•Capítulo 13: A solas•
Saludos cordiales, villanos.
Sigo editando las notas del principio, porque no quiero que los nuevos lectores sepan que antes desaparecía dos o tres meses sin explicación, abandonando todo para luego volver de la nada a actualizar. Pasemos directamente a hablar de los sueños.
Todos saben lo que son, ¿No? Proyecciones del subconsciente, manifestaciones de miedos o deseos, recuerdos o premoniciones. Se presentan de muchas formas, pero ¿Saben en qué fase del sueño se producen? Para los que no sepan, el sueño se divide en dos fases con nombres fáciles de recordar: REM y no-REM.
Hablemos de sueño REM (o MOR en español), que es el que nos interesa. En esta fase, hay presencia de actividad cerebral elevada, cuya manifestación física es un movimiento ocular elevado (de allí sus siglas).
Está actividad es similar, de cierta forma, a la que se presenta cuando estamos despiertos o en estado de adormecimiento. Durante esta faceta, el cuerpo se encuentra totalmente inmovilizado, salvó por los ojos y el diafragma.
Es en esta faceta donde se presentan los sueño (y pesadillas) que están directamente asociados con la actividad cerebral, así como la capacidad para recordarlos; también es usual que se presente un aumento de la actividad fisiológica, lo que aumenta el ritmo cardíaco, la presión arterial y el ritmo respiratorio, lo cual puede causar erecciones.
La función de esta faceta del sueño no es muy clara, sin embrago, se sabe que durante ella se da el procesamiento la información, se fijan recuerdos y se trabaja lo aprendido durante el día.
Interesante ¿No? Ahora, en cuanto a una habilidad propia de Black Hat que ha sido mi headcannon desde que lo conozco, digamos que, debido a la alta actividad cerebral, le es más fácil manipular lo que la persona está soñando.
No tengo mucho más que decir, salvo que espero que disfruten la historia. Ahora ¡A leer!
Un rastro de prendas crea un camino de migas hacia la cama, los gemidos se habían convertido en la sinfonía que rompe el silencio, y aquellas garras los compases que marcaba el director para subir lentamente el tono de la situación. Las bruscas caricias que repartía el demonio, acompañadas por sutiles jadeos que dejaba salir cada vez que se atrevía a dar una tímida caricia en lugares estratégicos se habían convertido en la mejor composición que sus oídos habían escuchado.
- Lo-Lord Black Hat...- susurró en cuanto terminaron un beso, sintiendo como aquellos labios venenosos empezaban a marcar su cuello con mordidas sangrantes y notorios chupones. Estaba perdido en el placer, sabía que los demonios tenías la facilidad de aumentar aquellas sensaciones que la lujuria de por sí causaba, pero jamás imaginó que sería algo tan adictivo.
Lo necesitaba con urgencia.
Una sutil caricia en su entrada envío miles de sensaciones por todo su cuerpo; jamás había estado con un hombre, jamás había tenido encuentros sexuales con alguien de su mismo sexo, y sin embargo allí estaba, entregándole todo al ser más malvado del universo. Estaba dispuesto a todo por él, había abandonado todo por él; su alma ya no le pertenecía, desde hacía mucho, era propiedad del demonio que ahora, sin exigirle u obligarle a algo, estaba por poseer también su cuerpo.
•×•×•×•×•
Despertó con la respiración agitada, el cabello pegado a la frente por el sudor y una notoria incomodidad a la que no estaba acostumbrado ¿Qué había sido eso? Conocía a la perfección la respuesta: un sueño húmedo, pero... ¿Por qué era Black Hat quien lo protagonizaba? Todo su cuerpo comenzó a temblar mientras las vividas imágenes de un sueño algo realista bombardean su mente.
Miles de pensamientos atormentaban su mente ¿Ese había sido un deseo silencioso que se colaba, igual que una serpiente, entre sus sueños para recordarle la triste realidad en la que vivía? No era necesariamente culpa suya, el eldritch tenía la habilidad de manipular los sueños de otros, tenía sentido que aquello fuera otra de sus jugarretas infantiles; pero ¿Qué ganaba con ello? ¿Lo hacía para fastidiarlo?
- Tres cuarenta y cinco...- susurró distrayendo su mente, buscando la brillante luz verde del reloj digital que usaba como despertador. Era temprano, demasiado como para considerar darse una ducha y comer un bocadillo ¿Qué hacer? La madrugada estaba fría, lluviosa incluso, y la mansión tenía ese lúgubre aire que solía intimidarle a diario. A pesar de todo, se sentía acalorado, incómodo debajo de las sábanas de su cama. ¿Qué hacer?
Observó su entrepierna, aún si no podía ver lo que las sábanas ocultaban, sentía la inmensa incomodidad de la opresión en su miembro ¿Debía tomar cartas en el asunto? Sabía que era normal tener erecciones durante la noche, no era un fenómeno fuera de lo común, pero jamás había despertado con una y le estaba molestando no saber que hacer. Sabía que podía masturbarse y aliviar la molestia, pero ¿Qué pasaría si lo hacía? ¿Pensaría en el demonio? ¿Pensaría en alguna chica sin nombre que lo molestaba en la escuela?
- Black Hat...- susurró para sí, recordando el rostro que mostraba en su sueño; una imagen inusual, sacada de otra realidad, una en la que esa permanente expresión enojada podía relajarse y ser reemplazada por un poco de placer.
Deslizó la mano bajo las sábanas, bajo su ropa, buscando un poco de alivio, acarició con temor su miembro, jadeando ante el frío tacto de sus manos; la imagen de un vivido sueño en el que alguien más hacia aquello acompañaba sus tenues jadeos y silenciosos gemidos, que luchaba por ocultar para no despertar a su peludo compañero de cuarto. La madrugada era su cómplice, y la sonrisa satisfecha que observaba entre las sombras su imprudente actuar, su único testigo.
Los rayos del sol llegaron acompañados del estruendoso amor que profesaba Demencia hacia el amo de la mansión, que se había recluido en su oficina hasta que la hora de desayuno de sus subordinados menos favoritos hubiese terminado. El villano observaba por el enorme ventanal de la habitación como, fuera de su fortaleza del mal, la gente vivía su vida, expresaba felicidad y afecto sin dificultades. Repudiaba esa matutina imagen, le resultaba nauseabundo ver tanta alegría y amor, especialmente porque se suponía que vivía entre villanos, entre seres sin tiempo para tales tonterías.
- Mi Lord- por la puerta se asomó la tímida existencia de su científico, siempre protegida por la bolsa de papel y sus googles oscuros- Demencia y 5.0.5. han terminado, el comedor es todo suyo.
Agradeció antes de tomar camino hacia el comedor, seguido a pasos cortos por el joven. Aún no podía creer lo que su pequeño juego había logrado; tenía deseos de experimentar aún más, de ver que podía lograr en la tranquilidad que un momento a solas podía regalarle.
Se acomodaron junto al otro en la larga mesa, guardando silencio y observando de reojo el actuar ajeno; Flug agradecía que la bolsa ocultaba su rostro, que el villano no podía ver el intenso sonrojo que se apoderaba de sus mejillas cada vez que se animaba a verlo.
- Flug, prepara al experimento para viajar- ordenó, dando un sorbo al café que un Hatbot dejaba en la mesa, junto a un plato de huevos y tocino para el científico- Un villano solicito su presencia por los próximos diez días. Vendrá por el oso hoy en la tarde.
El joven abrió los ojos sorprendido, preocupado ¿Alguien quería tener a 5.0.5. por más de una semana? Nadie se atrevía a lastimar al oso, pero su ausencia lo incomodaba, especialmente porque no había nadie que lo protegiese de los constantes abusos de Demencia.
- Si señor, estará listo para la hora que me indique- aseguró con confianza, disimulando el nerviosismo y desconsiento que aquella situación le generaba- ¿A dónde irá? Necesito suplir todas sus necesidades.
- No tengo la menor idea, y no me interesa tenerla- contestó despectivo, dejando la taza vacía sobre la mesa y levantándose con una mirada de superioridad en los ojos- Se puntual, Flug, no quiero tener que excusar un retraso tuyo.
- Si, jefecito- fue lo último que escucho antes de dejar la enorme habitación y regresar a su oficina. Las cosas estaban planeadas para tener lejos al experimento, aún si había sido una simple causalidad, lo tenía planeado; solo faltaba otra agradable casualidad que le quitase de encima al alebrije que rondaba las paredes de la mansión con estruendos destructivos.
El sonar del antiguo teléfono de rueda lo saco de sus pensamientos; el día laboral recién empezaba y, sin duda, sería largo y agotador. Tomo el auricular y, con desagrado, contestó.
- Black Hat Organization- el ligero respingo de la chica al otro lado trajo a sus labios una sonrisa de satisfacción- ¿En qué pueden, mis subordinados, servirle?
"Buen día, Lord Black Hat" saludó con timidez la villana, tragando grueso antes de volver a hablar "Me gustaría contratar los servicios de El Alebrije por la semana que viene."
Un jadeo, que atribuyó a la sorpresa, dejó sus pulmones en cuento escucho eso ¿Podía ser tal su suerte? Algo estaba inclinando una balanza a su favor y, aunque no supiera expresarlo, estaba ansioso por probar esa ventaja que tenía. Aclaró su garganta, intentando esconder ese aflore de alegría y retomó la conversación.
- ¿A qué locación debe ser enviada nuestra agente y por qué periodo de tiempo? - preguntó tomando de entre los cajones una libreta, buscando la fecha en que se encontraban y anotando, justo bajo el pedido al oso, el nombre de Demencia y las fechas que le eran dictadas por teléfono, junto a la ubicación- Muy bien, serán cien almas por el periodo de siete días, comenzando mañana temprano.
Antes de recibir respuesta, colgó con violencia la bocina, como solía hacer. Quería expresar esa alegría que sentía, pero había cosas que no se lo permitían; una de ellas era su enorme orgullo de villano, la otra, su incapacidad para hacer tal tontería. No tenía tiempo para celebrar, tendría una semana entera para eso, ahora debía indicar al científico preparar a la joven para el viaje.
- ¡FLUG! - gritó a la nada, escuchando el eco retumbar en los pasillos como una onda expansiva. No era un método ortodoxo para llamar a sus empleados, pero funcionaba mejor que el silbato de perro y le permitía evitar confusiones.
- Dígame, jefecito- se reportó el científico poco después, temblando como usualmente hacía, asomando tímidamente la cabeza por la abertura de la puerta.
- Demencia estará ausente por una semana, a partir de mañana- comentó entregando al joven una hoja de papel, con el logo de la organización estampado, que contenía la información necesaria- Asegúrate de preparar todo para su partida y entregarle esto, ¿Entendido?
- S-sí señor- susurró tragando pesado ¿Demencia también saldría? Eso era algo bueno, en cierta medida; no tendría que perseguirla por toda la mansión intentando quitarle experimentos, tampoco tendría que verla besuquearse con Black Hat en momentos inoportunos, pero... estaría a solas con el demonio.
Pasó la mañana organizando las cosas de su querido experimento, el oso no necesitaba mucho cuando salía, los villanos se aseguraban de darle un buen trato, bajo amenazas del científico. Su equipaje constaba de muñecos de felpa, una manta que parecía tener el olor de la casa y fotografías de Flug.
Tal como aseguró, estuvo listo y en espera de su transporte antes de mediodía. El animal estaba nervioso, a pesar de no ser la primera vez, no le gustaba estar lejos de la mansión, y lejos de Flug. Lo que aumentaba sus nervios era que, aunque había hecho todo lo posible, Flug no estaba a su lado para esperar con él y calmas sus nervios; junto a él, con cara de pocos amigos, estaba Black Hat, igual de impaciente por despachar al experimento.
- ¿Señor? - susurró temeroso, sabía que detestaba su voz, que por eso no podía hablar como lo hacía el científico o la joven alebrije, que por eso su lenguaje se había reducido al de un simple oso; era una lástima que no había sido una solución útil- ¿Puedo pedirle algo?
- ¿Qué diablos quieres, oso? - gruñó sin dirigirle la mirada, escuchando aquella irritante voz que tantas veces había intentado callar, sin obtener resultados- Habla rápido que escucharte me produce náuseas.
- Por favor, cuide bien a Flug- volvió a susurrar, observando un elegante carruaje acercarse desde la distancia, tirado por caballos esqueléticos y dirigido por un cochero siniestro- Él cuidará bien de usted, así que por favor, devuélvale el gesto.
- No recibo órdenes de un experimento fallido- murmuró con un tenue gruñido, observando de reojo al enorme oso azul ¿Por qué permitía su existencia? Todo en él era decepcionante, tierno y adorable ¿Qué parte sin nombre en su ser le permitía seguir con vida a tan enorme fracaso?-Ahora largo, antes que te meta al carruaje a patadas.
5.0.5. no dio oportunidad a la amenaza, bajó corriendo las escaleras y subió al vehículo en tiempo récord. Black Hat sonrió en cuanto lo vio partir; solo faltaba uno de ellos, un estorboso subordinado más, y podría estar a solas con su científico predilecto.
En el interior de la mansión, sin embargo, las cosas no marchaban como al Lord le gustaría; la joven se rehusaba a empacar, o a obedecer a Flug. Se rehusaba a dejar a su querido Blacky a solas con él.
- ¡Estás loco si piensas que iré!- gritó desde lo alto del techo, lanzando una maceta hacia el indefenso científico, que se ocultaba tras el tocador de la habitación para proteger su integridad- ¡No voy a dejarlos solos!
- Son órdenes, Demencia- recordó rogando por una oportuna intromisión del eldritch para darle fin a la ridícula discusión- te guste o no, tienes que irte.
- ¡Oblígame, nerd! - gritó sacando la lengua en gesto infantil, mientras canturreaba algo que Flug no era capaz de entender. Empezaba a considerar buena la idea de construir un botón de apagado e implantarlo en la chica para tener el control en esas situaciones.
- ¡Demencia! - una voz gutural retumbó en las paredes, logrando bajarla de su escondite, botando otros objetos junto con ella- Te quiero fuera de la mansión en quince minutos.
No necesitaba más que eso, más que el inicio de una amenaza, para dejar en claro que decía las cosas muy en serio. La joven partió al punto de encuentro en menos de diez, con una sola maleta llena de ropa arrugada y comida que probablemente se echaría a perder. En cuanto la joven alebrije se marchó del lugar, un extraño silencio inundó la mansión.
- Todo es más tranquilo sin ella por aquí- comentó para sí mismo el científico, recogiendo los trozos de todo lo que Demencia le había arrojado- Me pregunto... ¿A Lord Black Hat le gustará está tranquilidad?
Una suave melodía de órgano, lúgubre pero igualmente agradable, que recorría cada rincón como si buscase ambientar la mansión, daba la respuesta que buscaba el científico. Flug no había notado lo mucho que disfrutaba esas melodías hasta entonces.
La mansión seguía siendo lúgubre, tenebrosa incluso, con la ausencia de sus más ajenos habitantes, pero ese ambiente era igualmente tranquilizador, como un hechizo de magia negra creado para hipnotizar.
Debían admitir que, aunque estuviesen apartados en ese instante, ambos pensaban en el otro y en lo que podría traer una semana en completa soledad.
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¿Qué clase de cochinadas tendrá en mente Black Hat para molestar a Flug? Una semana es mucho tiempo para experimentar.
Poco a poco, los capítulos reciben menos y menos correcciones, se nota que, conforme avanzo, me voy sintiendo más cómodo con lo que escribo. Estoy amando cada vez mas mi creación, renovando mi fascinación mi amor por mi obra, preparándome para el gran final, para todo lo que va a pasar una vez termine de editar.
Tengo grandes planes. Gracias por leer.
Nos leemos luego :)
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