La perogrullada del día...
Llegué del restaurante a las cuatro de la mañana y me dispuse a dormir algunas horas, tenía clases a las ocho, pero ya estaba acostumbrada; Kass estaba durmiendo, debió dejar la guardia temprano.
— Good morning little sunshine![1] ¡Es hora de levantarte y ver el hermoso día que hace!— dice Kass con fingido entusiasmo abriendo las cortinas como si fuese Cenicienta.
— No mientas, aquí nunca hace un hermoso día, solo cinco minutos más... hoy no tengo nada importante y estoy muy...— Cerré los ojos de nuevo y me volteé para taparme con la almohada.
— Está bien, quédate mediocre para siempre, me voy a hacer algo de ejercicio son las seis y cuarenta, luego iré a hacer la compra que olvidaste— Terminó de decir apoyándose en el marco de la puerta para salir.
— Bien, te lo agradezco tanto, eres la mejor amiga/mamá del mundo— dije riéndome y arrastrándome al baño.
Llegué a clases a tiempo, al medio día ya había almorzado y estaba llegando al estadio. Me cambié en el baño y me dirigí al área de mantenimiento para buscar mis implementos de trabajo. Llegaba apenas en la hora, por eso estaba con prisa (los ingleses y su obsesión con la puntualidad), entonces la puerta de salida de las oficinas me golpeó justo en la nariz.
Me aparté del camino esperando ver a mi agresor pero el dolor me cegaba, así que tuve que llevarme las manos a la cara para asegurarme de que seguía ahí. Me reía descontroladamente, no puedo evitarlo cada vez que me sucede algo embarazoso.
— Discúlpame, ¡lo siento tanto! solo abrí la puerta, no te vi venir— dijo en inglés y también riendo el chico; era uno de los brasileños, con el cabello rizado más llamativo que he visto jamás. Nada de eso lo salvaba de mi lista (para que estén al tanto, tengo una lista de personas no gratas).
— Claro que solo abriste la puerta, la perogrullada del día— repuse la última frase en español, con tono de burla, tratando de dejar de reír y verme digna.
— ¿Disculpa? ¿Hablas español? no te entendí bien— Esto no me lo esperaba, ahora tendré que darle explicaciones al lanzador de puertas.
— Sí, hablo español. Cito textualmente del diccionario— expongo actuando especialmente sabelotodo en frente de este pana [2]—: perogrullada, «Afirmación que resulta superflua o simple por encerrar una verdad muy evidente», me gustan las palabras pomposas—« ¿cuándo aprenderé a callarme?»—, y estás disculpado, igual fue mi culpa, estoy algo retrasada para mi trabajo, adiós— terminé ya queriendo correr hacia el almacén, no quería que tuviesen más razones para echarme.
— En verdad lo siento sabelotodo, espero que el golpe no haya estropeado nada de esa inteligencia. Normalmente no me detengo en los pasillos tanto tiempo, pero ¡vaya que esto ha sido interesante!, si puedo hacer algo para...
— En serio no tengo tiempo para el rollo de: « déjame compensarte»— interrumpí—, además esto no ha sido ningún tipo de escena, solo me lanzaste la puerta en la cara, pediste disculpas, te las acepté, asunto arreglado, como dije: ¡adiós!—llegué a mi puesto y el resto de la tarde transcurrió tranquila, sin distracciones, como las siguientes dos semanas, hasta que un día volvió a pasar cerca de mi nuestro amigo Amarillo (ese que ustedes llaman amor de mi vida), solo que esta vez venía con el lanzador de puertas y el director.
— Sr. Hamilton, no planeaba decirle esto, pero esta... persona, fue muy grosera conmigo hace algunas semanas, creo que es irrespetuosa y que no debería tener ese tipo de gente trabajando para usted— dijo con su acento marcado, deteniéndose y mirándome como si fuese basura.
— Vaya, vaya ¿señorita...?
— ¿Qué fue lo que te dijo?— interrumpió el chico del cabello rizado.
— No se hizo a un lado cuando se lo pedí, ella estaba en el medio del pasillo y me contestó despectiva, diciéndome que ni siquiera iba a pensar en moverse.
— ¿es verdad señorita?— preguntó el director.
— Sí Sr. Hamilton, no me quería mover, pero estaba distraída, no fue mi intención ser grosera, sé que no es una excusa pero... no pasará de nuevo— Estaba desesperada, pero sabía que tenía todo perdido, no me dejarían quedarme después de esto.
— Sr. Hamilton, está claro que no fue su intención, además, yo la conozco y cuando nos encontramos ella fue muy amable conmigo, hasta me dio clases de castellano— Se sonrió como un niño de cinco años, eso fue inesperado...—, entonces creo que mi compañero aquí presente está haciendo un pequeño drama— Terminó el brasileño sorprendiéndome por completo.
— Bueno señorita, está a salvo por ahora, pero en el futuro trate de no estar distraída o será inmediatamente despedida, ¿entendido? ¡Una queja más suya y se acabó!
— Gracias señor, entendido, ¡no pasará de nuevo, lo prometo!
Mi salvador me guiñó un ojo cuando se iban y no pude darle las gracias. Nunca pensé que intercedería por mi, pero es algo que no iba a olvidar, supongo que no todos los futbolistas son tan malos después de todo, esto había sido desinteresado y hasta amable...
Nota mental: no odiar al chico del cabello loco.
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[1] ¡Buenos días solecito!
[2] Pana: amigo, compañero.
* Las cursivas denotan que se está hablando en idioma inglés.
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