Zee - Amor

Llevo días sin saber nada de Saint. He recopilado todos los casos en los que supuestamente  está implicado, incluido el de su hermano pequeño. Y ahora estoy sentado en el suelo del salón con los expedientes desperdigados por todos lados.

Quiero empezar por el principio, o sea por el caso más antiguo, el de su hermano pequeño. Saco el informe forense y leo los pormenores de su muerte.

«Datos personales:

Earth Suppapong, nacido el 30 de Abril de 2000.

Varón, de 1.75 mts de altura y 55 kilos de peso.

Pelo castaño y ojos marrones.

Tipo de sangre A+

Descripción del suceso:

Encontrado muerto en el río Chao Phraya el 21/05/2016.

Lesiones internas severas, signos de violación y tortura.

Objetos no identificados alojados en la garganta.

Bazo totalmente destrozado, por golpes con objeto contundente, por la forma de los hematomas un barra de hierro o instrumento similar.

Le faltan dos dientes premolares y varias uñas de las manos.

Diversos cortes de poca consideración y marcas de cigarrillos en los muslos internos y genitales.

Causa de la muerte asfixia por estrangulamiento.

Pruebas físicas encontradas en el cadáver:

Semen de varón desconocido

Sangre tipo O

Saliva de varón desconocido

Los rastros encontrados pueden estar alterados por el agua del río y los productos químicos del mismo. No son aptos para su cotejo con la suficiente seguridad»

Leo el resumen del médico forense, porque el expediente sigue con varias páginas más donde se detalla cada lesión, con fotos y las anotaciones del facultativo que hizo la autopsia.

Cada una de las palabras que leo se me clava en el alma. No puedo imaginar el terror y la desesperación de un chico tan joven, pidiendo clemencia por su vida.

Dejo el informe forense de lado y empiezo a leer el expediente del caso. El detective Robins fue el encargado de la investigación. Sé que Robins dejó el cuerpo a finales de 2016, y ahora me pregunto si tiene que ver con lo que pudo encontrar.

Leo las anotaciones, las pesquisas y los interrogatorios que se hicieron. Robins estaba tras la pista de una red de pederastas que conseguían jovencitos para fiestas de hombres poderosos del país y de extranjeros ricos. Cerró el cerco alrededor de Anong Bui, un empresario tailandés que regentaba varios pubs de reputación dudosa.

Y después de eso llegó al verdadero artífice de la muerte de Earth, Abel Constantino, el diplomático de origen griego que murió dos años después en extrañas circunstancias. Usó sus contactos y su inmunidad diplomática para salirse con la suya, y huyó a su país a finales de 2016.

Busco el informe de la muerte del diplomático y dice que fue encontrado en su vivienda de Santorini colgando de la viga maestra del salón. La policía del país no creía que fuese un suicidio. Por una parte Constantino no tenía el perfil típico de un suicida, era arrogante y se jactaba de que sus fechorías nunca serían descubiertas. Y por otro las manos del político tenían marcas como si alguien lo hubiese atado antes de colgarlo del techo.

Por lo demás la muerte se decretó como un asesinato sin resolver hasta el momento. Años después lo relacionaron con Saint por las imágenes de una cámara de vigilancia, borrosas y a mi entender no concluyentes.

Me tumbo en el suelo frío e intento asimilar todo lo que he leído. Me imagino que hubiese hecho yo, si algo como lo que le pasó a Earth, le sucediera a Sammy y tengo que reprimir una arcada. También me parece que ese bastardo de Constantino sufrió una muerte demasiado suave para lo que merecía. Toda la sociedad miró hacia otro lado, decidió mantener las apariencias a hacer justicia y eso es algo que me avergüenza en lo más profundo.

Tengo miedo, esa es la verdad. Miedo de que el sendero de venganza que Saint ha seguido me empiece a parecer bien. Que lo que estoy sintiendo nuble mi juicio y tambalee todo por lo que he luchado estos años, que me haga replantearme mis convicciones.

Si sigo leyendo, si sigo viendo a Saint, puedo encontrar cosas que definitivamente no me gusten. Pero así soy yo, prefiero enfrentarme a la mierda de frente, porque la otra opción es volver a la oscuridad, a negar situaciones que desfilan ante mis ojos. Y yo he acabado de hacer eso.

Me vuelvo a concentrar y leo los siguientes informes.

Después de Constantino viene Pavel Saeli, muerto en 2019. Ahogado en su bañera, sospechoso pero sigue sin haber pruebas contundentes contra Saint.

John Saelim muerto a finales de 2019. Caída accidental desde un caballo. Y por mucho que leo no puedo encontrar ninguna conexión con Saint.

Abraham Bunmi muerto en 2020. Inicialmente se cataloga como accidente de caza, pero después de analizar el ángulo del tiro, se determina asesinato. Las pruebas contra Saint, igual de insostenibles ante un tribunal.

Cuanto más leo, más me doy cuenta de que hay algo que no anda bien con este caso. Muchas de las investigaciones, no parecen relacionarse entre sí, más allá de que los muertos eran un cerdos, con crímenes más que probados, que sortean la justicia a golpe de influencias y dinero.

Me decido por leer la ficha personal de Saint, quiero conocerlo mejor, y muy en el fondo sé que no es solo por el caso.

Saint nació en 1993, por lo que tiene veintiocho años. Pasó un año en un reformatorio juvenil cuando tendía dieciséis. Se metió en una pelea con un chico mucho mayor y lo mandó al hospital. No hay más datos al respecto, al ser menor el expediente está sellado.

Se graduó en la universidad con tan solo veintidós años. Con un coeficiente de 141, destacó en todas las materias y terminó su educación superior como el mejor de su promoción.

Después de la muerte de su hermano, Saint vivó en Nueva York y se alistó en el ejército de EEUU. A los veinticinco años volvió a Tailandia y desde entonces se hace cargo del negocio de su familia.

El padre de Saint fue diplomático hasta que en 2016, tras la muerte de su hijo pequeño, renunció a su cargo y se dedicó al negocio inmobiliario.

Su madre murió de cáncer de mama en 2019.

Bien, el resumen de la vida de Saint me deja sin aliento. Es un chico brillante, que no ha tenido mucha suerte, pero no veo un asesino por ninguna parte. Ahora más que nunca quiero volver a verlo, quiero llegar al fondo de este asunto y cuando me propongo algo difícilmente me aparto de ello.

Paso la siguiente semana esperando que Saint se digne a llamarme. Tengo la clave de su portátil, después de que me fuera de su casa entró en su correo electrónico e inmediatamente el programa espía que le instalé me mandó la clave.

Cuando, casi me he rendido a la evidencia de que Saint no me llamará más, mi teléfono suena de repente. Un número desconocido parpadea en mi pantalla y yo acepto sin pensar la llamada.

—Hola— me dice desde el otro lado de la línea, y su voz me hace estremecer.

Quedamos en vernos a las ocho en su casa y yo solo puedo pensar en lo que pasará cuando vuelva a verlo. La excitación me come por dentro todo el día, hasta que toco el timbre de su apartamento y Saint me recibe con un beso que levanta la tapa de mis sesos.

¿Cómo quiere que tenga un pensamiento coherente mientras me besa de esa manera?

Me encanta como huele, me gusta su forma de mirarme con tanto anhelo. Creo que lo he echado de menos. ¿Es eso posible?

No tengo tiempo de pararme a pensar demasiado, ya me asustaré de mis sentimientos después, ahora solo quiero que Saint dirija el espectáculo esta noche.

Dejo que me absorba por completo y lo animo a seguir cuando le confieso que no he hecho esto con nadie. No sé por qué, le cuento que hace poco que soy libre, que siempre me he negado el placer de lo que sé, quiero para mi vida.

Y joder, si es no algo maravilloso. No he sabido a cuánto he renunciado hasta que Saint me ha hecho el amor. Así es, nada de follar esta noche. El hombre que vigilo, que escrudiño en busca de algo que lo meta entre rejas, ha querido darme la mejor primera vez de mi vida.

Y por el orgasmo atronador que me deja sin fuerzas, creo que lo ha conseguido.

Cuando puedo volver a respirar, me doy cuenta de que estoy metido en un auténtico lío.

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