La reputación.

«Y un, dos, tres... cinco, seis, siete.»

—  ¡Vamos amigos! ¡pónganle más energía! ¡como si de verdad quieren bailar!— grita el coordinador del grupo y mi nuevo amigo Mark— Tenemos solo diez minutos antes de irnos. ¡Este flashmob será genial!

Ya en el camino estaba algo nerviosa, era mi primera vez como bailarina principal. El disfraz de vampiresa no me disgustaba pero las botas de cuero me restaban estabilidad. Leggins de cuero negro, camisa con volantes blanca, una chaqueta entallada con corte antiguo, negra también y un sombrero de copa rojo satinado. Los lentes de contacto rojos (absolutamente innecesarios para mi gusto) y los colmillos completaban el disfraz. Todos mis compañeros estaban disfrazados de monstruos también, se acercaba halloween y siempre es una buena excusa para actuar como niños. Nos vestimos en el baño del local y cuando me daba una última mirada en el espejo nos dieron la señal de que la música estaba lista, en cuanto comenzó entramos en el salón. Era una especie de café cercano al estadio, con barras y mesas de caoba pulida, me sentía en mi elemento, bailaba entre las mesas mientras todos estaban sorprendidos, pero no nos sacarían a patadas.

Cantaba una canción que explícitamente decía que los monstruos van a llevarte mientras un niño parecía intimidado con nuestra presencia, hasta se puso pálido, pero en realidad para un niño lucíamos muy atemorizantes. Nuestros pasos enérgicos y coordinados retumbaban por todo el lugar. Cuando se acercaba la parte clave de la canción los vi, la mayoría de los jugadores del estadio incluidos brasileños y Amarillo. Casi perdí la concentración pero no les daría el gusto, últimamente me había hecho una reputación en los dos meses luego de que entré en el grupo de baile. Así que decidí hacerle honor moviéndome más sinuosamente, rebosante de coquetería. El chico rizado me veía asombrado y los demás lascivos o aburridos.

Justo cuando la canción hablaba sobre meterse en la cabeza de los demás y como un demonio jugar con fuego canté en su dirección con doble sentido, porque si hay algo que me quedaba claro, es que me había metido en sus cabezas, no paraban de hablar de mi, mal, pero hablaban, que si salí con uno o con otro, que si me acosté con todos, que si soy una zorra para una sola noche; en realidad yo no tenía un gusto tan aberrante como para ser zorra con ellos. Terminó la canción. Hicimos una reverencia, yo especialmente en sentido del grupo de imbéciles (excepto mechudo) y salimos del lugar.

— ¡Estuviste excelente M! eres toda una bailarina nata, protagonizarás muchos números ¡te lo aseguro!— me dijo Mark atrapándome en un abrazo. Él era latino como yo, pero venía de Colombia, su madre era inglesa, entonces se habían devuelto hace algunos años. Prueba de sus raíces inglesas eran sus cabellos muy negros y sus rasgos finos, aunque sus ojos de avellana le daban un toque latino.

— La pasé muy bien, pero me incomodaban los futbolistas de la esquina, como si no tuviésemos suficiente de ellos en el Smith—  repuse con fastidio haciendo mi camino por la acera, la gente nos miraba con curiosidad.

— Fue una total casualidad, sé que para ti no es agradable, se rumorea que ahora sales con este chico bajito, el que usa el cabello casi rapado.

— Sí, lo sé, pero no es verdad Mark, no he salido ni con él, ni con el casi albino, ni con ninguno.

— M, solo no puedes rechazar a los jugadores tan bruscamente, el ego de esos tipos es muy susceptible— Me detuvo en seco tomándome por el brazo para hacer hincapié en su punto, igual yo no iba a ceder.

— No hay manera de rechazar a alguien dulcemente, porque se suele interpretar que no es un rechazo—  Llegamos al estadio y antes de separarnos para ir a cambiarnos los trajes Mark agregó:

— Si no haces algo pronto el chisme se sabrá en todo Londres, no podrás desmentirlo después.

— Lo que piense todo Londres me tiene sin cuidado, me interesa más la opinión que tiene mi gato de mi, ¡que se pudran!— sentencié decidida y me despedí.

No voy a permitir que esas habladurías me afecten, sé que quieren saber qué pasó para que se regaran estos rumores sobre mi «moral distraída» y solo fue que rechacé la invitación del amigo Amarillo a salir (yo les dije que estaba más cerca de la muerte que de salir con él, lamento decepcionarlos, aunque ya estoy acostumbrada, decepciono a todo el mundo), él tiene una novia formal, además nosotros sabemos que nuestra relación no comenzó con buen pie, solo que él no lo recuerda.

Al parecer no se da cuenta de que la pintora de brocha gorda y la bailarina, somos la misma persona. Como no podía aceptar un no, inventó una historia que contó a sus compañeros acerca de él acostándose conmigo e invitando a los demás a hacer lo mismo ya que yo «soy muy fácil», desde allí todos los demás futbolistas para no quedar mal han seguido con la bola del chisme de: "yo salí con ella ¿Y tú?"

 Toda esta ridícula mascarada me tenía sin cuidado, si me molestaba realmente al respecto, eclosionaría en un millón de decepcionantes partículas que solo esparcirían más decepción por la faz de la tierra.

...

— M es hora de irnos, sino te dejaré— gritó Kass abriendo la puerta del departamento.

— ¡Voy, no me dejes!— grité de regreso alargando la «o» lo más que pude, salí a toda velocidad y la alcancé en el ascensor.

— ¿Cómo estuvo tu semana? Creo que ahora casi ni coincidimos en casa— Me miré en el espejo, peiné mi cabello con las manos en un acto reflejo de mirar lo arreglada y elegante que iba Kassie, siempre tan diferentes...

— Estuvo bien, muy bien de hecho, un doctor del hospital me invitó a salir. Iremos al cine y a cenar el sábado.

— ¿Es sexy?— pregunté dándole codazos en las costillas y riendo pícaramente, sabía que Kass odiaba ese comportamiento infantil— Me alegro por ti, ya necesitabas algo con lo que distraerte de tanto trabajo.

— Es normal, no es un Adonis, pero me agrada, tal vez si dejaras de actuar como una niñata, tú también conseguirías una cita— juntó los labios mirando su reflejo también y los frotó para emparejar el labial, se miró una última vez con cara satisfecha, la misma cara que yo jamás hacía.

— Bien sabes que no necesito una cita, he tenido suficientes citas imaginarias para un año. Y definitivamente no necesito quedar con un hombre imbécil que solo me distraerá de mis metas— Ya habíamos llegado a su auto y nos dirigíamos al instituto culinario.

— Tal vez podrías dejar tu pesimismo con los hombres y tratar de desearme suerte. Tengo tanto tiempo sin salir con nadie que no recuerdo ni como comportarme.

  Kass no salía con nadie porque no quería, era rubia, de ojos verdes, pestañas largas y rostro angelical, sin mencionar que era alta y de un cuerpo envidiable. No me sorprendía que no tuviese problemas de autoestima.

— Estarás bien, él es el que debería estar nervioso— Llegamos, entonces me bajé del auto y me fui directo a clases.

Luego del instituto era una tarde de práctica como cualquier otra en el auditorio del estadio, como siempre algunos de los futbolistas venían a vernos bailar. Estaba bromeando con Mark acerca de una canción de Nelly Furtado donde ella cantaba en un español espantoso, me encontraba imitando su tono absolutamente retrasado mental, cuando una voz que conocía dijo:

Creo que eso es realmente irrespetuoso, los latinoamericanos merecemos algo de respeto y tú te estás burlando del español, no sabes cuán complicado es ese idioma, así que es tonto que te burles de algo de lo que no tienes la menor idea. Respeto tu país y tu gente, pero chicas como tú no piensan en las consecuencias de sus actos, solo porque siempre tuvieron todo arreglado— Terminó el brasileño con el cabello enrulado en un halo gigante. Tardé un momento en siquiera entender qué era lo que quería decir.

— ¡¿Discúlpame?! Creo que tengo suficiente conocimiento del español como para saber que me estoy burlando de una canción que no tiene el más mínimo sentido. Sí, ¡es una canción! ¿sorprendido?, ni siquiera entiendo como saltas a conclusiones tan rápidamente— respondí encolerizada.

— Lo... lo siento, yo juraba que tú... eras londinense...

— No, no lo sientas— para este punto mi indignación no tenía límites— ¿quién es el que tiene que hacerse cargo de sus actos ahora? porque tú si me estás juzgando y yo sé la razón, es porque tus amiguitos hablan porquerías de mi, dicen que soy una zorra y una mala persona. ¡Claro, es más fácil creer que preguntar! ¿O no?

» Y más nunca se te vuelva a ocurrir decir o siquiera insinuar que no me ha costado nada llegar a donde estoy, ¡porque no lo sabes! ¡Tanto no lo sabes que no recuerdas mi cara! sí, ¿no te parece familiar?— Él se me quedó mirando por un momento como si yo fuese algo complicado de entender, luego el reconocimiento brilló en sus ojos, abrió la boca para decir algo pero lo interrumpí— ¡Ah! Por cierto: ¡gracias por evitar que me echaran ese día!— Salí del auditorio lanzando chispas de ira, hubiese sido una salida dramática fabulosa de no ser porque me tuve que devolver a buscar mi mochila, pero el rizado ya no estaba.

...

— M, ¿estás bien?— Me preguntó Kass al regresar a casa para cambiarme, me encontraba en la cocina comiendo vasitos de yogur descontroladamente, para Kass esa es la señal clara de que he tenido un día molesto.

— No, hoy tuve un altercado con uno de los futbolistas. El brasileño del cabello... ya sabes...— dije señalando mi cabeza para indicar que era abundante.

— ¿Otra vez? Tienes demasiados problemas con esos tipos, ¿qué les pasa, te tocó la lotería o son así con todas?

— Lotería y el premio gordo. Hoy me acusó de ser una niña mimada que no respeta la cultura latina ¡como si el supiera algo de mi vida!

— ¿Está loco? ¡Si ni siquiera te conoce!

— Exactamente, ni siquiera me conoce. Olvidó que yo era señorita: «parezco un tipo con este overol», pensé que él sería distinto, pero veo que en cuanto a hombres, pensar se me da mal.

— No, todo parece indicar que en ese estadio se concentran todos los cretinos de Londres ¿Por qué no lo dejas? Has creado demasiadas malas energías ahí— Rodé los ojos, ¡qué energías ni que ocho cuartos!

— No voy a dejar de bailar solo porque Bob Patiño y su pandilla me detestan ¡no! Al contrario, ¿ellos quieren hablar? ¡Van a hablar!

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