Están juntos de nuevo.

David.

  M volvió a estar deprimida, tenía miedo de que volviese a atentar contra su vida. Mayela y mi mamá la mantenían vigilada cuando yo no estaba. La terapia no estaba sirviendo de mucho ahora...

—  Estoy enferma... el olor a pescado me va a matar David... o le dices a Mayela que pare o me sacas de aquí ahora... creo que deberías sacarme... me siento muy mal— Se levantó e hizo su camino hasta el auto, una vez ahí intenté que se calmara y la llevé a un parque cercano. Caminando para que tomara un poco de aire fresco quise llegar hasta ella de alguna forma, pero no dejó que lo hiciera. No me dejó acercar. Pasaron cuatro meses de M siendo zombie... no comía, hablaba o prestaba atención más de lo estrictamente necesario.

— Amor, sabes que tienes consulta hoy, ¿por qué no te has vestido?

— Porque no sé si quiero ir a que me digan el sexo del bebé...

— Yo si quiero saberlo, preciosa. Y ya que está dentro de ti, no puedo ir sin que me acompañes. Debemos ver que todo esté yendo bien— Se fue a cambiar sin decir nada. Ella tendría que aprender a amarlo y yo sabía que podría, no era tan dura como aparentaba—. Amor, no quiero presionarte, pero creo que tu barriga ya es un poco innegable y la semana que viene llegan Kass y Mark a visitarnos.

— Lo sé... deberíamos aprovechar su estadía y casarnos.

— Si tú quieres... solo no quiero casarme con una novia triste. Disculpa mi vanidad pero las fotos saldrían horribles— Tomé su rostro entre mis manos y delineé con mi pulgar toda la sombra purpúrea que había bajo su ojo derecho, preciosa ahora siempre tenía ojeras... yo odiaba verla de esa manera, demacrada... me acerqué poco a poco hasta abrazarla, la estreché fuertemente contra mi esperando transmitirle que estoy aquí para ella, lo estaré siempre.

— No quiero estar más así David... no sabes cuánto. Pero es que...

— M, prométeme algo, hoy nos van a decir el sexo del bebé, entonces quiero que hagas un esfuerzo por imaginarte a ese niño o niña grande, como Alma. ¿Tendrías el valor de despreciarlo? Si la respuesta es no, entonces haz tu mejor esfuerzo por hacerlo sentir bienvenido... verás que es la única manera de sentirte mejor.

— Tienes razón... eso fue demasiado sabio a decir verdad...

— M, podemos ser una familia y feliz... solo basta que tú quieras... yo voy a mover cielo y tierra para que eso pase si es necesario.

— ¿Estás seguro de que quieres estar con una mujer a la que no puedes tocarle un pelo? ¿Que además está embarazada y el hijo no es tuyo?

— Es mi mujer aunque no le toque un pelo y es mi hijo aunque no lo engendrara, claro a menos que tú no quieras que sea así.

— No, David, es solo que me abruma lo buen hombre que eres... es la razón por la que te amo tanto... y te lo prometo... voy a tratar más fuerte, por ti— Tomé su mano y ella me besó en la mejilla—. Es poco, pero es algo.

— Es suficiente para mi.

— Te amo...

— También te amo y a ti pequeño desconocido, te amo también— Llegamos a la consulta y nunca pensé que estaría tan nervioso, pero lo estaba. La obstetra de M comenzó con el eco y nos iba explicando.

— Ritmo cardíaco normal, su desarrollo es normal, pero está un poco por debajo del peso óptimo, la enviaré a un nutricionista, para que le ayude con eso. ¿No está comiendo bien?

— A veces no me da hambre...

— Tal parece que usted esta pasando por alguna situación...— Esta doctora no sabía acerca de todo lo sucedido.

— Sí, pero prometo que iré al nutricionista.

— Sus estados de ánimo la afectan, debe de saber. Por el bien de ambas debe de tratar de estar tranquila, no querrá traspasarle sus angustias, porque los bebés perciben todo.

— Espere un momento, ¿dijo ambas?— pregunté dándome cuenta.

— Ah si, discúlpenme, no pregunté si querían saberlo aún.

— No, claro que queríamos. ¡Es niña!

—Sí, Señores Loureiro, felicitaciones. Disculpen de nuevo, hay parejas que prefieren no saberlo hasta el final.

— Tranquila doctora. Está todo bien.

— ¿Y qué dice la futura mami? normalmente mis pacientes suelen estar histéricas al saber el sexo, ¿quería un varón?

— No, no... estoy bien con que sea niña, solo lo estoy asimilando...— M estaba pensativa... no parecía triste, sino sumergida en sus pensamientos.

— Bueno aquí están sus fotografías, su receta con la recomendación y algunas vitaminas que ayudarán con el desarrollo, los espero el mes siguiente a ver como va esa bebé.

— Gracias doctora.

— Un placer— De vuelta en el auto, M no salía de su ensimismamiento.

— ¿Qué estás pensando?

— Que aún no se si quiero que los demás sepan. Pienso que ya es bastante con toda la historia y que si la pierdo, como con Alma, por lo menos no tendré que pasar por la lástima de nuevo.

— M, no la vas a perder... no pienses así. La vamos a tener y cuidar, va a ser nuestra hija.

— No lo sé, no sé si quiero tenerla y cuidarla... ¡pero no quiero perderla tampoco! No estoy segura de como me siento ahora. Tampoco quiero apegarme a ella, porque si lo hago y la pierdo ¡no lo voy a soportar!

— Cuídala entonces... vamos a cuidarla y sabes que para eso tienes que estar tranquila— Se tomó el vientre hinchado.

— Siempre creí que estar embarazada era la bendición más grande que la naturaleza te podía conceder... y que cuando me pasara, sería como un cuento. Lastimosamente, la vida no es un cuento, pero no puedo dejar que todo me entierre más en el lodo. Entonces si la vida me da limones, haré limonada... y limonada frappé... estoy demasiado cansada de sufrir, demasiado cansada de que todo vaya mal. Esta bebé es tu hija David y la voy a amar como tal. No sé cómo, pero vamos a ser una familia, una feliz...

— Claro que si mi amor— dije acariciando su vientre.

Maria.

  La semana siguiente llegaron Kass y Mark... juntos... eso era extraño. Alma en cuanto me vio, como cualquier niño curioso haría, vino a tocar mi barriga hinchada, que para pesar menos de lo indicado, era demasiado prominente.

— ¿Has comido mucho tía? ¿Por eso tienes la barriga grande?— Kass y Mark estaban entre asombrados y aterrados a la vez.

— No princesa, dentro de mi barriga hay una niñita pequeñita que va a salir en algunos meses.

— ¿Un bebé?

— Sí, un bebé ¡Qué inteligente princesa!

— ¿Dónde esta mi tío?

— En la cocina con Mayela y la Sra. Nina, anda a buscarlo, ¿quieres?

— ¿M, por qué no nos dijiste nada? Hubiésemos venido a ayudar...

— No Kass, necesitábamos lidiar solos con esto. Y ya las cosas están algo mejor...

— No debe de ser fácil... pero sabes que estoy aquí para lo que necesites.

— Ya me has ayudado mucho y no sabes lo agradecida que estoy...

— ¿Y cómo lo estás tomando? bueno, lo digo porque...

— Estoy bien Mark... estamos bien. Es niña— dije frotando inconscientemente mi estómago.

— Mark, eres demasiado imprudente...— dijo Kass mirándolo como hacía cuando...

— ¡Ustedes están juntos de nuevo!

— Sí, bueno no oficialmente, pero estamos tratando de arreglarlo— David y compañía entraron en la sala.

— ¡Qué felicidad, me alegro muchísimo!— Abrazó a Kass y a Mark, después nos sentamos en la sala de estar.

— Tenemos una petición que hacerles.

— ¿Qué será?

— David y yo queremos casarnos mañana. Digo queremos porque no sé si repentinamente cae un rayo sobre la notaría o algo así.

— M no seas así, no digas eso.

— Es la verdad David. Bueno mi intención es que seas mi madrina Kass y tú Mark, testigo.

— Claro.

— No, ¡claro no! ¡No tengo nada que ponerme! no vine preparada.

— Si te sirve de algo yo tampoco lo estoy...

— ¿Es decir que no sabes qué te vas a poner el día de tu propia boda?— Estaba al borde de un ataque.

— Ropa, espero... aunque para que no me odies podríamos ir a comprar algo, yo invito. Solo no caminemos mucho... los pies se me hinchan.

— Muévete de ahí entonces, andando. Vamos Alma, Sra. Nina, Mayela, ¿vienen?

— ¡Ya vamos!— dijo la Sra. Nina en su acento marcado.

— Deberíamos llamar a Diana, ella también está invitada mañana— La llamé y dijo que nos encontraría en un café por la calle con más tiendas. Una vez ahí, su cara al verme no tenía descripción.

¿Estás? ¿Desde cuándo...? Thiago no me dijo...

— Santos no lo sabe aún, le pedí a David discreción al respecto... mientras... nos adaptábamos— Hizo las preguntas rutinarias y caminamos hacia el primer atelier de moda. Ya en el quinto todas habían elegido algo menos Kass y yo, en realidad no es que amara los vestidos para embarazadas. Insistí en pagar y luego de casi rogar aceptaron. Kass terminó por elegir algo demasiado formal para la ocasión y yo un vestido sencillo, pero elegante, color salmón, casarme de blanco sería demasiado irónico. Elegimos un vestido precioso para Alma.

— Esto es demasiado para una ceremonia en la notaría.

— Entonces tendrá que dejar de ser solo una ceremonia— dijo Kass.

— No, no es para nada necesario.

— ¡Claro que sí! Vamos a conseguir algo de champaña y bocadillos.

— Es tarde Kass...

— En París nunca es tarde para conseguir alcohol y comida, ¿de qué estas hablando?— Todas empezaron a apoyarla y terminé por ceder... Kass compró el licor, cabe resaltar que no solo champaña y fuimos a Burgundy a que encargara los aperitivos. Burgundy... tenía que empezar a ocuparme de mis empresas de nuevo... tenía que volver a tener una vida. Llegamos a casa y estaba agotada... como si había corrido un maratón.

— Iré a dormir, si me disculpan, estoy muy cansada— dije cuando los dejé a todos en la sala.

— Amor, ¿necesitas algo?

— Tranquilo, estoy bien— Me bañé mientras veía mi vientre hinchado...

— Espero que las cosas empiecen a salir bien... por todos bebé. Solo necesito que las cosas empiecen a salir bien. Ayúdame a poder quererte como te lo mereces... por favor...— Salí y miré sobre la cama, David había dejado ropita, pijamas rosas de recién nacido. Las tomé y me di cuenta de que iba a usarla un bebé... mi pequeña e inocente bebé... ella era víctima de esto tanto como yo, ella no tenía la culpa de no haber sido engendrada por el papá que en realidad le tocaba... Me quedé dormida y no me di cuenta si no hasta la mañana siguiente.

— La cita es a las dos M, sé que estás embarazada y se que te sientes pesada pero ¡levántate ya!— Me gritó Kass desde la puerta.

— Pasa, supongo que David salió.

— Sí, fue temprano. Deberíamos aprovechar para charlar un poco...

— Si, cuéntame cómo sucedió lo de Mark.

— Nos encontramos aquí después de que... ya sabes... y nos mantuvimos en contacto, hace un mes decidimos salir de nuevo solo a probar...

— ¿Lo quieres?

— Si M, lo quiero... metí la pata hasta el fondo...

— Lo sabía y te lo dije.

— ¡Gracias por el apoyo!— dijo sarcástica.

— Ahora, tú cuéntame ¿cómo estás llevando esto de verdad?

— Estoy bien, en serio. David ha sido toda la razón de que haya podido. Dice que es su hija y esa es la idea a la que me aferro, a que seamos una familia.

— Sabes que puedes decirme cualquier cosa...

— Sí, pero por ahora concéntrate en ser tía. Necesito que todos la traten como hija de David, Kass. Exacto como han estado pretendiendo hasta ahora.

— Claro M, por supuesto, ¿cómo crees que haría otra cosa? ¿Ya pensaron un nombre?

— No aún, estamos siendo cautelosos al respecto.

David.

  Cuando llegué, Kass tenía la casa revolucionada. Llenando globos con helio y colocando flores por doquier.

— Ninguna mejor amiga mía se casa con mi mejor amigo y no vamos a celebrarlo, ¡no lo voy a permitir!— Mi mamá la estaba ayudando con algunos dulces caseros, el olor me recordaba a mi tierra natal. Alma estaba revoloteando por todas partes con el vestido nuevo.

— Ya deberíamos ir a arreglarnos Kass, sé que te tardas— gritó Mark.

— Aún no he peinado a M, sé que esta pensando en irse así mismo, pero no, eso no pasará— Subí a ver cómo estaba mi futura esposa. Ella estaba vestida y sentada frente al espejo tratando de maquillarse, cosa que yo sabía no se le daba bien.

— Hola...

— Hola, mi amor. Sabes que no es necesario todo el maquillaje, igual te voy a dar el sí.

— Claro que es necesario y no tiene nada que ver contigo, no quiero que Kass muera de un infarto.

— Estás bromeando, eso es bueno...— Bajó la cabeza y luego volvió a mirarme.

— Me encantaría poder ofrecerte otra cosa, una mujer entera y sin miedos, alguien a quien puedas tener por completo. No sabes cuanto quisiera ser la mujer perfecta para ti, sin toda esta porquería encima.

— Eres la mujer perfecta para mi. Y ella— dije tocando su vientre— es la niñita perfecta. Como todos los muchos otros hijos que tengamos— Ella se tensó y cambió su expresión a preocupada—. Lo siento... eso fue muy apresurado... a penas vamos a tener una, un paso a la vez.

— Un paso a la vez, amor...

— De hecho, tengo algo para ti, un regalo que quise hacerte por nuestra boda, no nos casamos todos los días— dije haciendo chiste acerca de las muchas veces que habíamos estado a punto de casarnos y funcionó porque ella rió. Saqué la cajita de terciopelo azul, la abrí y se la entregué, era una pulsera de plata que tenía grabado en cursiva: «de greñudo para pelirroja: ¡te amo!»—. Espero que te guste y la uses siempre.

— ¡Me encanta!— dijo con algunas lágrimas en los ojos— desearía tener algo para ti mi amor, pero en realidad no compré nada... muchas gracias por la pulsera, no me la quitaré nunca, te lo prometo, ¡te amo tanto!— Me abrazó y Kass entró en la habitación demasiado bruscamente para ser verdad.

— Creo que estábamos teniendo una conversación aquí, Kass...

— En la vida de casados hay demasiado tiempo para conversaciones, ahora, peinado, ya— M se sonrió. Finalmente llegamos a la notaría, una vez más estábamos ahí y esperaba que esta vez nadie lo arruinara.

— Oh por Dios M, estás demasiado... ¡embarazada!— dijo Santos al verla.

— Amor yo te dije que lo estaba.

¡¿Qué es lo que pasa con los hombres y hablar demás?! ¡eso es grosero!— dijo Kass a Santos.

— Está bien... estoy muy embarazada, es una realidad...— Pasamos al salón y esta vez la ceremonia se llevó a cabo sin problemas. En cuarenta minutos ya teníamos los anillos puestos y habíamos firmados las actas. Cuando nos declararon marido y mujer M me abrazó y me dijo al oído:

— ¡Esto finalmente está pasando!

— ¡Finalmente preciosa!— Inesperadamente me besó. Fue un beso rápido pero es más de lo que esperaba. Todos aplaudieron y luego volvimos a casa. Cuando entramos, vi una mesa con un pastel en donde los novios de pasta de azúcar se estaban besando, él tenía el cabello rizado y ella estaba embarazada, con el cabello rojo.

— Kass esto es genial, muchas gracias.

— El tiempo en que lo lograste me impresiona, gracias K.

— ¡Lo siento vengo tarde!— dijo José, llegando con un regalo.

— Lo importante es que llegas...

¡¿Dónde esta el novio más greñudo del mundo?!— gritó Bella mi hermana, entrando en la casa con su esposo y mis sobrinos. Me abrazó y la alcé mientras lo hacía.

¡Bella!, estoy tan feliz de que estés aquí, ¡ahora esto es una fiesta!— José nos abrazó felicitándonos y Bella fue hasta M dudosa.

Espero que puedan ser felices, de verdad. Les deseo todo lo mejor.

Gracias Bella, eres muy bienvenida aquí— Mi madre nos abrazó a ambos para sorpresa mía y Kass repartió las copas para el brindis. Mark descorchó la champaña y la sirvieron entre los dos.

Quiero hacer este brindis por los novios, M, David, ¡por su felicidad!— dijo Kass.

— ¡Salud!— dijimos todos y chocamos las copas, M brindó con jugo de manzana. Un poco de licor se había botado a la alfombra.

— Me la arruinaron... en verdad me gustaba— Por primera vez en mucho tiempo estábamos pasándola realmente bien, todos hablando, riendo. Kass agarrando la mano de Mark, Bella y los niños jugando, todo estaba como debería ser.

— Esto es lo más cerca que he estado de la felicidad en estos últimos meses.

— Yo también amor— dije abrazándola y colocando una mano sobre su vientre.

— En verdad me gustaría que la gente dejara de usar mi barriga como reposa manos...— Me reí.

— ¡M!

— Solo pienso que no es precisamente por la bebé, sino porque es cómodo.

— Mi chica está volviendo.

— Si eso es así, es gracias a tu trabajo duro mi amor, gracias de verdad, por no rendirte conmigo.

— No tienes que agradecerme amor...— Alguien nos tomó una foto justo en ese momento, cuando nos estábamos mirando y sonriendo como si no hubiese nadie más en la habitación— ¡Hey Santos! Espera, quiero esa foto en mi celular ¡ahora!— dije en portugués y lo perseguí.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top