•Capítulo 12: Caótica Belleza•
Saludos cordiales, Villanos.
Este es uno de los primeros capítulos que debe su título a una canción, y también es uno de los que más me gustó escribir en su momento. Siempre he creído en la belleza del caos, me encantan las cosas caóticas porque son mucho más bellas, y Flug no es la excepción. Alan afirma que el diseño de Flug está pensando para inspirar control, contrario a Demencia, pero yo creo que incluso él debe tener un toque de desastre. Supongo que eso es lo que tanto me gusta del diseño de Cats.
La letra de "Caótica Belleza", por Esteman, es mucho más apta para Demencia, y creo que habría sido buena idea dejarla para ella, pero quería darle ese toque de desastre a Flug. Extendí un par de detalles de este capítulo porque le dan mas sentido a la historia, realmente espero que les guste.
No olviden buscar la canción en la playlist y disfrutarla mientras leen, si quieres, claro está.
No tengo más que decir, así que ¡A leer!
Quería entender porque seguía pensando en ello, porque seguía queriendo aclarar lo sucedido de una forma más... civilizada ¿Qué rayos le estaba pasando? Otras veces, bajo otras circunstancias, había golpeado al muchacho en el rostro, le habría dado una bofetada que le recordase su lugar en la organización, pero había un brillo en sus ojos que se lo impedía, un ligero brillo que le causaba de nuevo aquella molesta sensación ¿Qué era lo que había cambiado? Dejar sus garras marcadas en su piel no iba a ser nunca castigo suficiente para tal insolencia.
— Es solo Flug— se recordó a sí mismo, refregándose el rostro con considerable violencia, rasgando un poco la delgada capa de piel que lo cubría— ¿Por qué mierda no puedo sacármelo de la cabeza?
Esa mirada estaba grabada con fuego en su memoria, y empezaba a desear que no fuese así; no solo la forma en que sus ojos brillaban en el pasillo, también tenía grabado a fuerzas el modo en que parecía irradiar luz propia, como sus ojos se iluminaban cuando se besaban o recibía un cumplido, o reconocimiento. ¿Qué estaba mal con él? ¡Flug lo estaba volviendo débil!
El curioso sonido de chapoteo que causaban los pies y manos de Demencia al deslizarse por las paredes fueron su distracción, la siguiente cosa que ocupó su mente ¿Por qué diablos le daba alas a algo que estaba muerto desde antes de empezar? Había pasado tiempo desde la última vez que había estado con una mujer, sí, pero no era razón suficiente para intentar alejar aquellos sentimientos con la chica lagartija. En cuanto la puerta de su oficina fue abierta por la joven de cabello bicolor, soltó un gruñido. De verdad necesitaba un descanso de aquellos detestables sentimientos, un descanso de todo.
— Amor mío ¿Me extrañaste?— preguntó saltando el escritorio para quedar sentada sobre el regazo del villano, que sólo respondió con una mueca de disgusto que ya era habitual en él— Aww, mi Blacky me extrañó~
Y, como si tuviera el permiso del eldritch, comenzó a besar sus labios con pasión, trazando un camino por la línea de su mandíbula y bajando hasta su cuello, mordiendo y chupando en un intento de excitarlo o marcarlo; para su mala suerte, ninguno de sus objetivos parecía ser alcanzable.
Black Hat se preguntaba en qué momento esa clase de comportamiento le había comenzado a resultar repugnante; era un demonio, un ser hecho de obscuridad y lujuria, en medidas bastante diferentes. Estaba acostumbrado a excitarse con aquellos comportamientos primitivos de los humanos, o al menos a fingir excitación; pero Demencia causaba menos que nada en su ser ¿Por qué? Lo único que deseaba era ver al científico entrar por la puerta y poder despachar a la joven cuanto antes. Deseaba poder detener el curso que estaban tomando las cosas.
— Lamento interrumpir su intimidad, señor— una familiar voz que, por arte de magia quizás, estaba allí para rescatarle, se entrometió en la incómoda escena que aquella joven hormonada estaba montando— Pero tiene una llamada urgente; la señorita Bonnivet solicita comunicarse con usted de inmediato.
— Muy bien, deja el teléfono en el escritorio— ordenó alejando con brusquedad el rostro de la joven alebrije de su cuello, mirándola de forma amenazante como siempre hacía, obteniendo en respuesta una estúpida mirada enamorada— Largo de aquí Demencia.
Dejando un beso sobre sus labios, se fue de la habitación dando saltitos; Flug observó con cierta molestia el camino que seguía la joven, disimulada por el reflejo de la luz en sus googles. Devolvió la mirada a su jefe en cuanto esté se aclaró la garganta para llamar su atención.
— Doctor, me gustaría hablar con usted en privado al terminar esta llamada— sentenció levantando la bocina del teléfono, atendiendo a la joven conquistadora que, sorpresivamente, parecía aterrada o en alguna clase de aprieto.
Flug salió de la oficina en cuanto el demonio le dio la espalda, sintiéndose el más fácil de los juguetes o la más barata de la prostitutas. ¿Por qué si quiera se emocionaba por eso? Allí estarían de nuevo, sin duda alguna, a centímetros de un beso que jamás llegaría. En lo profundo de su alma se preguntaba si acaso no era suficiente, si su existencia no bastaba para satisfacer la curiosidad del villano.
Ni siquiera entendía ese deseo que surgía en él cada que el villano le dedicaba unos minutos de atención, no era algo inusual de todos modos, solía ser siempre así. Black Hat era inexpresivo, el desear su atención solo lo volvía como Demencia, o incluso peor ¿Qué esperaba exactamente? Mendigar atención tal como la joven alebrije era una estupidez de su parte.
— ¿Qué puedo hacer?— lamentó al entrar en el laboratorio, recargándose en la pesada puerta de metal que separaba al mundo exterior de aquella burbuja blanca que se había convertido en su realidad— Él está con ella, y parece que es lo que quiere ¿Por qué sigo pensando que vendrá y tomará el pedazo de mi corazón que le corresponde? Es una tontería.
Había pasado días, más de los que podía contar, pensando en que era aquello que lo molestaba. Desde aquel beso que nunca llegó, se preguntaba por qué los necesitaba, porque parecía sentirse incompleto sin ellos; al principio concluyó que era el efecto del veneno de su saliva lo que producía la adicción, era normal que fuera de ese modo, a lo mejor era incluso el modo en que el eldritch conseguía víctimas incautada en épocas pasadas. Era una hipótesis científicamente aceptable, acertada, factible; pero entonces aparecía el acelere en su corazón y los nervios traicioneros que delataban su ansiedad cada vez que lo tenía cerca ¿Eso era también efecto de los químicos entrando en su cuerpo? Quería creer que sí, que solo se trataba de un shot de alucinógenos en su cuerpo y no un ridículo caso de enamoramiento.
Retomó su trabajo con la mente aún dispersa, intentando su mejor esfuerzo para no cometer errores; mientras soldaba cables y terminaba armas de bolsillo capaces de destruir planetas seguía pensando ¿Y si aquella dependencia estaba de regreso? Tenía malos recuerdos de un bachillerato en que sus pocas relaciones interpersonales terminaban en un abrir y cerrar de ojos a causa de su necesidad de amor pero ¿Depender de la atención de su jefe? Sonaba ridículo en todos los niveles posibles. En verdad quería pensar que no necesitaba de ella, que esa atención no era indispensable para él, pero entre más tiempo pasaba siendo invisible, más se convencía de que se estaba mintiendo.
— ¡Doctor!— chilló la joven mientras, estruendosamente, azotaba la puerta contra la pared, sobresaltado al joven científico, que intento conservar todos sus dedos al dejar a un lado la soldadora con que trabaja— ¿Sabes de casualidad por qué un cuervo es igual a un escritorio?
— Demencia ¿Es en serio?— intentaba no parecer enojado, pero los aparentes celos que lo acosaban y la abrupta interrupción a su trabajo eran una mala combinación. Quería probar su nueva amar en la joven, pero perder al mejor de sus agentes no era un opción— No tengo tiempo para responder una pregunta tan estúpida. Largo de aquí.
— Eres un amargado— lamentó inflando las mejillas y sacando la lengua en gesto infantil, subiendo a una de las planchas de metal y recostándose allí— ¿Sabes que quería la Bonnivet? No me agrada.
— Tengo entendido que tiene problemas con una de sus conquistas, nada fuera de lo común— haciendo un esfuerzo, volvió a su trabajo. Al menos ya no tenía al demonio en su mente, la presencia de la chica y aquella ridícula pregunta le ayudaban a distraerse— No tienes que ponerte celosa de cada mujer que habla con Lord Black Hat ¿Sabes?
El silencio volvió, para cuando levantó nuevamente la cabeza, la joven ya había dejado hacía mucho el lugar, con un silencio no muy propio de ella. Supuso que a la joven le preocupaba lo mismo que a él: no ser suficiente para permanecer junto a Black Hat. Era entendible, con la longevidad del villano, permanecer a la altura era un verdadero reto, pero creía que ellos estaban haciendo un buen trabajo, deseaba creerlo.
Flug volvió a su trabajo con calma, sabiendo que de todas formas no iba a dormir aquella noche. Llevaba un buen ritmo, uno que desearía pudiera durar para siempre, cada vez que debía completar encargos; sin interrupciones ni distracciones, estaba terminando un encargo tras otro con asombrosa velocidad. Todos cumplían con los estándares establecidos, con lo que deseaba el demonio a la perfección; se sentía tan cómodo trabajando así, le hacía añorar los días en los que solo eran Black Hat y él.
— Que eficiente, doctor— la rasposa voz del demonio a su espalda, combinado con el frío aliento del mismo y la sorpresiva aparición lo llevaron a chillar como un cachorro al que le pisan la cola— Buen perrito, ahora daré la vuelta y encara a tu dueño.
Black Hat no tenía vergüenza en cuanto a sus subordinados se trataba, todos sabían que eran de su propiedad y él estaba en potestad de llamarlos como le entrase en gana; sin embargo, aquello era nuevo, y llamaba la atención del científico que, obedientemente, giró sobre su eje para mirar a los ojos al villano.
— ¿Necesita algo, jefecito?— Black solo observaba con intensidad aquellos googles que ocultaba la extraña belleza de sus verdes ojos ¿Por qué exigía que tan estorbosa bolsa cubriera el hermoso caos de su rostro? A veces era voluntario, a veces le permitía a Flug ocultarse porque no entendía en realidad que era lo que le molestaba de sus facciones, pero cuando era él quien lo exigía... se sentía diferente, como si con ello pretendiese guardar aquella ilusión solo para si— ¿Señor?
Sin delicadeza, arrancó la bolsa de su rostro, revelado la expresión de confusión que adornaba sus labios. Verlo así, descubierto, indefenso, tan cerca, trajo de nuevo aquella molesta sensación, aquel incómodo sentimiento que tanto luchaba por arrancar de su pecho. Lo tenía tan cerca, a su alcance, a su merced ¿Por qué detenerse ahora? Lo que el mundo no supiese, no iba a lastimarlo.
— Flug, odio tu caótica belleza— susurró al tomar el delicado rostro del muchacho entre sus garras y acercarse a él lentamente; sus labios se fundieron una vez más en un beso salvaje, un beso en que demostraban lo mucho que necesitaban del otro aunque no lo dijesen en voz alta.
Recorrían mutuamente sus bocas con una habilidad, con una familiaridad que dejaba a la vista lo mucho que ambos necesitaban aquello; Flug disfrutaba del cosquilleo que causaba el veneno, combinado con la lengua bífida que recorría su boca, mientras el eldritch se deleitaba con un dulzor al que no se atrevía a rechazar. Podían y querían seguir compartiendo palabras mudas, pero el científico no dejaba de ser humano, no dejaba de necesitar oxígeno.
— Se-señor... ¿Qué hay de Demencia?— no quería cuestionar nada, solo dejar a las cosas fluir, pero ya había perdido aquellos labios una vez, y no quería que pasara de nuevo; no quería tener que volver a decir adiós a su corazón— Ella...
— Lo que ella no sepa, no le hará daño— comentó devolviendo la bolsa a su legítimo dueño, arreglándose la corbata y el cuello de la gabardina— Y si lo sabe, será divertido verla sufrir un poco. Ahora, regresa al trabajo. No tenemos mucho tiempo ahora para perder.
— Si señor. — de cierto modo, a Flug no le sorprendía que dijese aquello, que expresase tan poco interés por los sentimiento de la joven, sin embargo, le hacía preguntarse si lo vería a él de la misma forma.
Apretó la bolsa con las manos ligeramente temblorosas, respirando profundamente con la intención de calmarse, de dejar de pensar un momento en lo que acababa de ocurrir ¿Qué estaba planeando Black Hat? Se había referido a el como una caótica belleza, ¿Qué diablos significaba aquello? Apretó los ojos y negó lentamente, eligiendo no pensar más en el tema. Debía regresar al trabajo, cumplir la orden del villano como siempre, obediente y al pie de la letra.
Ya habría tiempo para pensar en lo demás.
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Como decía al inicio, me encanta la idea de un Flug medianamente caótico, un Flug que no controla todo en su entorno; creo que el Flug del piloto es lo más cercano a eso, y posiblemente por eso es uno de mis favoritos.
Creo que eso se liga a mi modo de escribir, porque realmente no puedo planear las cosas, me resulta imposible. Lo he intentado, porque soy un caos cuando escribo, pero no puedo apegarme al plan, no me gusta sentir que me estoy atando de manos.
En fin, espero que les haya gustado, yo sigo amando mi historia incluso con los muchos errores que he cometido en el proceso, y saber que ustedes la aman significa mucho para mí.
Nos leemos luego :)
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