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Roma, Italia

Los tres llegaron a la casa el lunes por la madrugada ya que habían volado el domingo alrededor de la una de la tarde.

Arribaron con un calor tremendo a la casa y Tiziano enseguida encendió el aire acondicionado a una temperatura moderada para que Stefano no sintiera tanto frío.

―Iré a darme una ducha ―comentó Tiziano.

―De acuerdo, mientras tanto prepararé el desayuno si quieres.

―Ok.

Génesis mientras lo preparaba, le aprontaba el biberón a Stefano también ya que se despertó llorando.

Como siempre lo tuvo en brazos para dárselo y mantenerlo dormido también a medida que ella disponía todo sobre la mesada de la cocina para que pronto desayunaran. El patio trasero estaba claro por la luz del amanecer y sintió que había extrañado la casa y cada rincón de aquel lugar, porque prácticamente se sentía como en su hogar a pesar de haber pasado solo cuatro meses allí.

Sintió todo aquello pero sabía muy bien también que Tiziano no iba jamás a decirle algo más sentimental que solo el hecho de saber que estaba allí para cuidar de su hijo, no iba a quererla como algo más y en parte se sintió dolida por aquello. Porque estaba solo en sus pensamientos pensar eso cuando Tiziano nunca le intentó decir algo mucho más profundo. Con un suspiro, salió un poco hacia el ventanal que daba al patio, solo para quedarse junto con el bebé en brazos debajo del techo que tenía el deck de la piscina.

Tiziano la sacó de sus pensamientos cuando se puso detrás de ella.

―¿Todo bien?

―Me asustaste, sí... todo bien. Ya podemos desayunar.

―De acuerdo. Déjame tenerlo mientras tú desayunas tranquila.

―Está bien.

Génesis le entregó al niño en brazos y se sentaron frente a frente en la mesada. A medida que desayunaban, iban hablando también.

―Mañana nos vamos de vacaciones.

Ella se quedó estupefacta porque no estaba en sus planes volver a salir.

―¿Mañana? No tenía pensado salir de nuevo.

―Pues si yo salgo de vacaciones, tú tendrás que venir también.

―Me habías dicho que ya habías arreglado con tu familia ―contestó incrédula.

―Así es pero no te dije cuándo era que salía de vacaciones. Por lo que mañana mismo saldremos.

―¿Con tu familia? ―le preguntó demasiado sorprendida.

―Sí, la pasarás bien y necesitas descansar un tiempo, por tus estudios y por cuidar de Stefano.

―Ese es mi trabajo, cuidar de él, para eso me contrataste para cuidarlo mientras tú trabajas o haces otras cosas.

―Lo sé bien Génesis pero en vacaciones habrá más gente para que lo cuide y lo mime y le de cariño. Podrás relajarte un poco más sabiendo que están sus abuelos, sus tíos y sus primos.

―Sí pero eso no era lo que realmente acordamos.

―El contrato nunca lo leíste porque confiaste en mí, ¿o lo terminaste leyendo cuando yo no estaba?

―No, tampoco lo leí, es el día de hoy que ni sé lo que dice el contrato.

―Entonces ya que no sabes lo que dice, vendrás con Stefano y conmigo de vacaciones.

―Tiziano, las vacaciones son para pasarlas en familia o solos.

―Eres la prima de mi mejor amigo antes que la niñera de Stefano, diría que te considero un poco de la familia, aparte de que vivimos juntos y mal o bien nos adaptamos el uno al otro con nuestras diferencias pero nos llevamos bien.

―Eso es verdad, pero no tiene nada que ver una cosa con la otra.

―Alejo está fuera con sus padres, él tenía intenciones de llevarte con él en las vacaciones de invierno pero yo le dije que no lo hiciera porque tenía ganas de llevarte con mi familia.

―No sé si es tan buena idea, Tiziano. Es tu familia y, tú y Stefano lo tienen que pasar con ellos, yo soy de afuera. Podré ser la prima de Alejo que es tu mejor amigo pero no sé si tus familiares están de acuerdo en que vaya de vacaciones con ustedes.

―Ya está arreglado con mi familia, saben que vienes a pasar las vacaciones con nosotros.

―¿En qué momento se los comentaste? ―le preguntó sorprendida.

―Cuando tú estabas en Buenos Aires.

―¿Y no te dijeron nada? ¿No tienen inconveniente? ―preguntó preocupada y extrañada también.

―¿Por qué tendrían inconveniente? Saben bien que vives con nosotros dos y no voy a dejarte sola.

―Me dejas todos los días de la semana y casi todos los fines de semana también con Stefano.

―No es igual, estoy prácticamente cerca de la casa y me puedes llamar cuando sea necesario.

―No creo que te gustaría que te llame un sábado estando en mitad de un... ―le expresó ella, pero él le cortó lo que iba a decir.

―No derives la conversación hacia otro tema, Génesis. Te conozco bastante bien como para saber hacia donde quieres llevarla ―le manifestó con algo de seriedad en su voz y ella sonrió con picardía―, volviendo al asunto... Si te dejaría sola aquí, no sería lo mismo, como te dije antes, estoy cerca y puedo llegar en minutos a la casa, donde iremos está bastante lejos.

―¿Viajas en avión de nuevo para llegar allí?

―No ―volvió a mentirle― y viajaremos en auto.

―¿Te parece que vaya? Seguramente habrá cosas que solo quieran hablar entre ustedes, cosas que yo no tengo porqué saber ―dijo de manera preocupada e intentando persuadirlo para que decidiera no llevarla.

―Hay muchas niñeras que pasan las vacaciones con la familia. No tendría porqué extrañarte eso.

―Supuse que no las pasaban todos juntos, porque se supone que en vacaciones están disponibles los padres para estar con sus hijos.

―Bueno, algunas familias las pasan con la niñera.

―Ya veo... porque parece que has arreglado mis vacaciones.

―La pasarás bien, más si ya conoces a mi hermana y mi madre. En realidad a toda mi familia conoces, no tendría porqué darte vergüenza ya.

―Me apena en parte pasar mis vacaciones con ustedes pero si arreglaste así con ellos, no tengo más que aceptar.

―Así es, solo tienes que aceptar y volver a empacar. Mañana salimos temprano.

―Está bien, solo dime el horario.

―Entre las cinco y las seis de la mañana. Me gustaría llegar temprano.

―¿Cuánto dura el viaje? Porque para que quieras salir temprano es porque tardaremos varias horas.

―Poco más de tres horas. Y si hoy necesitas algún par de horas para comprarte algo, hazlo que yo me quedo con Stefano.

―De acuerdo, gracias. Creo saber qué es lo que me faltaría.

―Bronceador o protector solar es indispensable.

―Sí, eso sí. Compraré uno que tenga bastante factor pero que me broncee un poco también, en verano no me gusta estar demasiado blanca.

―Te lo entiendo.

―¿Conoces alguna otra calle principal de aquí, que no sea tan cara para comprarme algunas cosas? La verdad es que es preciosa cada tienda de marca pero no puedo darme el lujo de comprarme siempre lo que quiero, tengo otras prioridades, como por ejemplo mantener el departamento que tengo en Buenos Aires.

―¿Lo mantienes tú? ―le inquirió con asombro.

―Ahora sí, algunas veces me ayudaba Alejo para pagar los impuestos y si debía hacer algún arreglo al departamento cuando algunos padres no me pagaban la semana y aunque yo quería devolverle el dinero, él no lo quería. Ahora que estoy un poco más suelta en dinero, me hago cargo yo sola del departamento y me siento bien, satisfecha en saber que puedo mantenerlo sin que otra persona me ayude.

―¿Le pagas cuando viene cada mes?

―Sí, no tengo otra manera, me dice cuanto viene de cada cosa, hago un total general de las cosas y luego le doy el dinero que él puso para los pagos.

―Es una buena idea e incluso es bueno que te hagas cargo del departamento.

―Sí y por eso también Alejo suele ir seguido y entra, para que en el barrio vean que hay movimiento, así nadie puede tomarlo.

―Entiendo.

―Bueno, volviendo al tema que te había preguntado, ¿sabes alguna calle con tiendas más accesibles?

―Sí, conozco también, tienes Via del Corso, Via Cola di Rienzo y algunos centros comerciales, si quieres todo en un mismo lugar.

―Tendré que buscarlos por internet para saber cómo llegar.

―¿No quisieras que te acompañe por ser la primera vez que vas a esas calles? ―le preguntó con amabilidad.

―No, te agradezco que quieras acompañarme para que no me pierda, pero tengo que hacerlo sola, si presiento que me perdí, te llamaré.

―Está bien, la verdad es que no me dejas muy tranquilo pero aceptaré que vayas sola y te manejes por tu cuenta. Solo asegúrate de ver bien las calles.

―Lo haré. No te preocupes.

―Te recomiendo que cuando los locales abran a las diez, vayas porque son varias calles que tendrás que caminar si quieres encontrar lo que estás queriendo comprar. Cosa que no sé lo que quieres comprar porque si me lo dijeras, podría decirte el número de la calle de la tienda.

―¿Por qué tienes que saber lo que tengo que comprarme?

―Ni que fuera ropa interior.

―Si sería eso, se lo preguntaría a tu hermana donde comprar.

―No necesitas preguntarle eso a ella, yo puedo darte un par de tiendas dónde comprar ropa interior ―le contestó con sumo interés y algo de sarcasmo.

―Desubicado tu comentario, iré arriba a poner algunas cosas en la maleta mientras haré dormir a Stefano y luego veré eso de las calles. Así que por tu comentario desubicado, te toca limpiar todo ―le respondió con burla y se levantó de la silla.

Tomó a Stefano en brazos que estaba dentro de la sillita casi dormido y subió con él las escaleras hacia su dormitorio.

Tiziano sonrió cuando ella no lo vio y supo que quizá aquellas vacaciones de verano irían a ser inolvidables y divertidas.

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