Tragedia griega.

— M, mi amor tranquila, ven...— dijo tratando de asirme, no quise por supuesto y salí del agua. No me iba a quedar a ver como me llevan de nuevo a la comisaría. Fui caminando hacia un lugar donde pensé que no me podrían ver y esperé para escurrirme. David me alcanzó todavía riendo. Me abrazó, pero no le devolví el abrazo.

— Estoy muy molesta. No sé que pasa contigo...

  Ya me había bañado y pasado la vergüenza de atravesar el lobby totalmente mojada, me acosté dándole la espalda, eso le enseñará.

— M, ¿sigues molesta?

— Absolutamente. Estoy absoluta y desquiciadamente molesta acerca de la actitud de niñato que tomas a veces... ¡es insoportable!— Comenzó a besar mi hombro, subiendo por mi cuello y con su mano tomó el borde de la blusa de mi pijama.

— David, hay que dormir, es tarde— Comenzó a subir mi blusa. Ahora estaba besando mis caderas, me cambié de posición para quedar de frente. Subió para besar mis labios, me sacó por fin la prenda y siguió profundizando el beso— David... te dije que estoy molesta... no hagas esto...— Pero en realidad yo solo no podía tener suficiente de él. Lo abracé con urgencia cuando él parecía querer devorar mi boca con la suya. Saqué el pantalón de su pijama no tan rápido como yo hubiese querido, él se deshizo de su playera.

— ¡Qué difícil eres!— dijo sarcástico contra mis labios.

— El condón... esta vez no olvides el condón...—  Recordé justo a tiempo, buscó en la gaveta a un lado de la cama, por unos momentos estaba demasiado caliente por la anticipación, mientras él estaba concentrado en colocárselo bien, después de lo que pareció una eternidad finalmente se adentró en mi poco a poco.

...

  Al día siguiente Brasil perdió, pero esta vez David no lo tomó tan mal. Vi el partido desde unas gradas cercanas a las de su familia pero no quería me presentara. «¡Odín me libre!»

  Pasamos el resto de la tarde acostados, pues él estaba cansado y el domingo vimos la final en la habitación de Santos Almeiro, con su famila y Silvano Pineirao con la suya, empezaba a familiarizarme con los nombres. En verdad ambas familias me caían muy bien y David no podía dejar tranquila a la bebé de los Pineirao. Por supuesto, nos presentamos como amigos. Había dejado las maletas listas pues tenía que salir apenas se acabara el partido. Cuando me acompañaba al aeropuerto me dijo:

— Quisiera que lleguemos a ser una familia como la de ellos. Lo daría todo...

— David, poco a poco. Paciencia pequeño saltamontes. Tenemos todo el tiempo del mundo.
...

  Han pasado tres meses, el tiempo pasa volando. He mejorado mi relación con David. Cada día lo quiero más, resolvimos la distancia con un arreglo en el que él viene dos días aquí una semana y yo voy dos días la semana siguiente. No me sentía cómoda dejando que él pagara mis vuelos, pero de otra forma no nos podríamos ver tan seguido. París es hermoso, tal como lo imaginaba. Tal vez las cosas vayan bien y de verdad seamos el uno para el otro. Conseguí un nuevo trabajo y seguía bailando en el estadio. Me iba muy bien en el nuevo restaurante, recientemente me habían ascendido.

  Kass seguía en su relación con Franco, el doctor que resultó ser bueno. En el estadio seguían hablando de mi, de cómo le quité el novio a la pobre Sabrina. Y los bailarines me tratan como si fuese otra persona, es ridículo. En el casting para nuevos ingresos escuché cuando uno preguntaba:

— ¿Ella es la novia del futbolista?

Si, es ella

No es la gran cosa. Él puede conseguir alguien mucho mejor. Además, la he visto caminar a todas partes, para ser su novia no le veo los lujos—Me dirigí hacia ellos, eran una chica y un chico.

—  Eso es porque soy su novia, no su prostituta— Me fui así como llegué, esto era sin que la prensa supiera. Cuando fuese público solo iba a empeorar... 

...

— ¿Cuándo llega mi cuñado?— preguntó Kass arreglándose el cabello para salir.

— A veces me da la ligera sensación de que lo quieres más a él, pero sé que solo es mi imaginación y tú no serías capaz, tranquila— me reí y le alcancé el aerosol para cabello—, llega el jueves.

— Tienes que admitir que David está muy cerca de la perfección, si no tuviera esta manía por casarse tan rápido, sería ¨El Príncipe Encantador¨. No estaré aquí cuando llegue, tengo guardia. Me saludas a su majestad.

— Mi David es perfecto, no sé a que te refieres con: «casi». Tampoco sé cuál es tu problema, si lo puedes saludar el viernes.

— La cara de tonta cuando hablas de él es algo que deberías aprender a manejar— Nos reímos las dos.

— Y Franco, ¿cómo estás con él?

— Franco también está a la altura de David así que muérete de la envidia. Es la mejor relación que he tenido jamás y ya me voy a vestir, debe estar por llegar.

— David quiere que conozca a su familia.

— ¿Y cuál es el problema?

— Que no creo gustarles, he visto demasiadas fotos de Sabrina en el Instagram de su mamá y su hermana.

— ¿Ahora las acosas? Dale una oportunidad M y dátela tú misma. Tal vez las cosas no van tan mal con su familia.

— Voy a decirle que para diciembre, así tengo un poco más de tiempo.

— Franco no quiere que conozca a su familia aún, por lo menos no me lo ha propuesto.

— Ya lo hará, a lo mejor es porque él sí es un hombre normal y el compromiso le preocupa.

Kass se fue a su cita y yo llamé a David por Skype.

— ¿Belleza?

Mi amor, ¡te extraño tanto!

Yo también, pero ya casi es jueves, ¿cómo estuvo tu día? Ayer vi el partido, estuviste genial amor.

Estuvo normal, entrenar y entrenar más. Sabes como es el clima aquí de gris. Me encanta que veas mis partidos sin que tenga que recordártelo— Se rió a carcajadas.

¿Me estás llamando una inepta del fútbol? Déjame decirte que no solo veo tus partidos, veo todos, le agarré el gusto.

Cuando llegue tendrás que explicarme qué es un fuera de lugar, entonces— No paraba de reír.

David, ¡ese es un estereotipo demasiado machista! Te aprovechas de que no estás aquí, porque sino...

Sino estarías muy ocupada besándome, no mientas. Extraño demasiado tus besos M... no puedo esperar a llegar allá y atraparte en mis brazos para no dejarte ir jamás...— me hizo sonreír y puse un beso en la pantalla.

¿Mejor?

— No, para nada, ahora solo te extraño más... te quiero preciosa, trata de no hacer nada muy peligroso en mi ausencia.

— No es como si no me diera cuenta de que hay tipos con una apariencia innegable de guardaespaldas a mi alrededor todo el día, todos los días. Puedo parecer tonta pero no lo soy David... Debes dejarme en paz con eso, no los necesito para nada, nadie me conoce...

— Claro que sí los necesitas M, nunca se sabe y no voy a poner en riesgo a una de las personas más preciadas para mi... No señora...

  Hablamos un rato más pero debía estudiar, entonces tuve que dejarlo. Lo quería tanto, me había tardado en reconocerlo, pero ya estaba segura de que no había vuelta atrás, haría lo que fuese por él y eso era bueno porque demostraba que no soy una pelirroja sin alma, pero al mismo tiempo me daba tanto miedo salir lastimada.

  En el grupo de baile me habían ascendido, era suplente de Mark. Estábamos realizando los castings para nuevos ingresos, entonces teníamos mucho trabajo. El restaurante me consumía toda la noche y ya por lo menos solo estaba cumpliendo con las pasantías del instituto culinario, dormía solo en las mañanas pero descansaba jueves y viernes. Los jueves iba a clases de kick box y los viernes leía algo. Cuando David venía jueves y viernes era lo mejor, pero a veces no podía, entonces, desayunábamos, dormíamos juntos en la mañana y hacíamos algo hasta las tres de la tarde. Esta semana habíamos tocado con suerte y él me había prometido ir a bailar.

  Era jueves por la mañana y me levanté para ir a mi clase de kick box, no esperaba a ricitos hasta después de la clase.

— Bueno mamasita, que tengas un buen día porque un buen cuerpo ya lo tienes, tienes un hermoso trasero—  dijo el entrenador al terminar la clase, despertando mi furia inmediata.

¿Qué demonios dijo? ¡Oh, qué amable, qué caballero! ¡puede irse directo al infierno!—  Me volteo y me tropiezo con...

Discúlpeme, no lo vi... David, mi amor, ¡¿qué haces aquí?!— No me respondió, en cambio fue directo hasta el entrenador— Amor vámonos, no vale la pena.

¡¿Qué te hace pensar que puedes decirle eso a mi esposa y salir libre!?—  Estaba realmente fuera de si.

— David vámonos, por favor.

— Solo dije la verdad hombre, ella es sexy, además es la que se anda mostrando por ahí— Eso fue suficiente para que David intentara írsele encima, pero yo me metí en el medio diciendo: «¡basta!». Evidentemente no fui comprendida y terminé recibiendo el impacto de ambos. A veces no pienso bien las cosas antes de hacerlas. David me golpeó contra el entrenador y mi cuello quedó en una posición extraña.

—  ¡M! ¿Por qué hiciste eso? ¡Deus! ¿Dónde te golpeé, mi vida? ¿Estás bien?

—  Estoy bien, ya vámonos por favor.


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