CINCO

Axel estaba estático. ¿Cómo fue que no lo notó? Ese parecido tan grande entre el demonio y el científico Krambell.

- Buenas tardes, joven Halminthon.- Saludó de manera agraciada.- Ha sido un largo tiempo, ¿Cómo ha estado?
- Maldito.- Susurró, aunque sus piernas no dejaban de temblar.- ¡¿Qué has hecho, maldito demonio?!
- ¿Demonio?- Preguntó indignado.- Te equivocas, mocoso. Yo soy un ángel.- Dijo con aire de superioridad, extendiendo sus majestuosas alas negras sin mancha alguna.- Además, este desastre no es mío. Apuesto a que soy mucho más elegante a la hora de mutilar.
- ¡Maldita bestia psicópata!- Gritó el pobre rubio desesperado.- Me quitaste todo.- Dijo y empezó a maldecir con todo el dolor reprimido en su frágil alma, empezando a llorar.- Dime, maldita sea, ¡¿Acaso no te bastó el alma de mis padres y mi familia?!

Apenas esa palabras cargadas de dolor dejaron su garganta, la mano del azabache atravesó su pecho.

- No.- Respondió con sutileza y envolvió el órgano palpitante de Axel entre sus dedos.- Nada saciara mi falta de alma, que tu padre creó, Axel, mi pequeño hermano.- Susurró eso último a su oído y finalmente apretó sus dedos, haciendo que el ultimo suspiro de vida abandonara al rubio.

Una vez soltó el cuerpo, volteó hacia donde yacía Inger.

- ¿Cuándo piensas despertar?- Preguntó, pero nada le respondió.- Ya estás recordando todo, ¿No? ¿Dónde están tus alas?- Dijo la última pregunta imitando a la perfección la voz que atormentaba a Inger en sueños.

Ésta enseguida se enderezó y volteó a ver al ángel de alas negras. Su mirada amatista, frágil, lucía tranquila. Se veía tan hermosa como siempre, solo que esta vez su cabello platinado empezó a mancharse de un color rojo carmesí.

- Devuélveme ya mis alas, maldito Krambell.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top