Capitulo 13: Cuando un deseo se convierte en sentimiento.
Había soñado que Todoroki caía en su casa a la hora de la cena y lo invitaban a comer con su familia, había soñado que se quedaba en su casa a dormir con él después de hacerle cosas ricas en la cama, había soñado que cerraba sus ojos acostado plácidamente entre sus brazos, con su respiración agitada y un sentimiento culposo pero gustoso, de repente se estaba despertando de aquel sueño que lo hacía sonreír aún dormido, lentamente abrió aquellos ojos carmesí, tan solo un poco, y se encontró con una mirada heterocromática mirándolo fijo.
- Maldita sea... Todoroki no hagas eso -se quejó en voz baja, nada había sido un sueño.
- ¿Hacer qué? -el otro, que se encontraba tendido en la cama boca abajo, mirándolo con ternura, se levantó un poco.
- ¿Hace cuanto estás ahí mirándome?
- Me desperté cinco segundos antes que tú -el bicolor se apoyó en su codo con su vista puesta en él -solo te observaba.
- Bueno, no lo hagas, es... tétrico.
- ¿Por qué?
- Te imaginas despertar y lo primero que ves es tu cara vigilándome -el otro se echó a reír en un instante.
- Creo que me gusta tu sentido del humor.
- No era humor -lo corrigió mientras se acurrucaba en su pecho -Te hablo enserio.
- Bien... No lo haré -Todoroki se movió hacia él y lo abrazó - ¿Como dormiste?
- Horrible... -dijo el otro en un bostezo -Tuve una pesadilla
- ¿Qué soñaste?
- Soñé que un idiota se aparecía en mi casa y se quedaba a comer y a dormir conmigo -acto seguido el bicolor se rió, lo que provocó que él riera también, en ese instante el rubio levantó un poco la vista y se encontró acostado entre los brazos de un hombre que justamente era Shouto Todoroki riendo tontamente como una adolescente enamorada, no quiso ser muy dramático pero recién caía en lo que ambos estaban haciendo, trató de alejarse del mitad y mitad de a poco y sin que este notara que algo había pasado pero en cuanto se movió el otro preguntó.
- ¿Qué pasa Bakugou?
- Tks... ¿Qué es esto? -dijo para levantarse un poco de la cama - ¿Qué estamos haciendo, maldición? ¿Yo acurrucándome a tu lado y tu preguntando cómo dormí? ¿¿Qué es esto??
- ¿No deberías admitirlo ya? -Todoroki se levantó de la misma forma que el rubio y lo vio algo serio -Sabes que no es solo un experimento, que no es solo sexo, ambos quisimos continuar...
- ¿Continuar con qué? No eres gay, yo tampoco, y si no es así ¿Qué es todo esto?
- Bakugou... No se trata de ser o no ser, sino de lo que sientes.
- Estoy... Muy confundido mitad y mitad, no es esto lo que quiero -terminó de decir en un tono extraño, él no era así, parecía tan perdido, el bicolor se acercó a él y lo tomó del rostro acercándolo.
- Quizás necesitamos pensar un poco -Todoroki se acercó a su boca, este ya no ponía resistencia para nada, sus labios se encontraron en un beso una vez mas pero el ruido de la puerta tratando de abrirse los descolocó haciendo que se alejaran.
- ¡Con un demonio! ¡Mamá! - gritó el rubio sabiendo de quien se trataba.
- ¡Katsuki! ¿Cerraste con llave? -se oyó la voz de su madre del otro lado de la puerta, Todoroki volvió a acostarse aliviado como si fuese un globo pinchado, el susto que la madre del rubio le había dado hizo que la presión le subiera de repente.
- ¡¿Recuerdas que Todoroki se quedó a dormir?! ¡No puedes abrir la puerta asi como asi!
- ¡Aaay lo siento! Lo olvidé, estoy preparando el desayuno, bajen -sintió como la mujer se alejaba de la puerta.
- oohh mierda... -el rubio se dejó caer en la cama junto al otro -Esa mujer es insufrible -el bicolor se rió un poco.
- Es parecida a ti.
- ¡¿Qué?! -Bakugou lo vio molesto -¿De qué hablas? No nos parecemos en nada, ella es insoportable, grita todo el tiempo, nunca pide permiso para nada, hace lo que quiere sin preguntar, se enoja por todo...
- Es igual a ti -volvió a repetir el mitad y mitad con tranquilidad y sonriendo.
- No, dime ¿Por qué nos pareceríamos?
- Pues... Es tu madre ¿Verdad?
El rubio se quedo callado y viéndolo con un rostro hepático que pasaba a ser molesto, si a alguien había salido el chico era a su madre, en cuanto observó que la sonrisa del otro no desaparecía decidió dejar todo aquello ahí, viéndolo de algún lado... Era verdad, podían parecerse, pero odiaba que lo compararan con ella, jamás lo admitiría.
- Mejor... Vamos a desayunar ¿Quieres? -se puso de pie, el otro se rió y lo siguió.
Habían bajado a desayunar, encontraste nuevamente con la familia de Bakugou se le hacía increíble, la facilidad con la que se había logrado hallar con ellos lo ponía contento, el padre del rubio cruzó un par de palabras con él acerca de su padre, Endeavor, le pareció curioso el tener a su hijo sentado en su mesa, la madre de Katsuki se la pasó hablando acerca del festival deportivo, había logrado recordarlo por el ultimo encuentro con su hijo en ese torneo, bajo las constantes quejas del rubio hablaron bastante sobre los quirks, la escuela, la familia Todoroki, ellos eran agradables, y Shouto se sentía muy a gusto en la casa de Bakugou, parecía como si de algún modo dentro de sí estuviera tratando de encajar en una familia que no era la suya por alguna razón, como si supiera que iba a pasar mucho tiempo conviviendo con ellos, o como si quisiera hacerlo. Por su lado el rubio lo notaba, ya había invitado a Kirishima a su casa en varias ocasiones, y a pesar de las constantes quejas hacia su madre por compararlo con el pelirrojo, cosa que le molestaba, no se sentía raro, era prácticamente como debía ser, un amigo visitando a tu familia, mas con Todoroki la cosa se tornaba extraña.
Habían dado las 10:00 a.m cuando se disculpó por no poder quedarse más tiempo, había algo que debía hacer, algo que se había transformado en parte de su rutina y aquella mañana con la familia de Bakugou, en especial con la madre de este, lo hacia pensar mucho en la suya, el rubio lo acompañó hasta la puerta y se quedaron allí unos segundos despidiéndose, o al menos tratando de encontrar la forma de hacerlo.
- ¿Seguro no quieres quedarte? -preguntó Bakugou un poco desanimado.
- No puedo. Tengo que ir a verla -continuó el bicolor. A pesar de que le hubiera encantado quedarse todo el día a su lado, aquello era aún mas importante.
- Tu madre, sí... ¿Cómo está ella?
- Bien, ha mejorado desde que hicimos las pases, es decir... Por lo que pasó, ya sabes -ambos se sentían un poco nerviosos, algo entre los dos los estaba poniendo en ese estado. El silencio apareció de repente para golpearlos una vez más, nada entre ellos estaba claro.
- De acuerdo... Te veo después entonces.
- Sí... Después nos vemos -se sonrió el mitad y mitad y se alejó de la casa rumbo a la calle, y así mismo pareció alejarse de él.
Bakugou continuó allí parado viéndolo, como si estuviese hipnotizado, su corazón comenzó a palpitar fuerte, Todoroki se volteó y lo saludó con una de sus manos, la tensión entre ellos crecía, al punto de no saber bien como despedirse, su sonrisa se ocultó y alzó la mano para saludarlo, pero aquello era lo que menos quería, muy dentro suyo un incontrolable deseo ardió como fuego, como ese fuego que él tenía ¿Y si corriera hacia él y lo besaba? No, no podía darse el lujo de caer en distracciones, mucho menos con él, todo lo que había estado sintiendo aquellos días, todo era un terrible error. Cerró la puerta pensativo y se desplomó en el sillón de la sala, su madre pasó a un lado de él y lo notó cabizbajo.
- ¿Sucede algo? - preguntó intrigada. El rubio se puso de pie.
- No. Estoy bien -dijo para pasar a un lado de ella y seguir su camino -Voy a entrenar un poco, por favor no me molestes -terminó de decir, su madre observó su caminar algo apagado.
- Está bien -contestó un poco extrañada, algo en su hijo cambió de repente pero estaba acostumbrada a que no le dijera nada.
Del otro lado, y al cabo de unas horas, Shouto había llegado al hospital, mientras caminaba por los pasillos, rumbo a la habitación donde se encontraba su madre, comenzó a pensar en él otra vez, la forma en la que cambiaba su carácter a uno mas dócil cuando estaban juntos, la manera que tenía de besarlo y de llenarlo de sensaciones dulces, su mirada rojiza profunda y seductora, su sonrisa, eso era algo que jamás había podido apreciar y ahora que había logrado verla sabía que no quería dejar de hacerlo sonreír, contagiarse de su risa, abrazarlo por las noches, cubrirlo con sus brazos lo hacían verse tan frágil que borraba en absoluto todo rastro del hombre rudo y fuerte que era, la hermosura de su rostro tranquilo y plácidamente dormido, ese detalle lo pudo todo, tenía que sacárselo de encima de una buena vez o sentía que iba a explotar si seguía manteniéndolo en silencio, la forma ridícula que tenía de suspirar siempre que pensaba en él dejaba mas a la vista eso de lo que ya se había dado cuenta antes y no había sabido reconocer, tenía que contárselo a alguien y entre mas lo pensaba mas creía que estaba loco por solo intentarlo.
Abrió la puerta sabiendo que la encontraría en su cama viendo por la ventana, y así era, se acercó a su cama cerrando la puerta detrás de él, la mujer de cabello blanco volteó con una sonrisa preciosa.
- Te estaba esperando Shouto -dijo, el chico acercó una silla y sentó al lado de la mujer.
- Hola mamá -sonrió el bicolor mientras sostenía las manos de su madre entre las suyas.
- ¿Ha pasado algo? -preguntó la mujer algo curiosa, Shouto la vio confundido.
- No, ¿Por qué?
- Te notó un poco más sonriente, ¿Cómo te fue en la prueba? -el chico agachó la mirada, quería intentar mantener silencio pero... Había algo en la serena sonrisa de su madre que lo hizo quebrar esa promesa que tenía con el rubio.
- Madre... -fue lo único que dijo antes de acurrucar su cabeza en el pecho de la mujer, ella se sorprendió un poco y lo abrazó.
- Hijo... ¿Que tienes? -preguntó mientras lo veía, pero tras descubrir la sonrisa que había en los labios del chico dejó de preocuparse.
- Creo que... Estoy enamorado de alguien.
No supo por qué lo dijo, pero sintió que aquel nudo que tenía en su garganta se fue, se sinceró por completo con su madre, de alguna forma la confianza que ella le había propinado en tan poco tiempo era demasiado fuerte, tanto como para poder hacerlo confesar lo que había estado sintiendo estos últimos días, la mujer comenzó a acariciar su cabeza mientras este trataba de componerse.
- ¿Ah si? ¿Y quién es la afortunada? -los ojos de Shouto se abrieron -Eres una excelente persona y un chico muy hermoso, y no lo digo porque eres mi hijo -la mujer se sonrió, su hijo se alejó un poco de ella.
- Ese es el problema... -el bicolor se puso de pie - ¿Quieres té? -le ofreció mientras iba hasta una pequeña mesita y preparaba un té con la maquina de agua.
- Sí, un poco de té está bien -se sonrió la mujer - Y bien... ¿Quién es?
- Es... -No sabía como decirlo, ya lo había soltado así que tenía que ocurrirsele alguna buena forma de decirlo, supuso que su madre no lo juzgaría, pero igual así intentó atajarse antes de admitirlo - Tú no me dejarías de querer por nada ¿Verdad? -fue hasta ella con dos tasas de té en sus manos.
- Shouto... Eres mi hijo y te amo -la mujer tomó su té, el bicolor se sentó a su lado -Igual así te he hecho cosas terribles y... -Shouto tomó su mano viendo como esta comenzaba a sentirse un poco mal.
- No hablemos de eso madre.
- No, hijo tú me perdonaste tantas cosas... ¿Cómo podría dejar de amarte? ¿Cómo podría alejarte de nuevo de mí? -la mujer entrelazó sus dedos con los de Shouto, acto seguido le sonrió.
- Creo que... -tomó aire, si algo debía pasar que fuera pronto, cerró los ojos y lo dijo - Creo que me enamoré de un chico -apretó fuerte los ojos cerrados que de a poco fue abriendo algo avergonzado.
El rostro se su madre era confuso, su boca entreabierta y su semblante pensativo, como si estuviese tratando de reordenar las letras de lo que él había dicho, como si estuviese en una guerra consigo misma entre lo que escuchó o lo que creyó que escuchó, al parecer se había quedado mas que sorprendida, el silencio largo producido por la mujer hizo que comenzara a dudar de su reacción, estaba tardando en darle alguna señal, no podía seguir manteniéndole la mirada, Shouto soltó la mano de su madre y agachó la vista al suelo, su pulso le tembló nervioso, comenzó a ponerse incomodo.
- Le... Le falta azúcar al té -habló con un hilo de voz y se levantó para darle la espalda a la mujer, esta tomó un sorbo de té y volvió la vista hacia él.
- ¿Y cómo se llama? -investigó curiosa, al bicolor se le abrieron los ojos sorprendido - ¿Es lindo? -preguntó su madre algo risueña.
- Se llama Katsuki... Bakugou Katsuki, y es hermoso -dijo Shouto con una sonrisa, viéndola con unos ojos soñadores.
- Waw -se sonrió la mujer asombrada, la forma en la que Shouto había dicho esto ultimo le hacía notar que en verdad el chico estaba enamorado, su hijo volvió a acercarse a su lado - ¿Cómo lo conociste?
- Es mi compañero en la U.A, fue el primer puesto en el torneo del festival deportivo ¿Te acuerdas? -su madre sorbó el té y trató de recordar.
- Mmm... ¡Oh sí, sí! El rubio, lo tuvieron que amordazar en la entrega de medallas, Fuyumi me mostró la nota en el diario -se sonrió la mujer, Shouto bajó la vista pensativo.
- A si es, tiene un carácter especial -sonrió el chico.
- ¿Ya lo sabe? -su madre volvió a tomar su té, el bicolor levantó la mirada.
- ¿Qué?
- ¿Le dijiste que lo quieres?
- No, no, se supone que éramos enemigos pero...
- ¿Enemigos?
- Rivales, para él todo aquel que pueda igualar su fuerza es un rival -entonces aquellas imágenes pasaron por su mente haciéndolo desviar sus ojos y perderlos en una fantasía -Pero nos volvimos amigos en la actividad, nos hicimos muy cercanos -suspiró -Y ahora tengo miedo de decírselo.
- Entiendo que sientas miedo hijo, es difícil.
- Lo peor es que no estoy seguro de qué siente, es decir... No se ha quejado nunca si lo beso...
- ¿Ya lo has besado? -los ojos de su madre lo vieron realmente intrigada.
- Amm... Eh... Sí, sí... -por un momento parecía haberse olvidado que se encontraba hablando con su madre, a ella no parecía importarle todo aquello, pero esta equivocación lo hizo poner nervioso nuevamente, sobre todo porque él sabía muy bien que no solo había sido un beso, se puso rojo de repente.
- No te pongas así amor, no tiene nada de malo.
- Lo sé pero... ¿Crees que signifique algo?
- Ven aquí -su madre abrió los brazos llamándolo, el bicolor se puso de pie y se sentó en la cama junto a ella, sus brazos lo acunaron como si aún fuese un pequeño, una sensación de paz lo invadió -El momento va a llegar, y... Puedo asegurarte que él va a responder.
- ¿Segura?
- Sí, y cuando pase, quiero conocerlo de inmediato -los ojos de ambos se encontraron, la sonrisa de su madre lo contagió, no había nada que pudiera quitarle aquella sensación de seguridad que sentía justo en ese momento, si ella lo aprobaba ya no tenía de qué preocuparse.
Pasó el Domingo y no hubo ni rastros de él, no lo había llamado, no le había mandado mensajes, tuvo el tupé incluso de caminar cerca de su casa y pensar si debía tocar o no, pero todo aquel ambiente extraño que se produjo desde el Sábado a la mañana lo hizo desistir de cualquier idea.
El Lunes sin embargo se encontraba en su lugar de siempre en el fondo cuando lo vio llegar, caminando rodeado de los suyos, a pesar de no ser amistoso para nada ese grupito lo seguía de cerca siempre, sobre todo Kirishima, como si nada se sentó en su lugar sin siquiera voltear hacia atrás, aquel mínimo gesto hizo que volviera caer en lo que siempre solía ser, si en algún punto en aquellas semanas pasadas había podido sonreír y había sentido su corazón latir de forma extraña, bañándolo de emociones nuevas que creía que jamás conocería, hoy volvía a sentirse igual que siempre, su rostro serio y tranquilo que comúnmente llevaba se lo hacían notar, parecía como si no hubiera pasado nada entre ellos, el rubio no lo había mirado ni de reojo, le gritaba a su compañero el pelirrojo como todos los días, todos se comportaban tan normales, y se volvió a preguntar lo de aquella vez ¿Había estado soñando? ¿Todo lo que vivieron había sido real? Sentía como si algo le oprimiera el pecho, no quería suponer cosas que no eran pero esa manera en la que Bakugou se había alejado de él... Pronto Aizawa irrumpió en el salón, todos se callaron y se sentaron en sus lugares, el hombre traía una pila de papeles.
- Bien... Aquí tengo los resultados de la actividad de la semana pasada, Iida -pronunció su nombre muy tranquilo.
- ¡Sí, señor! -Iida se puso de pie rápidamente.
- No estás en el ejercito, no hace falta, ¿Quieres repartirlos?
- ¡Claro que sí! -Aizawa le pasó la pila de papeles al chico que había tomado su lugar adelante de la clase.
- Mientras su delegado reparte las evaluaciones de sus notas necesito a... Todoroki -este levantó la cabeza algo extrañado -Y Bakugou -el rubio volteó hacia el bicolor y luego volvió su vista al profesor confundido -Ambos van a acompañarme a la dirección.
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