Cuarto Fragmento
_¿Por qué no reverencias al destino? –susurró.
Alzó su barbilla, consciente de su sangre imponente, majestuosa.
_Aquel que teje los trazos de los pies ajenos no merece mi respeto. Sólo le temen, más no le reverencian. L a Casta de las Aguas no inclinará su cabeza ante una fuerza que usa el azar y el capricho.
“Las espadas-continuó- se reverencian por su filo, pero también por su forja y por quién las porta".
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