Capítulo 27: Lanzarote

Una chica castaña canturreó mientras caminaba por su pueblo. Ese fin de semana llegaba su hermano con los desastres de sus amigos.

Álvaro le había dicho que llegarían sobre las once. Y efectivamente, eran las once y cuarto y estaba escuchando unos gritos de discusiones.

Los compañeros de grupo de su hermano eran un caso. Iba a tener que usar toda su paciencia para no arrancarse los pelos.

Pero en lugar de ver en primer lugar a los que gritaban, el primero en aparecer fue su hermano.

Álvaro sonreía a lo lejos y al verla la saludó. Ella se acercó corriendo para abrazar a su hermano.

-¡Alv!

-Hola, Fanny -respondió con una sonrisa.

Lo abrazó con fuerza. Llevaban meses sin verse.

-¿Mamá está?

-Acaba de irse a la Península, y vuelve cuando os vayáis.

-Que oportuna... -hizo un puchero.

-Anda abrázame.

Álvaro se rió, pero la abrazó y la levantó en volandas, dándole vueltas en el aire.

-¡Me estáis mareando! -se quejó Carlos.

-Pues no mires, idiota.

-¡Fanny! ¡Cuánto tiempo!

-A vosotros os tengo muy vistos.

-Pues nos vas a tener más vistos, porque nos quedamos en tu casa.

-¿Qué? ¿Y quién os ha dado permiso para algo así? -frunció el ceño, molesta.

-Tu hermano.

Estefania fulminó a Álvaro con la mirada. Este solo se encogió de hombros.

-En algún sitio teníamos que quedarnos.

-Ven un momento.

Lo arrastró lejos de los chicos.

-¿Eres tonto? ¿Cómo se te ocurre dejarme a esos cuatro en mi casa?

-No son sólo cuatro.

-¿Quién más viene? ¡Porque esto ya es demasiado!

-Viene una... chica -se mordisqueó el labio.

-Interesante... Eso hay que verlo.

Se volvió a acercar a los chicos.

-¿Vais a entrar?

-Estamos esperando a Sofía. Tarda bastante.

Estefania asintió. Tenía curiosidad.

Entonces escucharon quejas. Muchas quejas de una voz femenina. Sofía no quería quedarse en el mismo sitio que Álvaro.

-No me puedo creer que me tenga que quedar con ellos. Magí... Llévame a tu hotel...

-He dicho que te quedas con ellos. Necesito un día sin adolescentes gritones. Muchas gracias -vio a Fanny y la saludó-. Buenos días, Fanny.

-Buenos días, Magí.

-Yo no aguanto con ella aquí... -refunfuña el moreno.

-Pues Magí no te va a dejar irte con él...

-¿Tanto la odias? -se extrañó su hermana.

-No la odia, querida Estefania. Está enamorado de ella.

Carlos inmediatamente recibió un pescozón de Álvaro.

-Tú te callas.

-Hola, chicos -Sofía se apoyó en Dani-. ¿Dónde nos hospedamos?

-Podrías preguntarle directamente a Álvaro, ¿no crees?

-No, en serio. ¿Dónde vamos?

Álvaro resopló, el vacío hacia él era palpable.

-Te quedarás en mi casa, cielo. Yo soy Estefanía, pero me dicen Fanny.

Se dieron dos besos y Sofía sonrió.

-Ven, te enseñaré tu habitación.

-¿Y nosotros?

-¡Vosotros os jodéis!

Caminaron por la casa y Fanny le indicó donde poner sus cosas.

-Ahora dime... ¿qué te ha hecho mi hermano?

-¿Solo una cosa? -arqueó una ceja-. Me confunde, me besa cuando le da la gana y a veces es un dulce y otras veces es gilipollas.

-Así son muchos. Pero lo cierto es que te gusta.

-Lo sé, y él también lo sabe. Pero tengo novio y le quiero. No lo voy a dejar por un cantante.

-Sólo te digo que no le hagas daño a mi hermano. Bueno, ahora lo harás, cuando le digas que te vas a quedar su habitación -le guiñó un ojo y se marchó.

-Fany, nos vamos a dar un paseo. Luego volvemos a dejar las cosas -informa Dani.

-Vosotros veréis. Pero no os perdáis, que conozco a mi hermano.

-Que malo es conocerse.

Todos se rieron, salvo el susodicho.

Caminando, caminando, se encontraron a una chica... del pasado de Álvaro.

-Decidme que no es Sandra, por favor.

-Yo creo que sí...

-Gracias por animar... Escondedme...

-¡Álvaro!

-Es un poco tarde para eso.

-Hola, loca. Es todo tuyo.

-Ten amigos para esto.

-Te he echado muchísimo de menos, cielo -lo besó en los labios, pero Álvaro la separó rápidamente.

-¿Qué haces?

-Besar a mi novio, ¿por?

-Sandra, tienes que entenderlo. Fuimos novios hace seis años. Ya no me gustas. Y necesitas un psicólogo.

-No necesito un psicólogo, te necesito a ti. Te quiero tanto...

-Pues yo quiero que te largues. Anda, ve a molestar a mi hermana.

-¡Vale!-sonrió y se marchó.

-Esta es bipolar-negó con la cabeza, sin creerse que hubiera funcionado.

En casa de Fanny...

Sofía acababa de terminar de ducharse. Se envolvió el cuerpo en una toalla y se dirigió a la habitación que normalmente sería de Álvaro.

Entró y se cayó un cajón. Estaba medio roto. Lo levantó y sacó varias camisetas de Álvaro. Olían tan bien... Fue a dejarlas cuando abrieron la puerta.

Ella creyó que se trataría de Álvaro y se tapó bien, pero no. Era una chica castaña, de pelo rizado, bastante guapa.

-¿Perdón? ¿Qué haces tú aquí?

-Creo que duermo aquí.

-No me lo puedo creer. Por eso Álvaro está tan raro conmigo... Nos está engañando a los dos. Me arrepiento de haberme enamorado de él.

Tras el discurso dramático, la chica salio de la habitación, ante la sorpresa de Sofía. No había entendido nada.

Se vistió y bajó las escaleras. Allí estaban todos, Auryn y Fanny.

-Antes me ha pasado una cosa muy rara...

-Y a mí. Sandra me acaba de decir que soy una mala persona y no me quiere ver en la vida.

-Ya decíamos que estaba loca.

-¿La tal Sandra no será castaña y de pelo rizado?

-Sí... ¿Qué te ha pasado con ella?

-Creo que se ha creído que tú y yo somos novios.

-¿Qué le ha hecho pensar eso?

-Que me estuviera cambiando en tu habitación, por ejemplo.

-Me parece un buen argumento... Espera, ¿qué? ¿Qué hacías en mi habitación?

-Se la he dado yo. Va a dormir ahí hasta que os vayáis.

-¿Y yo dónde se supone que voy a dormir?

-Depende de cómo te portes. Si eres bueno, dormirás en el sofá. Si no, en el suelo del jardín.

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