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Durante un año y medio, Génesis había estado en las buenas y en las malas para Tiziano y su hijo, siempre dispuesta a ayudarlos y siempre para ellos. Por el simple hecho de haber aprendido a quererlos y a amarlos.
Se habían instalado en la casa desde hacia una semana, para que todo estuviera organizado cuando llegara el momento en armar todo lo que había ideado durante un mes y medio. En ese tiempo, lo único que ella supo fue que la fiesta era con motivo a presentar una nueva colección de vinos y más nada. Génesis que era tan espontánea y directa, nunca sospechó si había algo más detrás de aquel lanzamiento de vinos que produjo Tiziano.
El hombre iba a darle la sorpresa de su vida por todo lo que había vivido con su hijo y con él y por la relación tan hermosa que tenían. Había vivido con ella sus mejores y peores momentos también. Y no se arrepentía de nada de lo vivido con Génesis, había estado más que agradecido a su mejor amigo por ser ella quien cuidara de su hijo y de él también. Y con los meses terminó por enamorarse de la joven y eso fue algo que no pudo evitar y, aquella noche, todos los presentes a los que había invitado para el lanzamiento de su nueva colección de vinos, iban a saber lo que realmente sentía por Génesis y estaba muy ansioso por verle la cara a la joven cuando se diera cuenta del motivo por el cual hacía la reunión. Muy pocos la conocían, principalmente su familia y muy pocos amigos y qué mejor ocasión para dejarles saber al resto de invitados quien era la mujer por la que él suspiraba.
Su familia había llegado a la fiesta y de a poco los demás invitados.
Améndola esperó por Génesis al final de las escaleras junto con Stefano, quien ya tenía un año y medio. La muchacha había bajado los escalones ataviada en un precioso vestido con flores bordadas. Tiziano se la quedó mirando con asombro y encanto y se sentía dichoso de saber que esa mujer era parte de su vida.
―Estás preciosa ―le contestó mirándola con atención.
―Gracias ―le respondió asombrada y no pudo evitar derretirse por dentro cuando lo vio de esmoquin.
Stefano la sujetó de uno de sus dedos y la miró.
―Bella ―le dijo con un suave italiano y sonriéndole mientras la miraba.
Génesis le sonrió y se le aguaron los ojos cuando escuchó que le decía aquella palabra.
―Muchas gracias, Stefano ―le respondió―, tú te ves divino, bomboncito ―le expresó ella.
―Grazie.
Cuando el niño miró a sus abuelos, fue corriendo hacia ellos, dejando solos a sus padres.
―¿Por qué hay tanto misterio alrededor de la nueva colección de vinos? ―le preguntó ella con curiosidad.
―Ya lo sabrás, no estés ansiosa ―le contestó con una sonrisa y caminando hacia el exterior de la casa.
Una hora después cuando los presentes estaban congregados en el patio al aire libre, Tiziano se puso detrás de una mesa pequeña y redonda para comenzar a hablar, sobre el mueble había una caja de madera en donde los invitados y ella suponían que estaba la nueva colección de vinos.
Génesis no sabía el porqué pero estaba más nerviosa que nunca e intentó ponerse en el medio de las personas para no ser vista. Stefano estaba junto con sus abuelos, mientras que Alejo estaba al lado de su prima.
―¿Tienes idea cómo se llama la colección? ―le inquirió intrigada.
―¿A mí me preguntas? ―le cuestionó su primo mirándola con atención.
―Pues sí, a ti. Te cuenta casi todo.
―Tú lo dijiste, me cuenta casi todo. Y no, no tengo ni idea de qué se trata su nueva colección ―le contestó frunciendo el ceño mientras la miraba, aunque sabía bien el motivo por el cuál su mejor amigo realizaba la fiesta.
Tiziano no alargó por mucho más aquel discurso frente a los presentes y pasó a dar a conocer la nueva colección de cinco vinos.
Cuando abrió la caja de madera, todos quedaron sorprendidos y a medida que él les hablaba, sobre lo que significaba aquella colección, la muchacha iba cambiando los gestos de su rostro porque los cinco nuevos vinos, eran como si la representarán a ella y a la convivencia con Tiziano. La colección simplemente se llamaba; <<Argentina>>.
Génesis I: El comienzo
Génesis II: El convivir
Génesis III: El cariño
Génesis IV: El amor
Génesis V: La mujer
Su primo se la quedó mirando sorprendido también.
―¿Sabías de la colección?
―Sabía que iba a presentar una nueva colección, pero no algo así ―le dijo tragando saliva con dificultad―. Esto no está bien ―expresó ella con preocupación y frunciendo el ceño.
―¿Por qué no? ―le preguntó su primo con una sonrisa―. Están en una relación hace bastante.
―Lo sé pero nadie lo sabe y solo ustedes, su familia y la mía. Nadie más.
―¿Y no crees que va siendo momento para que conozcan a la mujer que está a su lado?
―No estaba en mis planes eso ―le comentó dudosa.
―Hubo muchas cosas que no estuvieron en los planes de ninguno de los dos, Génesis ―le dijo mirándola con atención.
―Fueron inevitables Alejo, no nos culpes.
―No te preocupes ―contestó riéndose―, no estoy aquí para regañarte, ni mucho menos, tranquila, yo estuve mal en prohibirle algo a él sabiendo que cabía una buena posibilidad en que terminara enamorado de ti y tú de Tiziano. Te mereces a ese hombre, Génesis.
―Te lo agradezco mucho, primo.
Volvieron a mirar al frente para escuchar lo que estaba diciendo el italiano a los invitados.
―Señoras y señores, si me permiten... iré hacia la mujer por la que decidí crear la colección y terminar de dar el broche de oro de la noche para que continúe la fiesta.
―Cúbreme porque me iré ―le dijo ella a Alejo.
―Ni se te ocurra. No te pongas en ridículo, Génesis. Algo me dice que por algo creó la colección ―le respondió con una sonrisa.
Tiziano caminó con paso firme hacia ella, mientras que la multitud se abría paso para despejarle el trayecto hacia la joven. Cuando la tuvo frente a él, la tomó por las mejillas y ante la sorpresa inesperada de Génesis y ante los invitados, la besó sin preámbulos. Apenas se separó del rostro femenino, se miraron con intensidad a los ojos y Tiziano volvió a besarla por si a ella le quedaban dudas aún. Génesis no pudo evitar corresponderle el beso también a pesar de no saber cómo actuar ante aquella situación semejante frente a todos.
―Eso es todo lo que representas en mi vida y te amo con devoción ―le expresó con sinceridad mientras la miraba a los ojos.
Los invitados aplaudieron y silbaron.
―¿Por qué lo hiciste? ―le preguntó con intriga pero Tiziano no le respondió, solo le sonrió y con aquello la joven quedó aún más desconcertada.
El italiano aún abrazado a ella, sacó del bolsillo de la chaqueta una pequeña caja de terciopelo, los ojos de la joven cayeron en lo que sostenía en la mano. Tragó saliva con más dificultad que antes y sintió cómo de a poco los oídos se le tapaban.
La gente alrededor de ellos y Alejo, miraron sorprendidos la escena y aún más asombrados quedaron cuando Tiziano se hincó de rodillas frente a Génesis.
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