Inesperado.
El viernes David me acompañó al ensayo de baile, porque había eliminatoria del casting. Solo iba a evaluar.
— Desearía que hubiesen puesto más pasión a su baile, pero es increíble que no puedan sentir la canción, para ser un bailarín tienen que ser actores también. Para entender e interpretar lo que la canción quiere que sintamos aún si es una letra de Nicki Minaj. En mi opinión si fuese solo por la práctica de hoy todos ustedes estuviesen fuera— dije realmente exasperada..
— M, ¿no crees que estás siendo un poco dura? Estos chicos persiguen hacer lo que les gusta, como tú. Dales una oportunidad de enseñarlos. En el fondo quieres, en alguna parte está ese corazoncito.
— David no lo hicieron bien, no halagaré algo que está mal— Pero ya había hecho mella en mi su comentario, en verdad no quería seguir siendo tan amargada. Cuando nos reunimos a decidir intercedí por los menos peores.
— Chicos, espero que lo que dije antes los guíe hacia una mejora para que pedan alcanzar la excelencia. Las personas que hemos elegido hoy tienen un duro trabajo por delante, pero estamos aquí para ayudarlos— dije los nombres y terminó la eliminatoria. Saliendo, David dijo sentir nostalgia de su antiguo locker así que fuimos a visitarlo. Al entrar cerró la puerta tras de si.
— Dejamos un asunto pendiente aquí ― dijo atrapando mi cintura y luego trasladando sus manos al botón de mis jeans. La punta de su nariz en combinación con sus labios rozaban mi cuello de cuando en cuando.
— No trajiste preservativo― respondí mecánicamente colocando mis manos sobre las suyas para detenerlo, porque yo de verdad estaba cuidándome de no salir embarazada, contaba días, llevaba calendarios y demás, pero era demasiado tarde, ya mi respiración se había agitado.
— No, ¿no estás tomando la píldora? ¿Qué más da? Si vienen Davidcitos serán bienvenidos— susurró contra mi clavícula, deshizo mi agarre de sus manos y soltó el botón.
— Estoy tomando la píldora, pero a mi si me preocupa.
— Estás matando toda la pasión, M— Me reí y me cargó apretándome contra los lockers, el collarín podía irse al infierno. Me lo quité (y me dolió) y le ayudé a quitar la camisa, él bajó mis pantalones ayudándome a salir de ellos y yo me saqué la blusa, besó en el espacio de mi pelvis cerca de mi ombligo y comenzó a bajar mis bragas hasta dejarlas caer, acariciando mis piernas, me subí sobre él finalmente . Sus besos eran tan apremiantes, tan llenos de deseo. Tener sexo en esos bancos no era lo mas cómodo del mundo a decir verdad, pero no podíamos parar. Por un momento olvidé donde estábamos y se me escaparon dos gemidos demasiado fuertes, David tapó mi boca con la suya y luego, cuando hice silencio recorrió mis labios con su pulgar. Nos besamos de nuevo y continuamos. En verdad no me quería levantar de su regazo, quería besarlo para siempre, además, estaba segura que alguien había escuchado mi pequeño show, ¡qué vergüenza! Al final nos vestimos y salimos como si nada.
...
David me había prometido salir a bailar y lo convencí de ir con collarín y todo. No iba a hacer mucho esfuerzo. Ya entrada la noche me acerco a la barra a pedir un agua y un trago para ricitos cuando me fijo en Franco. Fui a saludar creyendo que lo encontraría con Kass, pero nada más lejos de la realidad. Se empezó a besar descaradamente con una morena.
— Eres un maldito desgraciado— Llegué desde su espalda
— ¿Disculpe?... ¡M! No, no es lo que...— Se separó de la morena viéndose realmente descubierto, este malnacido...
— ¿Lo que pienso? Púdrete Franco, tú y tu zorra, ¡te mataré!
— No le digas a kass, por favor. Esto no...— Empecé a pegarle con todas mis fuerzas.
— ¡Desgraciado! Muérete hijo de la grandísima... ¡Bastardo del infierno te odio! ¡Maldito idiota!)
— Tenía que saber que la del problema eras tú, ¿qué esta pasando aquí?— dijo David rodando los ojos— ¿Franco?
— Sí, este imbécil está engañando a Kass, lo acabo de ver.
— No M, te lo dije, es solo una amiga— Lo golpeé en la cara e inmediatamente David me sacó del lugar casi empujándome.
— ¿Estás loca, M? ¡Pudiste acabar en la cárcel de nuevo! Cualquiera diría que te engañó a ti también.
— ¡Sí! También me engañó. Yo confiaba en él y lo defendía, no puede hacerle esto a Kass. Vamos a casa, tengo que hablarle.
— M, no podemos intervenir, son cosas de pareja.
— Ella me lo diría si te viese a ti, cosa que sabemos que no pasará porque sabes que tengo un dominio profesional de los cuchillos, bueno y porque me amas —Llegamos a casa y conseguí a Kass sentada en el sofá de la sala hablando por celular. Colgó en unos segundos.
— ¿M, qué diablos pasó? Franco llamó para decirme que le armaste una escena en la disco. Que estás enamorada de él y te pusiste celosa de una de sus amigas.
— ¡Esto tiene que ser una maldita broma!
— M, a decir verdad reaccionaste demasiado mal, ¡lo golpeaste! ¿Te gusta?
— Entonces, ¡¿hasta David lo vio?! ¿Desde cuándo pasa esto M?
— ¡¿De qué hablan?! Kass, tú sabes que amo a David, ¡¿Cómo se les ocurre acusarme de engañarlos?! Claro, ¡Eso me pasa por estúpida! Kass, lo vi engañándote ¡Por eso lo golpeé, porque te adoro, eres mi desgraciada hermana! ¡No puedo creer la actitud de ambos!— Entré a mi habitación y cerré dando un portazo. En realidad no quería estar cerca de ellos, entonces me abrigué y salí a buscar mis llaves.
— ¿M, a dónde vas?— preguntó David.
— A acostarme con el maldito asqueroso de Franco, según ustedes.
— No maldigas.
— ¡Maldigo todo lo que me da la gana! ¡Y no se te ocurra seguirme! ¡Quiero estar sola!—Salí a toda carrera, pero no sabía para donde. Terminé en casa de Mark. A pesar de la hora, abrió la puerta.
— M, ¿qué son estas horas de visitar? Es tarde— Parecía soñoliento, menos mal, no quería interrumpir nada.
— Discutí con David y Kass, no sabía a donde más ir, pero no quería quedarme en casa.
— Pasa, está haciendo mucho frío— Le conté todo, me quejé y grité para desahogarme.
— M, de verdad que yo no pensaría esas cosas de ti. No entiendo ni siquiera cómo se les ocurre.
Dormí en su casa pues no me sentía con moral para irme a ninguna parte. Al día siguiente preparé desayuno en pago por su hospitalidad y me devolví a casa, ya que no tenía una mejor opción. En cuanto llegué David y Kass estaban en la sala.
— M, ¡Deus estás bien, mi amor! Te buscamos toda la noche, ¿Dónde estabas?— dijo un David muy demacrado por el trasnocho— No vuelvas a hacerme esto por favor... no sabíamos dónde estabas y ya me faltaba poco para enloquecer, pensamos que podía haberte pasado algo preciosa... perdiste a mis guardaespaldas, no debiste hacerlo M — Trató de sostener mi mano pero lo esquivé.
— M, ¡lo siento tanto de verdad!— Pasé directo a mi habitación con mi dedo medio en alto, sin decir nada tiré la puerta tras de mi.
— Preciosa ya me tengo que ir, abre la puerta para que podamos hablar. No quiero irme así.
— Estoy bastante dolida aún David.
— Te ofrezco una disculpa, mi amor. Sé que lo de ayer estuvo mal, Kass y yo estamos muy arrepentidos. Si abres la puerta, puedo sacar mis maletas— Abrí la puerta y pasé las maletas, pero no pude cerrar, él se atravesó en medio.
— Eres demasiado tramposo.
— No preciosa, tú eres muy crédula. Perdóname M, en el fondo yo nunca pensé que tuvieses nada con él, solo me atacaron los celos— Intentó acercarse pero retrocedí.
— Me duele que no confíen en mi...
— M, yo no quise desconfiar, es solo que todo pasó tan rápido, te agradezco que me defendieras de verdad. Fui una estúpida.
— Si lo fuiste.
— ¿Nos perdonas?— Me miraron con cara de inocencia.
— ¿Qué más da?... igual siempre logran hacer lo que les da la gana conmigo.
...
Estaba sintiéndome extraña, eran ya últimos de noviembre, pronto iríamos a visitar nuestras familias y yo me sentía mareada todas las mañanas del mundo. El perfume de David, los perfumes en general, me daban náuseas. Pero hoy se llevó el premio, no pude evitar vomitar.
Fui a vestirme para salir con ruloso, quise colocarme mi jean favorito, pero no me cerró, debía parar de comer y debía ser pronto... Luego, en el almuerzo quise detenerme y no comer tanto, pero el bendito pollo que hizo Mayela estaba buenísimo. Los dos se me quedaron mirando sorprendidos mientras me chupaba los dedos.
— ¿Qué?— pregunté indignada.
— No, nada... nada...— respondió David fingiendo demencia. Antes de salir de casa vomité todo el almuerzo... esto ya me preocupaba...
— ¿Comiste algo raro ayer, amor?— Vino hasta mi abrazándome cuando salí del baño— aunque no me sorprendería, últimamente estás arrasando con todo, preciosa... la lasaña, el cheescake de ayer, la pizza del otro día, los helados de la...
— ¡Ya entendí el punto David!— le interrumpí—No comí nada raro que recuerde, ya tengo días sintiéndome así y tengo sueño todo el tiempo. Debo estar enferma...
— Deberíamos ir al médico, no voy a tolerar que ninguna preciosa mía esté enferma— Me besó balanceándonos tontamente luego.
...
Salimos a recorrer París y vimos un perrito casi muerto al borde de la acera.
— David, hay que ayudarlo mi amor —Cuando llegamos hasta él había muerto ya. No pude contener el impulso de llorar, no pudimos hacer nada y estaba tan pequeño, además por todas partes habían recordatorios del atentado, la gente estaba de luto... todo era tan triste, se veía tan triste.
— Ya mi amor. No puedo decir que esto es una actitud normal tuya.
— Lo sé— dije secándome las lágrimas, seguro era por mi periodo... ¡mi periodo! En octubre si me había llegado, pero este mes no y ya estábamos a últimos. No puede ser que...—. Necesitamos ir a una farmacia.
— ¿Qué tienes preciosa?— Lo arrastré sin responder. En la farmacia compré tres pruebas de embarazo distintas. La cara de David al verme escogerlas fue épica.
— ¡Estás embarazada mi amor! Eso es lo que pasa, por eso estás de un humor loco y duermes demasiado, comes mucho y te sientes mal. ¡Esta clarísimo! Estás comiendo por dos, eso es todo— Me abrazó tan fuerte que creí que me sacaría los pulmones. Una señora se nos quedó mirando y dijo en francés:
— Jamás vi a un muchacho tan joven estar tan emocionado por un bebé, ¡qué suerte!— La ignoré y proseguí.
— No, mi periodo aún puede llegar, solo quiero descartar. Yo tomo la píldora ricitos, tú lo sabes.
— No, tu periodo no va a llegar mi amor... tú eres la que lo sabe.
Llegamos a su departamento y bebí mucha agua para poder hacerme las pruebas. No podía ser, siempre tomo la píldora, excepto por un día, ¡pero un solo día no puede afectar tanto! Me hice las tres y aguanté las ganas de ver el resultado de inmediato. Vería los tres junto a David. Los llevé al salón y los volteé a un mismo tiempo.
— ¡Positivos!— gritó David cargándome— ¡Estamos embarazados preciosa! M, ¿qué esa cara?No estás feliz... yo esperaba que saltáramos de felicidad juntos...
Yo no estaba preparada para esto, tenía tantas metas por cumplir. ¡¿Cómo me pudo pasar?! Yo no quería ser solo: «la esposa de», ni quería jugar a la casita aún. No me sentía preparada para nada. Terminé como todas las mujeres como las que dije que jamás sería, embarazada a los veinte. Empecé a llorar copiosamente.
— David yo no me esperaba esto, no lo planificamos así, ¡no lo planificamos para nada!
— ¡Entonces esto para ti es una mala noticia! Evidentemente no quieres tener a mi hijo, pero no es nada raro si lo pienso, ¡porque no querías ni casarte conmigo para empezar!
— De esa manera suena como si yo no te amara y ¡no es así!
— Yo te amo, quiero casarme contigo y tener una familia, eso es lo que una persona normal que ama a otra quiere.
— David, tienes que dejarme asimilarlo, tú ya alcanzaste todas las cosas que querías en la vida, ¡yo no!
— ¡Siempre pensando en ti! ¡Solo en ti! ¿acaso te importa alguien más que tú misma en la vida M, así seas solo un poco? ¡Me voy a celebrar con mis amigos la noticia de mi hijo!
— Tú sabías esto, yo nunca te escondí como era.
Salió dando un portazo, yo ya estaba llorando de nuevo. Mayela, la ayudante en el apartamento, se acercó a mi. No hablaba mucho inglés o español, pero se hizo entender.
— David es como un hijo para mi... él te ama mucho, quiere una familia contigo, ahora se siente triste.
— Lo sé Mayela... pero yo no estaba preparada para eso, estoy en shock... yo lo amo pero no quiero ser un ama de casa...
— No tienes que serlo.
— Ve como salió eso, si así es ahora, todo solo va a empeorar en el futuro).
— Él solo quería que estuvieses feliz por los tres, si lo amas, ¿no crees que él vale el sacrificio?
— Ese es un muy buen inglés.
— A veces sé más de lo que digo, pienso que no tienes mucho que sacrificar, tu nueva familia no será un obstáculo, pero tienes que decidir...
— Lo amo... con todo mi corazón, amo cargar su bebé, encontraremos la manera... pero sé que la forma en que sucedió estuvo mal... sé que su familia enloquecerá al respecto.
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