•Capítulo 05: Hilos•
Saludos cordiales, Villanos.
Este capítulo es probablemente el que más quería editar, porque representa un ENORME vacío argumental en la historia. Es decir, literalmente saco un personaje de la nada, y lo desaparezco en el vacío de la memoria de todos ustedes para siempre. No quiero que desaparezca, porque es el inicio de la relación como tal, sin embargo, una parte de mí deseaba eliminarlo completamente.
La leyenda del hilo rojo es una de mis favoritas, el romance y la cultura que implica me encanta, sin embargo, ya no me acuerdo que pretendía al incluirla en la historia. Creo que quería enfatizar en el hecho de que siento que Black Hat y Flug están destinados a estar juntos; o a lo mejor aún estaba influenciada por un comic que vi respecto al tema. El caso es que, si bien este capítulo es medianamente importante, quiero corregirlo para que tenga sentido.
Aun pienso usar el tema del hilo rojo, no voy a abandonarlo, porque me gusta, pero le voy a dar mucho más sentido, no solo para ahora, sino para el futuro de la historia. Para quiénes lo ignoran, es una leyenda japonesa que habla de las almas gemelas; se dice que todos tenemos un hilo rojo atado al meñique, que nos une con nuestra alma gemela; el hilo podrá enredarse, tensarse o encorecerse, pero jamás romperse. Tampoco podemos quitarlo.
La Moiras son la tejedoras del destino, según la mitología griega; originalmente, cada mortal tiene su propia Moira, sin embargo, este concepto muta a lo largo de la historia, pasando por un concepto asociado a una divinidad femenina de carácter fuerte e inflexible, asociado a la concepción griega del destino. Después de la epopeya homérica, se concibe como un trio, Átropo, Cloto y Láquesis.
Su función es regular la vida de cada mortal, desde su nacimiento hasta su muerte, con ayuda de un hilo que la primera hilaba, la segunda enrollaba, y la tercera cortaba cuando llegaba el final de esa existencia.
¿A qué viene esto? Bueno, no voy a dejar de utilizar a la villana que inicialmente había escogido, sin embargo, su función y nombre cambiaron completamente. Espero que el cambio les guste, porque al menos a mí, me encanta, además que tiene mucho más sentido ahora.
Pasemos a la marca de habanos "Montecristo"; considerada la mejor marca de habanos por mucho tiempo, es una marca de habanos cubanos fundada en 1937, que debe su a la novela de Alejando Dumas "El Conde de Montecristo". La novela era leída a los trabajadores de una fábrica de habanos en 1935, a los cuales les gustó tanto la obra que acordaron que el nombre del protagonista sería el nombre de la marca.
La gama histórica de Montecristo inicialmente compuesta únicamente por las vitolas numeradas del 1 al 5, se fue completando progresivamente para incorporar una oferta que cubre todos los gustos de los fumadores más exigentes, En el año 2004 se incorpora a la marca una nueva vitola: Edmundo, que cubre la tendencia de formatos de cepo grueso y 2 años después esta línea de se completa con el Petit Edmundo. El nombre Edmundo procede de Edmundo Dantés, protagonista de la novela de Dumas.
Su exquisita ligada de tabacos es elaborada exclusivamente con hojas de tripa larga y capote seleccionadas, procedentes de Vuelta Abajo, tierra del mejor tabaco del mundo; y su fabricación es totalmente a mano. Sus dos ligadas, la original de sabor medio a fuerte y la fortaleza media de la Línea Open, ofrecen un distinguido aroma que sigue cautivando tanto a los más experimentados fumadores como a los que se inician en el mundo del Habano.
Recuerdo que incluí esto porque muchos decían que Black Hat fuma, y por eso su voz es tan áspera; teniendo pariente fumadores, puedo decir que es una teoría valida.
La imagen en multimedia pertenece a Cats-Dont-Draw
Sin más preámbulos, a leer.
Chasqueó la lengua con molestia, apretando los dientes mientras, sin más opciones, le permitía el paso a aquella vulgar villana de alborotado cabello y ropa extravagante. No era su clienta prefería, y probablemente nunca lo sería, pero tenía que reconocer, y dar crédito, a su maldad y capacidades. La siguió con la mirada hasta que se adentró en la mansión, aguadando pacientemente a que se presentase en su oficina, deseando poder despacharla lo más pronto posible.
Le permitió ingresar en su despacho antes de que tuviese la oportunidad de tocar con sus nudillos la elegante madera de su enorme puerta, prefiriendo ahorrarse molestias.
— Bienvenida nuevamente, Mágissa— saludó con fingida cordialidad, dándose vuelta para encarar a su invitada, sonriendo ampliamente e invitándola a tomar asiento, camuflado perfectamente el deseo por expulsarla a patadas del lugar— espero que haya tenido un buen viaje.
— Así fue, mi Lord— contestó con una reverencia, aceptando la invitación del demonio; vestía, como siempre, un elegante vestido corto de color negro, con corsé de cinta dorada, llevaba en la cintura un pañuelo rojo a modo de cinturón y del cuello le colgaba una pequeña capa a juego, sujeta por un broche de oro. La mujer de extravagante cabello blanco se puso demasiado cómoda en el escritorio del villano, subiendo los pies a la mesa sin cuidado, presumiendo sus botas altas de plataforma, salpicando tierra sobre la elegante madera— He tenido mejores, claro está, pero no estuvo mal.
Black Hat, sin meditación, empujó fuertemente los pies de la mujer, enviándola de espalda al piso, riendo a carcajadas con el seco golpe que resonó al momento en que la silla se estampó en la alfombra, limpiándose las manos con esmero, eliminando cualquier rastro de la villana de su escritorio. Tomó asiento y, apoyando los codos sobre la madera, esperando a que la villana se pusiera en pie y volviera a tomar asiento, de forma apropiada, del otro lado.
— Permítame recordarle que eso está prohibido en esta mansión— pronunció ampliando su sonrisa hasta casi deformarla, conservando sin embargo la compostura— Es una muestra de irrespeto intolerable, ahora ¿Qué la trae de visita?
— Lo lamento, Lord Black Hat— Con una expresión de vergüenza y las mejillas levemente coloradas, desvío sus dorados ojos de la penetrante mirada del eldritch, meditando su siguiente respuesta— Mi visita es solo de cortesía; aunque realmente me gustaría poder hablar con su científico para un encargo especial.
— ¿De qué se trata?— cuestionó con indiferencia, convencido de que aquella era la única razón por la que se había atrevido a invadir sus dominios y perturbar su tranquilidad con tan desvergonzada presencia— Puedo llamarlo de inmediato si es tan urgente.
— Por favor— solicitó con una sonrisa ligeramente coqueta, bajando la vista a sus su escote para acomodarlo apropiadamente, levantando un poco su busto, ignorando el potente gruñido que abandonó la garganta del villano— Vera, recientemente he tenido algunas... dificultades, con una heroína que se entromete en mi camino, e impide que haga mi trabajo.
Esbozo una sonrisa nada discreta, satisfecho; sabía de qué hablaba, era perfectamente consciente de cual era el problema que la quejaba, y le causaba gracia que alguien como aquella bruja pudiese caer por una tontería como esa.
— Exterminar héroes es trabajo de Demencia, y lo sabe, sin embargo...— señaló chasqueando los dedos antes de escuchar el golpe en la puerta, sorprendiendo a Flug del otro lado, a punto de llamar— veamos que es exactamente lo que desea.
La mujer guardó silencio en cuanto vio entrar al científico, que traía consigo una tablet desde la que parecía dar órdenes y despachar pedidos mientras estaba lejos del laboratorio; algo en él había captado su atención. No estaba del todo segura de que era aquello, pese a haberlo visto previamente en miles de ocasiones; probablemente fuese el intenso brillo que irradiaba, o la ausencia de un extremo que seguir, fuera lo que fuese, nunca se había topado con un hilo rojo tan brillante.
— Dígame, jefecito— tomó la palabra después de unos minutos de silencio total, levantando la vista del aparato, llevando su mano a su frente en un saludo militar, reparando finalmente en la presencia de la bruja de los hilos, camuflando el escalofrió que lo recorrió— ¿En qué puedo servirles?
— Toma el pedido de la dama— ordenó con evidente fastidio, abandonando la conversación casi de inmediato.
De uno de los cajones de su escritorio saco una caja de habanos que no había tocado en años; no estaba seguro de porqué había dejado de fumar, consideraba aquella una actividad entretenida, aunque no fuera realmente algo que disfrutará, al menos no como otras. Podía escuchar aun la conversación de su subordinado con la bruja, discutiendo los detalles de un pedido que, de no ser por el precio que cobraría, no aceptaría.
Encendió el cigarro con la punta del pulgar, iluminando un instante la habitación el brillante vede de sus llamas, comenzando a jugar con el humo. Se acercó nuevamente al ventanal para fumar, queriendo evitar que su oficina quedase impregnada con el adictivo aroma.
— Veras, quiero algo capaz de cortar los hilos del destino— se explicó la mujer, moviendo sus manos suavemente, pretendiendo que con ello explicaba más claramente lo que deseaba, obligándose a reprimir la traviesa sonrisa que deseaba surcar sus labios— Sé que podrá sonar irracional, pero estoy segura que esta heroína utiliza una técnica similar a la mía para ganar seguidores, y no puedo permitirlo.
Flug se quedó embobado por un instante, perdido en los ojos de la villana que, por un momento, parecieron brillar con una intensidad casi cegadora. Sentía su cuerpo liviano, como si ya no le perteneciese, como si algo lo estuviese elevando y manejando a voluntad; en un acto de lucidez, giró la cabeza hacía el demonio, que seguía ajeno a todo lo que ocurría a su espalda, susurrando su nombre como si pidiese desesperadamente su ayuda, sintiendo que los parpados se le cerraban lentamente.
Black Hat gruñó una maldición por lo bajo, moviendo la mano derecha hacia arriba, como si desease cortar algo con sus garras; al instante, como si le hubiesen liberado de un trance, el científico sintió que volvía a tener el control de su cuerpo, que todo volvía a ser nítido y palpable. Tuvo la sensación de que su mente se había tomado un descanso, sin embargo, la sonrisa en el rostro de la villana le hacía temer por lo peor.
— Señorita Mágissa Nímatos— gruñó suavemente, bajando el puro y girando la cabeza completamente, observándolos a ambos con molestia y deseos homicidas, sonriendo tan ampliamente como su rostro no desfigurado le permitía, salivando ligeramente y dejando que el humo escapase entre sus dientes— le solicito amablemente que no manipule a mis subordinados, a menos que quiera unirse a la colección de sujetos de prueba del doctor Flug.
El humano observó aterrado a la bruja que, encogiéndose sobre si misma, no dejaba de sonreír complacida ¿Controlarlo? Era de esperarse que intentase algo similar, después de todo, nadie manejaba los hilos de la vida como ella; era la única criatura capaz de manejar a los mortales a voluntad, cambiando sus destinos e interfiriendo en sus vidas. Sin embargo, no la creía tan despreocupada como para intentarlo con él, o con cualquier otro subordinado de Black Hat.
— Usted disculpará, pero necesitaba comprobar algo— solo cuando la villana volvió su atención al humano, fue que Flug notó los delgados hilos dorados que salían de sus dedos, y los restos que brillaban enrollados en las mangas de su bata— Deseo que fabriques una tijeras con las garras de Lord Black Hat.
— ¿Desea que una tijeras que tengan el filo hecho de sus... garras?— sudor frío ante la idea de tener que estar cerca de las afiladas zarpas de su jefe, no tenía muy buenos recuerdos respecto a ellas, y no quería tenerlas cerca de su rostro. Comprendía el deseo de la villana, pocas cosas cortaban tan limpiamente algo apenas visible para los mortales, sin embargo, aquello sonaba más a un capricho que a un verdadero encargo.
— Es lo que dije, necesito un par de tijeras cuyo filo sea capaz de cortar los hilos de la vida, del destino y del amor— aclaró sin eliminar aquella brillante sonrisa, frotándose las manos como si quisiese calentárselas, inclinándose un poco hacia el muchacho, que instintivamente retrocedió un par de pasos— no hay nada mejor para la tarea que las garras del mal encarnado.
— ¿Es... es urgente el en-encargo...? — la idea de tener que pedir, o tomar, las garras de su jefe le ponía nervioso, verdaderamente nervioso; sabía que su jefe era arisco, reacio al contacto con otras criaturas, ¿Cómo se suponía que le pidiese algo así? Aquella bruja estaba desquiciada si en verdad creía que iba a obtener algo así fácilmente.
El chasquido de los dedos del demonio captó la atención de ambos; frente a la villana, flotando como un espíritu, había un contrato que poseía la elegante firma del eldritch al final de la hoja. Flug conocía a la perfección aquel papel, era el contrato con el que todos debían ceder a algo a la hora de adquirir un producto de la organización; jamás pensó que tendría el honor de ver cómo alguien entregaba parte de su vida, alma e imperio al Lord, por un ridículo artefacto de su invención.
— El pedido será enviado en cuanto esté listo— ordenó aún sin voltear el resto de su cuerpo, exhalando una bocanada de humo que se transformó, lentamente, en una calavera— Firme y tendremos un trato.
Toda la atención de Flug se centró en el eldritch, que siguió fumando a la espera de la firma de la mujer; no tenía idea de que su jefe tuviera un hábito tan... humano entre su colección de costumbres, y le sorprendía de sobremanera poder descubrir algo acerca del demonio por mera casualidad. La bruja observó de reojo el modo en que el científico tenía la mirada perdida, y río para sí antes de firmar el contrato sin meditación.
— Esta hecho, mi Lord— murmuró con nerviosismo, deseando poder olvidar la aterradora imagen que ahora rondaba su mente, retrocediendo algunos pasos con la intención de huir de allí, satisfecha con los resultados— Con su permiso, caballeros, tengo vidas que arruinar.
Salió apresuradamente, dejando tras de sí una tensa atmosfera; Flug tuvo la impresión de que si aquella villana tenía el valor de volver a mostrar su rostro en la mansión, no volvería a salir. Se retiró en silencio, permitiendo al eldritch disfrutar del habano que, lentamente, se consumía en su mano, prefiriendo no causar molestias; tenía trabajo pendiente, y ahora un asunto delicado que meditar.
Vaya forma de iniciar la semana.
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No creí que modificaría tanto el capítulo, sin embargo, el resultado se siente mucho mas acorde a lo que es mi historia, me gusta mucho más. No sé si es completamente claro, pero en todo caro lo explico, Mágissa es una bruja capaz de controlar a los mortales, modificando sus vidas, o alterando sus destinos a voluntad. Es casi el trabajo contrario al de las Moiras.
Originalmente, este capítulo era puro relleno, de ese que siempre hay en mis historias, sin embargo, ahora es el punto clave que ha debido ser siempre. Espero que les haya gustado, a pesar del cambio.
Nos leemos luego :)
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