Capítulo 6: Mi hija
-¿Todavía soy tu amor?-preguntó el hombre en la puerta
-¿Qué haces tú aquí?-exclamó furiosa la castaña
-No he dejado de pensar en ti desde la mañana que nos vimos, cuando quise buscarte te habías marchado...no sabía dónde buscarte, pero algo me dijo que empezar por aquí sería un buen comienzo y no me equivoque-sonrió el ojiazul
-¿No has dejado de pensar en mi?-pregunto con ironía
-Ni un solo momento en los últimos 10 años
-Qué pena, porque yo si deje de pensar en ti-dijo ella
-No te creo, puedo verlo en tus ojos-dijo clavando sus ojos en los de ella
-Mis ojos ya no reflejan nada por ti...
-Reflejan amor-aseguró Santiago
-Si quizás reflejan amor, pero no lo reflejan por ti
-¿Ah no? ¿Entonces por quien?-preguntó determinante el ojiazul mirándola fijamente
Se escucho el frenar de una camioneta y las puertas cerrarse...
-Buenas noches-hablo el ojiverde llegando junto con Amelie
-¿Señor Achaga?-exclamó con sorpresa la niña
-¿La conoce?-exclamó helado el castaño
-¿Lo conoces?-le pregunto nerviosa la castaña a su hija
-Bueno él fue el hombre que casi me atropella cuando salve a copito y hoy en la mañana lo vi justo donde fuimos iba muy a prisa y choque con él, y buenos nos presentamos-explico la niña a su madre
-Amelie, sube con tu abuela y ayúdala
-Pero-iba hablar cuando la ojiverde la interrumpió
-Obedece
-Si madre-dijo a regañadientes-Gusto en verlo señor Achaga-se despidió la niña subiendo a paso pesado
Carlos entro en la casa y se coloco a lado de Macarena
-E-esa niña e-es-dijo nervioso
-Mi hija-dijo tajante la castaña
-¿Tuya y mía?-dijo con esperanza cuando sus ojos empezaron a cristalizarse
-No, solo mía-cortó ella
-Mientes, yo se que esa niña también es mi hija...
-¿Cómo puedes asegurar semejante estupidez Achaga?-gruño el ojiverde
-Vos no te metas, que esto es entre Macarena y yo
-Para ti soy Maca, no Macarena-le dijo la castaña
-¿Qué le paso a mi esposa? Porque te guste o no sigues siendo mi esposa, jamás nos divorciamos
-¿Quiere saber que le paso? Tú la mataste, la mataste en el momento que decidiste meterte a la cama con otra-le grito no tan alto para evitar que su hija la escuchara-Y por lo del divorcio no te preocupes, cuanto más rápido lo firmemos mejor
-Mientes, sigues mintiendo...esa niña también es hija mía
-Entiende que no lo es, Amelie es hija mía y ya...
-¿A si? ¿Y quién es el padre?... ¿eh? Responde... ¿Quién es el padre de tu hija si no soy yo?
-No tengo por qué darte explicaciones de lo que hago o dejo de hacer
-Ves, no quieres decirme, porque simplemente el padre de Amelie soy yo
-Te equivocas Achaga-Hablo el castaño hasta ahora callado-Tú no eres el padre de esa niña, el padre de Amelie soy yo-dijo serio
-No, no es cierto-dijo Santiago tratando de no mostrar que esas palabras le habían dolido-Vos no sos de esas que se van y se meten a la cama con el primero que se les pase enfrente-dijo mirando a la castaña
-¿Y por qué no? Tu lo hiciste, yo era una adolescente...estaba dolida, triste, me sentía sola y pues Carlos estaba ahí, cerca para mí-sonrió mirando a Carlos y tomando su mano-Y paso lo que tenía que pasar, quede embarazada y ahora tenemos una hija
-Mentira, Amelie tiene los ojos azules y ella me dijo que son herencia de su padre... ¿Cómo explicas eso? Porque por lo que veo sus ojos son verdes no azules
-No pensaras que le diré a mi hija que Carlos es su padre ¿verdad? Cuando Amelie nació Carlos y yo acordamos guardar el secreto, pero bueno ahora tu ya lo sabes y tendrás que guardarlo como nosotros
-No te creo, no te creo nada-gritó con dolor
-¿Y por qué no? Acaso ¿no crees que otro hombre haya podido enamorarse de mí?-desafió la castaña
-No, yo se que cualquier otro pudo enamorarse de ti, pero tú de él no...tu me amas a mí, lo sé...
-Siempre tan seguro de ti mismo pero esta vez has fallado
-Demuéstralo-desafío el ojiazul
-No quise llegar a esto, pero si así lo quieres-se volteo hacia Carlos, le tomo el rostro entre las manos y le planto un beso
El ojiverde confundido pero con el corazón latiendo a mil, tomo a la castaña de la cintura y profundizo el beso, no era el primer beso con ella que se había imaginado, pero era tan hermoso y delicioso como lo había deseado, por falta de aire se separaron y abrazados sonrientes miraron a Santiago quien tenía una mirada dura pero triste...
-¿Ya estas convencido?... ¿o necesitas más pruebas?-pregunto el ojiverde abrazando feliz a la castaña
-No, no necesito nada más...felicidades, tienes una hija muy bella-se dirigió hacia Carlos
-Gracias
-Ojala algún día se decidan a decirle la verdad a su hija, se ven muy bien juntos como familia-decía conteniendo el llanto de furia
-Gracias-sonrió la castaña
-Hasta luego-se despidió dándoles la espalda y subiendo a su auto
La castaña contuvo el llanto y lo ahogo en un suspiro sin evitar que sus ojos se cristalizaran
-Gracias-suspiro mirando al ojiverde
El solo se limito a abrazarla, aunque sabía que ese beso, solo había sido para alejar a Santiago de ella pero había sido una bella experiencia para él
-Carlos yo...-empezó a hablar la castaña
-No digas nada-suplico el ojiverdw quedando de frente a ella y tocando sus labios con su dedo-Yo entiendo
-Es que nunca debí hacerte eso-sollozo con dolor la mujer
-No importa, fue realmente maravilloso-dijo sin cuidado el castaño
Maca levanto su mirada y le clavo los ojos en los suyos
-Creo, que iré a buscar a Amelie
-Sí, ¿quieres que suba las maletas?
-Oh, por favor-sonrió ella
Arriba Amairani y Amelie habían terminado de arreglar las habitaciones y estaban en la que alguna vez fue de la madre de la pequeña
-Hola, hola-dijo la castaña entrando a su habitación sorprendiéndose-¡Oh santo cielo!-exclamo-Todo esta
-Igual-repuso su madre-Quise conservar tu habitación del mismo modo como la tenias, siempre guarde una esperanza de que volvieras-sonrió la mujer de cabello gris
-Es muy lindo gesto de tu parte mamá-sonrió su hija
-Mami-interrumpió la pequeña-¿Puedo quedarme yo aquí?-pidió su hija
-Claro que si, esta habitación fue mía por 18 años, es una buena herencia para ti hijita-respondió la ojiverde abrazando a su hija
-Aquí te dejo tu maleta Amelie-le dijo el castaño
-Gracias
-Te dejaremos para que desempaques-le dijo su abuela
-Si abuelita-sonrió mientras veía a los adultos salir de su nueva habitación
-Tu hija ocuparas la que está a lado y usted Carlos la que está al final del pasill
-Si señora-afirmó el ojiverde tomando su maleta-Muchas gracias por el hospedaje
-No tiene nada que agradecer, además somos 3 mujeres en esta casa y necesitamos de un hombre fuerte que nos cuide-afirmó la señora provocando una risa de parte de su hija
-Iré a instalarme entonces-dijo el tomando sus cosas y caminando hacia su habitación
-Ya extrañaba esta casa-suspiro la castaña entrando a su habitación
-Hija, ¿Quién era en la puerta?
-Supongo que tu nieta te debe haber contado ya ¿no?
-Pues algo me dijo, me dijo que era el señor Achaga, no dijiste que no sabía de su existencia
-Sabe de la existencia del señor Achaga, más no que él es su padre-susurró ella
-No entiendo...
-Es una larga historia...y eso que solo la han pasado en dos días, cuando llegamos a Londres y nos dirigíamos al hotel Amelie vio a un gato en la calle y corrió a salvarlo, casi la arroya un auto...y en ese auto conducía Santiago-explicaba la castaña-Eso no lo supe hasta hoy que me dijo, que en la mañana cuando fuimos al edificio de la firma choco contra el de nuevo y esta vez se presentaron, Amelie cometió el error de decirle que sus ojos eran herencia de su padre
-¿Tu le dijiste eso?
-Bueno ella siempre preguntaba por su padre y tenía muchas dudas sobre todo por los ojos azules entonces no me quedo más remedio que decirle que su padre también tenía los ojos verdes
-Eso quiere decir, que Santiago ya sabe que Amelie es su hija
-No...eso pensó hace un momento, pero le quite esa idea a la mala
-¿De qué hablas hija?
-La primera vez que llamaron a la puerta era Santiago, dijo que no había dejado de pensar en mi en estos años, cosa que no le creí luego llego Carlos con Amelie y fue cuando se entero que Amelie es hija mía, le ordene que subiera contigo y nos quedamos Carlos, Santiago y yo abajo...Santiago insistió en que Amelie es su hija y yo le dije que ella es hija de Carlos
-¿Tu qué? ¿Cómo le dijiste algo así?
-Eso no es lo más grave
-No imagino que hay de más grave
-Lo bese
-¿A Santiago?-exclamó con asombro
-No madre a Carlos
-¿Cómo que lo besaste? ¿Por qué?
-Santiago quería pruebas de que yo ya no lo amaba y fue lo único que se me ocurrió
-¿Y Carlos que hizo?
-Me correspondió el beso-suspiro tumbándose a su cama
-Hija seme honesta... ¿sientes algo por Carlos? Me refiero a que llevas 10 años muy cerca de el
-La verdad no lo sé mamá, siempre lo vi como mi mejor amigo, pero ese beso-toco sus labios
-¿Ese beso...?
-Me pone a pensar...pero no tengo que sacar esas cosas de mi cabeza y concentrarme, por lo menos ahora estaré tranquila...Santiago ya no me quitara a mi hija mientras sepa que es hija de Carlos-suspiro con alivio
-Ay hija, por una parte no me agrada que le ocultes a tu hija que su padre está vivo y que está muy cerca de ella, pero por otra parte siento que se lo merece
-Claro que lo merece
-¿Y que harás ahora?
-Tenemos que acondicionar el edificio y sabes tengo muchas ganas de ver a Roby... ¿Qué sabes de ella?
-Bueno, ella se caso ahora es Roberta de abad
-No lo puedo creer
-Sí, créelo se caso y hasta donde supe hace unos años estaba estudiando diseño de modas
-Bueno entonces creo que puedo ir a ofrecerle trabajo-sonrió la castaña-Muero de ganas de verla y de presentarle a mi hija
Mientras la casa Evans radiaba de felicidad en aquel fraccionamiento elegante en el hogar de Santiago todo era un desastre, todo volaba por los aires, muebles, copas, ropa...Hacia una media hora que había llegado y todo estaba hecho un desastre, la seguridad del fraccionamiento llamó al señor Achaga, padre y su esposa, quienes arribaron de inmediato a la casa de su hijo, abrieron la puerta al instante cubriéndose de todo lo que arrojaba
-Santiago, hijo tranquilízate-suplico una mujer de rubio y opaco cabello
-Vete, váyanse los dos...largo-gritó enfurecido el ojiazul
-Santiago Achaga, somos tus padres-replico un hombre parecido a el pero de mayor edad y cabello gris-
-Hijo dime que te sucede-suplico su madre parándose junto a el
-Ella volvió
-¿Quién?
-Macarena, volvió a Londres-suspiro
-¿La buscaste? ¿Cómo lo sabes?
-Claro que la busque, pero preferiría jamás haberlo hecho
-¿Por qué dices eso?-pregunto su padre
-Me olvido-sollozo con dolor
-¿Y qué esperabas hijo? Tu traición fue demasiado para ella
-¿Tanto como para que se halla arrojado a los brazos de otro hombre madre?
-¿A qué te refieres?
-Volvió pero no sola, ahora tiene una hija...una hija que desee con todas mis fuerzas fuera mía y la razón para volver a unirnos, pero me equivoque-dejo correr las lágrimas de sus ojos azules
-Explica hijo-pidió su padre
-Tiene una hija con otro hombre y ese hombre está con ella
-¿Se volvió a casar? Eso no puede hacerse jamás se divorcio de ti, eso es bigamia
-No madre, no se caso...solo se acostó con él, quedo embarazada y ahora ambos tienen una hija...no sabes lo cambiada que esta, está más bella de lo que recordaba, pero ya no es la misma ahora es frívola
-¿Cómo es que no supimos de ella en 10 años?
-Estaba en Nueva York, y tu sabes que entre América y Europa poco se conoce, toda América le conocía incluso Asia pero no nosotros, yo la busque por toda Europa sin pensar que ella no se quedaría a mi alcance-sollozo el ojiazul abrazando a su madre quien lo consolaba-Me dolió en el alma que me dijera que se había entregado a otro hombre y que de esa entrega había nacido su hija
El se quedo ahí sollozando a lado de sus padres, quienes entendían su dolor, pero sabían que eso pasaría...Macarena había sido una chica realmente hermosa y su hijo no la había sabido valorar, supieron que siempre se arrepentiría de haberla engañado, pero era un poco tarde para arrepentimientos.
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