•Capítulo 16: Por un instante•
Hoy todos usamos sombreros, en honor a nuestro amo y señor, Black Hat. (01-06-2019)
Saludos cordiales, villanos.
Ha pasado tanto tiempo desde que publique este capítulo, y aun así, se siente como si hubiese sido ayer; no voy a dar muchas vueltas, que para eso tengo la nota del fina. Hablemos de mis datos de siempre ¿Sí? Que ya se me está haciendo costumbre hacer esto. Hablemos de filofobia.
La filofobia, en pocas palabras, se define como el miedo extremo, e irracional, a desarrollar un relación romántica sería; quien la padece, suele verse enfrentado a estrés y ansiedad ante la idea de una relación afectiva. Es un trastorno que puede llegar a afectar la vida social de la persona. En casos extremos, pueden llegar a evitarse las relaciones con amigos, vecinos y compañeros de trabajo.
Suelen tener relaciones sin compromiso, hablan poco de sí mismos y evitan mostrarse como son; tienden a establecer relaciones simultáneas, las cuales fácilmente se convierten en montañas rusas emocionales.
Ante la idea de una relación seria, románticamente hablando, pueden llegar a experimentar ataques de pánico, latidos irregulares, sudoración, falta de aire y deseos de abandonar la situación lo antes posible. Especialmente, al estar en presencia de la persona que desata en ellos sentimientos románticos.
Comúnmente, su detonante se remonta a un fracaso amoroso que aún no es superado, o al miedo de rechazo o no ser suficiente para las demás personas.
Bien, una cosa más. No sé si el término les sea familiar o no, pero, aquí en Colombia "mosquear" se refiere a la reacción de una persona al enterarse de algo; yo lo uso específicamente para el enojo o molestia que puede llegarse a sentir al escuchar algo que no querías escuchar.
La imagen en multimedia es propiedad de Cats-Dont-Draw.
Si wattpad me vuelve a obligar a borrar la imagen, incluso después de la edición, me voy a plantear seriamente no seguir utilizando imágenes en mis historias, porque es severo dolor de cabeza intentar evitar problemas cuando los verdaderos problemáticos están por ahí subiendo cosas peores que un dibujo erótico.
Creo que no tengo más que decir. Por favor, disfruten la lectura.
La criatura acarició la tapa del libro con sus filosas garras, observando maravillado el detalle de la carátula. Devolvió la mirada al villano que, sin poder ocultarlo, se mostraba irritado, molesto por su forma de actuar ¿Sería capaz de comprender lo que sentía? Pese a su furiosa expresión, no era extraño ver ese amargo mirar en su ojo visible.
— Conoce perfectamente mi forma de pago, mi Lord— susurró volviendo a mirar el libro, abriendo sus páginas con cuidado de no rasgarlas, ubicando entre los miles de nombres el seudónimo bajo el que el eldritch se identificaba— Un miedo interesante, sin duda, poco común...
Una infantil risilla abandonó sus invisibles labios, a medida que cerraba los ojos y su apariencia cambiaba. Black Hat observó sutilmente intrigado como la criatura cambiaba por completo su cuerpo; pasó de ser un felpudo ser de pelaje azul, a un monstruo de enormes garras negras, aún más alto que antes y con una máscara sonriente ocultando aquel amigable rostro que engañaba a todos. ¿En verdad iba a marcharse sin más? ¿Sin estrechar su mano o formalizar el trato?
— Nightmare, ni se te ocurra huir, cobarde— bramó con voz distorsionada, gruñendo y apretando los dientes. El estruendo del libro cayendo de las garras de la criatura desvió su atención.
— Tenemos un trato, mi lord— una voz diferente a la ligeramente amigable que lo había recibido, más fría y tenebrosa, habló desde la imponente altura del obscuro ser— Pagaré con las almas de aquellos que osen enfrentarme. Esperaré con paciencia sus servicios hasta el día en que sea apropiado atacar. Nos vemos hasta entonces, mi señor.
No supo muy bien porque, pero volvió a bajar la mirada hacia el libro, curioso del por qué había permitido que sus páginas revelasen información que, normalmente, guardaba de forma celosa. Allí, destacando entre los muchos nombres, estaba el suyo, escrito en la misma caligrafía con que firmaba sus contratos. Bajo el nombre, con una letra temblorosa y poco legible, había una sola palabra: "filofobia". No tenía idea de que significaba, no sabía si quería averiguarlo, lo único que sabía era que, según eso, tenía un miedo, un punto débil que cualquier incautó pensaría en aprovechar.
— Prinxe, ¿Que significa... — para cuando alzó nuevamente la mirada, cómo si las consecuencias de abandonar una conversación como si nada no existiesen, la criatura se había marchado, dejando detrás un charco de una substancia obscura a la que no quería ponerle nombre— Maldito parásito.
Todo había quedado en silencio, a obscuras y abandonado ¿Por qué permitía ese trato por parte de la criatura? A lo mejor tenía que ver con esa capacidad de intimidar que su altura le brindaba, o lo que podía pasar si sus lacayos se quedaban sin amo; realmente no lo sabía, pero lo detestaba con todas sus fuerzas. Mosqueado por todo lo ocurrido, dejó el enorme palacio y volvió a su vehículo, dispuesto a regresar a su acogedora mansión. La palabra que leyó bajo su nombre seguía rondando en su cabeza ¿Qué diablos era la filofobia? A lo mejor Flug podía decirle. Iba a preguntar, y ¿Por qué no? Jugar un poco al volver.
•×•×•×•×•
Veía el pedido en pantalla como si fuera incapaz de entender sus palabras, a pesar de la extrema calidad con que se leía. Una conquista implicaba extensos preparativos, programación compleja y otros cuántos detalles demasiado complicados para memorizar en el primer intento; no solo debía encargarse de los robots requeridos por el cliente, también debía de asignar a Demencia como supervisora y procurar que no causara problemas. Cualquier error de la chica lagarto, era asumido como suyo, y debía pagar como tal.
Un fuerte derrape, seguramente seguido de maldiciones y una perversa risa diabólica, hizo su aparición en el campo auditivo del joven, al momento en que un trueno hizo vibrar cada metálico centímetro de su laboratorio. No podía decir que lo aterraba más en ese momento, si la idea de ser electrocutado a muerte por un rayo, o su jefe llegando a la mansión, mientras él no hacía más que mirar la pantalla del computador como idiota.
Colocó con prisa la bolsa en su cabeza, fingiendo normalidad, y bajo al encuentro con el eldritch. Podía sentir la atmósfera cambiar ligeramente con su presencia, no podía determinar si era bueno o malo, pero el cambio estaba y no podía ignorarse. Bajó la escalera principal con prisa, imaginando el humor de perros que acompañaba esa manera de conducir y preparándose para las consecuencias que con el venían.
— ¿Por qué tanta prisa, doctor? — susurró una ciceante voz en su oído, reptando por su cuerpo con desmedida libertad— ¿No ibas a dejar de correr tras de él como el perro faldero que eres?
Redujo la velocidad al percatarse de sus acciones, del entusiasmo que lo invadía ante la idea de volver a estar en presencia del villano ¿Por qué era tan... débil? Hacía unas horas estaba decidido a cortar ese lazo formado hacía poco, se había propuesto regresar todo a la normalidad y volver a ser solamente jefe y empleado ¿Por qué corría con entusiasmo hacía su encuentro?
— ¡FLUG! — las paredes retumbaron ante su grito, los cristales vibraron y su cuerpo tembló como gelatina. En verdad no se escuchaba feliz, ni remotamente contento; un humor perceptible que envió a Flug, como alma que lleva el diablo, directo al encuentro con Black Hat.
— ¡A-aquí estoy, jefecito! — tartamudeó al llegar finalmente con el eldritch, saludando cual militar y cerrando los ojos con fuerza, a la espera de algún reproche que, probablemente, no merecía.
— Nightmare Prinxe ha solicitado el servicio de invasión y conquista— pese a la aparente tranquilidad con que hablaba, el aura que transmitía expresaba todo el enojo que, aunque no conscientemente, recorría su cuerpo— En cuanto vuelva Demencia, te harás cargo de todo lo que implica el encargo ¿Entendido?
— Si señor— aunque no lo dijera, entendía el enojo de su jefe; aquella criatura de pelaje azul era, entre muchas cosas, irritante. Poseía una actitud infantil y juguetona que competirá con Demencia, disfrutaba de molestar a los demás sólo para poder, en algún punto, recibir un desafío que ganaría fácilmente. Era un desastre, pero un villano respetable, y por tanto, un miembro de la organización con algunos privilegios— ¿Algo más, jefecito? — pregunto con la voz temblorosa, bajando la mano y abriendo los ojos finalmente.
— Búscame en la biblioteca en unos minutos, hay algo que quiero preguntarte— ordenó, dejando con elegante andar, el garaje y al confundido científico, que se negaba rotundamente a estar allí, solo, con el villano.
Black Hat ignoraba casi en su totalidad las intenciones del científico, pero poco le importaba desconócelas. No necesitaba mucho para volver a poner todas las piezas de su juego en orden, solo bastaba una descarada caricia o un beso salivoso, un toque de sus garras y todo volvería a estar igual que antes. Mientras caminaba, ajeno al mundo igual que siempre, pensaba en las palabras de la criatura azulada que, horas antes, habían perturbado su usual calma.
— El miedo es cosa de mortales— se dijo como un recordatorio de la realidad; en su longevidad, el miedo nunca había sido parte de la corta lista de emociones que lo abrumaban. Conocía sus efectos en seres mortales, débiles y maleables. Había usado eso a su favor por siglos, igual que esa criatura que tanto se empeñaba en encontrar las debilidades de sus oponentes ¿Estaría el miedo en su vida sin saberlo? ¡Era impensable! — ¡Yo no siento miedo!
Entró en el laberinto de libros con enojo, estampando la puerta contra la pared con tal violencia que las manijas quedaron marcadas en el yeso del muro, agrietando el papel tapiz que fue hundido hasta crear una copia del adorno de metal. Harto de todo, decidió fluir como una sombra hasta perderse en alguna parte del laberinto que conocía de memoria, buscando su violín y dejando que la música ahuyentase la ira que se apoderaba de él.
Flug entró segundos después, temblando de miedo y abrazando un libro que había terminado de leer para regresarlo y tomar otro; presenciar tal arranque le puso nervioso. Pensó en correr y no asistir a la "cita" ordenada por el demonio, fingir demencia y excusarse bajo la atrapante lectura del ejemplar entre sus manos; pero mentir a un villano era tan útil como robar a un ladrón. Solo obtendría problemas si hacía caso a sus instintos y regresaba sobre sus pasos.
Siguió la música, aun temblando, hasta que se halló perdido y sin salida ente una mesa de madera, tres paredes, y una estantería de piso a techo ¿Como había logrado entrar allí? En una situación normal, en un lugar normal, habría sido imposible; sin embargo, al vivir en una mansión que respondía a los caprichos de su dueño, las pocas cosas que desafiaban la lógica del mundo, ya no lograban sorprenderle. Aferró con fuerza el libro, pensando en cómo huir, mientras la música que hasta allí lo había guiado se hacía más intensa que antes, más clara.
Black Hat se acercaba lentamente, abriéndose paso entre estanterías que se abrían con su presencia y libros que, levitando, daban paso al Lord de la oscura mansión. Tenía un plan, algo retorcido y posiblemente poco efectivo, pero tenía un plan dispuesto a poner en práctica. La silenciosa ilusión de poder divertirse un poco con el joven científico era lo que impulsaba cada paso que daba, mientras tocaba el violín con la pasión que lo caracterizaba.
— Doctor Flug— susurró en el oído del muchacho, acorralándolo entre su cuerpo y la mesa— tengo una pregunta que hacerle.
— Di dígame, jefecito— temblaba, dando la espalda a su jefe, mientras buscaba la determinación que había adquirido horas antes para romper ese peculiar lazo que ahora los unía— ¿En qué pu-puedo ayudarle?
La felina sonrisa del eldritch se ensanchó ante la temerosa actitud del joven humano ¿Por qué tan asustado? Simplemente quería preguntarle algo, hablar de un tema importante que, aunque quisiera, no era capaz de comprender en su totalidad. Dejó de tocar y bajó el violín hasta encontrar la mesa, dejándolo allí junto al arco y algunos libros.
— ¿Alguna vez ha escuchado el término "filofobia", doctor? — susurró paseando sus garras por los hombros del muchacho, acariciando sutilmente sus brazos, sintiendo el intenso temblor de su cuerpo bajo su toque.
Flug intentó calmar su corazón, sus nervios, mientras pensaba en la pregunta que le formulaba el villano. Conocía vagamente el término, alguna vez le habían diagnosticado erróneamente aquella "condición"; no había forma de que Black Hat supiese aquello, supiese de su pasado ¿A qué se debía la pregunta?
— Si, jefecito— contestó en un jadeo, abrazando el libro ante la caricias del villano, que no parecían tener la intención de dañarlo— Se trata del miedo a formar una relación afectiva, motivado muchas veces por el temor al rechazo.
— Miedo... — repitió apretando los dientes, afirmando fuertemente el agarre en los brazos del muchacho, escuchando un lastimero gemido de terror que abandonaba sus labios— ¿Doctor, cree que puedo sentir... miedo?
Responder a eso con las palabras incorrectas podría significar un problema al que no quería enfrentarse, evitar la pregunta podía ser incluso peor ¿Que decir? En un suspiro, dejando el libro sobre la mesa, llevo sus manos a las del villano, queriendo evitar que las afiladas garras terminaran por enterrarse en su piel.
— Bueno, jefecito— buscó el orden a sus palabras, queriendo ser comprensivo pero diplomático, queriendo evitarse una muerte prematura— A lo mejor... no es algo que sea propio de usted. El más grande de los villanos no debe tener debilidades, o miedos...
Una sutil risa dejó la garganta del villano mientras, con suma facilidad, obligaba al muchacho a darse vuelta y encararlo. Ya tenía lo que quería, ya había escuchado la respuesta que tanto deseaba obtener ¿Por qué no jugar un poco? Arrancó de la cabeza del joven científico la bolsa de papel, rasgándola en el proceso, llevándose también los googles oscuros. La expresión de terror en los brillantes ojos del humano era todo lo que necesitaba en ese momento. Todo lo que quería.
— Se-señor... no creo que... — Flug buscaba esa determinación que había perdido, mientras intentaba inútilmente empujar al villano lejos de sí— No creo que esto sea apro-apropiado...
El eldritch chasqueó la lengua, rodando los ojos con evidente molestia. Sin esfuerzo alguno, empujó al muchacho hasta dejarlo acorralado completamente contra la mesa, obligándolo a apoyar las manos en la madera para no perder el equilibrio. Aferró con una mano su cintura, apegando sus cuerpos, manipulando la frágil voluntad del humano, mientras con la otra lo obligaba a mirarlo, sosteniendo con firmeza su mandíbula.
— Aquí, lo apropiado no importa en lo más mínimo, doctor— lamió la punta de sus colmillos con la lengua, extendiendo lo más posible su monstruosa sonrisa, sintiendo el temblor del humano bajo su agarre— ¿Me hago entender?
Antes de permitir una respuesta, besó sus labios con hambre voraz, forzando al doctor a abrir la boca y recibir su bífida lengua, junto a aquella venenosa saliva que antes ya había probado. Cada vez que lograba separarse para recuperar el aliento, las garras de villano lo obligaban a volver la mirada y continuar con los agresivos besos a los que lo estaba forzando. Lentamente, la poca fuerza que utilizaba para alejarlo se perdió entre los labios de ambos. Lo estaba disfrutando.
Flug correspondió después de largos minutos de resistencia, llevando sus manos al cuello el villano, buscando más cercanía. Black Hat disfrutaba eso del muchacho, aunque no lo admitirse, le fascinaba como con un toque, un beso, una simple caricia, era más que suficiente para someterlo a su voluntad, para doblegarlo y tenerlo a su merced.
— Mgh... — jadeó entre beso y beso el muchacho, moviendo la cadera hacía adelante en busca de más; la temperatura había subido y el deseo comenzaba a nublar su juicio ¿Por qué detenerse ahora? Aunque la voz en su cabeza le repetía a gritos que estaba por cometer un error, no quería detenerse— Ah...
Black Hat sentó al chico en la mesa, acomodándose entre sus piernas, mientras su elegante abrigo caía por sus hombros sin dificultad. Sería estorboso conservarlo puesto después de todo. Se separó de los labios, ahora ligeramente sangrantes, del humano para admirar su expresión; tenía las mejillas terriblemente sonrojadas, Los ojos ligeramente humedecidos y la boca abierta en busca de aire, con saliva y sangre bajando por la comisura derecha. Se veía fantástico.
Lamió la sangre para volver a besarlo, con algo más a de delicadeza esta vez, bajando por la curva de la mandíbula al separarse. Flug estaba sumido en un estado de ensoñación, causado por la excitación y el veneno, estado que no le permitió analizar el plan de su jefe hasta que la punzada de dolor lo recorrió completo. El eldritch, sin previo aviso, acababa de enterrar con fuerza sus colmillos en la blanda piel del cuello del científico, logrando que un fuerte gemido de dolor abandonase sus labios, a la vez que sus manos aferraban con fuerza la camisa que estaba usando.
— ¿Se considera masoquista, doctor? — susurró con una risa maliciosa, lamiendo la sangre de sus colmillos con un gesto difícil de descifrar— Veamos hasta qué punto.
Antes de que pudiera volver a atacar, Flug tomo entre sus manos el rostro del villano y lo beso, entregando sus lenguas a un baile erótico en el que ambos dejaban más de lo que querían; esperaba evitar otra mordida, o al menos estar preparado para recibirla. Flug disfrutaba la extrema sensibilidad que el veneno causaba, porque cada sutil caricia se sentía inmensamente placentera, mientras Black Hat lo torturaba con ligeros rasguños y mordidas que dejaban atrás un rastro de sangre.
La ropa comenzaba a estorbar, sin embargo, ninguno de los dos estaba realmente seguro de que hacer con ella; Black Hat había deslizado a medias la bata del muchacho, haciendo camino hacia sus hombros. Flug mantenía las manos apoyadas en los hombros del villano, sin saber a dónde llevarlas o cómo usarlas ¿Debía tocarlo? ¿Tocarse? Sus vagos pensamientos se interrumpieron al momento en que las afiladas garras del eldritch, sin atravesar el cuero de sus guantes, rasgaron la tela del jean con la poca delicadeza, usual en él.
— Black... H-Hat... — jadeó con la embestida que, sobre la ropa, estimuló aún más esa erección, ya visible, que buscaba un alivio. El villano sonreía con cada gemido que dejaba su boca, mordiendo y rasguñando a placer su piel, marcándola como suya.
Se alejó un momento, simplemente para deslizar el bóxer de nubes que cubría aún a Flug, dejándolo a medio camino en una de sus piernas. Pese a su confiado actuar, en su longeva existencia se había planteado jamás tener relaciones con un hombre, todo lo que venía era nuevo para ambos; sin embargo, ya era demasiado tarde para dar marcha atrás.
Aprovechó el momento para liberar su propia erección, que ya le resultaba molesta. Normalmente sus parejas se encargaban de prepararse solas, siendo en su totalidad mujeres, no era realmente difícil de todas formas. Con él era diferente, y no sabía qué hacer.
El veneno lo tenía adormecido, el placer elevado y el deseo preparado, era todo lo que necesitaba saber para continuar. Sin previo aviso, o una alerta casual, tomo por la cadera al científico y, sin miramientos, se abrió paso en su interior de una sola estocada, que arrancó del joven un gritó de dolor tan sonoro que, de haber alguien en la mansión, lo habría escuchado desde fuera de la biblioteca. Las lágrimas nublaron su vista y bajaron por sus mejillas, pese a tener los ojos fuertemente cerrados; el dolor era terriblemente insoportable.
— Señor... por favor... — lloró en un lastimero lamentó que buscaba un alivio; Black Hat, con la carencia de tacto usual, solo pensó en distraerlo del dolor de alguna forma. Con firmeza, tomo entre sus manos una de las piernas de Flug y, dejando un beso antes, mordió la delicada piel con la misma fuerza con que había mordido antes su cuello- ¡AH!
Mantuvo los dientes enterrados mientras comenzaba a mover la cadera, embistiendo al científico con brusquedad. Todo lo que se escuchaban eran los gruñidos del villano y los quejidos de Flug, abandonando su garganta al compás de las lágrimas que bajaban por sus mejillas. Black Hat dejó de morder en cuanto se aburrió de estar pegado a la pierna del joven humano, que a duras penas lograba aferrarse a los hombros del eldritch. El dolor era apenas soportable, pero empezaba a disminuir y dar paso a un extraño placer que disfrutaba de ese sutil dolor que dejaban las mordidas del villano.
— Má... más... — susurró con las mejillas rojas, los ojos cerrados, y un hilo de saliva escurriéndose por su mejilla. Obediente, Black Hat aumentó el ritmo de las embestidas, buscando sus labios nuevamente. Logró dar con un punto que reemplazo por completo el dolor, que llevo al científico directo al cielo. Era incapaz ya de hablar, simplemente gemía y jadeaba, nublado de placer, mientras el villano gruñía y se dejaba llevar por sus deseos.
Incapaz de seguir, Flug terminó por correrse luego de unos minutos, mientras Black Hat embestía su interior con una velocidad abrumadora. Duraron así varios minutos más, eternos minutos de placer, que no parecían pasar. El eldritch finalmente se corrió después de un largo rato, enterrándose en lo más profundo del doctor, con un gruñido gutural digno de un monstruo.
Admitía que estaba agotado, también que lo había disfrutado. Pese a su brusquedad, había sido una de las mejores experiencias de su vida. Contempló a Flug, jadeante y sudoroso, intentar mantener el equilibrio en sus temblorosos brazos; estaba lleno de rasguños y algunas mordidas, de sudor, sangre, lágrimas y algo de esperma que se había quedado en su vientre. A ojos del villano, era un desastre, pero esa mirada en sus ojos le decía que también lo había disfrutado.
— Bien, doctor— susurró recogiendo su abrigo, abrochado nuevamente su pantalón y observándolo de reojo con una sonrisa afilada— Dese una ducha y vuelva al trabajo.
Dejó un ultimo beso en los labios del muchacho, acariciando su mejilla y limpiando el delgado hilo de sangre que bajaba de sus labios. El doctor Flug, la usual imagen del orden y el control, era un desastre, un maravilloso desastre exclusivo para sus ojos; una imagen que solo él podía provocar.
Y con un chasquido de dedos, lo envío al elegante baño que le correspondía por derecho en aquella enorme mansión. Flug, al verse solo nuevamente, cayó en la cuenta de todo lo que había pasado; la voz de la razón volvió a hacer eco en su mente, y por primera vez en toda la tarde, se sintió fatal.
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Sonrió ampliamente, frotando sus manos, complacido con el rumbo que estaban tomando las cosas; su plan estaba saliendo de maravilla, todo cuadraba perfectamente. Solo debía esperar un poco más, mover las piezas que hacían falta y, con precaución, manipular el tablero a su favor.
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El plan original era subir esto una semana antes del estreno del piloto... Soy un asco cumpliendo promesas.
Este es probablemente uno de los capítulos que más quería editar, porque hay algo que no me gusta de esta "primera vez". Nunca me ha gustado forzar las cosas entre personajes, pero me di cuenta que, posiblemente por la influencia de los animes yaoi, tiendo a hacerlo. Black Hat no obliga a Flug, en ningún caso, a estar con él; las cosas entre ambos siempre son consensuadas y de mutuo acuerdo, pero había algo en el modo en que todo empezó que me hacia sentir mal.
Otra cosa que necesitaba cambiar era la parte final, pues originalmente no había pensado introducir a White Hat del modo en que lo hice. Sé que no estaba causando confusión, porque nadie nunca señaló lo fuera de lugar que estaba el apartado, sin embargo, a mi me perseguía constantemente.
En realidad no cambié mucho las cosas, remplacé palabras que cambian completamente el contexto de las cosas, y creo que quedó mucho mejor. El añadir y corregir cosa le da un mejor toque a la trama, espero que les haya gustado.
Nos leemos luego :)
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