•Capítulo 07: Indispensable•

Saludos cordiales, Villanos.

Una nota de principio modificada completamente, porque dudo mucho que el tema que tocaba originalmente venga al caso ahora que sabemos que vamos a tener una temporada completa, algún día; además, después de leer detenidamente las cosas, volví a combinar dos capítulos. A este paso, voy a reducir mucho la historia.

Un par de datos interesantes. Dudo que haya en realidad alguien que no sepa que es la dopamina, es decir, todos sabemos que es un neurotransmisor pero ¿Para qué chingados sirve? Se trata de una sustancia producida por las neuronas para comunicarse entre sí, vital igual que todo neurotransmisor, para procesos sinápticos. Normalmente está asociada con sensaciones placenteras, debido a que se libera en grandes cantidades junto a otros neurotransmisores al experimentar dichas emociones; sin embargo, también se la puede asociar con el gusto por las emociones fuerte y el riesgo (como practicar deportes extremos) con la creatividad, la memoria, el peso y la motivación.

Voy a traer una de las explicaciones más importantes de todas, la dependencia emocional. Esta alude a la necesidad de amor y vínculo afectivo y se puede observar cuando, la persona que lo sufre, permanece en un estado de filiación extremada hacia su pareja sentimental, porque existe una gran necesidad de mantener el vínculo emocional y el afecto.

Las personas que la sufren tienen un gran miedo a estar solas y no pueden concebir su vida si no es al lado de una pareja sentimental.

Es importante reconocer que, en el margen de parámetros, los afectados buscan una pareja con un carácter dominante, con un perfil psicológico que tiende hacia el egoísmo y el narcisismo; posesivos, autoritarias y déspotas. En algunos casos, el dependiente emocional reconoce haber sufrido algún tipo de maltrato físico o psicológico por parte de su pareja. La persona dependiente tiende a idealizar a su cónyuge, viviendo en una cierta sumisión hacia él.

La persona afectada es capaz de reconocer el maltrato y el menosprecio que sufre a diario, pero no tiene la capacidad para dejar de estar 'enganchada' a su pareja. Llega a pedir perdón por cosas que no ha hecho, con el fin de mostrarse tierno y sumiso ante su pareja; generalmente, en busca de aprobación y afecto. Pueden incluso gastar altas sumas de dinero en busca de complacencia, deseando mantener a su pareja alegre.

Normalmente, el fondo del problema de la dependencia se encuentra en una baja autoestima, que conduce al dependiente a desvalorizarse sistemáticamente. Se muestran críticos consigo mismos y con su forma de ser, al punto de sentir inferioridad o culpa por el maltrato que reciben por parte de sus parejas sentimentales. No es extraño que el tiempo de las relaciones sea corto, sin embargo, el dependiente tenderá a buscar nuevamente a su expareja, con la intención de restaurar la relación y recuperar la seguridad que esta le brindaba.

Se busca abordar el problema como si fuese una adicción, con tratamiento psicológico que indica al momento de aceptar la existencia del problema; un paso muy difícil si la terapia no ha sido decisión autónoma del afectado. Es un problema que no debe tomarse a la ligera y el tratamiento llega a ser bastante lento debido a que se considera una adicción.

Este es uno de los rasgos más importantes de Flug como personaje, ya que, si bien él es perfectamente consciente de lo que le pasa, no suele hacer algo para enfrentar el problema, pues nunca ha estado bajo tratamiento. No tengo nada más que aclarar.

Por favor, disfruten la lectura.

"Muchas gracias por el buen trabajo, doctor Flug" sintió que finalmente podía volver a prestarle atención a la villana, después de escucharla hablar por espacio de media hora, con el sonido de los filos rosándose entre sí como si jugase con ellos, de fondo; sonrió bajo la bolsa ante el halago de la bruja, que alimentaba su orgullo "Funcionan a la perfección ¿Qué hizo para conseguir tan buen filo?"

— Lord Black Hat me entregó dos de sus garras personalmente- murmuró, restando importancia al asunto, tecleando rápidamente en la computadora, asegurándose de despachar pedidos a su correspondiente destinatario, sin errores— Después de tenerlas en mi poder, fue realmente sencillo llegar al producto final.

"Fantástico, agradezca al Lord por mi" pidió antes de cortar, dejando al joven con una despedida a medio terminar y un leve desconcierto por la rápida huida de la villana. Colgó el teléfono, que salió corriendo del laboratorio en cuanto estuvo libre, y siguió con lo suyo. Había estado trabajando por varias horas, recibiendo nuevos pedidos y despachando otros cuántos, asegurándose de que todo estuviera en el ordenador adecuado.

El golpe de la pesada puerta contra la pared hizo eco en todo el lugar, trayéndolo de regreso a la realidad y dejándolo congelado en su lugar. Solo había alguien capaz de hacer eso y su presencia le ponía los nervios a flor de piel.

— Doctor Flug ¿Tiene idea de la hora que es? — Flug tragó grueso, bajando la mirada a observar el pequeño reloj en la pantalla. Los números indicaban las seis de la tarde; se había atrasado dos horas para el encuentro con su jefe y ahora sin duda estaba en problemas.

— ¡Lo lamento mucho jefecito! — presa del pánico por saber que terrible destino, se apartó bruscamente del escritorio, perdiendo el equilibrio en la inestable silla, cayendo directo al suelo, estrellando su espalda secamente. El golpe le saco el aire de los pulmones, acompañado de un sonoro jadeo de dolor.

La carcajada del eldritch haciendo eco en todo el laboratorio no ayudó al dolor que sentía en el pecho, pero al menos le aliviaba no estar entre sus garras mientras reía de esa forma, muriendo por su torpeza. Se incorporó lentamente, apoyándose aduras penas en el escritorio, recuperando con suma dificultad el aire perdido, sintiendo un punzante dolor en la espalda debido al golpe, y un leve palpitar en la cabeza.

Contempló al demonio reír por su desgracia, era de las pocas veces que podía decir que se encontraba verdaderamente feliz; agradecía que la bolsa cubría su indiscreto rostro, que mostraba una tímida sonrisa bajo sus mejillas sonrojadas. Le gustaba ver a su jefe feliz, porque eran escasos y particulares los momentos en los que sinceramente lo era, y estaba convencido de que se los merecía más seguido, aunque fuera Black Hat de quien hablaba.

— Si aún desea, señor, estaré allí en unos minutos— comentó en cuanto el villano dejó de reí, porque finalmente había logrado incorporarse. La mueca de aburrimiento, de neutralidad, había regresado al rostro del demonio, quien solo asintió antes de volver a darle la espalda, para retirarse.

Flug suspiro aliviado, esperando que ambas puertas fueran cerradas para dejar salir un sonoro quejido de dolor. Había incumplido con el trato en el primer día de vigencia; le aterraba no poder volver a la biblioteca del demonio, pero más le preocupaba haber decepcionado a Black Hat. No era como si fuera un trato imposible de cumplir, no le había pedido su alma ni los miembros cercenados de algún héroe, solo había pedido que lo ayudará a comprender que sentía y cómo deshacerse de ello. Debía ver al eldritch en la biblioteca a las cuatro de la tarde por cuántos días fueran necesarios, pero había olvidado todo por el trabajo y se sentía culpable por ello.

En cuanto se hubo recuperado adecuadamente de la caída, se dirigió por los pasillos, destrozados por el paso de Demencia, hacía el lugar de la cita; a medida que se acercaba, la sutil pero agradable melodía del violín inundaba los rincones más cercanos, trayendo a la mansión un peculiar ambiente de sombría calma. Empujó la enorme puerta una vez estuvo frente a ella, escuchando la perfección con que el villano tocaba desde el interior; guiado por el sonido, comenzó a caminar.

— Nunca había escuchado esa pieza, señor— señaló tomando asiento junto al ventanal, observando el elegante toque del demonio— Es de las mejores que he oído, Jefecin.

— Eso ya lo sé— murmuró sin perder la concentración, deslizando con gracia el arco sobre las cuerdas— ¿En qué demonios perdías el tiempo? Sabes lo mucho que me molesta la impuntualidad, Flug.

— Discúlpeme señor...— se excusó bajando la cabeza, sintiendo vergüenza y temor— Creí que sí adelantaba trabajo podría tener más tiempo para usted, pero parece que perdí la noción del tiempo. No volverá a ocurrir.

— Mas te vale— finalizó la pieza sin perder la compostura, abriendo finalmente los ojos para observar al tímido científico jugar inquieto con sus manos- No quiero que está molesta tortura se extienda por más tiempo del necesario.

— ¿Podría describir lo que siente, jefazo? — pidió desviando el tema de forma oportuna, invitándolo sutilmente a tomar asiento con él, deseando en silencio que lo hiciera cerca— ¿O las situaciones que causan todo esto? Creo que sería un buen punto de partida.

Black Hat observó en silencio al científico, ocupando un lugar justo frente a él, preguntándose como responder a aquellas preguntas; tenía claro que era Flug el detonante, que sentía un extraño cosquilleo en el pecho con ciertas acciones del científico y que aquel beso tan íntimo que había compartido había potenciado todo de forma perturbadora, pero no podía decirle aquello. Sonaba ridículo en su cabeza, su orgullo lo frenaba y no tenía intenciones de hacerle saber al joven que era importante hasta tal grado.

— Supongo que no es fácil ¿O si Jefecito? — murmuró Flug después del largo silencio que mantuvo el villano, suspirando y pensando en cómo podría ayudarlo— ¿Qué le parece si volvemos esto una conversación normal? — sugirió con una suave sonrisa, quitándose los guantes como muestra de comodidad.

— Explícate— ordenó mostrando interés en lo que fuera que pudiera estar proponiendo Flug, analizando silenciosamente sus movimientos.

— Hablemos de música, libros, autores, lo que sea— sugirió buscando un adecuado punto de partida— Podemos elegir un tema y hablar de este, de cómo nos hace sentir y demás; si algo en la conversación le hace recordar lo que ahora está sintiendo, entonces podrá decírmelo como guste. Una seña bastará. ¿Qué opina, señor?

— Quítate la bolsa— Flug no supo si lo había escuchado o si había ignorado por completo sus palabras, nunca podía saberlo y eso le molestaba; sin chistar, bajó los googles a su cuello y retiró la bolsa de su cabeza, dejándola sobre la mesa junto a un empezado libro— Muy bien doctor ¿Qué siente al verse expuesto de esa forma?

— Bueno... yo... — quería entender lo que intentaba el eldritch, poder justificar sus peculiares acciones, pero le era imposible. ¿Qué sentía sin la bolsa? Era una respuesta que no quería compartir, pero sería descortés contestar con otra pregunta así que, soltando un suspiro, contestó- Me siento débil, frágil, vulnerable. Como si de nuevo fuera un pequeño niño que no entiende porque los demás se alejan de él si no ha hecho nada mal.

— Impresionante— Black Hat observó la bolsa sobrada sobre la mesa pensando sus siguientes palabras— ¿Aun siendo el gran científico y villano que es? Un villano no debe sentir miedo, doctor.

— Es fácil decirlo cuando no sé es humano— comentó jugando con sus manos, desviando la mirada al ventanal, que mostraba una solitaria calle y a las personas que la evitaban a toda costa; se identificaba con ellos más que con su jefe. Eran personas promedio como él, asustadas del villano que ahora tenía delante, y de lo que este era capaz de hacer, tal como él— Cuando se es un ser sobrenatural, capaz de hacer lo que le plazca con solo chasquear sus dedos, no sentir miedo es fácil. Pero un humano que solo cuenta con su intelecto, de lo único que no siente miedo es de sus pocos éxitos.

— ¿Qué siente al mostrarme su rostro? — Black Hat solo tenía una intención: conocer a profundidad cada detalle de su subordinado, e iba a hacerlo poniendo en práctica aquella idea del científico, hablar hasta sentirse identificado. No acostumbraba tratarlo con formalidad, pero aquello le permitía hablar sin sentirse forzado, le daba una ventaja respecto a lo que él mismo podía llegar a sentir, o al menos eso era lo que quería pensar.

— Por algún motivo no me siento débil al mostrarle quien soy— susurró con vergüenza, sintiendo sus mejillas calentarse y su corazón vibrar— siento está extraña calma, satisfacción, de saber que puedo mostrarme a alguien que no me ve diferente. No me consta si usted cree que mi máscara ayuda en algo, pero siento que siempre me ve como el inútil científico que trabaja para usted, y eso me tranquiliza. Me hace sentir está calidez en el pecho a la que soy adicto.

— ¿Así que llamas a eso calma? — Flug comprendió la pregunta sin tener que mirar al demonio; entonces entendió también lo que estaba haciendo ¿Por qué él era su tema de conversación? Prefería no preguntar, lo único que necesitan era poder explicar lo que el demonio preguntara en el momento adecuado.

— ¿A la calidez en mi pecho? No— contestó, mirando nuevamente al eldritch, intentando descifrar su expresión— Es más como... ¿Cariño? No estoy muy seguro de cómo describirla. Podría ser emoción o felicidad, también puede ser satisfacción o incluso afecto. Yo~

Se mordió la lengua al darse cuenta de lo que había dicho, ¿Por qué había mencionado el afecto? Era impensable que algo tan repulsivo estuviera presente en su jefe, o incluso en él mismo. Eran villanos, uno de ellos un demonio sumamente poderoso capaz de destruir dimensiones enteras con solo desearlo ¿Por qué iba a sentir cariño?

El problema realmente no estaba en si su jefe podía o no sentir cariño, el problema estaba en que hablar del asunto en voz alta le había hecho darse cuenta de algo que prefería renegar hasta su muerte, y era que sentía un ligero afecto, más allá de su usual admiración, por su jefe. Tragó pesado, encogiéndose ligeramente en su sitio, a la espera del reproche que le aguardaba, rogando con todas sus fuerzas que no llegase a o físico.

— ¿Afecto? ¿Qué clase de tontería esa, Flug? — gruñó el eldritch, enterrando las garras en la silla, reprimiendo por alguna razón la terriblemente agresiva respuesta que usualmente tendría— ¿No me digas que olvidas la regla 10v-3?

— N-no jefecito— estaba aterrado, no por lo que Black Hat pudiera hacerle en ese momento, sino porque se había dado cuenta que, en algún punto, esa admiración que lo había llevado a trabajar para el mejor de los villanos había mutado en algo que debía repudiar— So-solo estaba... estaba menú-mencionando los nombres que, que le puede dar a aquella sensación...

Realmente no estaba contestando como debería, no se estaba justificando ni ayudando a entender que era lo que pretendía con aquella respuesta; su cabeza había comenzado a viajar por recuerdos de momentos en los que el villano había despreciado su trabajo, reconocido sus logros y gritado por sus errores. Había empezado a darse cuenta de algo que no quería, de algo que había deseado evitar desde siempre, y es que su estabilidad emocional había comenzado a depender, en algún punto, de los malos tratos del demonio.

En algún punto, se había vuelto indispensable poder escuchar sus gritos.

Se frotó las manos, buscando distraerse de la tormenta de pensamientos que ahora tenía; Black Hat observaba al muchacho intentar tranquilizarse, preguntándose si estaría experimentando alguna clase de ataque de pánico o si, por casualidad, estaba experimentando las mismas sensaciones que lo aquejaban a él. Gruño ligeramente exasperado, apretándose el entrecejo sin saber cómo proseguir. Realmente quería decirle a Flug lo que pasaba por su mente, pero su orgullo no iba a permitirlo.

Entre gruñidos y reglamos, el eldritch comenzó a hablar de diversos temas, señalándole al muchacho cosas que le hiciesen entender por lo que estaba pasando, forzándose a dejar de lado una parte de su orgullo, olvidándose por momentos que estaba hablando con un humano. Destostaba confiar en Flug, abrirse a él como si no pudiese después aprovechar esa información y utilizarla en su contra.

Se desahogó tanto como pudo, expresándose con tanta claridad como su complejo ser le permitía, dejando claros puntos que al muchacho, fácilmente, le daban pistas de que debía buscar.

Flug suspiró en medio del monologo del villano, entrenado por sus palabras, imaginando cuál sería su destino si se atrevía a utilizarlas en contra del demonio; no era como si llegase a considerar una traición, era ciegamente leal a él, pero imaginar aquello le parecía divertido, le ayudaba a comprender un poco mejor al complicado ser que tenía como jefe.

No estaba acostumbrado a tener que escuchar a su jefe, mucho menos a ver un lado ligeramente vulnerable en él, pero negar que sentía curiosidad por aquella peculiar faceta que mostraba en la enorme biblioteca sería mentir descaradamente. Black Hat había dedicado un par de largas horas a desahogar todos los molestos sentimientos y sensaciones que lo agobiaban, dejando perplejo a Flug, que no supo darle una respuesta inmediata a como llamar a aquello que tanto lo molestaba.

— Dos días, doctor— sentenció el eldritch al comprender que no era un asunto tan sencillo como le hubiera gustado, dejando a pasos cortos la habitación, llevando consigo el violín y la pesada aura que siempre perturbaba los espacios que ocupaba— Tiene dos días para dale un nombre a esta molestia que siento.

Aguardó a quedarse solo para encogerse sobre sí mismo, apoyando los codos en las rodillas y cubriéndose el rostro con las manos, frustrado como nunca antes. Flug sabía que esas palabras eran una amenaza, más peligrosa que aquellas que eran expresadas en voz alta; el tono y la forma en que su jefe pronunciaba aquella advertencia lo había escuchado en incontables ocasiones, en las que siempre era mejor hacer lo que decía a arriesgar su pellejo. El problema era que no podía decirle al Lord de la maldad que creía saber el nombre del sentimiento y soltarle, como si fuera algo que esperase sentir, que estaba enamorándose de alguien.

— ¿Qué voy a hacer?— lamentó frotándose con frustración el rostro, alborotándose el cabello y lastimando suavemente sus ojos. Tenía miles de libros a su disposición, millones de formas de decirle al eldritch la verdad, y ninguna de ellas podría salvarlo de la muerte que, lentamente, se acercaba a él— Lord Black Hat va a matarme...

Decidido a distraerse con algo, por más ridículo que fuera, volvió a ocultar su rostro y dejó atrás el único lugar al que podía llamar refugio, adentrándose nuevamente en los oscuros pasillos de la mansión. Había un extraño silencio, el cual solo podía explicarse por la ausencia de la joven lagartija por trabajo, que lo ponía aún más inquieto ¿Era adecuado decir la verdad? No solo creía que el villano estaba desarrollando sentimientos afectivos, estaba casi seguro que también había caído en esa repulsiva trampa ¿Cómo era eso siquiera posible?

No estaba seguro si le molestaba más haber desarrollado una dependencia por el peculiar trato de su jefe, o por saber que jamás sería correspondido por el villano. Deseaba ser lo bastante sabio como para no llevarse a sí mismo hacia su tumba, pero también quería dejar, por una vez, a la imprudencia ganar y cometer tantos errores como le fuese posible, para después aguardad a que todo rastro de su existencia sería erradicado sin piedad.

— ¿En qué momento pasó esto?— preguntó a la nada, cruzando el umbral de la puerta de su laboratorio, avanzando con pereza hasta su mesa de trabajo, para dejarse caer en la silla como si fuera el día más exhaustivo de su vida— Ese beso... ¿Empezó allí?

Había trabajado para la Organización Black Hat por más de seis años, había entregado sus mejores creaciones, sus más ingeniosos avances y sus más ambiciosos experimentos al eldritch; había renunciado, aunque involuntariamente, a todo contacto con el mundo exterior para trabajar con el mejor de los villanos, y nunca, en sus muchos años de servicio, había sentido algo que no fuera admiración por el demonio. Ese sentimiento de fascinación que lo invadía cada vez que pensaba en él y en su trabajo cuando era joven y soñador era indescriptible, era la razón que lo había llevado a trabajar para él.

¿El problema había sido el beso que habían compartido? Tendría sentido que fuera así, sabía que la cantidad de dopamina que se libera en tal acción era suficiente para desatar una creciente necesidad de más, pero era ridículo pensar, al menos dentro de la lógica con que Black Hat funcionaba, que aquello había significado algo. Entonces ¿Qué podría ser? Había desarrollado una necesidad innegable por los gritos, maltratos y desprecios del demonio, así como por sus escasos elogios y aquellos momentos de retorcida diversión. Todo lo que hiciera su jefe, malo o perverso, era algo que le encantaba ver ¿Acaso era una obsesión? En tal caso sería como Demencia, que sin duda no veía al demonio más que como un objeto de adoración inalcanzable.

— ¿Por qué le busco explicación? — estaba consciente que hablaba con la nada, con su vacío laboratorio, pero ¿Qué más daba? Si podía dejar salir todas sus preocupaciones, lo haría hasta la muerte— Será mejor que busque una forma de explicarlo sin morir en el proceso.

Comenzó a teclear en la computadora ideas que podrían disminuir el impacto de la noticia, pero todas parecían tan inútiles que no pasaban a ser más de media línea de una idea incompleta. Con cada nueva ocurrencia, Flug sentía algo revolverse el estómago; estaba buscando nuevamente con desesperación una aprobación que probablemente no llegaría. Quería escuchar un "buen trabajo" salir de los venenosos labios del eldritch, aún si era algo que jamás ocurriría, siempre batallaba por conseguirlo. Se había creado la necesidad de obtener ese inexistente reconocimiento con los años, había aprendido a leer la aprobación en sus neutrales gestos y a entender que su trabajo era aceptable y valioso cuando se sumaba al catálogo de productos de la organización.

La idea de poder ofrecer sus creaciones, de saber que cuando eso ocurra el villano se sentía conforme con su desempeño, le aceleró el corazón y lo puso a soñar ¿Cómo sería si de verdad pudiera alcanzar los altos estándares del demonio? Su predecesor había muerto de una forma nada agradable, dejando altos niveles de expectativa y una vacante que era incapaz de llenar ¿Por qué Black Hat seguía teniéndolo como su subordinado? Miles de pensamientos, cada uno más ridículo que el anterior, atacaron su mente con falsas esperanzas de silenciosa satisfacción.

¿Cómo había llegado a eso? ¿A soñar despierto con la sutil sonrisa de aprobación de su jefe? Recordaba la primera vez que la había visto, y lo mucho que le había costado entender lo que significaba. Entre recuerdos pensó en la primera vez que supo del problema del Lord ¿Sin sentimientos? Era de esperarse por parte de un villano, pero ¿Sin poder identificarlos? Nadie sabía que eso era si quiera posible, nadie tenía idea de cómo lidiar con ello o de cómo entender que sentía el eldritch, nadie además de él.

Estaba destinado a ocupar ese lugar desde hacía mucho tiempo; esa idea, ingenuamente positiva, le colocó una amplia sonrisa en los labios y lo lleno de un nuevo optimismo que, esperaba, lo ayudará a comunicar la innegable noticia al demonio. Después de todo, no se había equivocado en sus diagnósticos jamás.

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Prometo que no falta mucho para el pico de todo, solo necesito aclarar dos cosas en el próximo capítulo y ¡Listo! Tendremos PaperHat a lo que marca.

Am... Lo que le pasó a Flug con la silla está basado en una historia de la vida real, y déjenme decirles que no es divertido. Aunque a mí me pasó con una silla de madera, lo que lo hizo más doloroso.

No tengo mucho que añadir en esta nota, porque tampoco añadí mucho en el capítulo; poco a poco la historia va tomando la forma que siempre ha debido tener, y eso me hace feliz. Nuevamente,

Nos leemos luego :)

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