Tres: El club de música

Voy en dirección a Ken.

Antes de que se despida de "Sucrette", quiero decirle adiós también.
Porque sé que no regresará.

O bueno, sí... Pero no como "Ken".

Volverá como "Kentin". Y eso es algo que no puedo evitarlo.
Ni aunque lo intentara con todas mis fuerzas.

Voy a decirle adiós, pero él solo me ignora.
Tan típico de todos los importantes.
No le prestan atención a los que solo estamos de fondo.

-Adiós, Ken...- a pesar de decirlo, nadie me hace el más mínimo caso. Doy un suspiro.

Mejor iré a ver el espectáculo de cuando se despida a la avatar. No tengo nada mejor que hacer, después de todo.

Mis pasos me llevan al pasillo principal.
Cómo lo pensé, allí están.

Veo la pantalla dónde se ve el rostro de quien juega.
Parece estar algo triste porque Ken se va.

Veo el osito de peluche que le entrega. Ese siempre fue un lindo detalle.

Y se va.

-No te preocupes, volverá...- como se nota que la manejada no debe hablar con nosotros. Ni siquiera intento obtener el número de teléfono de Ken en la escuela militar, el cual yo tengo.

Como diría Carlos: "no va con las reglas del juego".

Que se vayan a la mierda las reglas.

A unos centímetros de mí se encuentra la pesadilla de todos los alumnos de aquí -así es, hasta de los que no importamos-, incluyendome completamente.

Kiki, el perro de la directora. Cuando aparece es de las pocas veces -en serio, muy pocas- en que estoy feliz de que las reglas no me permitan intervenir.

Tuve que buscarlo una vez. Afortunadamente, al no ser de los importantes, no tuve tantos problemas al perseguirlo. Pero no voy a negar que me cansé haciéndolo.

La directora pasa por mi lado, antes de ir hacia la avatar peli negra.
No se dio cuenta de mi presencia. Mejor para mí.

Luego de escuchar a la perfección todo -porque literalmente estoy a un lado, pero como dije, no importo- veo a la directora irse sacando humo por la boca.

-Y yo que creía que era una directora común y corriente...- escucho decir a "Candy" -otro nombre que tiene- y me le acerco.

-Si quieres puedo ayudarte a- - pero antes de terminar mi frase, suelta un suspiro enfadado y se va a buscar al bicho.
Cómo me lo esperaba... ni siquiera giró a verme.

Decido ir al club de música.
Como veo, allí está Lysandro de nuevo.

Está cantando. No me sorprende.

-Cantas muy bien Ainsworth...- ni siquiera se inmutó ante mi presencia. No lo culpo. Nunca le presta atención a lo que pasa a su alrededor.

Él de repente detiene su voz cantante. ¿Ya se va a ir?

Siento cómo me congelo al ver que me mira.

-Oh, hola Lily. Es bueno verte.- ¿Por qué me habla? ¿Acaso me recuerda?

Lo miro sorprendida. ¿Cómo es posible que me hable? Si ninguno de los personajes importantes me habla nunca -a excepción de Nathaniel, pero porque es el delegado principal. Y mayormente no nos dirigimos más de diez palabras-.

¡Él es uno de los ligables! ¡Es de los que les da sentido a este juego! ¡¿Cómo es que me recuerda?!

Me pongo a pensar en todo. Este es el día en el que se va Ken.
Ósea, el episodio 3.

Me doy una bofetada mental.
Eso explica todo.

Él aún es de los que no importan.
Podré hablarle hasta el final del episodio siguiente.

Allí, será cuando se vuelva importante, e ignore mi existencia como lo hacen muchos.

Veo como me mira esperando una respuesta. Demonios, de nuevo volví a meterme en mis pensamientos.

-Lo mismo digo, Ainsworth.- correspondo la sonrisa. Me mira dudoso. ¿Qué le ocurre?

Me fijo en sus ojos.
No veo ningún dato fuera de lugar.

-¿Desde cuándo soy Ainsworth, y no Lysandro, Lily?

"Desde que no nos hablamos a partir del episodio 5".
Si le dijera eso, seguramente se quedaría completamente confundido.

-Lo siento. Es que recordé cuando nos conocimos y que te llamé por tu apellido.- me escucho un poco nerviosa, hasta yo lo noto. Por favor, memoria pésima de albino con heterocromia... Despierta.

-Oh, ya veo.

-¿No recuerdas cuándo nos conocimos, cierto?- se ve en su rostro un "Mierda". -No soy idiota, conozco tu mala memoria, Lysandro.

-Vale, vale. No lo recuerdo.- gracias programación de Chinomiko por hacer a este tan olvidadizo como alguien con síndrome de Alzheimer. Aunque si tuviera ese síndrome, no sabría ni su nombre, así que es mejor que éste así. -Yo ya me voy. Puedes usar el micrófono, si gustas. Hasta mañana.

-Sí, hasta mañana...- una vez desaparece por el pasillo que puedo ver gracias a la puerta abierta del salón del club, suspiro. -Hasta el episodio 5, Ainsworth.

Paso a comenzar a tocar un poco la batería. Hasta que la manejada entre a clases -ósea, en ningún momento de este capítulo-, tenemos tiempo libre.

Luego de una práctica rápida, me levanto.
Me dispongo a irme, cuando veo el micrófono.

¿Ya qué? Después de todo Amber nunca me haría su blanco. No soy importante.
Además, me gusta cantar.

Reviso mi teléfono.
Veo qué canciones podría cantar.

Mis ojos se paran en una canción del nuevo álbum de Debrah. La elimino. Nunca me gustó su forma de cantar, pero debía hacer que eran estrellas en lanzamiento.

Encuentro una.
"Hello, how are you?" de Miku Hatsune.
No puedo negar que me siento identificada con esta canción.

Comienzo a cantarla, y aunque muchas personas pasan al lado del salón del club, ninguna abre la puerta. Nadie me presta atención, después de todo.

Una vez termino mi espectáculo personal, salgo.

Al parecer ya ha encontrado a Kiki y sus objetos.
Reviso.
Sí, los escondí como se debía.

Suspiro.
¿Qué hace?
Está yendo a un salón.

¡Ah, cierto! ¡Está en el club de baloncesto!

Amber escondió el colgante de Dajan. Seguramente lo está buscando.

Eso significa que ya es hora de irse. Una vez logra conseguirlo, se lo devuelve a el estudiante de intercambio.

Acepta quedarse a verlos jugar.

Voy a la sección de: Mi cuarto, y pongo la imágen.










La sesión se cierra, y todo vuelve a la normalidad.
Sucrette se acerca a mí.

Parece que tiene algo en mente, reconozco esa mirada.

¿Qué estará pensando ahora?

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