Epílogo
Sarada sentía la adrenalina correr por sus venas, cómo cuando era una gennin y corría y saltaba entre los árboles en espera de una misión, sea complicada o no, terminaba siendo emocionante con la compañía de Boruto.
Sintió el ardor y las cosquillas quemar en sus mejillas al rozar el pequeño libro de notas. Todas las palabras de Boruto regresaron a su mente, enriqueciendo su corazón aún más de lo que ya estaba.
Por más que lo buscó, No lo encontró. Konohamaru-sensei le había dicho que exigió una misión, inclusive la más ridícula, Pero quería permanecer alejado de la aldea o más bien de ella en lo que leí su corazón grabado en tinta en ese cuaderno.
—BakaBoruto —la suave risa escapó de sus labios y la luz del campamento instalado a unos metros hizo brillar con emoción sus ojos— ahí estás.
—¡Sarada-san! —la saludó un jounin, llamando la atención de los demás.
—Hola chicos —intentó ocultar su sonrisa, tienes que controlarte Sarada.
El jounin la miró curioso, no pasó desapercibida su mirada en cada rincón del campamento, cómo si buscase algo o a alguien. Soltó una risita burlona y llamó la atención de su compañero con su codo.
—Es la novia de Boruto —le murmuró.
Sarada se sonrojó y desvió la mirada— Ve-vengo a darle el informe de una misión que me dijo konohamaru-sensei, es todo, No, yo... —hizo ademanes con las manos y les dio la espalda. "BakaBoruto"
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—¡Oye! Eso es trampa —Inojin se quejó al perder la partida. Le lanzó una mirada retadora al rubio junto a un mohín.
Boruto agarró su control con un mano y simuló un soplido como si fuese un arma.— ¡Já! ¿quieres otra partida? O debería llamarlo mejor derrota dattebasa.
—Vaya, vaya. El héroe de Konoha, Uzumaki Boruto y un jounin de élite jugando videojuegos en una misión de rango S.
Ambos rubios miraron a su compañero de misión. Boruto se recostó y cruzó los brazos bajo su cabeza.
—¿Rango S? Esta misión fue pan comido.
—Hu-hum —negó con la cabeza y luego rio— cierto, Boruto, tu chica te busca, está afuera.
— Mi Chi... —lo miró confundido, aún procesando la información— ¿¡Sarada!? —se levantó de golpe.
—Si... pensé que te alegraría ¿Se pelearon?
—Así hasta yo tendría miedo —se burló Inojin.
—No, pero... ¡Di! Di que estoy enfermo o algo así —comenzó a fingir su tos mientras se cubría con una manta.
—¿Seguro? —desvió la mirada a un espejo y se acomodó el cabello— ¿sabes? Tu novia es linda ¿en verdad quieres que la deje sola con varios Jounin solteros? —se volteó para mirarlo de nuevo— ¿eh? ¿Boruto?
Miró a Inojin que miraba meticulosamente el control de Boruto.
—Se fue a penas dijiste linda y chicos. —señaló la puerta de la tienda abierta mientras les sacaba las baterías.
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Boruto maldijo a lo bajo con las manos en los bolsillos cuando miró a Sarada acercarse con una linda sonrisa burlona.
—¿Por qué tardaste tanto? —Se quejó Sarada ya a su lado.
—Vamos hazlo, ¿vienes a burlarte no? —desvió la mirada.
Sarada, a pesar de estar oscuro, pudo divisar el leve sonrojo en sus mejillas, Su corazón latió con ternura.
—Tal vez —se sentó en el césped y Boruto la siguió. Ahí, a la deriva del bosque, todo parecía perfecto para ambos, la brisa fresca, los leves sonidos de los animales nocturnos con una que otra luciérnaga haciendo juego con el cabello de Boruto o con el brillo de los ojos de Sarada —Gracias.
—So-solo no lo cuentes dattebasa... —cerró los ojos avergonzado.
—Fuiste cursi —dijo para picarlo. Sarada disfrutó ver la mueca vergonzosa en su cara.
Boruto no quería que le tome el pelo, si ella quería jugar pues él también lo haría. No estaba dispuesto a ser el único avergonzado.
—Tú me haces serlo —murmuró con una sonrisa.
Sarada sintió de nuevo los latidos hacer un torbellino en su interior, la sonrisa burlona de Boruto la hizo volver en sí.
—Cá-cállate.
—Es verdad —Boruto dejó su timidez y la miró con picardía—no me has dado mi regalo.
—Tú fuiste el que huyó —se cruzó de brazos y frunció el ceño— ¡te fuiste en nuestro aniversario!
—Perdón... —se rascó la nuca y la miró con gracia— me dio vergüenza.
—Es un nuevo vídeojuego, el último que salió y querías.
—¿El que no me alcanzaba la plata? ¿De verdad? ¿dónde está?
Sarada sintió por la emoción en su voz.
—Lo dejé en casa.
—¿Qué? ¿Por qué? Sarada...
—Porque no es correcto, estás en una misión Boruto...
Él desvió la mirada y rio bajito—Es verdad... qué tonto jugaría videojuegos en una misión dattebasa...
—Sé que no eres tan tonto, Por eso lo dejé —Sarada lo observó mirando el suelo— ¿cuándo regresas?
—Ya terminamos la misión —se irguió con arrogancia— estuvo muy fácil, ¿rango s? Para nada dattebasa.
—Siempre te tomas las cosas a la ligera... —hizo a un lado uno de los mechones que se escapaban detrás de su oreja. Se quedó un momento así, hundiéndose en el mar de su mirada— creo que...debo irme.
Boruto sintió— Regresa en tren.
Sarada se irguió de rodillas para levantarse y, antes de que lo hiciera, jadeó al sentir el jalón en su brazo. Se iba a quejar, pero los brazos de Boruto borraron en un instante todo, se dejó llevar por sus emociones y se relajó, el clima parecía un arrullo y el aroma de Boruto lo hacía aún más perfecto. Con algo de timidez, pasó los brazos entre los suyos hasta abrazarlo.
—Te amo —dijo, muy bajito y cerca del oído. Ella sonrió, sabía que a pesar de que era Boruto, le costaba un poco decirlo.
Ella se incorporó en sus brazos y lo miró. Acarició lentamente las facciones de su rostro, a Boruto le encantaba, tenía ese lado tierno que sólo le mostraba a él, en donde escondía su orgullo y se dejaba llevar por su corazón.
Sintió ese cosquilleo, tal y como la primera vez. Los labios frescos de Sarada rozando los suyos, sus dedos cálidas rozando si cuello, ese aroma suave que desprendía si cabello. Lo más le gustaba de besarla es que, ciertamente, sus labios se unían y con ello sus sentimientos. Ella podía transmitir lo que sentía con una simple acción y lo odiaba, lo odiaba tanto porque su corazón parecía reiniciarse y enloquecer como la primera vez que tocó sus labios.
Ella se separó con lentitud, aún a centímetros de ella, podía ver ese brillo arremolinarse en sus ojos, quizá era la luna, pero entonces, ¿Por qué aparecía a oscuras en su habitación? Si existía alguna razón que lo justificara lo ignoraba, le encantaba saber que sus ojos se volvían tan profundos cuando lo miraba.
—Yo más. —murmuró y sonrió. Unió sus labios de nuevo, en un beso rápido y tierno— Nos vemos en casa.
Boruto la miró irse, aún embobado con el recuerdo de sus besos. Se dejó caer en césped y miró el cielo estrellado, el cielo oscuro y con brillo le recordaba a ella, todo a ella.
—¿Qué me hiciste dattebasa?
Se cubrió el rostro con un sonrisa deslumbrante.
💛
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Nota:
Hola y perdón xd
Nos vemos con "Mi Caperucita Roja"
Ensaladachan💛
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