Capitulo 30: Quédate conmigo.
Al despertar lo encontró allí, con sus bellos ojos carmesí viéndolo suave, con ternura, como si hubiese estado contemplandolo dormido en silencio, su corazón saltó de alegría, esa sensación de espasmo, como si hubiese estado muerto, roto, frenado por un tiempo y de un tirón lo hubiesen puesto en marcha, su sonrisa se asomó al instante en que lo descubrió mirandolo, no quiso ser brusco pero no había podido evitarlo.
- Katsuki, despertaste -dijo con alegría mientras estiraba su mano y alcanzaba a tocarle la mejilla.
- Buen día Shouto -susurró el rubio, su hablar era tan calmo que incluso no parecía él mismo, pero días de estar tendido en una cama de hospital no traían nada bueno, pensó.
- Sabía que eras fuerte -le habló mientras lo acariciaba sutil, el rubio se fregó en su mano con movimientos leves, casi imperceptibles, las sábanas blancas, las paredes blancas, su mirada tibia y su voz, parecía un ángel recién despertando.
- Gracias por quedarte conmigo todo el tiempo -volvió a hablar en un suspiro que se hizo nada en el aire y luego sus ojos parpadearon muy lentamente, los de Shouto que lo veían candidos denotaron una pequeña preocupación.
- No te duermas, Katsuki, no vuelvas a dormir -le pidió, un miedo interno, como un presentimiento que lo invadió de inmediato lo alertaba.
- Estoy despierto, no me dormiré -y entonces su sonrisa se afinó nuevamente -Te amo Shouto -esas palabras, esa frase, el rostro de Shouto volvió a cambiar, la curva en sus labios con unos ojos enamorados.
- Yo también te amo Katsuki.
- Por favor, no te despiertes -procuró el rubio, y ahora era él el que llevaba esos ojos preocupados, el bicolor se sorprendió.
- ¿Qué? -al acto se dio cuenta que los cables, el respirador, el suero, todo a su alrededor no coincidia.
- No te despiertes, quédate conmigo -volvió a rogarle Bakugou.
Y entonces cabezeó, y se dio cuenta que jamás había visto sus ojos ese día. Todo seguía igual.
La primera vez que tuvo ese sueño había sido dos semanas atrás, cuando la enfermera lo despertó en el cuarto, cuando su suegra le había permitido entrár a ver a Katsuki fuera del horario de visita, cuando lloró pensando que ese "Te amo" era una despedida, pero dos semanas largas de espera y el mismo sueño lo habían hecho comprender que era solo su imaginación, sus intensas ganas de verlo despertar.
Casi un mes, un mes sin él, y todo el mundo parecía seguir su curso. Sus compañeros lo visitaban a menudo, Kirishima venía todos los días, al igual que Deku, los padres de Katsuki habían intentado convencerlo de volver a la escuela, pero no hubo caso, incluso en esos días había tenido una charla con Aizawa, con Nezu, hasta All Might en una de sus tantas visitas al hospital le había expresado su preocupación por su futuro, todos decían lo mismo "Bakugou así lo querría" pero él se sentía debil, se sentía incompleto, se sentía mal, continuar con su vida sin él lo tomaba como una especie de traición, era como olvidarlo de a poco, era como pensar que nunca despertaría, y él no lo quería así. Su rutina de ir a ver a su madre continuó de la misma forma, sus conversaciones con ella ya no eran tan alegres y a veces poco podían hablar, simplemente se quedaban en silencio acompañandose mutuamente, ver a sus compañeros en las noticias enfrentandose a la liga de los villanos que atacaba esporádicamente lo oprimía por dentro, verlos mejorar y contar anécdotas del día a día lo hacía a un lado, ver como más temprano que tarde alcanzaban de a pequeños pasos aquel gran sueño que todos perseguían, que él había perseguido, las personas continuaban cambiando, la vida seguía pasando, la tierra se mantenía en movimiento, seguía girando, solo él se sentía estancado.
Incorporó una sección nueva en su cuaderno, aquel en el que siempre solía escribir, dentro de este se concentraba en escribir las que cosas que planeaba hacer junto a Katsuki una vez este se hubiese despertado, pero los días continuaban pasando y nada parecía cambiar, con el tiempo muchos habían bajado los brazos, otros quizás seguían indispensables pero sus esperanzas bajaban continuamente, de repente solo sentía que la unica que podía comprenderlo era su suegra, quien había incluso renunciado a su trabajo para mudarse al hospital técnicamente, esa mujer le recordaba a su Katsuki, siempre llena de valor, fuerte hasta en los momentos más oscuros, se llevaba todo por delante pero con sencilles podía acurrucarse entre los brazos de su esposo y llorar con él, le recordaba mucho a su relación con su chico explosivo, quizás él sería mucho más fuerte para afrontar aquello si las cosas se hubiesen dado al revéz, quizás realmente él tendría que estar en esa cama, en ese cuarto, y no Katsuki, pero así también solía pensar que si el destino escribió que Bakugou ocupara ese lugar y no él por algo era, posiblemente él sí lo abandonaría si estuviese luchando por su vida, pero el rubio no, afinaba sus labios en una sonrisa y llenaba el hueco en su corazón de esperanza.
Fue un Viernes cuando algo en esa monotonía se vio forzado a cambiar, Todoroki se encontraba en el cuarto junto a Katsuki esperando que su suegra apareciera para poder ir a casa a dormir, prácticamente hacía dos días que no dormía y estaba exhausto, de momento las enfermeras del turno noche habían hecho un especie de amistad con la familia, llevaban allí casi un mes y dos semanas, él y la señora Bakugou tenían permitido pasarse toda la noche junto al chico, ellas se lo permitían, tal vez se daban cuenta de la angustia que reflejaban sus ojos día a día, el cansancio, los llantos, la predisposición de estar las 24 horas en el hospital durante todo ese tiempo, no parecían dormir, no parecían comer, solo aguardaban a que algo cambiara. Estaba a punto de quedarse dormido sobre la cama del rubio como de costumbre cuando la puerta del cuarto se abrió, se precipitó creyendo que sería aquella enfermera anciana que siempre solía reprenderlo por dormir sobre la cama pero no, su suegro irrumpió tranquilo, le sonrió y le palmeó la espalda "¿Cómo está?" le preguntó, era extraño que se preguntaran aquello, ¿Qué podía decirle? Quizás no esperaban a que el otro respondiera algo como "Mejor" quizás preferían que todo siguiera como estaba y no llevarse la sorpresa de que había tenido una recaída, sabían que todo podía empeorar de la peor forma posible así que nadie quería pensar en ello, pero ante los ojos de Shouto siempre se veía un poco mejor, a veces solía pensar que Midoriya había tenido razón, que lo escuchaba, podía jurar que sentía que estaban un paso más cerca de que el chico se despertara, el bicolor se puso de pie, el hombre tomó su lugar "Ve, descanza un poco, te ves cansado" le dijo antes de que el joven caminara hacia la puerta. Afuera se encontró a su suegra sentada en su rincón favorito, con una mirada perdida en el suelo y aquella pena que todavía rebozaba en sus distinguidos ojos carmesi, en aquel banco que los había soportado desde el inicio, ese lugar se convirtió tan rápidamente en algo familiar que hasta podía sentirse cómodo en el, la señora corrió su mirada a él en cuanto oyó la puerta y lo miró compasiva, le extendió una mano que se posó en la mejilla del joven que se había inclinado a saludarla.
- Querido ¿Cómo estás? -los ojos de Todoroki se veían algo rojos, sus ojeras eran notorias, pero incluso así le sonrió.
- Algo cansado y hambriento, ¿Usted como está suegra? -preguntó antes de sentarse al lado de esta, la mujer metió sus manos dentro de su bolso y sacó de allí una pequeña manta con un bento dentro para entregarselo.
- Yo estoy bien pequeño, no te preocupes por mí -habló con calides, tenía que admitir que algo bueno saldría de toda esa horrible situación a la fuerza, la relación que Shouto estaba encarnando con sus suegros cada día se intensificaba, este tomó la comida, ya era una costumbre que ella le preparara algo cuando se ausentaba por algún motivo y lo dejaba todo el día solo en el hospital -Lamento lo de ayer, pero tuve que arreglar algunos asuntos con la escuela -le dijo, luego suspiró, Shouto tomó su mochila que siempre cargaba consigo y guardó el paquete.
- Está bien, sabe que no me molesta para nada quedarme aquí, esto es... -y de repente dejó de hablar.
Al ver a la mujer pudo notar esa sombra impetuosa detrás de ella, en el pasillo, acercandose, no podía ser, sus ojos, su expresión, algo en su rostro seguramente cambió de un momento al otro y la mujer frente a él pudo notarlo, ella viró la vista atrás y se sorprendió de igual manera, un mes, ya había pasado un mes, esto era intolerable, Mitsuki se puso de pie, su rostro se transformó, la calida y tranquila señora Bakugou volvió a ser aquella que siempre había sido, la torrencial furia que la invadía de vez cuando, aquella que incluso su hijo había heredado de ella, se notó en cada musculo de su cara, Shouto fue más rápido en ir a su encuentro, nada de esto estaba bien, él no lo quería allí, nadie lo quería allí, Endeavor vio a su hijo apresurarse y correr hacia él de la forma mas brusca posible.
- ¡Lárgate! ¡No tienes nada que hacer aquí! -gritó, el héroe no venía siquiera con su traje de siempre, parecía un simple civil, de haberle prestado más atención hubiese notado que su rostro parecía quemado al igual que su mano izquierda, el hombre solo siguió caminando.
- No vine a hablar contigo Shouto -dijo sin la necesidad de elevar la voz, entonces la pudo ver de cerca, Mitsuki Bakugou se interpuso entre padre e hijo y alzó su mano con movimientos tan rápidos y exactos que cuando su palma dio justo en el rostro de Enji Todoroki este no pudo creer que la mujer lo cacheteara y que ni siquiera pudo preverlo.
- ¡¿No le da verguenza?! -los gritos de su mujer lo alertaron y lo habían hecho salir del cuarto de su hijo, Masaru llegó justo para ver al héroe número dos con su mano conteniendo su mejilla sin tener el valor siquiera de mirar el rostro de Mitsuki quien continuaba gritandole en la cara - Usted era el unico que sabía qué le ocurrió a mi hijo y no dio la cara hasta ahora ¡¿Cómo se atreve a aparecerse así?! -su esposo corrió a su encuentro y la tomó de los hombros intentando que se calmara.
- ¡Mitsuki basta! -gritó el hombre, Endeavor estaba anonadado al igual que Shouto, que había quedado totalmente en shock de ver a su suegra actuar de ese modo.
- ¡¿Tiene idea de lo que hemos pasado?! ¡No lo quiero aquí, vayase! -con tranquilidad, y en vista de que todo el pabellón tenía los ojos puestos en la escena, decidió que lo mejor era retirarse - ¡Si vuelve a poner un maldito pie en este lugar juro que lo haré volar! ¡No me importa quien es usted! ¡Él es mi hijo!
La escena terminó allí, las enfermeras trataron de calmar a Mitsuki y volver a poner orden dentro del pabellón, la mujer se había descompenzado en los brazos de su esposo, la impotencia del momento la tiró abajo, el impacto de ver a ese hombre allí después de lo que Shouto le había dicho fue indiscutiblemente más fuerte que ella, todo aquel encuentro desconcertante hizo que Shouto se sintiera confundido, ¿Por qué razón su padre habría aparecido después de tanto tiempo? Hasta el momento nada se sabía de él, ni su hermana, ni su madre, ni en su trabajo lo habían visto, jamás una llamada, un mensaje, algo, cualquier cosa que pudiera hacer evidente que siquiera le importaba y que no lo estaba dejando pasar como si nada, por un momento quiso quedarse en ese lugar junto a los padres de Katsuki, pero luego entendió que si alguien debía hablar con ese hombre, ese alguien era él. Ya que estaba por ir a su casa decidió chocarselo a la salida y permitirse cruzar una palabras con su padre, no era justo que ahora intentara limpiar su nombre con la familia de Bakugou después de lo sucedido, demasiado era que los padres de Katsuki decidieron callar y esperar a que alguien les dijera qué había sucedido, un mes era demasiada espera, Katsuki no despertaba, su padre se había tardado, se había fugado de todos lados, todo era un tanto extraño. Al llegar a la entrada del hospital lo vio, su mirada parecía distante, apagada, el bicolor no le creyó un gesto, salió del lugar y se paró a su lado indiferente.
- ¿A qué viniste? -habló sin la necesidad de verlo, el hombre a su lado hizo exactamente lo mismo.
- A hablar con esa mujer -por "esa" seguramente se estaba refiriendo a Mitsuki, tal parecía que conversar con ella no le había resultado muy bien, ¿Y qué esperaba? Shouto continuó hablando de modo cortante.
- ¿Que quieres?
- Maldición -escupió su padre y le clavó sus ojos encima - ¿Acaso no me ves? -el chico giró la mirada y lo notó, parte de su rostro parecía quemado, su padre levantó su mano y le mostro el brazo, este también presentaba quemaduras graves, la mirada de Shouto se alzó a los ojos de su padre.
- ¿Qué quieres decir con esto?
- ¿Él era tu novio?
- Él ES mi novio -recalcó el bicolor remarcando esa palabra, el hombre alejó su vista de él.
- Esa noche vino hasta casa a decir justamente eso -el tono de voz del hombre bajó y se intensificó mediante hablaba -Fue exhaustivo tener que lidiar con él, fue grosero, mal educado, instigador...
- ¿Estás queriendo decir que él tuvo la culpa? -sugirió el bicolor, su padre se quedó callado.
- Lo lamento -dijo y entonces solo comenzó a caminar escapandose de la mirada de su hijo, Shouto lo siguió de cerca
- ¿Vienes hasta acá para decirle a la madre de Bakugou que él tiene la culpa o tienes algo más que decir? -siguió hablando mientras intentaba acercarse lo suficiente al hombre que continuaba su camino sin siquiera voltear -¡Deja de darme la espalda y habla! -gritó para que su padre volteara de golpe y lo enfrentara, el lugar en el que se encontraban estaba prácticamente vacío, sin darse cuenta había seguido a su padre hasta un callejón, la forma en la que este decidió mirarlo lo aterró un poco.
- Fue mi culpa -los ojos de Shouto se abrieron con desmedido asombro, el hombre desvió su punto de vista y se tocó el cuello balbuceando antes de hablar -Me cegué... Todo lo que dijo... Todo lo que planeé para ti -entonces el hombre se mordió el labio y continuó -Utilicé contra él más poder de la cuenta, y cuando tome conciencia de lo que hacía él... Uso mis tacticas en mi contra, creo una corriente de aire a base de algún extracto que al contacto con mi quirk desencadenó un húracan de fuego a mi alrededor que erocionó y explotó haciendo añicos todo lo que tocó,... incluso a él -Shouto quedó descolocado, eso explicaba las quemaduras en el rostro de su padre, también el desastre colosal que se había encontrado aquella noche, pero... ¿Por qué no se sentía satisfecho de conocer la verdad, si él lo había dicho todo de antemano, ¿Qué era ese sabor amargo en su boca, ese corazón que se dañaba, ese algo que lo golpeó de repente? Tal vez dentro suyo había esperado que nada de eso fuese verdad.
- ¿Por qué? -logró dejar escapar con un leve hilo de voz.
- Lo siento, hijo, yo...
- Creí... -lo interrumpió Shouto, pero no iba a decirle aquello,
él era su padre, pensó que si lo deseaba con fuerza él estaría equivocado, habría otra razón para que todo aquello se explique, realmente, muy dentro suyo esperaba estar equivocado, una pregunta que ya se había hecho antes se asomó a sus labios - ¿Por qué me odias tanto padre? -en ese instante sintió que no podía sostenerle más la mirada y corrió, se alejó de allí rápidamente, no planeaba enfrentarse a él nunca más.
No miró hacia atrás, solo esperaba que él no fuera detrás suyo, quería huir a algún lado oscuro donde ya nadie lo viera llorar, esta vez sus sentimientos estaban en un terrible limbo ¿Por qué lloraba si ya sabía que esto pasaría? Lo había dicho y repetido varias veces cuando su corazón se llenaba de odio y debía culpar a alguien, escuchó a todos a su alrededor decirle que no debía jusgarlo, que él no había estado allí, pero siguió con el cuento de su padre, quizás de ese modo la verdad lo sorprenderia, así como cuando imaginas de niño que algo será aburrido y luego no te quieres ir, así como todos dan cuenta de sus defectos esperando que alguién resalte sus cualidades, siempre había odiado a su padre pero era su padre, y en el fondo de su ser le dolía que todo resultara así, ¿Por qué su padre le hacía eso? Desde niño golpeandolo para alcanzar sus deseos, de adolescente exprimiendolo hasta el hartasgo con duras pruebas, congelando su corazón y volviendolo de piedra, había puesto a su madre contra él, había desechado a su hermano como si no fuera nada y había pasado un apellido elegante a costa de desgracias, y ahora que por fin había encontrado la felicidad volvía a atacarlo, no podía más, ya era demasiado, no quería continuar sorteando esos obstaculos sin ayuda, no tenía nada que valiera la pena por lo cual continuar esforzandose en sonreir, y si Katsuki no despertaba nunca ¿Qué haría él? Porque creyó firmemente que debía empezar a pensar en ello como una posibilidad, se sentía devastado, no había nada que pudiera levantarlo ahora que sentía que tocaba fondo, no sabía bien donde se encontraba, hacia donde había huído, solo se había limitado a intentar desaparecer, encontró un callejón sin salida que reflejaba exactamente como se sentía y se echó en el suelo a llorar como lo había hecho todo ese tiempo, la realidad era más clara hoy, y más dura de enfrentar, los sueños no se hacían realidad, lo que alguna vez fue no sería hoy, todo aquel dilema de su padre pareció simplemente abrirle los ojos, ya debía admitirlo, Katsuki no se iba a despertar y su vida ya no sería la misma, reunir el valor para situarse en un mundo sin él lo desequilibraba, lo quemaba, enfrentarse a la verdad estaba siendo imposible cuando una voz conocida lo llamó "Todoroki" levantó la vista y se encontró con él, como siempre, pero esta vez no podría decirle nada que lo ayudara a escapar de la realidad, Deku caminó hacia él y se sentó a su lado, simplemente hizo silencio, Shouto frunció los labios y tragó un sollozo, con el reverso del puño se secó los ojos y respiró.
- ¿Qué haces aquí? -preguntó sin ningún animo, no era el momento para que Deku intentara hacerlo cambiar de parecer.
- Estoy con Mirio -respondió este tan gentil como siempre pero con su vista al frente, luego ladeó un segundo a verlo intentando una sonrisa -Patrullaje, ya sabes.
- Sí -suspiró el bicolor y luego inspiró fuerte para dejar atrás el llanto. Ambos se quedaron en silencio viendo a la pared que tenían enfrente, al parecer Todoroki no tenía nada de qué hablar.
- ¿Tú que haces aquí? -interrogó el chico, no era que quisiera metese en su vida como un metiche pero era su amigo y ultimamente no venía pasandola nada bien, por momentos temió lo peor pero no quiso ir directamente al grano, de ser así quizás ya se lo hubiera dicho.
- Salí del hospital a hablar con... Mi padre -esa ultima palabra le costó, no podía seguir uniendose a él con ese tipo de vinculo, el otro lo vio sorprendido.
- ¿Tú padre? ¿Al fin lo viste? ¿Qué...?
- Lo que le hizo a Katsuki fue intencional -su voz tembló, la mirada de Midoriya se apenó, lo que menos había querido para él era esto, tenía a su madre en una clínica, a su hermano desaparecido, a su novio en el hospital, y ahora su padre resultaba ser aquel ser repugnante que él siempre temió, se afligió en silencio -Creí que quizás me equivocaba con mi padre pero no,... Me duele ¿Entiendes? No es fácil admitir que tu padre te odia.
- No creo que te odie...
- ¡Por favor, y si no me odiara tiene la dicha de ser la peor persona que he conocido y es mi maldito padre y todo esto...! -sus ojos corrieron a ver los del chico a su lado, no era necesario ser asi de duro con él, de qué serviría gritarle a Midoriya cuando él siempre había intentado estar a su lado para que no bajara los brazos, no quería ser así, agachó la cabeza y dejó escapar una lagrima.
- Todoroki-kun -Deku entendió a la perfección y no lo jusgaba, todo ese enjambre de cosas malas estaban ahogándolo.
- Katsuki no va a despertar ¿Verdad? -dijo con su voz entrecortada, el otro se sobresaltó.
- ¿Qué? No digas eso Todoroki -volteó hacia él de lleno tratando de que este lo mirara -Él se va a poner bien, estamos hablando de Kacchan, él...
- No es así -renegó con la cabeza -La realidad es esta, creí que mi padre tenía algo de decencia y me equivoqué, intenté creer firmemente en que Katsuki despertaría pero... Después de un mes... Ya no lo siento así -esquivó la mirada del otro, los ojos de Deku se pusieron vidriosos.
- No digas eso -esta vez la voz de Deku se quebró -No digas eso, él se va a levantar.
- Nada va a volver a ser como antes, hay que empezar a aceptar la realidad. Mi padre siempre fue un idiota, no voy a convertirme en héroe para su satisfacción, y Katsuki no despertará -una vez más lloró, Midoriya quien se encontraba estupefacto no podía creer lo que oía, se puso de pie y continuó mirandolo ajeno a todo aquello que estaba diciendo sin pensar -No lo hará, ya no va a volver.
- Él despertará Todoroki no sigas con esto -intentó seguir calmado pero el llanto de Shouto cada vez se elevaba más.
- Midoriya no seas iluso, ya no hay ninguna probabilidad...
- ¡No es así! -le gritó por inercia, no quería que lo convenciera de creer esas mentiras -¡Él va a estar bien!
- Él va a morir ahí.
- ¡No! -gritó a todo pulmón y con todas sus fuerzas consiguió golpear la pared y asustar un poco a Shouto, de no ser que incluso así mantenía un poco la compostura todo el edificio hubiera colapsado, pero Deku no era ese tipo de persona. Con su respiración agitada volvió a hablar -No vuelvas a decir algo como eso,... Porque no es real -los ojos de Todoroki parecían saltar de su cara del asombro, pero el terror volvió a atraparlo cuando su celular sonó, rápidamente lo sacó de su bolsillo y solo vio su nombre "Llamada entrante de Mitsuki".
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