🌼 15 🍦
Tiziano subió asustado porque quizá se había caído pero cuando la vio con los brazos cruzados y golpeteando un pie contra el piso constantemente, suspiró de alivio.
―¿Qué necesitas? Creí que te habías caído ―contestó normalizando la respiración y doblando la mitad de su cuerpo para apoyar las manos sobre las rodillas.
―¡¿Qué son esas bolsas?! ―le gritó enojada.
―Lo que tú no fuiste a elegir.
―¿Los regalos? ―le preguntó frunciendo el ceño.
―Sí, tus regalos de cumpleaños.
―Habíamos quedado en que la cena y el detalle de defenderme del tipo ese, eran mis regalos ―respondió seca.
―Una cena se puede tener cualquier día y el defenderte de un tipo también. Cuando se cumple años, se supone que alguien te regala un presente para agasajarte ―le habló con certeza y tratando de convencerla.
Aunque por un momento ella quedó callada con su respuesta, le habló al instante.
―Me siento incómoda con los regalos.
―Tu primo te regaló algo de marca también.
―Es mi primo. Tú no eres nada allegado a mí. Si vamos al caso, eres mi jefe ―emitió con acierto.
―Trae las bolsas abajo, hablaremos en la cocina, dejé a Stefano en el piso ―le contestó y Génesis tomó las dos bolsas que vio sobre la cama y él volvió a hablarle―, te falta la otra que está sobre el sillón de la esquina.
Tragó saliva y caminó hacia la bolsa para tomarla y luego bajar con él las escaleras.
―Pobre de mi bomboncito que lo dejaste en el piso ―respondió ella ofendida al ver al bebé allí.
―Estaba más seguro en el piso que sobre la mesada.
―Sí, eso es verdad. Volviendo al tema, ¿cuándo fuiste? ―inquirió queriendo saber.
―Hoy, cuando tú fuiste al centro de fotografías. Llevé a Stefano conmigo, él te eligió las cosas por mí ―le respondió con una sonrisita, para ver si así podía aflojarle un poco la tensión que sabía que tenía encima.
―No es cuestión que me digas eso para que no me enoje contigo, es saber que me compras cosas así de caras sabiendo que solo soy la niñera, Tiziano, ¿entiendes? Solo soy la niñera de tu hijo. Comprándome cosas caras, dejando de lado que hayan sido por mi cumpleaños, me siento como una...
―Ni siquiera te atrevas a decirlo ―le respondió con seriedad y ella quedó asombrada ante la manera en cómo se lo dijo―, ¿tanto te cuesta aceptar los regalos que te quise hacer? Somos adultos y no tendríamos ni siquiera que tener ésta clase de conversación. Aceptas los regalos y punto. A ti no te tiene que interesar lo que gasté, fueron regalos, los mismos se aceptan sin especular los precios.
―De acuerdo, los acepto. ¿Conforme? ―le dijo gesticulando con las manos en señal de darle la razón.
―Mucho. De verdad espero que te gusten ―le dijo con sinceridad mientras la miraba.
―Bueno, Alejo sabe mis gustos, veremos si tú le diste en el blanco también ―le contestó con algo de gracia y comenzó a revisar la bolsa más chica.
Génesis se quedó impactada con el estuche cuadrado que abrió al encontrarse con un precioso reloj.
―Me percaté de que no tenías puesto reloj, así que eso fue un regalo extra.
―Es una preciosidad. ¿Se puede usar todos los días?
―Es tuyo, puedes usarlo las veces que quieras ―le respondió riéndose.
―Está bien.
Enseguida, siguió con los otros dos, le tocó el turno a la bolsa que contenía el vestido corto. Cuando descubrió la prenda por el papel de seda que tenía encima dentro de la caja, abrió un poco los ojos al ver el vestido. Era de tres colores, las tiras en verde limón como si fueran de tul, la parte del busto en lila y el resto en violeta en seda.
―¿Cómo le diste al talle? ―le preguntó frunciendo el ceño y arqueando una ceja a la vez y viendo el número en la etiqueta.
―No te va a gustar nada cómo lo supe.
―¿Revisaste mis prendas? ―le inquirió entre algo molesta y sorprendida.
―Solo las que estaban colgadas, la de un vestido. El que te compraste para ir al evento. ¿Te gusta? ―le preguntó intrigado.
―Es muy lindo. Luego me lo probaré.
Volvió a meterlo dentro de la caja y lo tapó, para luego meterlo en la bolsa. Por último destapó la caja de la última bolsa que le quedaba, para encontrarse con un par de zapatos.
―¿Te gustan?
―Sí, el color es precioso, es combinable con la mayoría de colores, aunque tenga la tira inconfundible de la marca. Supongo que hiciste lo mismo para saber mi número.
―Sí ―le aseguró.
Génesis se sentó en el sillón y se probó el calzado. Le quedaban perfectos. El taconeo hizo que Tiziano se diera vuelta para ver cómo los lucía.
―Te quedan muy bien ―confirmó.
―Gracias ―le dijo mirándolo con una sonrisa―, son divinos.
Pronto se los quitó para guardarlos dentro de la caja.
―En unos minutos bajo para preparar la mesa ―le comentó yendo hacia las escaleras.
―De acuerdo.
No le tomó ni siquiera dos minutos a Génesis para que volviera a bajar y comenzó a preparar tanto la mesa como también el biberón para el pequeño. Lo tomó en sus brazos y dejó que comiera tranquilo, Tiziano le puso el plato con comida frente a sus ojos y ella se lo agradeció.
A medida que iban cenando él le preguntó si al día siguiente quería ella dar un paseo.
―¿Dar un paseo?
―Sí e ir tomar un helado.
Génesis se rió a carcajadas ante su sugerencia.
―Te lo agradezco pero prefiero quedarme en la casa. De todas maneras tengo que preparar unas cosas para la carrera que debo entregar la semana próxima.
―Como quieras. Pronostican algo de calor y buen tiempo.
―Creo que es normal, los días comienzan a ser bonitos y calurosos.
―Así es.
―¿Tienes pensado irte de vacaciones con tu hijo?
―No lo sé, posiblemente.
―¿Y tienes algo pensado ya?
―No aún pero en algún momento se me ocurrirá algo para llevar a Stefano.
―Sea el lugar que sea para vacacionar, Stefano no sabrá nada del lugar en donde está.
―Eso es muy verdad. ¿Tú quieres ir a alguna parte?
―No puedo, tengo que estudiar Tiziano, ustedes tienen temporada de verano, pero yo tengo clases aunque las tome a distancia. Si tienes pensado vacacionar con tu familia o tú y el bebé, ¿tendrías algún problema en que vaya a Buenos Aires para tomar algunas clases mientras ustedes están de vacaciones?
―Aunque quisiera, firmaste un contrato Génesis. Y aunque nosotros estamos de vacaciones tú tienes trabajo aquí, cuidando del niño y estudiando también.
―Te lo pregunté porque al estar tú de vacaciones, no irás al trabajo y te quedarás todos los días con Stefano.
―Te lo entendí pero de todas maneras, ¿ustedes en julio no tienen vacaciones de invierno?
―Sí aunque para eso falta poco más de un mes. Sé el contrato que firmé y que tengo que trabajar para ti también, solo era pasar unos quince días en mi país y presentarme a las clases, incluso si quieres, podría quedarme solo una semana por si estás apurado en que vuelva para que tú hagas lo que quieras en verano.
―Todavía no puedes pedir vacaciones.
―No serían vacaciones, iría a estudiar en persona.
―Te entiendo Génesis. Deja que lo piense ―le dijo frotándose las cejas y la miró nuevamente―, ¿extrañas un poco tu país?
―A veces sí, cuando estás lejos, una se pone un poco nostálgica pero sé que estoy aquí por trabajo.
―Sí, estás aquí por trabajo pero entiendo también que a veces extrañes tu país, me pasaría lo mismo que a ti.
La muchacha dejó al bebé en el cochecito durmiendo luego de haberle hecho el provechito y ellos levantaron los platos y demás cosas para lavarlas, entre los dos hicieron todo más rápido y momentos después se fueron a dormir.
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