Capítulo 2 La belleza de unterseen

Mis padres son de otra ciudad; por eso, ahora estoy tomando el tren para ir con mis tíos durante las vacaciones. Mientras esperaba el tren, un chico de mi edad me tocó el hombro y preguntó cuál era el tren que debía tomar. Se lo indiqué con gusto.

El tren llegó, subí y, casualmente, él también lo hizo. Era obvio que íbamos al mismo lugar, pero me sorprendió que estuviéramos en el mismo vagón. A veces me volteaba a mirar y noté que sacó un libro de idiomas. Me recordó aquel momento en que usó Google. Sonreí al recordarlo.

El viaje fue muy tranquilo. Al llegar a mi parada, bajé y esperé a mis tíos. De repente, sentí que alguien tocaba mi hombro. Me di la vuelta y vi al chico. Me quité los auriculares y comenzamos a charlar. Parecía que el libro le había sido útil, aunque le costaba un poco. Me hacía sonreír verlo esforzarse.

En la distancia, vi el auto de mis parientes. Saqué mi celular y escribí mi número. Se lo mostré y me alegró que lograra entenderme, ya que este empezó a anotarlo... Me preguntó mi nombre y se lo dije "Soy Luka", para luego irme, al igual que él.

Alexander se reunió con su padre, quien ya había contratado un taxi para llevarlos a su destino. El viaje fue corto. Llegaron a una casa pequeña de dos pisos en el barrio Unterseen.

Me enamoré de la arquitectura local mientras veía los edificios. Tenían un encanto rústico y pintoresco. Los tejados triangulares eran preciosos. En cada destino, encontré algo único. Cada lugar tiene su propia historia.

Pasamos a la casa, ya amueblada. El barrio Unterseen tenía una brisa fresca que calmó mis nervios. Mi padre notó mi inquietud cuando rentaba un departamento; eso me tranquilizó. La casa era hermosa. Tal vez podríamos decorarla con hallazgos locales.

—Tu habitación está arriba, al lado del baño —dijo su padre, mientras atendía una llamada.

—Gracias, papá —le agradecí, y subí a mi nuevo hogar.

Al entrar, vi una habitación acogedora con una cama cómoda y una ventana que ofrecía una vista impresionante del barrio Unterseen. Me sentí aliviado y contento de tener un espacio propio.

Alexander empezó a desempacar su ropa, al menos eso le daba tiempo para pensar. Había perdido el sueño. El calor aumentaba, así que decidió cambiarse por algo más cómodo y fresco. Preparó su mochila con repelente para insectos.

—Papá, ¿puedo acompañarte? —preguntó.

—Pensé que ibas a dormir al llegar —respondió su padre.

—Se me quitaron las ganas. Si no es molestia, me gustaría acompañarte —dijo Alexander.

—Esta bien, pero aún no he hecho la hoja de permiso... —comenzó a decir su padre.

—Entonces podría tomar la ruta de senderismo, así trabajas y yo me familiarizo con el entorno —sugirió Alexander. 

—Bien, vamos. Aún no he alquilado el coche, tendremos que ir caminando y luego tomar el autobús. No queda tan lejos —dijo su padre, mientras tomaba sus cosas, listo para salir con su hijo.

Los dos salieron de la casa y empezaron a caminar. Ambos estaban viendo los hermosos paisajes; todo era hermoso.

La actitud que tomó Alex, de no quedarse a dormir y salir, sorprendió mucho a su padre. Cuando llega a un lugar nuevo, solía encerrarse y no salir, por unos momentos o incluso días. "¿Qué le habrá hecho que cambie su actitud?", se preguntaba su padre, sin dejar  de pensar en ello. 

Llegaron a su destino. El parque era enorme. Aunque había vistos muchos parques y reservas, cada una con su encanto y biodiversidad natural propia, los lugares rurales tenían un atractivo especial.

Tal y como lo hablaron, Alex fue por la ruta senderística, tenía un mapa, linterna, spray de defensa contra osos, etc. Su padre lo acompañó hasta la mitad del camino y de hay se separaron, cada uno por su lado. Su padre a su trabajo y él a dar un paseo.

El camino era tranquilo, los sonidos no son como lo de la ciudad, le gusta, pero lo agobia estar rodeado de gente, la mayoría lo veía extraño, no es lo mismo estar con la misma gente que estar mudándose y volver a hacer lo mismo, sabiendo que no siempre funciona, logrando que uno quede como extraño o simplemente no logra adaptarse. Eso es lo que no le gusta... no es lo mismo como cuando era niño, antes de empezar a mudarse.

Cuando encontró un lugar de su agrado, se sento y empezo a observar a las aves que encontraba, una de esas era el cuervo alpino, captó su atención. Su plumaje negro brillante y su llamado característico lo fascinaron.

Se sintió atraído por la belleza y la tranquilidad del entorno natural, hasta que escuchó una voz que lo distrajo.

—Los cuervos son un ave hermosa, personalmente , los veo como un símbolo para poder buscar una libertad, a la vez un ser capaz de adaptarse a este mundo que está en constante cambios y movimientos a la vez, ¿No lo crees? —Decía mientras soltaba migajas para atarear a uno.

—¿Luka? —Se levantó y lo ve extrañado, pero feliz.

—Olvide que no hablas mucho Alemán, disculpa —Se le acercó sonriendo —Puedo ayudarte —Saco su celular, escribiendo lo que le dijo, cosa que Alex, asintió con la cabeza y lo invitó a sentarse a su lado. Luka, lo hizo y escribió una palabra, pero no en el traductor.

—¿Freund... qué es? si recuerdo haberlo leído—Lo mira extrañado.

—Amigo —Le sonríe y sigue escribiendo, esta vez en el traductor, mostrándole "Tampoco me gusta estar con mi familia, pero me gusta conocer gente, no esperaba verte otra vez"

Alexander solo le devolvió la sonrisa y también sacó su celular, ambos acordaron practicar primero los saludos, "Es más fácil aprender con alguien de tu edad, que con un profesor que lo hace aburrido..." pensó, pero volvió ese sentimiento, que cuando termine el trabajo de su padre se ira y su "amigo" lo olvidará, ¿por qué aceptó anotar su número?

Se levantó, se disculpó y se estaba por ir. Luka lo sujetó.

—Antes de que vayas, hay una zona de campamento cerca de aquí, vamos, te compro algo —Dijo, mostrándole el celular.

—Está bien—Respondió Alex en perfecto alemán, mientras lo miraba.

—Bien — "Esa frase es fácil de pronunciar". Pensó, sin mucho revuelo

Caminaron hasta la zona, había gente, no era nada nuevo, esos lugares son hermosos para no ir a verlos.

Alexander, se sintió bien al ver que una persona lo trato de buena manera, no tan hostil como los demás de su edad, eso lo alegró, por eso salió con su padre, olvidó su miedo por unos instantes, su tarde fue un poco más acogedora, pero al seguir hablando con Luka, recordó como a él lo habían olvidado.

Cuando su madre le dejó pasar una semana con ella, en vacaciones, este fue corriendo a donde vivían sus amigos, pero todo lo que encontró fueron a unos extraños que no lo recordaban, les costó recordarlo, entendía eso, ¿pero tanto para el punto que ni se emocionarán de verlo..? ¿Ni un poco?

Esa semana intento volver a ser parte de ellos, creyó que lo había conseguido ... pero toco el dia de irse, les mando mensaje esperando que les contesten, solo no le contesto y a los días, nunca más respondió. Lo mismo le pasaba con sus compañeros que decían ser "amigos" , todos lo olvidaron; Se concentró más en hacer otra cosa para tener su mente ocupada. Esa fue la última vez que vio a su madre, después del divorcio, jamás se lo contó a nadie.

Empezó a acompañar a su padre al trabajo, se interesó por esos temas, lo tenían ocupado y por las noches aprendía idiomas hasta quedarse dormido, asi jamas volvia a pensar en lo olvidable que era.

Escuela donde estaba, era un lugar donde al principio eran medio hostiles, a pesar de que luego estaban bien, jamás volvió a decir cuando se iva o daba su numero, solo dejaba de existir en ese lugar...

Su padre desconoce que habla otros idiomas, por eso leía los libros que le compraba, fingía no saber nada para que asi, si alguien hablaba de mala forma de él o de alguien mas, lo haria saber, nadie sospechaba de el, ya que "No habla nuestro idioma"; Esa fue su vida, no tenia un lugar para sentirse seguro...

—¿Alex, qué te gustaría? —Le preguntó para así encargarle al sujeto que vendía. Cosa que hizo que Alex volviera en si.

—Ah, sí, un bocadillo, por favor —Dijo Alexander en alemán, otra vez, lo dijo perfecto. Esto desconcertó a Luka.

El vendedor, les dio lo que pidieron y, Luka, pago, como dijo. Ambos volvieron a su camino, hasta que ya no había gente cerca. Entonces, Luka, hablo.

—Sabes alemán —Dijo con una expresión seria, frunciendo el ceño.

—Si, hablo alemán —Admitió mientras apartó un poco su mirada por la vergüenza que sentía.

—¿Por qué me mentiste? —Preguntó, su voz ligeramente tensa.

Alex se encogió de hombros —Mi padre estaba cerca y él no sabe que lo hablo, aparte, como ya te hice pensar que no lo hablaba decidí continuar, lo lamento.

Luka lo miró fijamente, buscando seriedad en sus ojos —¿Me estás diciendo la verdad o te lo inventaste? —Preguntó, su tono de voz ligeramente escéptico

Alex negó con la cabeza —No miento, te lo digo enserio, solo fue un malentendido.

—Vamos, ¿no era que se te hacia tarde para tus cosas? —Dijo, cambiando de tema. Alex asintió y ambos siguieron caminando en silencio.

 Al hacerlo le parecía rara la actitud de Alex, pero no podía hacer nada, al menos esta vez pudieron hablar en el camino; Mas bien, él habló en el camino, Alex, solo lo escuchaba y daba su opinión.

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