🌚 13 🌻
Rosemont, Chicago, Illinois
The Capital Grille Restaurante
Nayra quedó sorprendida cuando entraron al restaurante con la mano masculina posada sobre el bajo de su espalda y le daba un apretón de manos al encargado para acompañarlos a la mesa. Ander le hizo a un lado la silla para que ella se sentara con comodidad y luego se sentó frente a la joven.
A medida que la cena transcurría, Nayra estaba menos nerviosa que antes.
―¿Qué me cuentas de ti? ―preguntó con interés el abogado―. ¿Has hecho alguna carrera o trabajas solo de niñera?
―Terminé la preparatoria y como no sabía qué carrera estudiar, Nicolás me dijo que un buen ingreso era ser niñera.
―Hace mucho entonces.
―Sí, desde que tenía dieciocho años.
―¿Tiempo completo para vivir en la misma casa?
―No... siempre fueron horas y días, nada de vivir bajo el mismo techo porque no conocía a las personas y esto de ahora es porque en el medio está mi hermano, si no, no lo hubiera aceptado.
Ander se levantó de la silla y acercó el mueble al lado de ella para sentarse de nuevo.
―¿Y no sentías curiosidad por saber quién era yo de no ser porque en el medio estaba tu hermano? ―cuestionó con intriga pasando un brazo por el borde del respaldo de la silla de la joven y en susurros.
―No... para nada ―bebió de su copa con agua.
―¿Postre? ―cambió el tema.
―No, estoy satisfecha, gracias.
―¿Tampoco un tiramisú para compartir entre los dos?
Antes que Nayra respondiera, llegó el mozo y Ander pidió un tiramisú para compartir.
—No quería —abrió más los ojos sorprendida por haberle pedido el postre—. Ya estaba bien así.
El mozo enseguida se retiró para preparar el pedido y poco tiempo más tarde les dejó un plato con el tiramisú y dos tenedores pequeños para postre.
Aunque ella le había dicho que no quería más, comió de a poco y se deleitó con su sabor. En silencio lo terminaron y él luego pidió la cuenta.
―Me gustaría pagar la mitad.
―No lo harás.
―¿Por qué no? Me parece algo normal que la mujer pague la mitad de la cena o lo que fuese, hoy en día es normal.
―Lo sé pero yo te invité y deberás aceptarlo.
―De acuerdo.
Apenas se metieron dentro del coche, Rebecca le envió un mensaje de texto.
Becca: ¿Salimos hoy? Te doy un recorrido por la ciudad, ¿qué me dices? [23:30]
Nay: Hola Beck, no puedo, estoy regresando a la casa... Ander me invitó a cenar [23:30]
Becca: ¿Comiste o te lo comiste? [23:30]
Nay: Muy graciosa, solo cenamos [23:31]
Becca: Pero entonces quisieras que te coma... enteriiiita [23:31]
Nay: Rebeeeeccaaaaaa... [23:32]
Ander escuchó la risa de la joven y quiso saber con quién hablaba.
―¿Con quién hablas?
―Rebecca.
―¿Y de qué hablan?
―Cosas de chicas.
Un nuevo mensaje le llegó al móvil de la joven y lo leyó.
Becca: No tienes idea de lo contenta que me pone saber que por lo menos Ander disfruta de los momentos contigo. Y me gustaría que tuvieran algo entre ustedes, te come con la mirada [23:34]
Nay: Eres una tonta jajajajaja... [23:34]
Becca: Digo lo que veo [23:34]
Nay: Ya me doy cuenta. Buenas noches. Te mando un beso [23:34]
Becca: Buenas noches. Deberías dar el paso, ¿o te pone nerviosa? [23:34]
Nay: Un poco jajaja [23:34]
Becca: Lo suponía ;) ... Un beso para ti también [23:35]
🌻🌻🌻
Casa del abogado
Una vez que entraron a la casa, él se quitó el abrigo y luego el saco mientras que ella el abrigo.
―Buenas noches. Te agradezco la cena ―expresó con honestidad al mirarlo.
―Antes de que te vayas a dormir, podríamos bailar, ¿qué opinas?
―Lo dudo, estoy cansada ―comentó con incomodidad.
―Un solo baile y nos vamos a dormir ―respondió el hombre.
Nayra sabía que si aceptaba esa pieza de baile iba a ser una equivocación pero no se negó y asintió con la cabeza.
Caminaron hacia el comedor y mientras la muchacha esperaba por la música, él elegía la melodía.
―¿Te parece Luis Miguel?
―Como quieras... creí que iba a ser una canción un poco más movida.
―No he dicho que iba a ser lenta.
Nayra se calló la boca porque tenía razón pero de pronto los acordes de Amarte es un placer sonaron en el ambiente y ella se puso nerviosa. Ander se acercó a la joven tomándola de la cintura y de la mano libre haciendo que Nayra hiciera lo mismo, solo llegó a posar la mano en el hombro.
Se inclinó un poco hacia ella para oler su perfume del cuello al tiempo que bailaban con lentitud y disfrutando de aquel instante juntos.
―Lo que estamos haciendo se nos está yendo de las manos, Ander... y sabes tanto como yo que está mal ―admitió separándose un poco de él y quedó cerca de sus labios.
―No le hacemos mal a nadie ―susurró quedando con su boca entreabierta al mismo nivel que la de la femenina pero sin rozarla.
―No quiero perder mi trabajo.
―Y no lo harás, a menos que sepa que quieras algo más conmigo ―dio un jadeo contra la boca de Nayra y ella creyó flaquear.
El abogado puso sus manos a los costados de la cintura de la joven sintiendo las curvas que tenía su cuerpo y emitió un gemido junto con un mordisco suave en la barbilla de la argentina.
―Será mejor frenar... Por favor, Ander.
Antes de que él se acercara más a ella, Nayra se separó del todo de él.
―Buenas noches ―le dijo posando sus manos en el pecho del hombre.
―Buenas noches ―sujetó su mano y le dio un beso en la cara interna de la muñeca.
Lo último que él sintió fue la mano femenina acariciar el pecho y el hombro por encima de la camisa.
Dentro del cuarto de ella, se sentó en el borde de la cama llorando mientras se quitaba las botas.
Ander entró al dormitorio desvistiéndose y caminó directo al baño para darse una ducha de agua fría.
🌻🌻🌻
A la mañana siguiente Nayra comenzó a preparar el desayuno en un horario bastante tarde y aprovechó en hacer una mezcla de desayuno y almuerzo. Fue al cuarto de Ander pero no lo encontró allí y tampoco en su oficina con los papeles. No quería molestar a sus padres porque comenzarían a preocuparse sin razón y armaría un escándalo, algo que no estaba en sus planes porque no quería saber el temperamento del abogado.
Lo peor era que su móvil lo tenía apagado. Solo esperaba que no le pasara nada porque ya de por sí estaba intranquila. El resto del día se la pasó bordando pero siempre teniendo la cabeza en dónde estaría Ander y en otros momentos surgía lo que había sucedido la noche anterior en el baile que tuvieron en el comedor. De solo pensarlo se sonrojaba.
🌻🌻🌻
Casa de los Aritzmendi
Durante toda la noche anterior Ander casi ni pudo dormir, su mente había divagado toda la noche y prefirió salir de su casa cuando todavía ella dormía para ir directo a la casa de sus padres.
La conversación que los tres mantenían era tranquila y su hijo les estaba explicando lo que le estaba pasando sin nombrar a alguien.
―Desde que Nayra entró a tu casa no eres el mismo ―expresó su madre mirándolo con atención.
―¿Por qué crees que es ella?
—Porque yo también veo la situación en la que están ―esta vez fue su padre―. Creo que piensas mucho y no actúas. ¿Cuál es tu miedo?
―Sabes lo que implica ―acotó el abogado.
―Eso es historia pasada, Ander... deberías saberlo bien eso y no es igual ―contestó Aaron.
―Siento que las cosas se complican y no sé qué hacer. Quiero y me resisto ―confesó con frustración.
―¿Qué quieres? ―formuló Brittany observándolo.
―Tener algo con ella aunque sé lo apresurado que puede parecer.
―No me lo parece, sobre todo porque viven en la misma casa, se ven todos los días, quieras o no, en cierto modo te empieza a gustar ―confirmó su madre―. No puedes negar que algo te pasa con Nayra. Si no, no estarías así.
―Creo que... desde que la conocí por videollamada algo raro me pasó con ella. Y cuando nos vimos fue peor. Nunca me pasó esto.
―Opino que es momento para que te pase, ¿o lo vas a negar? ―dijo Aaron.
―Tengo una hija, en ella debería estar pensando y no en la niñera ―apretó la mandíbula.
―Te pones rabioso solo porque quieres, tu hija está bien cuidada, tanto por Nayra, por ti y como por nosotros. No deberías plantearte tanto esta clase de cosas, Ander ―manifestó con razón su madre.
―Soy un hombre sensato y tengo todo bajo control.
―Pero no con Nayra ―volvió a decir la mujer―. Esa es la verdad. No puedes tener todo bajo control con ella, porque ella no es un papel de trabajo, Ander. ¿Te das cuenta que eres un hombre que está enamorado de una mujer? —interpeló mirándolo y solo para que razonara—. No eres el abogado cuando estás frente a ella o en la casa, o cuando estás con Agnes. Eres un padre y un hombre que tiene ganas de estar con una mujer y no puedes ir en contra de eso ―respondió con sinceridad.
―Coincido con tu madre.
―Pero tiene 25 años ―declaró con pesar.
―No sabía que te preocupaba la edad ―dijo con ironía su padre.
El hombre lo miró y apretó los dientes.
―Si quieres saber lo que ambos opinamos, pues creo que ya lo puedes intuir ―habló Brittany―. Nos gusta mucho para ti, creemos que en parte te viene muy bien alguien como ella, extrovertida, alegre y que va de frente. Para el remilgo y la estrechez estás tú, querido ―rio ella―, así que te queda pintada Nayra para ti. Ni siquiera le importó cuando te tuvo de frente, ni tampoco le interesó que fueras alguien importante en la ciudad ―lo miró con suma atención intentando que reconociera lo que en verdad le estaba pasando con la niñera.
―El día del pisotón y la manera en cómo te contestó fue digna de un premio. Jamás vi a una mujer que se te plantara como Nayra lo hizo esa tarde ―expresó Aaron casi a las risas.
Ander gruñía al escucharlos y recordar ese día también.
―Anoche estuve así ―dijo mostrando con sus dedos el milímetro de distancia―, de besarla.
―¿Y no la besaste? ―interrogó su madre asombrada.
―No... ―hizo trompa.
―Lento... lento y te llaman la pantera ―comentó con burla su padre.
―¿Hubieran preferido que la besara? Me dijo en la cara que no quiere perder su trabajo.
―Si tú no se lo pones más claro, ella tampoco lo va a adivinar, Ander ―notificó Aaron.
―Pero es que... Nayra también parece que sigue el juego y siento que no avanza por miedo a que le diga algo o peor, la despida.
―Pues solo es cuestión de que hagas algo para que ella sepa que vas en serio ―recalcó su padre.
―Supongo que sí ―dijo y se levantó de la silla―. Volveré a la casa, estoy seguro que debe estar hecha una fiera, más si apagué el móvil.
―Cuando llegues prepárate para la pelea ―replicó Brittany entre risas.
―Me lo imagino, no se queda calladita.
―Por lo menos tienes para entretenerte ―volvió a reír su madre―. Más tarde llevaremos a Agnes, no te preocupes.
―De acuerdo, gracias ―emitió y le dio un beso en la mejilla, y otro a su padre.
Ander se metió dentro de su Audi V8 RS7 de color negro y condujo hacia su casa. Sabía muy bien que Nayra estaría preocupada e incluso ardida con él. No estaba muy lejos la casa de sus padres con la suya y cuando llegó la vio desde la ventana de la sala principal que echaba la cortina a un lado para ver quién llegaba. Sonrió de lado cuando se imaginó la escena y la cara de ella.
🌻🌻🌻
Residencia de Ander
Apenas abrió la puerta, Nayra apareció desde la cocina.
―Así te quería agarrar, puerco ―manifestó enojada.
El abogado casi estalló de la risa con lo último que le había dicho.
―Por eso apagaste el móvil, ¿no? ¿Para sacarte las ganas con otra puerca? ―le reprochó sin darse cuenta que estaba hablando de más.
―Cuidado con lo que dices, Nayra... ―respondió con seriedad―, y no estaba con ninguna... puerca ―se echó a reír de nuevo.
Ante el desparpajo que le vio a él, ella tomó un banquito de pana de la sala y se subió para estar a su altura, solo para darle una cachetada.
―Deja de reírte ―casi le gritó en la cara―, desde la mañana que no apareces, y me preocupé cuando supe que tenías apagado el móvil. ¿Qué querías que pensara? No iba a llamar a tus padres, los iba a preocupar sin motivos.
―Estuve con ellos.
―No te creo ―dijo enojada y frunciendo el ceño.
La argentina puso un pie en el borde del banquito y el mueble se deslizó hacia delante casi para darse un golpe contra el piso. Cuando ella misma sintió que el banquito se movía pegó un gritito y Ander la sujetó del brazo.
―Será mejor que te bajes ―emitió enojado.
Nayra se soltó de él, frustrada y ardida también.
―Si es que en verdad estuviste donde tus padres, ¿por qué no trajiste a Agnes? ―le preguntó mordaz.
―Porque me dijeron que ellos la iban a traer después, no tengo porqué darte explicaciones.
―Por lo menos con decirme que te ibas a visitarlos, me ahorraba la preocupación.
―Tu preocupación fue pensar si estaba con alguien más para sacarme las ganas, no si me hubiera pasado algo ―la picó más.
―Primero pensé eso pero después cuando escuché que me enviaba al correo de voz, pensé eso otro. Eres grandecito para cuidarte solo y no veo lo malo en querer sacarte las ganas ―quedó casi atragantada en decirle aquello―. Eres hombre y no estás hecho de madera ―apretó los labios sintiéndose incómoda de repente.
En el fuero interno de la joven, la imagen de una mujer con él la hacía rabiar y se imaginó cortándole la cabeza a dicha mujer. Casi se le asomó una sonrisita pero apretó más la boca para contenerla.
―Despreocúpate porque no he ido a ninguna otra parte más que a la casa de mis padres.
―De acuerdo pero estás en todo tu derecho si fuiste con alguien más.
La tensión se palpaba entre ellos y él habló de nuevo.
―¿Cómo estuviste?
―¿Acaso te importa? ―fue tajante.
―Diría que sí ―puso sus manos a los costados de su cintura―. Y no me gusta tu tono de voz conmigo porque no soy tu hermano.
―Para tu información no me considero sumisa o sometida. Y... no eres mi novio, así que...
―Así que nada, porque sabes que si me pongo torcido tú sales de aquí ―la frialdad en sus palabras caló en su interior y ella quedó perpleja―. Y te recomiendo que no me cabrees más, Nayra.
Pasó por su lado sin mirarla y fue directo hacia su despacho.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top