Sigla: T

    
    
        

Disparador 1: Mi cuerpo, mi decisión, mi identidad. No soy necesariamente lo que ves sino quien soy.

 

 

Una sola melodía se repetía en mente, una que utilizaba como mantra y hace poco volví a escuchar, una que en modo de broma al final me había ayudado a aceptarme como soy.

— ¡Hey Adri! —escuché que me llamaban prácticamente desde el otro extremo del campus universitario; era increíble que aquella persona que me gritaba a lo lejos por mi nombre siguiera a mi lado cuando casi todos se habían ido a causa de mis decisiones, de las cuales no me arrepentía porque al fin y al cabo era a mí y solo a mí a quien incumbía aquello.

Cuando me acerque a mi amigo me sentía un poco tímida ya que estaba con otros chicos que no conocía.

— ¿Cómo estás, Adri? —preguntó antes de seguir hablando— Te presento a Luke y a Samuel son amigos míos de la facultad de medicina.

Bueno aquello no era raro puesto que mi amigo estaba estudiando su especialidad de odontología ya que había culminado la carrera general de medicina hace un año, mientras yo recién iba por mi tercer año de pre-grado universitario en la carrera de Derecho y Ciencias Políticas.

— Un gusto —les respondí dándoles una sonrisa leve mientras apretaba suavemente el brazo de mi amigo enviándole un mensaje silencioso que yo sabía él entendería y así fue.

Se despidió de sus amigos y luego nos fuimos a almorzar a un restaurante cercano a nuestra universidad aunque a pesar de que mi amigo no tenía clases yo si y por ello él me acompañaba.

— ¿Y qué tal tu día? —Me preguntó cuando trajeron nuestro menú.

— Bien Nico, nada nuevo, las clases son aburridas, los profesores igual excepto el de liderazgo transformacional sabes que me encantan sus clases —le comenté sonriendo; aunque aquella clase era más una tutoría.

Los ojos de mi amigo expresaban genuina felicidad y aprobación por mi comentario.

— Me alegro y espero que si algo anda mal me lo cuentes —respondió con un tono duro al final y yo sabía a que se debía.

Nico había peleado por mí desde que tuve memoria hasta que decidió que era hora de dejar de esconderme, durante muchos años fui una persona que no era, había aceptado lo que otros me decían, especialmente mis padres cuando decidí luchar por mostrar mi verdadero yo, mi verdadera identidad.

Yo había nacido siendo un chico pero nunca me identifique como tal, fue cuando cumplí quince años que entonces decidí quien siempre sentí que era, y soy, una chica; obviamente no pensé que todo sería aceptado bien de buenas a primeras pero tampoco espere que mis padres me echaran de la casa donde vivíamos. Aquella fue la primera vez que hice algo por mi cuenta y sin Nico, claro que a él no le gusto mucho eso pero aun así me brindó su apoyo y un hogar junto a su familia que me brindaron mucho cariño.

Después cuando tuve diecinueve años me operé y mis ahorros se fueron en ello por lo que tuve que trabajar unos tres años más para ingresar a la universidad ya que no quería aceptar, a pesar de que se lo agradecia, que los padres de Nico me lo pagaran.

Cuando ingresé algunas personas se enteraron de mi historia y quisieron hacerme la vida imposible entonces sin decirle nada a mi amigo me vengue de ellos logrando que los expulsaran y también un poco más de respeto hacia mí y las demás personas que eran diferentes o sufrían bullying. Claro que, nuevamente, cuando Nico se enteró se molesto mucho ya que le preocupa mi seguridad.

— Lo haré —le respondí— no te preocupes estaré bien además sabes que soy más de lo que muchos ven.

Él rió.

— Si, eres más, mucho más y por eso estoy orgulloso de ti y sé que algún día todo cambiará pequeña —me dijo tomando mi mano a través de la mesa— ¿Por cierto participarán en alguna actividad del aniversario de tu facultad la próxima semana? —preguntó curioso mientras yo sonreía de manera ladina.

— Asiste y los sabrás.

***


El aniversario de mi facultad era un evento social para integrar a los alumnos con varias actividades, según mi perspectiva algunas veces se lograba y otras no, en lo personal tomaba estos días como descanso de todas las agotadoras clases que llevaba; normalmente no participaba de aquello más que en las actividades grupales pero cuando hace un mes encontré en mi reproductor de música de mi computadora una canción que había olvidado, y ahora se repetía cada tanto en mente, decidí que podía participar y demostrar un poco más de quien soy y que estoy feliz y orgullosa de ello.

— Adri tú eres el siguiente número —dijo un coordinador del evento del día y amigo mío.

Asentí a sus palabras a pesar de los nervios que tenía.

El número que se presentaba en ese momento bailaban una bachata, "Te robaré" de Prince Royce para ser exactos, que estaba terminando.

Amaba bailar bachata.

Cuando ellos se retiraron una de las chicas del grupo anterior se acerco a donde estaba— Lo harás genial —dijo dándome un abrazo al que correspondí, ella había ensayado conmigo cada paso de este baile que haría y sabía que sus buenos deseos eran genuinos.

Cuando me llamaron salí al escenario escenario a todos y cada una de las personas ahí buscando a Nico, lo encontré en una de las primeras filas frente al escenario.

La música introductoria empezó a sonar porque me concentré en ella y me arrodille en el suelo en una pierna.

Tú me hiciste sentir que no valía

Y mis lágrimas cayeron a tus pies

Me miraba en el espejo y no me hallaba

Yo era solo lo que tú querías ver

Pero no más para nadie pensé mientras sonreía y me ponía de pie mostrando orgullo.

Y me solté el cabello y me vestí de reina

Me puse tacones me pinte y era bella

Y camine hacia la puerta te escuche gritarme

Pero tus cadenas ya no pueden pararme

Bailaba con toda la fuerza que tenía mostrando en mis pasos lo que no podía decir en ese momento con palabras.

Y mire la noche y ya no era oscura era de lentejuelas...

Y todos me miran me miran me miran

Por que se soy linda por que todos me admiran

Y todos miran me miran me miran

Por que hago lo que pocos se atreverán

Y todos me miran me miran me miran

Algunos con envidia pero al final

Pero al final pero al final todos me amarán.

Y así se repetía otra vez al igual que mis pasos y mientras más avanzaba la canción más feliz me sentía ya que la mayoría del público aplaudía y coreaba a canción.

Al terminar hice un reverencia de agradecimiento y dirigí a la parte trasera del escenario donde me encontré con Nico y Lily, la chica con la que había ensayado, a los pocos minutos.

— Lo hiciste genial/espectacular —dijeron al mismo tiempo provocando que me ría.

— Gracias chicos —les dije abrazándolos.

Su euforia era mayor que la mía y eso me gustaba.

Sabía que ambos querían y apoyaban a su manera ellos habían visto más allá de lo que aparente o parecía ser; por ello aquella canción era especial porque se trataba de eso, romper el esquema que otros podían tener de mí pero aún así estar segura de un yo era y soy. 

       
        

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