Hijo del pecado.

María.

  David se fue y no pude aguantar más las ganas de llorar, lloré hasta quedarme dormida con dolor de cabeza. Cuando me desperté, era ya de madrugada, entonces decidí acostarme de nuevo, nada podía hacer hasta la mañana. Pero moría de hambre...

  Debía encontrar a rulos para pedirle algo de comer. Es de lo más denigrante,  no poder ni proveerme mi propia comida. Lo llamé pero no contestó. Decidí ir a su habitación, directamente. Tratando de no hacer ruido subí y abrí su puerta que no tenía cerrojo. Bella apareció de repente en el pasillo.

¡Así es como eres, entonces! ¿mi madre te da una instrucción bastante clara y tú irrespetas nuestra casa?

No, no es así Arabella, solo estoy hambrienta porque no cené y vine a buscar a David para que me diera algo de comer.

— No te creo, no le voy a decir a mamá solo porque amo a David y él ni siquiera sabe nada de esto.

Lo siento, no voy a despertar a David, pero aún tengo hambre... ¿puedes darme algo?

Sabes donde está la cocina, sírvete lo que quieras.

Lo último que quería era irrespetar tu casa, estoy tratando con todas mis fuerzas encajar, pero ustedes no me dejan opciones.

Sabrina es perfecta para David, ellos se amaban y tu destruiste eso. Ella es como una hermana para mi así que no esperes que esté de tu lado.

Yo lo amo, igual que tú, eso debería ponernos en el mismo lado...— Se devolvió a su habitación y yo bajé a la cocina, ella me dijo que podía tomar cualquier cosa así que eso haré.

...

Llegó treinta y uno de diciembre,yo no estaba saltando de alegría, pero David seguía decidido a dar la noticia, eso no podía ser nada bueno. Me quedé pegada a él todo el día y la noche. Cuando terminamos de cenar me estrechó la mano y llamó la atención de toda su familia antes de que fuesen las once.

Estoy muy feliz de tener aquí reunidas hoy a todas las personas que amo. Por eso quiero dar una noticia que me hace el hombre más dichoso, M y yo aparte de estar comprometidos... estamos esperando un hijo...— Las caras de todos eran más que fúnebres. La Sra. Regina se levantó de su asiento, gritándonos cosas que yo no entendía.

— ¡Sabía que vivían en pecado! ¡Tú le hiciste esto a mi hijo y lo arrastraste contigo al infierno! Ese no es tu hijo David, mucho menos mi nieto, no lo voy a reconocer como tal... ¡es un bastardo hijo del pecado y eso si de verdad es tuyo!

— ¡¿Un bastardo?! ¡¿Acaba de llamar a mi bebé un bastardo!? ¡lo siento mucho, pero no voy a permitir que diga nada sobre él! he estado callada todo este tiempo porque en verdad no quería problemas, pero ¡esto está mucho más allá de lo que puedo aceptar!

Sabemos todo sobre ti, Silvano Pineirao, el compañero de equipo de David nos dijo la clase de persona que eres. ¡Y Tenía razón! David iba a tomar el voto de castidad hasta casarse públicamente antes de que el mundial terminara, pero ¡tú arruinaste eso porque lo sedujiste!

Mamá no soy un niño, hice y hago lo que quiero, ¡nadie me obliga!

— ¡Sin esta maldita mujer fueses por el buen camino!

— ¡Eso es todo! ¡me voy de esta casa!— Salí de el salón y fui recoger mis cosas totalmente enajenada. Iba saliendo cuando David se cruzó en mi camino.

— Espérame, voy contigo.

— No, debes quedarte aquí y tratar de arreglar esto. ¡Porque un insulto más y no respondo! Debiste decirme que ibas a ser célibe hasta casarte ¡Eso solo empeora todo!

— No lo iba a tomar después de conocerte. Eran planes anteriores a eso— Me dirigí al recibidor con las maletas y le pedí al guardaespaldas que me llevara a un hotel.

— M, lo siento tanto. Nunca pensé que todo saldría así. Pero no puedo abandonar a mi familia.

— No, yo sé que no, menos por tu hijo bastardo.

— Tú sabes cuánto los amo, estás siendo injusta— Salí y me subí en la camioneta.

— Injusto es el trato de ellos hacia mi, eso es injusto— Por ser fin de año todo estaba abarrotado, pero conseguí una habitación pequeña en un hotel en las afueras de la ciudad. Me instalé y para no llorar eternamente, encendí el televisor, mañana no podría, pero el dos a primera hora me devolvería a Londres.

David.

Portugués.

— Mamá yo te amo pero esto no puede y no va a ser así— grité en cuanto M salió por la puerta.

— ¡Ni siquiera puedes estar seguro de que es tuyo!

— ¡No quiero que vuelvas a decir nada malo de M por favor! ¡¿No entienden?! Cuando les dije que amaba el fútbol ninguno se puso en contra y aquí estoy, gracias a su apoyo. M, se fue muy dolida y con razón. Sin su bendición no voy a llegar a ninguna parte...

— Yo no me voy a cansar de decirte que eso está mal.

— Entonces, me voy con mi prometida y mi hijo, la única razón por la que me quedé fue para hacerte entender.

— ¿Hijo para dónde vas tan tarde? Y hoy es año nuevo, las cosas deben de estar peligrosas en la calle.

— ¿Te refieres a la misma calle a donde mandaste a mi mujer y mi hijo? ¡Me voy!— Samuel, me llevó al hotel donde se encontraba M, me dijo que se había asegurado de dejarla a salvo. Bajé mis cosas y pregunté por ella en el lobby. Cuando entré en la habitación me abrazó, sin decir nada. Luego de un rato, dijo:

— Yo sé que esto no es tú culpa, sé lo difícil que es de manejar. Nos amas a todos, pero yo no podía quedarme en un lugar donde insultan a nuestro hijo.

— M, vamos a salir de esto y vamos a ser muy felices, te lo prometo, por todo el amor que te tengo que no voy a descansar— Me besó en los labios y se sentó en la cama, me senté a su lado y entrelacé una de sus manos. Ella colocó su cabeza en mi hombro.

— Ya casi es año nuevo, precioso.

— ¿Quieres celebrar?

— No, no estoy de humor— Luego de las doce nos fuimos a dormir, juntos, como debe de ser. Me desperté y lo primero que vi fue a M mirándome fijamente. Si no fuese mi mujer esto sería demasiado espeluznante o tierno según la perspectiva.

— Buenos días, preciosos. ¿Qué pasó? ¿Por qué me mirabas así?

— Solo me encanta verte dormir. Pareces un niñito.

— Ven aquí— Me abracé muy fuerte a ella—. Sé cuán duro ha sido todo este viaje para ti y como la última vez también terminaste presa, creo que te haces una idea equivocada de mi país. Entonces, te voy a llevar a conocer, si quieres ir.

— ¿Me prometes que nadie me insultará o llevará presa?

— No, pero te prometo que te defenderé.

— ¡Eso bastará!

  Nos arreglamos y fuimos a la playa, a pasear por los bulevares, compramos unos llaveros tallados con nuestros nombres y también uno para Kass. Llegamos a una feria donde se encontraban personas abarrotadas bailando, riendo, yendo de un lado a otro en un lío de telas y colores, en realidad era toda una fiesta.

— Amor, ¡vamos! ¡A mover el esqueleto!— me dijo M bailando hacia la pista. Así me encantaba verla, sonriente, divertida. Me di cuenta un poco tarde de que los shorts de M eran demasiado cortos y eso no sería un problema con cualquier otra mujer, pero como ella tiene las piernas y el trasero más celestiales de la humanidad, noté que unos tipos la miraban, asquerosos... la tomé por la cintura, así sabrían que no está sola. Ella no parecía si quiera consciente de que causaba ese tipo de reacciones en los hombres, así quisiera parecer fuerte y experimentada, su personalidad era inocente, obstinada, pero inocente.

Al rato unas animadoras de la fiesta se llevaron a M a un escenario improvisado, querían que partiacipara en una competencia de baile con otras mujeres. M, accedió a pesar de mi expresión de reproche. En la primera ronda no bailó como siempre lo hace, estaba cohibiéndose. La bailarina más experimentada prácticamente la retó a que se moviera más, pelirroja, en su improvisado portugués respondió que haría su mejor esfuerzo.  La mujer realizó unos pasos, pidiendo a M que los repitiera. Ella los hizo pero en realidad yo sabía que esa no era la manera en que bailaba siempre, aquí había algo extraño.

  En la última ronda la mujer realizó todos los pasos juntos, la aplaudieron alocadamente y era el turno de mi preciosa, nadie estaba siquiera esperando que recordara la secuencia completa, se reían esperando un ridículo. Entonces, ella no solo hizo la coreografía exacta, sino que la mejoró y le puso su propio estilo de bailarina. Dejó a la otra mujer evidentemente apenada y a todo el público con la quijada en el suelo, por esa razón tardaron un poco en reaccionar y aplaudir.

— M, eso no fue necesario. Todo el tiempo lo hiciste a propósito.

— Ella se lo merecía, fue la que empezó en querer dejarme en ridículo.

— De cualquier manera, estuvo mal. No puedes solo ir haciendo esas cosas por ahí.

— Perdóname— dijo haciendo un falso puchero.

— ¿Lo sientes?

— No, sabes que no lo siento.

— ¿Entonces para qué me pides perdón?

Maria.

  David estaba enojado conmigo por mi escenita del baile. No me pude resistir, ella se lo buscó. Pero eso no arruinaría nuestro momento así que camino al paseo frente a la playa intenté contentarlo.

— ¿Estás molesto? ¿Estás molesto? ¿estás molesto?— pregunté fastidiando a propósito.

— La verdad si M, si lo estoy, no podemos tener un minuto de paz— Me abracé a su cintura y tenía que arrastrarme.

— ¿Sigues molesto?

— Sí...— Me dirigí a unos arbustos y arranqué una flor y varias hojas, actuando lo más tontamente que pude. Regresé y le tendí el ramillete improvisado.

— Para ti, hubiese querido que fuesen rosas— dije y quiso resistirse pero al final terminó riendo, contagiándome también— ¿Estás molesto?

— Te amo M, así loca como estás.

— ¡Uff! ¡Qué bueno, porque ya no tenía más ideas!— Hice una pausa y añadí seria:— Te amo David, muchísimo con todo y rulos.

  Habíamos pasado dos días perfectos y ya teníamos que regresar. Llegando al aeropuerto en Londres Kass me estaba esperando— ¿Cómo está mi barrigona favorita? ¿Cómo estás bebé?— dijo acariciando mi vientre— ¡Feliz año nuevo patosa!

— ¡Hola Kass! ¡Oh Dios te extrañé! ¿Cómo estuvieron tus navidades?

— Tranquilas, en el hospital de guardia. Me entristecí solo por momentos, a veces extraño mucho a Franco.

— Ese imbécil no se lo merece.

— No puedo evitarlo M, yo lo quería y él no a mi. No todos somos como tú y tu maravillosa vida.

— ¿Mi maravillosa vida? te concedo que David y yo nos amamos, pero embarazada a los veinte, lejos de mi familia y con una suegra que me odia no es precisamente fabuloso— Ya estábamos en el auto camino a casa.

— ¿Entonces, tan mal te fue con su familia?

— Y hasta peor Kass, esa señora me hizo la vida cuadritos. Me odia. Dijo que nuestro hijo era un bastardo.

— Vaya... eso estuvo mal, nivel: Cruella De Vil... ¿y qué piensa rulitos de todo esto?

— Se siente mal al respecto y lo comprendo. Él no quisiera tener que pelear con su familia por mi.

— Por cierto, ¿dónde está?

— Tuvo que viajar directamente a Francia para empezar los entrenamientos. He venido a darte apoyo moral, Franco es un idiota que no se merece tu respeto— Ya habíamos llegado a nuestro departamento, empecé a desempacar todo para insertarme en mi rutina. La semana siguiente David vino a casa. Yo me sentía muy cansada para viajar. Fuimos a la consulta mensual con la obstetra, era la primera vez que íbamos juntos.

— ¿Si lo ve? Es ese bultito que está ahí, ya se le están formando las piernas y los brazos, está en proceso...— preguntó la doctora a David, él tomó mi mano emocionado y respondió que si. Luego tomamos la foto respectiva de mi barriga, la idea era al final tener una secuencia de su crecimiento. David subía cada foto que tomaba de las eco-grafías o mías. A veces era exasperante. Todo estaba normal y mi bebé crecía sano. Sí, acabo de decir eso, ¿Tienen algún problema con que ahora yo sea toda una mamá protectora?

— Deberíamos empezar a comprar sus cosas. Y remodelar su habitación en mi departamento, M.

— Deberíamos, porque tengo pensado irme en marzo y no pueden hacer las remodelaciones conmigo ahí.

— Hablaré con mi asistente a que te envíe algunos catálogos y elijas lo que quieres, se hará antes de marzo, amor.

— Tendrá que ser neutral, aun no sabemos el sexo.

— ¿Cómo lo llamaremos? No hemos pensado en eso aún.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top