•Capítulo 11: Amargos celos•

Saludos cordiales, Villanos.

Ya pasó un tiempo desde que incluí cosas interesantes en este inicio de capítulo, creo que voy a traer de vuelta esa costumbre que tanto les gusta, porque la verdad es que a mí también me entretiene, y me hace sentir la historia más real.

En el ámbito de las relaciones de pareja, los celos son sentimientos de inseguridad y angustia que invaden a uno o ambos miembros de una pareja sentimental cuando se dan una serie de situaciones. Este sentimiento negativo puede surgir cuando sienten que está en peligro el amor del otro, o bien cuando notan con temor que dejan de ser el centro de atención del ser amado. Por extensión, todas las relaciones interpersonales pueden verse afectadas por los celos.

Situaciones así pueden ocurrir con mucha más frecuencia de lo que imaginamos, generando sentimientos de enfado, irritabilidad y rivalidad entre las partes implicadas. No obstante, estas situaciones suelen ser, en la mayoría de los casos, resueltas sin mayores complicaciones, pues se asume que en edades adultas se han desarrollado una serie de herramientas emocionales que permiten encauzar dichos sentimientos desagradables hacia respuestas más adaptativas.

En general, estos sentimientos se manifiestan de forma descontrolada, son irracionales, sin fundamento objetivo y por ende, dañinos. Estos son los celos enfermizos, los que realmente pueden acabar con las relaciones interpersonales, y los que suponen un problema para el bienestar psicológico de la persona que los sufre.

Comúnmente, se creer que el sentir celos es una señal de afectos, sin embargo, en cierta medida, es una creencia errada; los celos, especialmente los irracionales o infundados, pueden destrozar a una persona y su capacidad para relacionarse sanamente con otros.

Me gusta incluir esta clase de cosas, y yo se que aman leerlas. Son solo datos tontos que a todos nos educan un poco más.

Por favor, disfruten la lectura.

Los días pasaban con una abrumadora normalidad; los besos furtivos se habían detenido, al igual que los encuentros en la biblioteca y todo momento que antes era solamente suyo. Los días se habían convertido en una montaña de trabajo que apenas era capaz de enfrentar, pero que debía terminar con eficiencia bajo las usuales exigencias de su jefe, mientras éste pasaba el tiempo en su oficina junto a Demencia.

Prefería ignorar las posibilidades, ignorar la realidad a la que ahora debía enfrentarse en cada momento del día ¿Por qué le molestaba tanto? No era como si fuera sorpresivo, reconocía siempre que la insistencia de la joven algún día rendiría frutos; pero la idea era más sencilla de asimilar que la verdad.

Soltó un suspiro mientras, nuevamente, se enfrentaba a la elegante puerta de madera que separaba la tenebrosa oficina del resto de la mansión. De verdad necesitaba hablar con él, entregar su trabajo exitosamente completado y regresar de inmediato al laboratorio, pero no tenía el valor de interrumpir un innegable momento de pareja. La risa de la joven se escuchaba desde fuera, haciendo eco en el pasillo, mientras el absoluto silencio le respondía de igual manera. Se armó de valor y, como si poco importará su vida, golpeó con los nudillos la madera.

— Entra— ordenó el eldritch desde el otro lado, callando un instante la escandalosa risa de la joven alebrije. Entró como le había sido indicado, encontrando a Demencia sentada sin pudor sobre el regazo del villano, que recibía besos por todo el rostro con una mueca de fastidio. La escena le produjo un malestar en el estómago— ¿Qué quieres, Flug?

— Vengo a entregar mi trabajo, señor— no podía demostrar lo molesto que le resultaba el ver cómo, despreocupadamente, la joven buscaba algo de placer junto a quien se suponía era su pareja. Caminó con la mirada enfocada en el suelo hasta el escritorio y dejó allí la pila de carpetas y facturas que debía entregar— Estoy seguro que todo está en orden, pero si gusta, puede revisarlo, jefecito.

— Largo de aquí, Demencia— ordenó, poniéndose en pie y tomando entre sus manos una de las carpetas, dejando caer a la chica en el proceso. Bajo la atenta mirada del científico, la joven se levantó y plantó un descarado beso en los labios del villano, que solo torció el gesto aún más en cuanto se vio libre de los labios ajenos— Te di una orden, sabandija.

A pesar del mal trato que recibía, se fue de la oficina con una sonrisa en los labios, que presumía con orgullo al joven científico. Flug la siguió con la mirada hasta perderla de vista ¿Cuántas veces había presenciado la misma escena? Ya era común encontrarlos siempre compartiendo besos, incluso caricias, en lugares y momentos inadecuados; sabía que el villano no los iniciaba, pero tampoco los detenía, y comenzaba a hacerse molesto.

— Si no necesita nada de mi— tomó la palabra, dándole la espalda a su jefe como si fuera algo de poca importancia, un detalle que mucho molestaba al demonio— Regresaré a trabajar.

Caminó hacia la puerta con la estúpida esperando de escuchar un "espera" o algo que le indicará que la falta de respeto que había tenido lo afectase, pero nada ocurrió. Dejó la oficina con algo de decepción ¿Qué era eso que tanto lo molestaba? El dejar de ser el juguete favorito de su jefe tenía ventajas; podía concentrarse en su trabajo, pasar más tiempo con su adorado experimento y, especialmente, podía dejar de sentirse miserable por algunos minutos ¿Por qué quería que todo volviera a ser como antes?

Black Hat observó sobre la carpeta en sus manos al científico marcharse. No iba a entender jamás a los humanos, mucho menos a ese joven que trabajaba para él ¿Qué rayos le ocurría? Parecía molesto, irritado por algo ¿Debía intervenir? Aunque sonará ridículo, no podía permitir que los sentimientos afectarán el buen rendimiento que había tenido recientemente el joven, no estaba dispuesto a tolerarlo. Sin perder el tiempo, lo siguió hecho sombras, a distancia prudente para no ser descubierto. ¿Por qué cuidaba su distancia? Era el mejor villano de todos los tiempos, no un simple novato con miedo al fracaso; decidido, le cortó el paso al científico, apareciendo de la nada y recibiendo en su pecho el repentino contacto de los googles y la Bolsa, sintiendo un ligero cosquilleo en la zona.

— ¿Se puede saber que lo tiene tan molesto, Doctor?— no era nuevo para ninguno el tono sarcástico con que fingía aquel respeto, pero a Flug le irritaba por algo a lo que aún no le daba nombre, le molestaba más de lo usual— Yo no le di permiso de retirarse.

— No es nada que deba preocuparle, señor— contestó con insolencia, empujando a un lado al villano que, desconcertado, le dejó pasará— Yo también puedo tomar la decisión del momento en que me retiro a trabajar.

Black Hat conocía perfectamente esa imprudencia, que solo cometía cuando estaba verdaderamente enojado ¿Qué diablos le estaba ocurriendo a su, siempre leal, científico? Con brusquedad, lo tomó de la muñeca y lo estampó contra el muro, acorralándolo con su cuerpo como si fuera impenetrable. Flug reconocía también el enojo casi colérico del demonio, sabía que su vida corría riesgo en ese instante, pero no era algo que le interesa de verdad. Simplemente quería regresar al laboratorio y no verle la cara hasta el día siguiente, hasta la próxima entrega.

— ¡A mí no me faltas al respeto, insecto!— rugió con voz distorsionada el eldritch mientras, sin poder evitarlo, sus garras se enterraban en las muñecas del joven— ¿Quién te ha dicho que puedes marcharte?

Con un jadeo de fastidio y una mueca de dolor a causa de las heridas, Flug rodó los ojos y regreso una mirada desafiante a su jefe, encarando la ira y el mal que aquellos ojos apenas ocultos le mostraban. ¿Por qué pensaba en los miles de sucesos que habían presenciado? Debía mantener la cabeza fría.

— Yo mismo me he dado permiso, señor— contestó con indiferencia, batallando para librarse del doloroso agarre— Ahora, déjeme regresar a mi laboratorio. No quisiera seguir interrumpiendo.

La respuesta estaba clara ante sus ojos, parecía ser aquello lo que tanto lo molestaba ¿Cómo preguntar que ocurría sin parecer realmente intrigado? Su orgullo jamás le dejaría parecer interesado por uno de sus esbirros, pero allí estaba de todas formas, negándose a soltar su agarre o a ceder la mirada. Un simple parpadeo envío el más claro mensaje que Flug había recibido alguna vez de su parte, un parpadeo lleno de curiosidad y muda preocupación ¿De verdad le importaba? Estaba seguro que no era algo de su interés; aun así, decidió contestar a la pregunta no formulada que, segundos después, había vuelto a desaparecer en la fría e intimidante mirada del villano.

— ¿Por qué estoy enojado?— preguntó cómo si quisiera sacar las palabras de la terca garganta del demonio— Mejor vaya a pasar tiempo con la cosa rastrera esa, seguro es más interesante que gritarme y maltratarme.

No entendía porque había expresado su inconformidad, o que la motivaba, pero sentir como un peso se le iba de los hombros era bastante para justificar sus acciones. No necesitaba nunca de una razón, si algo se sentía bien, no hacía falta más. El eldritch medito en silencio aquellas directas palabras, a las que no podía darle un nombre.

— ¿Acaso está celoso, doctor?— la ironía en aquella frase causo el efecto de un baldado de agua fría ¿Celoso? ¿De Demencia? Era simplemente imposible, pero parecía tan acertado, tan real, que negárselo al villano le resultaba ridículo. En silencio, espero a que continuara hablando, despreciando la sonrisa burlona que se instalaba en sus labios— ¡Ja! Vaya tontería. Regresa al trabajo, no quiero más distracciones.

Y, cómo tantas otras veces, la bolsa se convirtió en un obstáculo que protegía sus labios de aquellos que disfrutaban devorarlos como el más dulce manjar. Esperó en silencio un beso que jamás llegó; para cuando pudo reaccionar, el demonio ya no estaba allí.

— Vaya tontería...— susurró con decepción repitiendo las palabras del demonio ¿Acaso no podía entender que era lo que deseaba? Quería de regreso esos venenosos labios que tan hábilmente lo sometían, quería probar una vez más la dulce amargura de su saliva y el hábil danzar en el que se sumían ¿Era mucho pedir? Solo quería una última probada, una última vez para poder renunciar con el agradable recuerdo en la memoria— Vaya tontería...

Se miró las muñecas, estudiando las profundas heridas que habían quedado donde antes las garras del demonio lo sujetaban. Se sentía un idiota por haber extrañado aquello, por haber deseado de vuelta las heridas que su jefe podía causar. ¿En qué pensaba? Desear algo tan riesgoso como los maltratos de Black Hat era, posiblemente, su mayor tontería.

Siguió caminando hacía el laboratorio, completamente perdido en sus pensamientos; sus impulsos habían ganado a la razón, lo habían obligado a decir cosas que pretendía llevarse a la tumba, a confesar lo que sentía y lo que justificaba su distante actuar. El decirle al demonio lo que sentía había aliviado mucho su estrés, le había hecho sentir mejor, pero también había empeorado las cosas.

Suspiró de nuevo, agotado. Quería llorar, dejar salir todo eso que le oprimía el pecho, pero no debía, no podía perder el tiempo en algo tan superficial.

//////////////

Siendo sincera, creo que cuando me decidí finalmente a incluir el AU de Cats, fue cuando la historia tomó la forma que hoy tiene, le dio un propósito a mi creación. Y tomar esa decisión solo me llevo 15 capítulo originalmente.

Flug celoso me da vida, ojalá lo escribiera más seguido. Como sea, espero que les haya gustado tanto como a mí.

Nos leemos luego :) 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top