🌼 13 🍦

Génesis fue la última en bajar y lista para irse con los demás. Pronto salieron de la casa y entraron al auto. Alejo como acompañante y la joven atrás con Stefano.

Habían llegado a un bonito restaurante y pidieron una mesa afuera porque la noche estaba cálida y no había viento.

Mientras esperaban sus órdenes ya que habían sido atendidos rápidamente, Génesis le daba el biberón a Stefano y ambos hombres charlaban de sus cosas del trabajo. Cuando Tiziano se retiró para ir al toilette, Alejo le preguntó a su prima cómo se encontraba.

―Estoy bien, trato de no pensar en eso y estando sorprendida también porque nunca imaginé pasar mi cumpleaños en Italia ―le contestó con una sonrisa y algo de melancolía.

―Lo entiendo, todo fue un gran cambio. Un giro completo.

―Sí y aunque me cuesta, por las costumbres, idioma y trabajo de tiempo completo, me estoy adaptando bastante bien. No esperaba que fuera tan rápido la adaptación.

―Tienes una gran capacidad para salir adelante y eso es admirable.

―¿Te parece que es algo admirable sabiendo lo que pasó antes?

―Sí, porque no caíste en un fondo y te quedaste ahí, de a poco fuiste avanzando hasta salir.

―En parte fue por tu ayuda y la de tus padres.

―Puede que sí, pero todo te lo debes a ti y mereces lo que te está pasando.

―Te lo agradezco de verdad ―le contestó con una sonrisa.

Tiziano volvió a la mesa y se sentó.

―¿Hiciste pipi como un nene grande? ―le preguntó con burla.

―Y me lavé las manos también ―le respondió.

―¿Y por qué tardaste tanto? ―le preguntó Alejo.

―Saliendo del baño me encontré con una expareja ―le contestó.

―No hablas con las exparejas ―le comentó su amigo―, por algo terminaron, es el pasado.

―¿Qué querías que hiciera? Apenas me vio se fue hacia mí, no tenía manera de esquivarla ―le dijo y miró de reojo y con una ceja levantada a Génesis que lo miraba con atención.

Cuando la miró, sintió que la perforaba con la mirada y ella tragó saliva con dificultad.

―¿Te molesta? ―le inquirió dejándola estupefacta.

―¿Qué cosa? ―le preguntó levantando sus cejas.

―Que me encontré con una ex.

―¿Y por qué tendría que molestarme? ―le preguntó frunciendo el ceño―. ¿Quién soy yo para que algo personal tuyo me moleste?

―Te lo preguntaba, porque pusiste cara de celosa.

―¿Qué? ―le dijo con una interrogación de forma incrédula―, ay Tiziano, me interesa poco y nada lo que hagas en tu vida privada.

―¿Segura?

―Segura.

Génesis dejó a Stefano en el cochecito y guardó las cosas que había sacado del bebé. Se levantó de la silla y caminó al interior del restaurante para preguntar por el toilette.

Tiziano miró hacia adentro, percatándose que algunos hombres se daban vuelta para mirarla también. Apretó los dientes en señal de disgusto.

―Dile a tu prima luego, que no mueva tanto las caderas. Se la están comiendo con los ojos.

―¿Y tú para qué la miras?

―Porque no me gusta las miraditas perversas que le dan los demás hombres.

―No tiene que importarte que la miren, llama la atención.

―Por eso mismo te lo estoy diciendo, llama la atención, parece exótica entre los demás.

―No te pases de la raya, Tiziano. Te conozco ―le dijo para que éste lo mirara.

―Alejo, te aseguré que no pasa nada entre tu prima y yo, debes creerme, no pasará nada.

―Sé que no harás nada, pero diciendo cosas así parecería lo contrario.

―Me estás haciendo quedar como si fuera una basura.

―Perdón, no era mi intención. Tienes razón con lo que me dijiste.

Cuando la joven salió del tocador, un hombre la llamó desde la mesa donde estaba y ella aunque lo había escuchado, se hizo la estúpida, ni siquiera giró la cabeza para mirarlo.

Al salir y caminar hacia su mesa, el hombre la retuvo del brazo, algo que odiaba que le hicieran a la joven y no tuvo más opción que darse vuelta para mirarlo.

―¿Me puedes soltar? ―le preguntó con falsa amabilidad.

―Lo siento, ¿puedo invitarte a tomar algo?

―No lo creo.

Antes que el hombre volviera a hablar, fue Tiziano quien se levantó de la silla y fue hacia ella. Alejo se mantuvo sentado y apretándose el labio inferior, se tapó la cara con una mano. Sabía muy bien qué clase de intenciones tenía su mejor amigo con su prima.

―La señorita está conmigo y será mejor que vuelvas a tu lugar.

―Discúlpame ―le dijo a ella.

El hombre volvió a entrar y ellos volvieron a sentarse.

―Te lo agradezco pero podía echarlo sin que tú salieras en mi defensa.

―Lo sé, sé que pudiste haberte defendido sola, más teniendo esa lengua afilada pero con hombres como ese tipo, a veces necesitas que alguien más les haga entender que no estás sola.

―De acuerdo y gracias.

Un rato después, el mozo que los estaba atendiendo le trajo un pequeño pastel de cumpleaños, muy bonito decorado y con una vela. Una vez que aquel hombre encendió la mecha, le cantaron el cumpleaños, primero en italiano junto con los comensales que tenían a su alrededor y el mozo y, cuando terminaron de aplaudir la felicitaron. Apenas el mozo se retiro, Tiziano volvió a encender la vela.

―¿Vamos con el español? ―le preguntó Tiziano a Alejo.

―Me parece bien.

Ambos le cantaron el cumpleaños en español, quedándose Génesis encantada por el detalle y volvió a soplar la velita, ambos terminaron aplaudiendo y silbando a lo loco.

―Muchas gracias chicos, fue un gran detalle que me lo cantaran en español también.

―Me alegro que te haya gustado, se me ocurrió porque supuse que lo esperabas también ―le dijo Tiziano.

―La verdad es que sí, lo esperaba pero tampoco me esperaba que se te ocurriera y fue muy lindo de ustedes ―les respondió con una sonrisa a ambos.

Pronto, fue Tiziano el que pagó la cena aunque discutió un poco con Alejo porque quería ser él el que la pagara, pero el italiano le dijo que corría por su cuenta como regalo para Génesis.

Ella se lo agradeció y se fueron del restaurante con Stefano en brazos de la joven.

Cuando llegaron a la casa, ella se retiró a dormir, agradeciéndoles una vez más por las cosas y se llevó a Stefano también. Apenas Alejo escuchó la puerta del cuarto cerrarse, abordó a su amigo.

―Muy caballeroso de tu parte haber echado con amabilidad al tipo que intentó invitar a Génesis.

―No me gustó la actitud que tuvo con ella, eso de sujetarla del brazo para retenerla lo encontré un poco desubicado.

―Sí, claro... coincido contigo ―le respondió de manera sarcástica.

―Es la verdad Alejo, sé bien cómo actúa un hombre como ese tipo y tú lo tendrías que saber también.

―Lo sé, Tiziano. Tampoco a mí me gustan esa clase de hombres y te agradezco que defiendas así a mi prima, que la considero como una hermana para mí. En fin, me iré a dormir.

―Buenas noches, usa el cuarto que está al lado del de Génesis.

―De acuerdo, gracias. Buenas noches para ti también.

Media hora después, Tiziano estaba en su dormitorio, preparándose para dormir también.

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