🌚 Epílogo 🌻

Abril

Casa de Ander

Nayra y Nicolás caminaban hacia el altar que se había hecho en el jardín trasero de la residencia del abogado, solo pocas personas se encontraban allí, puesto que querían mantener la discreción y realizar la unión como un broche simbólico para ambos, sin necesidad de invitar a los demás.

Nayra vestía un hermoso vestido blanco de tul, con escote corazón y piedras, con tiras sin mangas y en cada una de ellas un largo listón de tul asemejando su cola del vestido. Un arreglo de pequeñas piedras en su cabello recogido con un velo hasta la cintura, un ramo de girasoles tamaño mediano, algunos accesorios delicados y unas sandalias blancas terminaban el atuendo nupcial.

Ander tenía puesto un esmoquin con pajarita de color amarillo maíz y un prendedor pequeño de girasol como el inmenso amor que sentía por la joven. 

Cuando su hermano la entregó al novio, Ander le besó la mano sujetándola entre las suyas y ella le sonrió.

Los padres del abogado estaban felices, sobre todo Brittany que se la veía con lágrimas en los ojos por la felicidad que sentía. Becca había sido la dama de honor de su amiga y Nico el padrino de honor, la pequeña Agnes había tirado pétalos de flores desde su canasta para recibir a la novia y se quedó en el medio de la pareja.

Tan sólo había veinte personas presenciando la ceremonia religiosa y el cura realizó la misma en menos de media hora, sellando la unión con un beso de Ander a Nayra.

Luego del casamiento, los invitados los felicitaron y el encargado del catering les sugirió sentarse para el almuerzo en el jardín donde Ander había contratado el servicio y los arreglos para darle una sorpresa a la joven.

―¿Estás feliz? ―preguntó el hombre al mirarla.

―Demasiado ―respondió acariciándole la barbilla y sonriéndole con felicidad.

―Yo también lo estoy y te ves hermosa, mi girasol ―admitió besando su mejilla.

―Tú estás muy guapo también ―confesó besándole la comisura.

Almorzaron, brindaron, conversaron, rieron y bailaron, sin dejar de sacarse fotos para tener aquel precioso día de recuerdo.


🌚🌚🌚


Buffet de abogados

Ander desde la noche anterior estaba tan deseoso por volver a estar con Nayra que no podía concentrarse en su trabajo. A partir del momento en que se había casado con ella de manera más simbólica, todo era un poco más diferente. Tuvo el impulso de llamarla al móvil y ella respondió;

―¿Todo bien? ―cuestionó preocupada.

―Sí... Nayra, estoy caliente ―admitió con algo de incomodidad.

La joven estalló de risa.

―¿Estás sola? —quiso saber.

―Sí curioso. Nico salió con Agnes y Becca. ¿Y qué quieres hacer por tu condición?

Ander se rio ante la graciosa sugerencia.

―¿Qué tienes puesto? ―preguntó y ella frunció el ceño.

―¿Qué pretendes? ―arqueó una ceja.

―Calentar el ambiente ―dijo con risas incluidas―, gracias a ti, el animal que tenía dormido, se despertó, me haces querer mucho más, Nayra.

―Bueno... Me he puesto un vestido corto, suelto y con un lindo conjunto de ropa interior de encaje.

―¿Qué color?

―Como el color de tus ojos.

Ander se removió en la silla.

―Voy a ir para la casa.

―¿No tienes que trabajar?

―Puede esperar.

―Entonces, ven.

Nayra cortó la llamada con una sonrisa sabiendo que pronto tendría a su pantera para ella.

Ander salió del estudio poniendo su maletín por delante para no incomodar a nadie y luego de saludar a Verónica, su secretaria, entró al coche para volver a su casa.


🌚🌚🌚


Residencia de los Aritzmendi

Apenas llegó a la casa, dejó el maletín y el saco sobre el sillón, y sin mediar palabras la levantó y se la echó al hombro.

―Me tienes a mal traer, Nayra. Estoy ciego de deseo por volver a hacerte el amor ―confesó levantando la falda del vestido y mordisqueando la nalga con suavidad.

Nay se mantenía sujeta al cuello del hombre y quedó asombrada por la manera en cómo estaba actuando su hermoso marido.

Llegaron al dormitorio como estaban a pesar de que tuvo que subir algunos escalones y entraron, la depositó en el borde de la cama y le levantó las piernas mientras él estaba arrodillado entre estas.

―Quiero probarte, Nayra... ―expresó con voz ronca mientras se aflojaba la corbata y le puso a un lado la tela que cubría su intimidad.

La muchacha abrió más los ojos cuando sintió la lengua del hombre sobre su zona íntima y sintió una oleada de calor en todo su cuerpo. Nay acarició el pelo masculino a medida que se deleitaba de placer. Gemía y a veces levantaba la cabeza para ver cómo la amaba, él la observaba en todo momento.

―Ander... ámame, por favor ―suplicó con la voz entrecortada de deseo.

El abogado se puso de pie y se bajó tanto el pantalón como su bóxer para amarla como se lo había pedido.

No duró mucho el acto sexual porque ambos habían quedado en el borde del abismo del placer. Él había quedado casi de rodillas y ella tan expuesta que creyó que era lo más erótico que había experimentado con Ander.

Terminaron con un grito ahogado contra sus bocas y agitados.

―Vestido de arriba y con el culo al aire ―se carcajeó luego de apretar sus nalgas y él rio contra su cuello―. Si algún cliente te viera así, no podría creer que es su estrecho y serio abogado ―volvió a carcajearse.

―Estaba muy desesperado.

―Me di cuenta ―rio de nuevo―. Me ha encantado que hayas sido así de impulsivo, me hace quererte cada día más, arrebatado y salvaje pero apasionado y dulce al mismo tiempo ―le confesó ella mirándolo a los ojos al tiempo que le acariciaba las mejillas.

La pareja se fundió en un beso para pronto volver a la normalidad y acomodarse las ropas para estar presentables cuando llegaran los demás.


🌚🌚🌚


Cinco meses después...

Nayra desde hacía unos cuatro meses usaba ropa más amplia de lo que acostumbraba a ponerse y como estaban en pleno verano, aprovechaba en usar vestidos y camisetas grandes para ocultar su barriga de cuatro meses, una barriga que se estaba notando y bastante. Ander no sabía nada de la noticia puesto que ella tenía miedo que lo descubriera y pensara cualquier cosa ya que él se había hecho la vasectomía.

La joven sufría de vómitos durante el día y parte de la noche náuseas, y siempre trataba de que Ander no se percatara de aquello porque pondría en duda lo que hacía y conocía cómo era en verdad su manera de pensar.

Antes de acostarse, la muchacha fue directo al baño para vomitar todo lo que había comido.

―¿Te sientes mejor? ―preguntó cuando la vio salir del sanitario.

―Sí, gracias. Me parece que me cayó mal la comida ―comentó para no darle más detalles.

El hombre la sujetó por la cintura y llevó una de sus manos a su panza.

―¿Estás segura que te cayó mal la comida? ―cuestionó mirándola con atención a los ojos.

Tardó un rato en responderle.

―Sí, estoy segura ―le dijo con un poco de nervios.

―¿Por qué no me dices la verdad?

―¿Cuál verdad? ―quedó incómoda de repente.

―No te hagas, Nayra. No me puedes mentir y tampoco ocultar esto mismo que estoy sintiendo ―apretó levemente su panza con los dedos.

―Estoy de cuatro meses ―admitió casi con la voz quebrada.

La argentina sintió que pronto le llegaría un grito por su parte porque tenía miedo de que le dijera algo que la haría decepcionar de él.

―Me hice la vasectomía desde el momento en que supe que iba a ser padre. ¿Cómo es posible que estés embarazada? ―interrogó con seriedad.

―Sé que te la hiciste, me lo dijiste en esa oportunidad pero no tengo idea cómo pasó ―contestó sorprendida―, puede que haya fallado.

―Pagué mucho dinero para hacérmela ―emitió bastante enojado.

―Pero puede fallar igual. No es algo certero ―se justificó.

Ander ni siquiera le respondió, se giró en sus talones y se fue a la cama para acostarse. Nayra, resignada y suspirando con la cabeza gacha, tomó la bata del mismo color del camisón para colocársela y antes de salir del cuarto, él la llamó.

―Nayra...

―Ya no quiero hablar ―le dijo sin mirarlo y negando con la cabeza también.

La joven fue a la cocina para prepararse un té de manzanilla para sentirse más aliviada mientras intentaba calmarse. Después de una hora volvió al dormitorio y trató de dormir.

A la hora tuvo que sentarse con los pies en el suelo porque se sentía con un malestar en el estómago, acariciaba su panza con ambas manos e inspiraba y expulsaba el aire con tranquilidad.

Ander estaba despierto pero se quedó inmóvil. Nayra se levantó de la cama y se sentó en el sillón individual subiendo las piernas al taburete para pies. De aquella manera parecía que estaba mejor y de a poco se quedó dormida.


🌚🌚🌚


En la mañana del siguiente día, los dos actuaron como si nada hubiera pasado la noche anterior pero con la única diferencia que ella hablaba lo justo y necesario con él. El grito de la niña llamando a su madre hizo que Nayra se levantara de golpe de la silla y fuera casi a las apuradas para saber qué le pasaba.

―Me hice pis... perdón ―emitió con pena y agachando la cabeza con vergüenza.

―No pasa nada, cambiaremos las sábanas y quedará todo limpio ―le contestó con una sonrisa y dándole un beso en la frente.

Salieron ambas del cuarto después de un rato cuando Nayra ayudó a la niña a asearse y ponerse ropa limpia, estaban abrazadas, Agnes enroscada a ella de piernas y brazos mientras su madre la sujetaba de la cintura y de un muslo.

―Hola papi ―le dijo con dulzura cuando quedó a upa de su padre.

―Hola mejillitas ―respondió él dándole un beso en la frente―. ¿Qué te pasaba?

―Pipi...

―No te preocupes. A veces suceden estas cosas ―le respondió abrazándola más contra él.

―Te prepararé la leche ―le contestó la joven a la niña.

Ander se quedó con Agnes jugando mientras él miraba furtivamente a su esposa.

Casi media hora después, el abogado se retiró de la casa sin despedirse de Nayra pero sí de su hija. La muchacha quedó decepcionada y antes de sentir sus ojos con lágrimas trató de seguir jugando con la pequeña para despejarse la mente.


🌚🌚🌚


Estudio de Abogacía Aritzmendi

Durante el día, Ander no pudo concentrarse mucho, su cabeza siempre iba a la noticia de la noche anterior donde supo que iba a ser de nuevo padre, pero lo que más sorprendido lo tenía era que su vasectomía no había dado resultado.

Levantó el teléfono y marcó al médico que se la había hecho, solo porque quería despejar la duda que tenía. Y no era porque sospechaba de Nayra, era porque necesitaba respuestas.

Aaron apareció sin golpear y su hijo le levantó el dedo para que esperara, unos minutos más tarde cortó la llamada.

―¿Con quién hablabas? ―curioseó.

―Con el médico que me realizó la vasectomía.

―¿Te la harás de nuevo? ―frunció el ceño.

―No, hablé con él porque necesitaba sacarme una duda.

―¿Y te la despejó?

―Sí ―afirmó y luego le dio la noticia―, vas a ser abuelo de nuevo.

―¿En serio? ―abrió más los ojos.

―Sí, en serio. ―Sonrió de oreja a oreja.

Su padre se acercó a su hijo y este se levantó para abrazarlo.

―¿Y de cuánto está?

―De cuatro meses, no puedo creerlo ―negó con la cabeza aún incrédulo mientras sonreía.

―Es una gran noticia, Ander. Felicidades otra vez, hijo ―lo abrazó por los hombros y le palmeó la mejilla en señal de alegría.

―Gracias, papá. Felicidades a ustedes también. Me iré a casa ―respondió poniéndose el saco y tomando el maletín.

―De acuerdo.

―No le digas a mamá sobre la noticia, se lo diremos nosotros.

―No hay problema.

Ander salió del despacho y del buffet, y entró al coche para regresar a la residencia.


🌚🌚🌚


Casa del abogado

Aritzmendi la encontró en la cocina preparándose una ensalada de frutas, tenía puesto un vestido corto casi ajustado al cuerpo, ahora que su marido había sabido la noticia, ya no necesitaba ocultar más la panza.

Ander dejó el maletín y el saco en el sillón, y se apoyó contra el umbral de la cocina poniéndose de brazos cruzados. La observó con atención, estaba hermosa con la panza pero la notaba cansada y con falta de sueño.

―¿Por qué no me lo dijiste? ―cuestionó con normalidad.

Nayra lo miró.

―Me asustaste, no te oí entrar y tampoco te esperaba tan temprano ―le dijo guardando el resto de la ensalada en el refrigerador―. No lo sé... ―lo vio de nuevo y negó con la cabeza―, no sé porqué no te lo dije, quizás porque tenía miedo.

―¿Miedo de qué? ―formuló incrédulo.

―Miedo de ti...

―¿Por qué? ―manifestó él abriendo más los ojos.

―Porque se me cruzó la idea de pensar que hubieras podido decirme que te estaba engañando y que el bebé era de otro. Porque tiendes a pensar esas cosas ―replicó con angustia en su voz―, jamás te...

―Lo sé, no tienes que decirlo ―le contestó abrazándola por el cuello y la cintura, y estrechándola en sus brazos para apretarla contra su cuerpo―. Sé que tengo un carácter difícil pero nunca pensé que me estuvieras o me estás engañando con otro, no Nayra. Eso quítatelo de la cabeza porque no es como pensaste ―confesó mirándola a los ojos.

―Quisiera que te sacaras un ADN de paternidad.

―¿Por qué?

―Para que estés más seguro —expresó con preocupación.

―No digas tonterías, no lo haré, Nayra. Confío en ti, déjame participar de esto también ―la observó a los ojos mientras la abrazaba por la cintura y la otra mano acariciaba la panza―, no he tenido la oportunidad, no me la niegues tú ―admitió casi en un sollozo y con brillo en los ojos.

―No te haré a un lado, eres el padre del bebé ―posó su mano sobre la masculina―, y mereces esto también ―le sonrió con cariño.

Ander vio los ojos de Nayra llenos de lágrimas y le besó la frente.

―¿Has ido al obstetra?

―No, desde que me enteré del embarazo, no he pisado un consultorio. Tengo miedo, estoy asustada y a veces me siento muy mal ―respondió con angustia y llorando.

―Ahora mismo iremos, por lo menos a la guardia por ahora y luego veremos a otro con citas programadas.

―De acuerdo.

El hombre le secó las lágrimas y le dio un beso en la boca.

―¿Sabes? Solo porque quería sacarme la duda del porqué sucedió, llamé al médico que me realizó la vasectomía.

Los ojos de Nayra se posaron en el rostro del hombre.

―¿Y qué te dijo?

―Que claramente falló, me dijo en hacerme algunos exámenes pero no quiero.

―Se supone que es muy efectiva aunque a veces puede fallar, como en este caso ―dijo Nayra uniendo las cejas.

―Es uno de los mejores métodos pero existe la posibilidad de una falla, es poca la probabilidad pero es posible.

―¿Y te dijo el porqué falló?

―Hubo una mala recanalización que en ese momento no se dieron cuenta.

―Lo siento ―comentó apenada―. Tendría que haber tomado anticonceptivos.

―Yo tampoco sabía que iba a fallar, me sorprendió y mucho pero ya sabemos que aunque es baja la probabilidad, existe. Y no comparto mucho la idea de que tomes anticonceptivos, prefiero usar condón, así no lastimamos nuestros cuerpos.

La joven asintió con la cabeza.

―Siempre usé protección pero después de saber que iba a ser padre, a pesar de que me hice la vasectomía, decidí no tener relaciones con nadie. Ni siquiera me masturbé ―la confesión de Ander sorprendió a Nayra.

―Me sorprende un poco que nunca hayas intentado relajarte así, no es algo malo, más teniendo mucho trabajo y una hija.

―Sé que no es nada malo pero tenía otras prioridades.

―Entiendo ―asintió con la cabeza también.

―¿Y Agnes?

―Se fue con tu madre, yo no quise ir, no me sentía bien.

―¿Qué te parece si después de la guardia te preparo un baño para que te relajes?

―¿No lo quieres compartir conmigo? ―cuestionó sugestivamente.

―¿Quieres eso?

―Sí, me gustaría, si no tienes problema.

―Para nada ―sonrió y volvió a darle un beso en los labios.


🌚🌚🌚


Todo ese mismo día fueron a la guardia y al regreso, Ander llamó a su madre para citarla en una cafetería para darle la noticia. Estaban la pareja, Agnes en medio de ellos y la mujer. Cuando ambos le dieron la hermosa noticia, Brittany gritó de alegría y lloraba de felicidad.

―Es hermosa la noticia, ¿sabes qué será?

―No quisimos saberlo ―le dijo su hijo.

―Me parece bien ―les dio una sonrisa y los tres brindaron con refrescos.

Un rato después volvieron a sus casas y Nayra se quedó jugando con la niña mientras Ander preparaba la cena. La muchacha aprovechó que Agnes coloreaba hojas blancas con crayones de colores para hacer una videollamada con su hermano y Rebecca. Cuando Ander escuchó la voz de ambos, se acercó para sentarse al lado de su esposa.

Entre los dos les dieron la gran noticia y los padrinos de la niña los felicitaron.

―Papá y mamá hubieran estado muy contentos por la noticia ―expresó con melancolía Nicolás.

Nayra se quedó con los ojos abnegados en lágrimas y asintió.

―Estoy segura de que sí.

Rebecca para que el ambiente volviera a un clima más alegre, preguntó por su chispita.

―¿Qué estás haciendo, preciosa? ―le preguntó y la niña mostró su dibujo a sus padrinos.

Nayra se levantó del piso y entró a la cocina para beber un poco de agua y Ander le siguió dejando a Agnes en la videollamada con Nico y Becca.

―¿Estás bien? ―cuestionó abrazándola por detrás y dándole un beso en el pelo.

―Sí, pero necesitaba calmarme un poco.

―A la noche nos espera la tina con agua caliente ―sonrió contra su cabello.

Ella lo miró de reojo y le sonrió. Él le dio un beso en los labios, el cual ella le correspondió.


🌚🌚🌚


Alrededor de tres horas después, la niña ya estaba dormida y ellos dentro de la tina con espuma y velas encendidas para dar al ambiente un toque romántico. Ander había sido el encargado de preparar todo y poner al agua gotas de una esencia aromática apta para bañera.

Él estaba detrás de Nayra y le acariciaba la panza.

―Papá sufrió un accidente de coche y mamá pisó mal, se resbaló y golpeó la cabeza contra el piso, la llevaron al hospital pero no pudieron hacerle nada.

―Lo sabía, me lo contó Nico hace unos años atrás pero no quise preguntarte nada porque no me correspondía.

―Lo hubieras hecho, te lo habría contado de todas maneras. A veces pienso en ellos, trato de recordarlos con una sonrisa, sé que nos cuidan.

―Lo hacen ―le respondió Ander besando su sien.

El abogado para que ella piense en otra cosa y no estuviera triste, decidió intentar que se relajara y se distrajera, y para ello fue acariciando sus muslos hasta poner una mano en su zona íntima.

―Ander... ―su voz sonó entrecortada.

―¿Sí? ―formuló de forma sugestiva rozando sus labios contra el lóbulo de la oreja femenina y bajó a su cuello para darle besos―. Relájate, después si quieres vamos a la cama.

Nayra suspiró mientras sentía los dedos de su marido estimular el punto de su intimidad y ella aprovechó en tocarlo a él también.

Los dos gimieron y ella de a poco se fue dando vuelta con su ayuda para quedarse frente a frente. Ander la ayudó a acomodarse mejor y poco a poco fue entrando en su interior.

A pesar de lo placentero del acto, el hombre la levantó de la bañera quedándose de rodillas y le dijo que se sostuviera del cuello para que él tomara fuerza, y salieran de la tina. Un brazo quedó enlazado a su cintura y el otro lo alzó para tomar una toalla. Ella lo besaba con constancia.

―Nos caeremos, girasol ―rio contra su boca.

―Lo siento, entonces apúrate ―le apretó las piernas alrededor de sus caderas para excitarlo más.

Ander subió a la cama junto con ella y cayeron. Él encima de la joven para continuar amándose.

―Te amo tanto, tanto que tengo miedo de que todo esto sea una ilusión ―admitió el hombre.

―No es una ilusión, es real Ander ―le acarició las mejillas y lo besó de nuevo―. Te amo mucho también, mi hermosa pantera ―lo abrazó por el cuello y ambos se fundieron en un apasionado beso para continuar haciendo el amor.

No solo tuvieron relaciones sino que aprovecharon en darse caricias y besos por todo el cuerpo, como una señal de cuidarse de manera mutua.

Cuando culminaron, se mantuvieron abrazados, él estrechándola contra su cuerpo y ella abrazando su torso desnudo mientras acariciaba su pecho y él su espalda, y otras veces su cabello.

―Aunque está por terminar la feria, me tomaré más tiempo de vacaciones, ¿qué opinas?

―Me gusta mucho la idea, te quedarás más tiempo en casa ―le dijo alegre y besando su hombro.

―¿No quisieras ir de vacaciones a otra parte? ―los ojos de la muchacha se abrieron un poco más.

―¿A otra parte? —formuló curiosa.

―Sí, de vacaciones, nosotros tres con el retoñito y luego nosotros dos o al revés. Como quieras.

―¿Vacaciones doble? ―preguntó sorprendida y mirándolo.

―Sí, me gustaría pasar más tiempo con ustedes y poder estar más presente en tu embarazo ―respondió tocando su panza―. Estoy muy feliz por ser de nuevo padre ―le besó la frente y los labios sintiéndose lleno de felicidad.

―Eso no me lo tienes que pedir, me encantaría que te quedaras más tiempo con nosotras pero tampoco quiero que descuides tu trabajo.

―No lo haré, no te preocupes por eso ―le besó la frente.

―Está bien entonces... con respecto a las vacaciones, prefiero primero nosotros y después con la niña, creo que será lo mejor, pero no lo sé, no quiero que pienses que intento... ―habló pero él la interrumpió.

―No estoy pensando nada raro, Nay. No pienso que estés queriendo dejar para luego a Agnes, creo que quieres que primero tengamos nuestras vacaciones porque te gusta pasar tiempo conmigo en la intimidad.

La muchacha se rio.

―Pues sí, no puedo mentirte, me encanta estar contigo, amo la manera en como me amas ―confesó con un poco de vergüenza en su voz.

―Me pasa lo mismo, Nay ―admitió sujetándole una mano y se agachó para besarle los labios.

―Te amo de aquí al infinito, Ander.

―Te amo también de aquí al infinito, Nayra. Eres lo mejor que me pasó en la vida después de Agnes ―declaró y la besó con más pasión que antes―. Vayamos de vacaciones y seamos más felices que antes, ¿qué te parece? ―cuestionó mirándola en la penumbra del cuarto mientras acariciaba su mejilla.

―Me encanta la idea ―respondió con una enorme sonrisa y lo besó una vez más.

―A partir de hoy estoy de vacaciones ―rio para ubicarse de nuevo entre las piernas de su esposa―. Te amo con locura, Nay.

―Y yo a ti, Ander.

La pareja quedó amándose una vez más y al terminar volvieron a quedarse abrazados sabiendo que a partir de aquel momento, la vida que compartirían sería el sueño hecho realidad de ambos. Tanto Nayra como Ander habían encontrado en cada uno su alma gemela.

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