Reja
Amiga de décadas,
compañera de mi niñez,
me esperaste...
¿Debo pedir perdón?
¿para qué?
Mejor saldar mi deuda,
adormeciendo mis manos,
raspando tu desconchada piel:
pintura vieja, corroída y envejecida.
Aguantaste soles y lunas,
sequías y lluvias,
y me esperaste,
hasta que me digné.
Mientras alisaba tu superficie,
sonreía como loca,
¡Sí! solo una loca como yo
sentiría ternura por ti
"una reja".
En tu metálica esencia,
noble misión de resguardar
delimitando el techo,
protegiendo del abuso un hogar.
Todos huyen de las rejas,
a nadie pintarlas les gusta;
excepto a mí porque te entiendo,
tu vertical y horizontal manera
entiendo tus curvas, tus vueltas,
¡eres perfecta!.
Siempre fui yo,
quien te pintó;
siempre fui yo,
quien horas te dedicó.
Y aquí vuelvo,
sonriéndote,
a revestir agradecida,
de pintura nueva,
tu metálica figura.
Hoy como recordaba el ayer.
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Apuntes de la autora:
A veces lo que puede parecerles metáfora, no es tan así.
Desde adolescente yo era la exclusiva pintora de las rejas
de la casa; sin pesar alguno podía pasar días dedicada a ellas,
y por trabajar en oficina, tenía años que no lo hacía, hasta este
diciembre y pues pintando, la musa llegó. jejeje
¿Tan loca estoy?
Siempre es un placer leerles,; valisos para mí sus comentarios.
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