•Capítulo 22: No me importa•

Saludos cordiales, villanos.

Últimamente recibimos muchos nuevos lectores, unos con comentarios amorosos, otros solo con sus votos, pero todos con su amor para mí. ¿No es fantástico? Veo mi historia crecer cada día, y eso me hace tan feliz. Los amo.

En fin, ¡Nuevo capítulo! Me tomé mi tiempo porque estoy iniciando nuevo semestre y, como siempre, es algo pesado el reajuste. Como sea, ya conocen la dinámica.

¿Alguna vez has ido a un casino? ¿O te has preguntado de dónde salieron y por qué la gente puede apostar sus vidas dentro? Déjame darte algo de luz al respecto. Los juegos de azar, por sí solos, han existido desde hace siglos; el registro más antiguo que se tiene al respecto data del 2.300 a.C., en China y el dado más antiguo del mundo se encontró en Egipto, data de 1.500 a.C.

Sin embrago, pese a la larga historia de estos juegos, no fue sino hasta 1638 que se fundó el primer casino del mundo. Nació como una iniciativa de las autoridades por concentrar en un solo lugar los sitios de apuestas y juegos de cartas, que antes (en América) se jugaban en los bares y cantinas. Este primer casino no es otro que el "Casino di Venezia" inaugurado originalmente en 1638 por el ayuntamiento de Venecia, durante la temporada de carnavales, con el fin de permitir sesiones de juego organizadas y pacíficas durante el acontecimiento. Dicho casino sigue funcionando al día de hoy, frente a uno de los canales más importantes de la cuidad. (Pueden buscarlo, es bastante bonito).

A este le siguieron demás ciudades de Europa, en las que se fueron fundando casa de apuestas a la altura de la élite de la época, teniendo apariencias ostentosas, similares a palacios. Esto ocurrió a principios del siglo XIX, cuando se acuñó el término para referirse a dichos salones de reunión.

Mientras, del otro lado del océano, en América, no se vio la fiebre por los juegos de azar hasta principios del siglo XX, con el nacimiento de la cuidad de Las Vegas. En 1905, cuando se realizaba la constitución de la vía férrea que conectaba al estado de Nevada con la costa, los trabajadores construyeron un centro de descanso, que lentamente, se convirtió en una ciudad que existía a base de prostitución, juegos de azar y alcohol. Entre los años 1910 y 1931 (época de prohibición) las casa de apuestas clandestinas se convirtieron en la atracción principal de la cuidad, por lo que, cuando volvieron a ser legales (los juegos de azar fueron prohibidos en el estado de Nevada durante los años mencionados) la cuidad ya tenía su fama.

Interesante ¿Verdad? Hay todo un mundo que muchos desconocemos, con una historia rica y atrayente. Pero ¿Podemos profundizar en un juego en particular? No soy muy afín con los juegos de cartas, así que perdón si cometo algún error, pero hablemos de Póker. Este juego tiene, como muchos, un origen disputado fuertemente. La atribución más fuerte se le da a los chinos, que lo crearon como un derivado del dominó chino. Otra civilización a la que se le atribuye la autoría e invención del juego, es a los persas, y en concreto a su juego "as nas". En este juego participan cinco jugadores con 25 cartas de cinco palos distintos.

Al rededor de 1480, los soldados franceses, jugaban un juego llamado 'poquè' en el que los jugadores (usando las barajas de cuatro figuras que conocemos hoy) apostaban dinero y utilizaban señales falsas para confundir al contrincante.

Actualmente, el póker es uno de los juegos más famosos de cartas, con reglas básicas (que no profundizaré ahora mismo) en el que se apuesta dinero, o fichas, y parte de la estrategia para vencer es el juego mental, en el que puedes convencer a tu oponente de tener una buena mano, sin tener realmente nada.

Ahora, confío en que todos tengan ya en su poder la playlist de YouTube con todas las canciones que me ayudan a escribir (en influyen en la trama) así que, con su permiso, les pido que se remitan a "IDFC", de BlackBear, y repasen muy bien su letra, porque es la influencia en este capítulo.

La imagen en multimedia es propiedad de AI Animation Studios.

Cosas tontas al final del capítulo, por favor, disfruten la lectura.

La joven observó a su actual jefe repartir las cargar a los jugadores, que fingían desconocer el valor de la mano que tenían ahora mismo; todos fingían demencia a medida que la apuesta subía, a medida que el juego avanzaba y los cobardes se retiraban. Su trabajo allí era aburrido, no tenía la emoción de golpear héroes o triturar huesos, solo debía observar a Pokerface repartir cartas y jugar en su Casino como si el mundo de afuera no tuviera más valor.

— ¡Te vencí, bruja horrible! — anunció el ganador de la ronda, mostrando una escalera real y tomando las fichas de la mesa, para meterlas a toda prisa en una bolsa de tela que tenía oculta de la vista— Fue un placer jugar, pero iré a recobrar mi libertad ahora.

— Sera un placer otorgarle el premio— dijo con parsimonia, subiendo a la mesa y recostándose en ella, alzando la mano para ordenar a Demencia hacer algo— Pero antes, debemos asegurarnos de la veracidad del triunfo. Ya sabe, por precaución. Demencia, registrarlo.

La joven lagartija se deslizó a cuatro patas hayas el hombre, que comenzó a sudar nerviosamente en cuanto estuvo frente a él. No necesitó tocarlo, simplemente bastó con alzar su brazo izquierdo para encontrar la carta que, de ser usada, lo habría hecho perder. Con hastío, Demencia enseñó la carta a la villana, que ya había enterrado la punta de un cuchillo sobre la mesa, apuñalado las cartas del jugador en el proceso.

— Que no salga— sentenció con la misma calma, chasqueando los dedos para que seres, similares a ella, hicieran el trabajo de atraparlo y encerrarlo— Aquí, la casa siempre gana. Y el perdedor, paga su deuda.

La joven simplemente observó la escena sin inmutarse, no estaba interesada en ver como un probé idiota corría por su vida mientras los clones de un arlequín barato lo seguían, tenía la mente en el tiempo que llevaba allí. Su cálculo era perfecto, ese era su último día de tortura, el último momento lejos de Black Hat y de su hogar. Extrañaba el poder molestar a Flug, causar un alboroto, y salirse con la suya; extrañaba los dulces y adictivos besos de su amado demonio; extrañaba todo en la mansión. El tiempo lejos de allí le provocaba malestar.

— Alebrije, por favor ven conmigo— pidió la mujer a la que respondía en ese momento, indicando un camino por el que nadie podía transitar. La siguió hasta la habitación que había ocupado por los siete días de su estadía, encontrando la cama hecha a la perfección y una maleta sobre esta, empacada y lista— Me tomé la libertad de hacer tu maleta, para ahorrarte tiempo. Espero no haya sido un problema.

— Me da igual ¿Puedo irme ya? — no intentó ocultar su entusiasmo por marcharse, o el desprecio con que se dirigía a la villana, simplemente habló, como solía ser— Este lugar es aburrido, y tú eres despreciable.

— Vamos, Demencia, intenta mostrar agradecimiento por un buen trato en tu estadía— la voz inexpresiva de la mujer la hacía preguntarse si sentiría algo, o si habría un rostro bajo esa mascara blanca— De no ser por el sombrero, serías igual que todas las ratas que vienen ingenuamente a apostar sus vidas aquí.

— Me importa un carajo su opinión al respecto de mi posición en la organización— sentenció sin mirarla directamente, caminando hasta la cama para comenzar a saltar en ella, mostrando su apreció por el trabajo de algún pobre esclavo— Yo no tengo que responder a sus órdenes mientras Blacky no lo diga.

— Querida niña ¿El respeto es algo que sientes por otros? — preguntó con ironía, mostrando en las ranuras de sus ojos, un par de iris con la forma de un diamante, jugando con el cuchillo que antes apuñalan unas cartas— O solo le muestras eso al infeliz monstruo que te hace mojar en las noches.

— ¡No tienes permitido hablar así de mi amorcito! — chilló con enojo, bajando de la cama en un saltó, apretando los puños y recordando a la villana que no tenía miedo de enfrentarla— No le debo respeto a alguien que no es más que una mosca que revolotea a Black Hat a la espera de reconocimiento.

— Mucho cuidado, niña— amenazó, colocando la punta del cuchillo en su garganta, rasguñando su piel con tranquilidad— Tú y yo somos prescindibles para él. En cuanto se aburra, nos matará.

— Solo matará a las zorras, como tú, que lo molestan sin razón— no sabía porque simplemente no le rompía el brazo y se marchaba del lugar; a lo mejor se debía a la serie de esclavos que rondaban el casino, esperando defender a su ama sin chistar— Él me ama, soy su novia y jamás me mataría. Yo gano.

— Mucho cuidado, no cantes victoria sin conocer las cartas de tus oponentes— advirtió con sorna, Cortando limpiamente la piel de la joven, viendo la brillante sangre fluir por su garganta— Yo no tengo interés en Lord Black Hat, no me van su tipo, pero hay quienes tienen mejor mano que tú, y no dudarán en apostar todo para ganar ¿Qué te hace creer que no hay alguien ya reclamando el premio?

Demencia se quedó con sus protestas en la boca, pues la villana simplemente se marchó, dejando una confusión poco agradable en su desastrosa cabeza ¿Alguien reclamando el premio? Su Blacky solo había estado con ella en los últimos tiempos ¿Cuál de las estúpidas villanas estaría ocupando su lugar? Seguramente sería la quimera que tanto veía en la mansión, o Bonnivet y su despreciable presencia. Fuera quien fuera, moriría en cuando la descubriera.

וווו×

Las vibraciones en el campo de fuerza que seguía protegiendo su vida comenzaban a hacerse molestas; no es como si interrumpiese su trabajo, pero comenzaban a recordarle la molesta hiperactividad de Demencia y, en esos momentos, no quería tener que lidiar con eso. El potente grito que se ahogó en la barrera, combinado con un inusual temblor en la mansión le pusieron los pelos de punta, no por lo que el eldritch estuviera haciendo en el pasillo, sino por lo que podía pasarle al avión si la tierra se movía lo bastante fuerte. Resignado, subió las escaleras y abrió la puerta, observando la masa deforme, con rostros, bocas y sierras, intentar penetrar su protección.

— ¿Necesita algo, señor? — lejos de sentir el habitual temor, estaba tranquilo. No había forma de penetrar su esfera de energía; el villano solo podía tranquilizarse y hablar— Estoy bastante ocupado con los pedidos y el papeleo, por favor, sea breve.

— Mira, insolente excusa de científico— gruñó con verdadera ira en la mirada el eldritch, tomando una forma en la que, solo su cuerpo superior, estaban en control, mientras su cuerpo inferior bailaba entre sombras y deformaciones poco gratas de ver— No tengo el humor ni el tiempo para lidiar con tu estúpido berrinche de niño llorón. Organiza la habitación de la lagartija para su regreso y desactiva esta basura, antes que decida conseguirte un reemplazo más eficiente.

Flug tragó grueso ante la amenaza, había tanto no dicho que podía interpretar, que prefería no arriesgarse. Saludó como militar y obedientemente regreso a apagar su única protección. Para cuando regresó, ya no estaba allí el demonio, solo los desastres que su descontrol habían dejado.

— Como mataría por una linda mentira— susurró a la nada, caminando por el pasillo hacía las escaleras que lo llevarán a la habitación de la joven alebrije, que probablemente era un desastre digno de fotografía. Normalmente, ese trabajo sería de 5.0.5., pero en su ausencia, tenía que cumplir también con esas tareas. La carga laboral que ahora lo aquejaba empezaba a perturbar su estabilidad mental.

El panorama era ligeramente mejor al que esperaba, sangre y partes de trajes por ahí, huesos roídos y animales muertos por el otro lado, y muchos grafitis de Demencia, Black Hat y tres niños inventados en las paredes. No era diferente a lo que esperaría de la joven, y de su obsesión por el eldritch. Las pinturas eran buenas, pese a todo, y la fantasía que la chica había plasmado en las paredes, por un instante, se le antojó envidiable.

Comenzó a barrer los desechos de los desayunos que la joven tomaba allí cuando nadie estaba de humor para tolerar su hiperactividad, descubriendo la manía de apilar cosas que tenía. Acomodó los restos de héroes y animales en una esquina, dejando allí todo listo para desecharlo. Dejó la jaula con parsimonia, permitiendo a su mente divagar por diferentes recuerdos y rincones que, normalmente, no sé animaría a tocar. En todo, la filosa sonrisa del eldritch estaba presente.

Desde la última asesoría que había brindado, si es que podía considerársela así, había estado vagando por rincones de su mente que, bajo circunstancias normales, no habría tenido el valor de visitar; había llegado a la innegable conclusión de estar enamorado, sin remedio. Los sentimientos estaban allí, echando raíces y floreciendo con cada momento, con cada encuentro furtivo que compartía con el eldritch, asfixiando las pocas esperanzas que tenía de permanecer cuerdo en la mansión. Al principio creyó que se trataban de un juego sucio del villano, pues no sería la primera vez que jugaba con la mente de alguien a su antojo y beneficio; sin embargo, el efecto residual de aquella manipulación solía ser desastroso en humanos y, hasta ahora, no manifestaba ningún síntoma. La única conclusión lógica era que, de entre todas las cosas que podía sentir por él, su subconsciente había elegido el amor.

Evitarlo, después de descubrir eso, se había convertido en su misión más importante, porque quería frenar el crecimiento de las raíces. Quería utilizar la flor que había creado meses atrás para ir y decirle la verdad en la cara, para romper los lazos y regresar a la normalidad, pero solo serían mentiras bonitas que perderían valor cuando el parásito dejará su pecho.

— No es como si pudiera pedirle que me lo dijeras de frente— se lamentó mientras enviaba al incinerador la basura de Demencia, dejando la jaula lo más limpia posible, conservando los grafitis por su propio bien— Da igual de todas formas... no es como si me importara.

Mientras Flug se encargaba de preparar el personal no viviente para el regreso de la joven, Black Hat se deslizaba por zonas de la mansión que solo él sabía que existían, Buscando una habitación en particular, que estaba olvidada en su memoria por la falta de frecuencia.

No era algo destacable entre la serie de ostentosas puertas talladas a mano que había por todas partes, era más bien una puerta engañosa a simple vista, hecha para no estar allí. Dio con ella después de algo más de una hora de búsqueda, recordando lo enorme de su hogar. La habitación tampoco ofrecía mucho a la vista del curioso, solo otra sala llena de pinturas del eldritch, pinturas que era mejor no observar fijamente. Entre ellas, sutilmente ocultas, había una línea del tiempo plasmada en los lienzos, que mostraba al villano en diferentes etapas de su vida, con diferentes personajes y en diferentes situaciones.

La más destacada era también la única oculta bajo una tela, protegida del paso del tiempo y del polvo; apenas era visible una esquina del brillante marco dorado. Black Hat retiró con fuerza la tela que cubría el lienzo, revelando el único cuadro familiar en toda la oscura mansión. Allí, congelados en el tiempo para siempre, estaban sus padres, ya olvidados en el pasado, y su hermano con sonrisa inocente junto a su malvada mirada infantil.

— Despreciable desgracia— farfulló apretando los dientes, deseando rasgar la pintura justo donde la amable mirada del joven de blanco se encontraba con la suya— ¿Qué te trae a perturbar mi paz? ¿A arriesgar tu ser en mis dominios?

El enojó no era particularmente por la repentina aparición de aquel demonio blanco en su morada, estaba más bien relacionado con la presencia de agentes en todas partes. White Hat no media nunca sus actos, simplemente hacía las cosas siguiendo un impulso, y sin duda eso era lo que había causado su aparición de días atrás ¿Qué pretendía lograr? ¿Reconocimiento? ¿Aprobación? La ciega confianza en su incapacidad para lastimarlo le hacía hervir la sangre.

— Estúpido White Hat— gruñó antes de volver a cubrir la pintura, ignorando el impulso de despedazar todos los cuadros de su infancia allí mismo. Dejó atrás la habitación para ir a perderse en la suya, esperando no ser interrumpido por ningún subordinado con deseos suicidas.

Quería jugar, hacer algo entretenido para despejar su mente, sin embargo, el único entretenimiento que tenía en ese instante estaba tan decidido a apartarlo que no estaba realmente en sus planes acercarse durante un tiempo. Flug estaba sumamente molesto, irritado y arisco, no entendía por qué, pero prefería guardar distancia a estar lidiando con un molesto científico loco. El problema era que, aunque intentaba, el muchacho no dejaba su mente; cada momento de quietud que pasaba, se grababa con más fuerza los minúsculos detalles de su rostro en la mente. Podía describir a la perfección cada cicatriz de su rostro, cada marca que había dejado el accidente y como, de forma casi imperceptible, su ojo derecho era ligeramente distinto al izquierdo.

Golpeó con fuerza la pared, atravesando el panel de yeso, al descubrirse fantaseando con sus suaves labios y su sedoso cabello. Estaba harto, no tenía idea de cómo lidiar ya con las cosas que pasaban, con lo que estaba mal en él; necesitaba la asesoría que solo él científico podía brindarle, pero pedirla sería abandonar su orgullo, y no era algo que quisiera o supiera hacer.

El estruendo de las cosas volviendo a la normalidad en la planta inferior no fue de ayuda, porque ahora tenía que lidiar con Demencia también. La chica era un buen distractor, pero la repulsión que le generaba la idea de estar con ella en todo aspecto dificultaba todo; quería a Flug para jugar, no a Demencia. Si las cosas realmente volvían a la normalidad, a lo mejor encontraría el espacio para desahogarse, para buscar a Flug y mover las cuerdas que lo ataban a él. No tenía en mente algo más allá de desahogar sentimientos, de volver a estabilizar su existencia y regresar a un ambiente que fuera capaz de controlar. Tal vez, la normalidad era lo que más necesitaba en ese momento.

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Hey there!

Entre más edito, mas amo mi historia, más orgullo me da el punto al que he llegado con estos dos. Estoy en un punto de mi vida en el que me siento completamente feliz de lo que hago y de quien soy, y esta historia es probablemente la prueba de ello.

¿Qué les pareció? No me di cuenta de lo largo que estaba saliendo hasta que terminé y vi el conteo de palabras. Hacer capítulos largos me da estabilidad mental.

Se acerca mi cumpleaños ¿Y mi regalo al mundo por llegar a los 20 años? Muy simple ¡Un nuevo fic PaperHat! Sé que van a amarlo, odiarlo y desearlo tanto como yo.

En fin, nada más que decir, salvo que nuevamente gracias por apoyarme y leer mis locuras, sin ustedes nada de esto sería posible.

Nos leemos luego :)

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