1. La Niña Perdida



El único consuelo que Eve Night tenía en ese momento era que el autobus donde viajaba aún tenía encendido el termostato, pues era lo único que le separaba de la fuerte tormenta de nieve al otro lado, La joven se alejó de la ventanilla y miró su smartphone, miró nuevamente el mensaje que le había llegado. Aquel mensaje que le había hecho dejar su pequeño departamento en Greenwich, Nueva York. Ahí estaba la foto de la niña pequeña de cabellera castaña y piel cobriza con grandes ojos verdes. Mirando desde el anden de una estación de trenes.

—Elsie...—Pensó Eve mientras repasaba con su dedo indice la pantalla...—Oh, Elsie...mamí te extraña.

La noche anterior le habían mandado de manera anónima un mensaje a su teléfono, con dos palabras y una fotografía de su hija. El mensaje leía "Ström, Connecticut."

—Quien quiera que haya secuestrado, no sabe en lo que se mete...—Respondió Eve mientras dio un pequeño golpecito con su talón en la mochila que estaba por debajo del asiento, donde tenía el arma cargada . —Tranquila Elsie, mamá va en camino a rescatarte.

El autobus se mantuvo en el camino un par de horas más hasta que llegó a un pequeño pueblo costero. Desde antes de llegar, a Eve le sorprendió como el pueblo estaba dividido en dos, una parte del mismo tenía un estilo arquitectónico más tradicional, que recodaba al estilo cottage de Nueva Inglaterra, y el otro uno más moderno y más gentrificado. Ambas partes divididas por un puente de piedra que cruzaba sobre un río cubierto de hielo. El autobus continuó su camino através de la ciudad llena de nieve. Poca era la gente que estaba afuera en la ventisca invernal. Cuando el autobús llegó a la estación, Eve miró nuevamente por la ventana, cruzando la calle estaba la estación de trenes.

El conductor del vehículo se levantó de su asiento y miró a los presentes.

—¡Última parada, Ström Connecticut! —Respondió el conductor y descendió del vehículo. Los pasajeros se levantaron del interior del vehículo y dejaron el bus, la única que quedaba ahí era Eve. La joven guardó su teléfono en su chaqueta y tomó su maleta que guardaba debajo de su asiento. La joven descendió. La tormenta había dejado de golpear y con una irreal velocidad, los cielos se despejaron. Eve cruzó la calle hacia la estación de trenes.

En las pantallas se observaban los horarios de viaje...luego cambió y apareció una un spot de televisión, Eve se sorprendió al verse a ella misma en la pantalla mientras daba las noticias en el noticiero. En un cintillo en la parte inferior podía leerse. Eve Night solo por New York Fast

"Le dije a Carl que ese ángulo no me favorecía..." Eve se tocó por debajo de la barbilla tratando de confirmar que no tenía la papada que se veía en la imagen.

Entonces su télefono comenzó a vibrar en su chaqueta de cuero, la joven sacó el teléfono, en la pantalla apareció el nombre "Carl Peters". "Hablando del rey de Roma..."

—Hola superestrella, ¿cómo van tus vacaciones? —Dijo la voz masculina al otro lado de la linea.

—Carl, ya te dije que no son vacaciones, estoy siguiendo una pista muy importante... —Respondió Eve, mientras continuaba mirando el comercial.

—Lo sé, lo sé. Pero es mejor que crean todos en la oficina que decidiste tomarte unos días de descanso que la verdad... —Respondió Carl. —Si saben que la verdadera razón que tuviste fue un quiebre nervioso.

—No tuve un quiebre, estoy buscando a Elsie. —Respondió Eve. —Pero si que me va a dar un quiebre después de ver los spots de televisión que hiciste.

—¡Ah! conque ya lo viste. ¿Qué buen gusto, no? —Le preguntó Carl.

—Buen gusto no es lo que yo pensaría, no podían haberme grabado desde otro ángulo, ese hace que mi cara se vea un poco hinchada.

—Tonterías, Night. La toma fue hecha a proposito para hacerte mostrarte más "body-positivity" con la audiencia. —Respondió Carl.

—Esa es una pésima justificación. —Respondió Eve.

—Sí bueno, cuando regreses te mostraré los ratings que nuestro programa tendrá. —Respondió Carl.

Eve miró entonces a un niño que iba tomado de la mano de su madre, el niño miró la pantalla donde estaba el spot de Eve y luego miró a propia Eve, cuando se dio cuenta que era la misma joven que ne la televisión, empezó a armar un alboroto.

—Carl, tengo que irme. Tengo cosas que hacer. —Respondió Eve.

—Vale, pero no te tardes tanto, podré cubrirte solo hasta el fín de semana. —Respondió Carl.

Eve colgó inmediatamente el teléfono.

Entonces la joven continuó caminando hacia los andenes del tren. Aquel día no había muchas personas. Volvió a sacar el teléfono y comparó la fotografía que le habían enviado con la de los andenes, en efecto era el mísmo lugar.

"¡Elsie!" Pensó la jóven mujer y las lagrimas brotaron de sus ojos. "En efecto ese era el lugar donde había visto a Elsie. Entonces la mujer se acercó a la taquilla donde el vendedor se sorprendió al ver a Eve corriendo hacia él.

—¡Hey! Disculpa, ¿de casualidad has visto a esta niña por aquí? —Le preguntó Eve al vendedor. —Su nombre es Elsie Night-Castellares.

—Hm, lo siento no he visto a una niña sola por aquí. —Respondió el vendedor. —Tal vez fue en otro turno diferente al mío. —Respondió el vendedor.

—Ya veo. —Respondió la joven Eve. —¿Donde podría conseguir los horarios de los empleados?

—Tendría que hablarlo con el supervisor. —Respondió el joven vendedor.

—Entiendo. Gracias. —Respondió Eve y dejó al vendedor.

Eve se dirigió hacia la oficina del supervisor y antes de que tocara la puerta un escalofrío recorrió su cuerpo.

—Mamí...—Dijo la escalofriante voz de su hija.

—¡Elsie! —Exclamó Eve, rapidamente giró la cabeza tratando de encontrar a su hija pero no veía a nadie, vió en la puerta de la estación de trenes, una pequeña silueta.

Sin pensarlo, Eve comenzó a correr hacia la entrada de la estación de trenes, cruzó las puertas de la estación y entonces se resbaló con el piso cubierto de nieve, cayó a la calle, justo frente al auto. Al instante se escuchó el chirriante sonido de los frenos del vehículo. A escasas pulgadas del rostro de Eve, el auto se detuvo...

—¡Pero qué carajos! —Exclamó un hombre que salió del vehículo. Aquel individuo resultaba ser de mediana edad, robusto con cabello canoso con un corte militar corto y una tupida barba. El hombre tenía una placa de sheriff en la chaqueta de cuero. Por lo que Eve supo que era un miembro de la policía. —¿Está bien señorita?

—Sí. —Respondió Eve y se levantó con rapidez de la nieve, nerviosa sacó el teléfono y le mostró la imagen de su hija al oficial. —Oficial ¿Ha visto a esta niña? Su nombre es Elsie Night-Castellares.

—Wow... tranquila, señorita. —El hombre se acercó al teléfono y observó la foto.

—¿Se trata de una niña extraviada? —Preguntó el oficial.

—Así es. —Respondió Eve.

—Usted es familiar o tutor legal o...

—Soy su madre. —Respondió Eve.

—¿Cuando fue la última vez que vio a su hija?

—Hace un año...—Respondió Eve. —Se la llevaron de mi departamento en Greenwich, Nueva York.

—¿De Nueva York, dice? —El oficial se quedó pensativo mientras se acariciaba la barba con sus dedos.

—Me enviaron ayer en la noche esta fotografía de mi niña, de este lugar.

—Venga conmigo a la estación de polícia y checaremos en el sistema si hay algún reporte de una niña extraviada. —Respondió el hombre.

—Sí, por supuesto. —Respondió Eve.

—Mi nombre es Fernando Barreda, sheriff de Ström. —El hombre le extendió la mano a la joven.

—Eve, Eve Night. —Respondió la joven madre.

Entonces los dos subieron al coche de la policía. Le sorprendió a Eve que el interior estuviese climatizado y el olor de café y cigarro se mezclaba de manera potente en el interior. El Sherif se sentó en el asiento del conductor y luego encendió la patrulla. El auto se puso en movimiento, mientras iban conduciendo, Eve notó como el pueblo parecía haberse quedado congelado en el tiempo, le recordó por un momento el pueblo de Salém. Tenía aquella misma pintoresca estética, solo que cubierto de nieve.

Entonces notó que había algunos hombres tanto jóvenes como adultos que estaban golpeando sacos y peras de box, que estaban colgados de los arboles, y que al mismo tiempo estaban tomando cerveza.

—¿Se preparan para el concurso puguiles de plata del Knock-Out Bar. —Respondió el sheriff Barreda. —Cada año los hombres del pueblo se reunen en el bar la noche del 24 de diciembre para tratar de ganar el concurso de boxeo, pero deben estar ebrios mientras están concursando.

—Ya veo, ¿y qué es lo que ganan un año gratis de cerveza o algo así?

—¡Oh, no!Eso quebraría el bar, sin duda. —Respondió el sherif. —Ganan 7 millones de dolares. —Respondió el sheriff.

—¿Cúanto?

—Sí, así como lo oyó señorita Night, sin embargo hay un truco. No basta con vencer a todos tus oponentes, al mismo tiempo tienes que sacar el puñal de plata que quedó clavado en uno de los postes de madera, junto a la barra.—Respondió el sheriff.

Los dos observaron a un muchacho atlético entrenando sus golpes de boxeo bajo uno de los robles sin hojas, sin embargo, a diferencia del resto de los hombres, el muchacho había amarrado unas cobijas alrededor del tronco, con el que se entrenaba.

—¡Chingada madre! —Maldijo el sheriff y detuvo la patrulla frente al arbol donde estaba entrenando el muchacho. —Espere aquí un momento señorita Eve, tengo algo que resolver.

—¡Faux, pequeño bastardo más te vale que este año no te encuentre en el Knock-Out, tratando de concursar nuevamente. —Respondió el sheriff, enfadado.

Eve notó la cara del muchacho, era una cara con afiladas facciones, mentón cuadrado y pómulos altos, de cabellera castaña y ojos grises con el cabello corto.

—Vete al diablo viejo, tú no eres ni mi padre ni mi jefe para decirme lo que puedo o no puedo hacer, además sheriff, tú también participaste en el "Pugil de plata" —Respondió el joven.

—Con la única diferencia de que yo estaba en mis treintas. Tú ni adulto eres, ni siquiera te ha crecido pelo facial. —Respondió el sheriff.

—Vayase al diablo Sheriff. —Respondió el muchacho.

—Te lo advierto Faux, a no ser que quieras pasar la navidad en una celda, aléjate del concurso de "Puguiles".

Entonces el muchacho se dio la media vuelta tomó su gruesa chaqueta de la nieve y se la puso, luego comenzó a alejarse. Eve se quedó sorprendida con aquella extraña actitud del sheriff.

El hombre volvió a entrar en el vehículo.

—Una disculpa señorita Night, por haber tenido que presenciar eso. —Respondió el hombre.

—No se preocupe Sheriff... ¿quién era él? Se ve que son algo cercanos.

—Oh, el joven se llama Faux Brawler. Es uno de los niños huerfanos que llegan aquí a ocupar los edificios abandonados del area vieja de la ciudad. —Respondió el sheriff.

—Sí, noté que había una zona vieja y abandonada del pueblo, ¿qué fue lo que pasó por ahí? He notado que hay una zona moderna pero...

—Este es un pueblo pequeño señorita Night. Un pueblo pequeño y supersticioso. —Respondió el sheriff, después de la pandemia otoñal de hace 11 años, donde murió más del 40% de toda la población del pueblo. Dejó una fuerte cicatríz en el alma del pueblo. —Respondió el sheriff Barreda.

Llegaron a la estación de polícia, a Eve le sorprendió lo pequeño que resultaba ser el edificio, sin duda no se parecía en absoluto a ninguna de las unidades que tenían en Nueva York. Descendieron del vehículo y había algunos oficiales fumando en el exterior. A Eve le sorprendió que la mayor parte de los oficiales que se encontraban ya eran hombres y mujeres de mediana edad. El interior de la estación también se veía que había visto días mejores. Había areas que no tenían luz y además faltaba repintar el interior, un olor a polvo se podía sentir.

—Una disculpa por las condiciones, señorita. Ha habido fuertes recortes presupuestales, por lo que ahora tenemos que ir implementando medidas de austeridad dentro de la estación...comó podrá darse cuenta.

—Lo noté, también he notado que gran parte de la fuerza...

—¿Son ya viejos?

—No lo quería decir con esas palabras. —Respondió Eve un poco apenada.

—No se preocupe señorita Eve. Yo entiendo, a decir verdad la mayor parte de los cadetes que salen de la academia, se quedan poco tiempo aquí, la acción en este pueblo es poca, por lo que muchos se van a Nueva York o a Boston. —Respondió el Sheriff. Entonces el hombre se sentó en su escritorio y encendió su computadora.

—¿Cuál es el nombre de su hija?

—Elsie Night-Castellares. —Respondió la joven.

El hombre tecleó el nombre en el buscador de la base de datos.

—Hm, no encuentro nada con ese nombre. ¿Está segura que su hija no se la llevó alguien más, un familiar, su padre por ejemplo?

—Yo lo dudo. —Respondió Eve. —Su padre nos abandonó el momento que supo que estaba embarazada.

—Oh...

—Hm, hay otra posibilidad. —Respondió el Sheriff. —Existe otra base de datos que está mejor actualizada que la nuestra, en cuanto se refiere a los niños perdidos.

—¡Excelente!

—Pero hay un problema...realmente no querrá que vayamos a ese lugar. —Respondió el sheriff.

—¿Por qué?

—Porque lo que ocurre en orfanato Saint Emilie. —Respondió el Sheriff.

—De cualquier manera, tengo que saber si mi hija estuvo por aquí. —Respondió Eve.

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