perdición— sentenció entre risas, aproximándose al centro de la habitación, relamiéndose los colmillos— Yo solo les di herramientas, objetos valiosos, para que se destruyan entre ellos. Los estúpidos héroes quieren salvar aquello que ya está perdido. ¿No es así, doctor?
Flug sonrió mientras asentía, dándole la razón al eldritch, que tomo con fuerza a la mujer por el cabello, obligándola a observar directamente en sus ojos, ensanchando su sonrisa. El miedo se convirtió rápidamente en ansiedad, en verdadero pánico; lo que veía en aquellos afilados y demoníacos ojos no era algo agradable, era la viva imagen de cada pesadilla que había tenido alguna vez.
— Muy bien, eso es— susurró, conjugando su bastón, poniendo la calavera bajo el mentón de la mujer, manteniendo en alto su cabeza, deleitándose en la progresiva pérdida de movimiento— Siente miedo y temor. ¿No es una hermosa pesadilla?
Flug, desde su estático sitio, seguía disfrutando el espectáculo. Esa oscura parte de sí, que le había otorgado el puesto en Black Hat Organization, se hacía presente en momentos como ese, cuando tenía el placer de observar a Black Hat cometer atrocidades contra otros. Un fugaz pensamiento cruzó su mente mientras, con violencia, el villano arrojaba a la científica contra el suelo ¿Era esa maldad desmedida la que lo atraía? ¿Esa sed de violencia?
— Doctor, empaqué el veneno y envíelo a nuestro cliente— ordenó, aplastando el cráneo de la mujer con calma, escuchando el sonido de los huesos al quebrarse bajo su zapato— La dirección está en la nota que le di. No tarde, es un pedido urgente.
El sufrimiento en los ojos de la doctora Wellis fue la última cosa que vio antes de retirarse, antes de subir a la plata principal de la mansión y respirar nuevamente un aire saludable para sus pulmones. No lo había dicho, pero Black Hat parecía orgulloso de su trabajo; puede que fuera la falta de oxígeno, pero la idea de haber hecho algo bien, por una vez para variar, le llenaba de alegría.
Cumplió con sus órdenes en cuanto regresó al laboratorio, descubriendo que todo se encontraba en una pieza, pese a su ausencia. Demencia debía seguir molesta con él, lo bastante para no irrumpir en su santuario. En cuanto el pedido estuvo empacado y listo para el envío, se dispuso a llevarlo a la oficina del villano, como hacía con todo, para ser aprobado y despachado.
Supuso que habría regresado de su diversión al ver la puerta cerrada, estuvo a punto de tocar, de interrumpir, cuando la risa estridente de la joven lagartija se hizo escuchar desde el otro lado. Un dolor en el pecho se hizo presente en cuanto comprendió que el único motivo por el cual Demencia estaba tranquila era porque estaba tras el villano. Tragándose el poco orgullo que verlo junto a la joven le generaba, golpeó la puerta y esperó una respuesta.
— Adelante— gruñó, intentando apartar a Demencia; no la había extrañado, en lo más mínimo, su intensidad era lo que menos quería de su regreso, sin embargo, allí estaba de nuevo, recibiendo besos y caricias que no le causaban absolutamente nada. Ver a Flug, sin embargo, entrando en su oficina con una expresión indescifrable, eso al menos movía algo en su interior— ¿Todo listo, doctor?
— Si, mi señor— susurró con un ligero temblor, dejando la caja sobre el escritorio y extendiendo un papel para ser firmado, una orden de entrega que, aunque el villano las detestase, eran útiles a la hora de despachar pedidos pequeños— Solo falta su aprobación y será enviado lo antes posible.
— Hazte cargo— ordenó mientras, con un chasquido de dedos, una pluma aparecía y firmaba el papel; Flug no prestó atención a esto hasta que la pluma desapareció, su mente estaba muy ocupada, viendo las manos enguantadas acariciar la cadera de Demencia, empujándola lejos cada cierto tiempo.
Recogió la orden y dejó la oficina, aún con la imagen en su cabeza ¿Qué rayos estaba mal? No debería molestarle eso, no al saber que nunca sería correspondido. Esperaba poder unirse al juego, pero cada vez que Demencia aparecía en escena, todo el valor y confianza que había reunido, desapareció como polvo en el viento.
Dejó la orden y el paquete sobre una mesa, llamó a un Hatbot y espero a que este viniera a recoger aquello para poder regresar a trabajar. Mientras no hacía nada, simplemente para distraer su cabeza, tomó la bitácora y, abriendo aquella hoja de pensamientos y confesiones, comenzó a escribir.
"Los veo en cada maldito momento, siempre juntos, siempre haciendo cosas que no son acordes a la situación o al lugar. Pensé que al aceptar lo que siento por él, las cosas serían más fáciles, pero verlo junto a Demencia en todas partes, sinceramente, me molesta más de lo normal. ¿Acaso es el efecto secundario de amar? ¿Los celos son un síntoma?
Quiero olvidarlo todo, regresar a como las cosas solían ser, pero... El eco de los momentos que pasamos juntos aún rebota en mi mente; cada vez que cierro los ojos, su sonrisa, su voz y sus manos me recuerdan que, en algún momento, fuimos mutuamente nuestros.
Quiero, aunque no sé cómo recuperar esos instantes; estoy seguro que él también los quiere de vuelta ¿Si me hago derogar, lograré algo? Black Hat tiene el orgullo y el ego del tamaño de Júpiter, pero hay cosas que pueden hacerlo entender... a lo mejor ... jugar su juego sea la respuesta"
•×•×•×•×•
El fuerte sonido de su estómago protestando por comida fue lo único que le recordó que, tristemente, tenía una naturaleza humana que debía mantener satisfecha para sobrevivir. No había salido del laboratorio desde que el veneno fue despachado, tampoco había recibido inesperadas visitas de Demencia, Black Hat o Jack, por lo que había dedicado el tiempo en su totalidad a terminar pedidos; poder trabajar fluidamente era sumamente satisfactorio.
Miró el reloj de brillantes números rojos a lo lejos, descubriendo que la noche había caído hacía horas, la media noche estaba a minutos y él, como de costumbre, estaba despierto, sin poder dormir y con hambre. Salió sin preocuparse por hacer ruido y se dirigió a la cocina, esperando encontrar alguna cosa apta para consumo humano en la despensa.
La pesada presencia del eldritch apenas era perceptible, la sensación de ser observado no estaba presente y la pesada aura de maldad del villano parecía haberse esfumado ¿Estaría todo bien? Si el demonio hubiese salido, se habría enterado; su capacidad para mantener la mansión en una pieza siempre primaba ante la urgencia de una repentina salida ¿Estaría con Demencia? Lo más probable es que si, había descubierto que el sexo lograba calmar su mal carácter.
Un malestar se instaló en su estómago ante tal idea ¿Lo habría disfrutado? Le tenía envidia a la joven, que parecía ser el único ser sobre la tierra que lograba alterar los nervios del demonio. Al menos a su modo de ver. La aparente calma que se apoderaba de la mansión solo logro inquietarlo más en su camino hacia el comedor; no era normal, ni natural, que la presencia de Black Hat de debilitará casi de repente.
El largo comedor estaba iluminado por una brillante luz rojiza, que él creía pertenecía al infierno. En la ventana, amplia y situada del otro lado de la habitación, la figura del eldritch estaba observando hacia la calle, en silencio. Flug se acercó con curiosidad ¿Qué hacía allí a esa hora? Dudaba que estuviera esperándole para darle la cena, porque de haber sido así, solo le esperaría un plato de insectos y un vaso lleno de veneno.
— ¿Jefecito? — llamó con cautela, acercándose a pasos cortos hacia él, descubriendo que no tenía el pesado abrigo que normalmente le cubría— ¿Esta... esta todo bien?
Black Hat no reparó en su presencia hasta que lo tuvo a un lado, sacudiendo la mano delante de sus ojos como si quisiera confirmar que se trataba de él y no de una aparición. El eldritch llevaba varias horas allí, inmóvil, contemplando la vacía calle a la espera de ese momento en el que todo se iría al demonio. Lo sentía cerca, tal vez demasiado; White Hat estaba cerca, listo para involucrarse de más.
— No debes preocuparte por mí, Flug— susurró con una voz que no parecía suya, sorprendiendo al muchacho que empezaba a creer que aquello era un espectro sin sombra— No vale la pena.
El científico intento acercar su mano al rostro del villano, queriendo comprobar que aquello en verdad era su jefe y no una alucinación causada por la luna y el sueño, sin embargo, el fuerte manotazo con que su propia extremidad fue apartada le dijo que aquello era lo bastante real para lastimarlo. ¿Qué ocurría entonces? Nunca, en sus muchos años de servicio, había visto a Black Hat tan alejado de sí y de su realidad; parecía asustado de algo, como si un evento pasado o futuro lo inquietase.
"Lo siento" escuchó el muchacho como un eco en su mente, al tiempo que una fuerte ventisca se colaba por la ventana. Cuando quiso entender, pedir una repetición, se encontró completamente solo en la enorme habitación. La ventana estaba abierta, dejando entrar el frío de la noche, y el eldritch parecía no haber estado nunca allí.
Flug conjeturó que aquello había sido una alucinación causada por el cansancio, que el insomnio que lo mantenía despierto todas las noches estaba ya causando estragos en su cerebro. Se adentró en la cocina y tomó un pan con mermelada que había listo por ahí, asegurándose antes de que fuera comestible. El incidente hacía eco aún en su cerebro, confundiéndose con los recuerdos de noches pasadas.
Si había sido una ilusión... ¿Por qué se sintió tan... real?
¿Por qué esas palabras sonaban tan... honestas?
La idea de escuchar a Black Hat pedir perdón, decir lo siento, era tan descabellada como buscar su destrucción. Era algo impropio de la naturaleza del villano, extraído de un sueño dulce que solo quien aún conserva esperanza puede imaginar. Flug no era quien para fantasear con eso. Aunque, debía admitir que esa impresión estaba basada en la primera impresión que dejaba el villano cuando se lo conocía cara a cara; Black Hat había logrado, sin muchos problemas, crear una reputación digna del oscuro ser que aseguraba ser. Nadie, absolutamente nadie, tenía el valor o los argumentos para pensar que el eldritch podía... disculparse.
— Es como la más gloriosa de las pesadillas— lamentó al entrar en su habitación, caminando hacia la cápsula criogénica que le servía de cama. Terminó con calma el pan, antes de cambiarse de ropa y meterse en la cápsula.
El insomnio le estaba trayendo demasiados problemas para querer lidiar con ellos, la mejor solución era congelarse y dormir un poco, sentirse más descansado al menos. Mientras el frío subía, contempló la que solía ser una foto de su familia, cuando las cosas aún no se habían salido de control y la vida no le había golpeado miles de veces en la cara ¿Qué había de malo en ser un villano? Su potencial no se desperdiciaba. Cerró los ojos pensando en eso, queriendo olvidar.
Black Hat observó al muchacho quedarse dormido, desde una de las esquinas de la habitación, con la mente distante y un incontrolable deseo de dar marcha atrás. Flug era, a diferencia de Demencia, sumiso y frágil; y eso le molestaba. Una parte de sí, que no tenía deseos de nombrar, quería que el chico luchará por su atención, por su completa atención, como solía ser normalmente.
Con un último suspiro, se acercó a la cápsula y puso la mano sobre el cristal, donde se encontraba la cabeza del joven; no podía expresar con palabras las cosas que ahora le atormentaban, pero un sueño podría hacerlo por él.
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Poco menos de 3000 palabras, he llegado a la conclusión de que, una vez escribo algo largo, lo demás me sale fácilmente.
¿Cómo están? Espero que súper bien. Y que estén listos para escuchar (leer) el pequeño aviso que tengo para ustedes.
Recuerdo que cuando subí esto estaba terminando el primer capítulo de "Post-tarumatic Stress", y a poco de celebrar mis 20 años. Ah, que lindos recuerdos me está trayendo todo esto.
Por ahora, solo quiero saber qué les pareció el capítulo y esperar que les haya gustado. Yo disfruté mucho escribiéndolo.
Nos leemos luego :)
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