[3]

Cierra los ojos al sentir la brisa del aire. Una imperceptible sonrisa asoma en sus labios. Mentiría si no dijera que está emocionada. En realidad está saltando de alegría por dentro. ¿Quién les iba a decir que podrían volver a la ciudad? Nunca les habían permitido salir de las instalaciones del torneo, y aunque estas fueran grandes, se sentían encarcelados en el castillo de Barbie.

En verdad, Mia sabe que había sido necesario enclaustrarse cual monja en ese paraíso. Las autoridades estaban más que alertadas de sus desapariciones. Durante más de seis meses, sus fotos abrieron los telediarios tanto locales como nacionales, hasta que se pasó el furor y las esperanzas de encontrarles se desvanecieron. Según las noticias, habían levantado grandes expediciones por todo Japón con tal de encontrarles, pero no les fue posible. Aunque no les dejaban ver la televisión, a escondidas habían visto entrevistas de sus padres, vecinos consternados por lo que había pasado, niños con miedo de que les pasara lo mismo... Si llegaban a salir en esos momentos y les descubrían se hubieran metido en la boca del lobo y no solo ellos que habían abandonado sus casa voluntariamente, sino también el señor Maxwell, y para los chicos, ese hombre no solo es un referente a seguir, sino también un padre.

Ahora, aunque todavía se siguen preguntando dónde están los niños del caso Primavera, las aguas se han calmado y parece que el mundo se ha olvidado de ellos. Algo triste, pero cierto y muy conveniente para ellos.

--- ¿Podemos ir a un parque de atracciones? – dice Lisa emocionada.

--- No, no, vamos al zoo, por fa, por fa – dicen los gemelos a la vez. Se miran al darse cuenta y se sacan la lengua como niños pequeños.

¿Y esta gente tiene 20 años?

¿Acaso sabemos cómo son el resto de adolescentes?

No, porque no habían salido de ese sitio ni habían tenido contacto con el exterior.

--- Yo prefiero visitar las tiendas de videojuegos. Ha salido el último The Last of Us y necesito jugarlo ya – Liam ni si quiera levanta la mirada de su móvil cuando habla. Está otra vez jugando a ese juego de matar marcianitos.

--- Nosotras nos vamos a la heladería – Melody choca la mano con Sophie y esta se ríe.

Mia asiente intentando memorizar donde van a ir todos. Lisa se iba a... ¿A dónde se iba Lisa? ¿A comprar videojuegos? Nono, ese era Liam. Oh dios mío, ¿cómo va a tenerlos completados si no recuerda nada?

--- Nosotros nos vamos a hacer skate – dice Mark pasando un brazo por los hombros de su Thomas - ¿Tú que harás?

Mia deja de estar en las nubes cuando la mirada de Mark se centra en ella. La chica se sonroja aunque se da la vuelta para que no lo vea nadie. Se pone las manitas en la cara. ¿Por qué se pone así? Solo había sido una pequeño pelea, ya habían tenido muchas antes, pero esta vez lo siente diferente.

--- Esto... yo... Me iré con los gemelos al zoo, supongo... – dice por lo bajo

--- ¿Supones? – susurra Mark decepcionado.

El chico quería que fuera con él a las pistas de skate. Había aprendido en YouTube nuevos trucos con la tabla y realmente quería enseñarle lo bien que lo hace. Bueno, vale, solo quería que lo mirara, nada más. En las instalaciones no tienen pistas, y él quiere lucirse en condiciones ante ella.

--- Muy bien capitana, así me gusta – dice Jason cogiendo uno de sus brazos.

--- Adiós chicos – dice el gemelo imitando a su hermano.

Mia mira a los dos intermitentemente mientras es arrastrada, literalmente, por los brazos. No le ha dado tiempo ni a ponerse a andar antes de que ya estén tratándola como si fuera un saco de patatas. La chica mira una última vez a sus amigos y articula la palabra socorro para las risas de todos. Lanza una mirada al cielo y su mirada se vuelve de hielo. ¿Por qué tiene un mal presentimiento? 

***

Los gemelos están más que emocionados cuando llegan al zoo. Los chicos han decidido que ese día no van a pagar nada, así que han pasado por la entrada como pedro por su casa. Mia ha tenido que disculparse mas de mil veces mientras intentaba aguantar el bochorno como podía. Tiene dolor de espalda de tantas reverencias que ha hecho. Ahora que están dentro, los chicos parecen que se han calmado para alivio de la chica. No sabe si está tratando con hombres de 20 años con simples parvulitos.

--- ¿Realmente habéis madurado?

Jason se rasca la nuca, su hermano ni si quiera le hace caso. Mia suspira y niega con la cabeza, aun así una sonrisa nace en su boca. Comprende que la ilusión haya podido con ellos. Los hermanos Smith nunca han salido de su pequeño pueblo, menos para unirse al equipo, así que no han conocido más mundo que ese triste complejo y ese pueblucho incomunicado. Cualquier cosa que cualquiera calificaría como mundana, para ellos podría ser la octava maravilla del mundo. Para ella, el zoo era más que conocido. Paseaba muchas veces por él cuando necesitaba olvidar la penosa vida que le había tocado vivir. Allí junto a esos animales enjaulados encontraba la paz y energía que necesitaba para seguir adelante. Ellos estaban en una situación peor, al menos ella todavía conservaba la libertad de decidir qué hacer y cuando. Es cruel el complacerse porque otros estén peor que tú, pero era su manera de salir adelante. Si ese día no la hubieran... Si ese día no la hubiera atacado hubiera paseado por sus caminos. Un escalofrío recorre su cuerpo intentando no recordar ese momento. Sería un trauma con el que tendría que vivir de por vida, y poco a poco lo va asumiendo, pero incluso cinco años después, una bola se sigue formando en su garganta ante el simple hecho de llevar la vista atrás y... recordar.

Se queda parada cuando un pequeño cartel de anuncios llama su atención. Se acerca despacio, observando la mirada que le devuelve aquel papel desgastado que parece resistirse al paso del tiempo. Puede ver la expresión seria de la chica, como si esa foto fuera un suplicio para ella, incluso alguno podría pensar que su carácter es así, pero si te fijas bien en sus ojos, parecen gritar en silencio por ayuda. Ella sabe que esconde detrás esa chica de pelo rubio, grandes gafas de pasta que la cubren gran parte de la cara y que esconde sus mayores inseguridades y miedos. Ella lo sabe, por que la chica que le devuelve la mirada en ese cartel de desaparecida, es ella. El reflejo del cristal le muestra su aspecto de ahora. Ese pelo rubio ahora está en un tono más rojizo. No soportaba verse con ese color que tanto odiaba en ese momento, así que se lo tiñó. Sus ojos siguen siendo los mismos, pero esta vez la mirada que devuelven es otra. Atrás quedó el miedo, ahora solo tiene ganas de venganza, por eso parecen dos témpanos de hielo. Ha cambiado mucho desde entonces pero, ¿Cuánto de su antigua yo quedaría en ella?

Se obliga a sacudir la cabeza y desviar su atención de ese cartel que hace despertar sus inseguridades más profundas. Cuando se da la vuelta, sus amigos han desparecidos, pero su atención es captada por alguien más importante. Sus ojos se cruzan con los de la pantera que parece que no se pierde ningún movimiento desde su jaula. Se acerca más a ella y posa su mano en el cristal. En seguida, el elegante felino se acerca a ella y apoya su cabeza donde el cristal la separa de Mia. Y allí se quedaron las dos, intentando saber quien está más rota por dentro. 

***

En cuanto vuelven a juntarse, Mia ya tiene comprado los helados para sus gemelos. Chocolate para Jason y nata para Daniel. Clásicos pero que siempre triunfan. Así son ellos, de una belleza clásica que llama la atención a cualquiera, incluso con la cara tapada. Desde hacía un rato se ha dedicado a apartar a cualquier chica y chico que quisiera verles más de cerca. Casi se puede escuchar gruñir a Mia cada vez que alguien se acerca a ellos de forma deliberada. Jason sonríe burlesco y pasa un brazo alrededor de sus hombros.

--- Tranquila capitana, soy todo tuyo, no te pongas celosa – dice guiñándola un ojo de forma descarada.

Mia se sonroja. De los dos, Jason es el más lanzado con diferencia. Más de una vez le ha saltado un ojo alguno de las fichas del chico, aunque ella las ha esquivado estoicamente casi sin pestañear. Pero eso no significa que nunca haya tenido curiosidad por él. Daniel le da una colleja Jason se queja.

--- Recuerda lo que dijo Mark – Jason deja de reír de golpe y mira hacia otro lado.

Mia mira a los dos chicos sin comprender la situación. Ya había escuchado esa frase antes y nunca ha sabido el significado de ella. Por mucho que lo ha preguntado a unos y otros. La única contestación que ha tenido ha sido: "Cosas de hombres" Si realmente creían que existían cosas de hombros y mujeres deben de no haber evolucionado en demasía.

--- ¿Qué pasa que estoy vetada o qué? – recrimina con fastidio la chica.

--- Algo así pequeña – Daniel le da palmaditas en la cabeza y la hace sentirla como si fuera una cría.

Mia pone los ojos en blanco. A pesar de ser la capitana parece que hay un consenso entre todos de que hay que protegerla como si fuera una niña indefensa. A lo mejor fue por la situación en la que llegó a la concentración. Sea lo que sea, la han tratado así durante mucho tiempo y la molesta, porque la hace sentirse como alguien que pide ayuda.

Un gruñido la hacer salir de sus pensamientos. Cuando se da la vuelta siente como su corazón se parara por unos largos segundos hasta que se pone en marcha de nuevo de forma frenética. Pone una mano en el pecho de los chicos cuando dan un paso hacia delante. Los mira a través de la capucha y siente como sus cuerpos tiemblan debajo de su mano. La respiración se les entrecorta y sienten como el aire deja de llegarles a sus pulmones. La miran asustados, sabiendo que sabiendo que significa esa mirada. La Mia amable ha desaparecido, ahora solo queda su fría, controladora y sádica versión.

--- Comportaros – dice apartando sus manos intentado serenarse.

Los dos chicos se relajan y Mia les sonríe como si no hubiera pasado nada. Los gemelos se miran entre sí, comunicándose con la mirada. Hacía tiempo que su otra personalidad no afloraba a la luz con tanta facilidad, y eso es malo, porque nadie puede controlarla cuando está así, menos Mark. La chica mira por encima de su hombro y se queda quieta al mirar al grupo que tiene delante. Ahora comprende por qué han reaccionado así, así que no les culpa de que hubieran querido patear la cabeza del chico en el momento en el que le han visto. Frunce el ceño al ver que sus informantes han errado al decir que el peligris había vuelto a su pueblo después del TFI. Antes estaba relativamente tranquila la saber que les tenían a todos controlados, pero ahora sabe que no puede fiarse.

--- Sabéis que no podemos actuar así – les reprende sin apartar la mirada de los chicos – Hay que ser cuidadosos, aunque nos hierva la sangre por acabar con ellos - su voz se pierde antes de acabar la frase.

Ella no puede si quiera gruñir, porque su cuerpo se ha quedado paralizado y sin habla. Hacía cinco años que no le veía. Ha cambiado mucho. Ya no es el niño que luchaba con la gomina para que su pelo tan cortito se quedara todo en su sitio como a él le gustaba. Tampoco es el niño que le prometió en su día que nunca la dejaría. Es alto, más que ella, casi como los gemelos podría decir. Sus músculos se marcan cuando sus brazos se flexionan para cruzarlos por debajo de su pecho bien trabajado. De lo que no puede apartar su cara es de como le ha crecido el pelo de una forma casi salvaje. Axel Blaze ha sufrido uno de los mayores glow up que ha visto, pero sabe que en su interior sigue siendo la misma mala persona que antes. Durante esos cinco años se ha negado ver ninguna foto de él. Ella sabía que imagen suya quería guardar en su cabeza. La de una persona fría, déspota y cruel. Una persona que no merece misericordia. No se dan cuenta de que jason la está sujetando hasta que imprime más fuerza en su agarre.

--- Hemos cambiado las tornas, princesa – dice intentando apaciguar las aguas.

Y lo hubiera conseguido pero, por casualidad o diversión del destino, Axel levanta su cabeza y sus miradas se cruzan. Los dos se miran, como si se hubiera parado el mundo. Tarda demasiado tiempo en reaccionar, porque al instante en el que su cara cambia por completo, sabe que la ha cagado por completo. Mia tira de los dos chicos y les obliga a correr lo más rápido posible hacia la salida del parque.

--- ¿Se puede saber por qué corremos? – dice Daniel mientras le sigue los pasos a la chica.

--- Me ha visto y no solo eso, me ha reconocido – siente como si le faltara el aire mientras salta por encima de las vallas de seguridad para no perder el tiempo.

El de seguridad les grita, pero ellos siguen corriendo. Jason se para a hacerle una reverencia al hombre y Mia jura que cuando salgan de esta le metería un balonazo en los testículos y no se quedaría a gusto hasta que se quedara sin descendencia.

No acabaríamos con su especia, tiene una réplica de él corriendo a tu lado.

--- Nos están siguiendo – dice en un gruñido Jason y acelerando el paso para coger la mano de la chica y tirar más de ella – Tienes que correr como nunca, pequeña.

Mia no responde, solo le envía una mirada glacial, pero nunca ha estado más de acuerdo con él. Se lleva la mano a la oreja y aprieta el pequeño aparato que tiene en ella. Casi no puede mover los músculos de los agarrotados que los tiene. Nueve voces dicen sí al instante. El jefe les había dado esos comunicadores al completar el equipo. Dijo que sería nuestra forma de comunicarnos los unos con los otros, y no le habían dado uso hasta ahora. <<Bendito seas John Maxwell>>

--- Iros a la concentración. Intentar que nadie os vea. Poneros la capucha, cambiaros de ropa, no habléis con nadie... Comportaros como lo que somos, fantasmas – se tropieza con el bordillo de la acera pero Daniel reacciona antes de que se caiga.

--- ¿Se puede saber qué está pasando? – pregunta Mark al otro lado de la línea.

--- Mierda Mia, mueve esas piernas que Dios te ha dado de forma efectiva – dice Jason ganándose una mala mirada de la chica.

--- Me estas tocando la moral hoy Jason – le gruñe antes de volver a prestar atención a su oreja - Haced lo que os digo, ya hablaremos después.

Mia corta la comunicación antes de que alguien proteste y ella pierda por completo los papeles. Su corazón bombea frenético, y no puede escuchar nada más que su agitada respiración. No se atreve a mirar hacia atrás, porque el miedo la tiene obcecada en salir de esa situación antes de que el pánico de tenerle cerca la invada y su tapadera se vaya al garete.

--- Deberíamos separarnos – sugiere Daniel que está por delante de ellos.

Los gemelos ni si quiera están sudando y Mia lo único que puede es pensar en que después se tomaría un buen baño para calmar sus piernas. La carrera no es su punto fuerte. Nunca lo ha sido en realidad. Tiene velocidad, puede correr más que el resto de personas, pero comprado con sus compañeros es un cero en la izquierda. Lo que ella sabe es dar órdenes, planear jugadas y romper porterías. Realmente, si se para a analizar las capacidades de cada uno, ella es la que más en desventaja está. Aun así, es la capitana del equipo por elección de sus amigos.

--- Bien, cada uno elegirá un camino. En cuanto encontréis una tienda lo mejor sería cambiaros de ropa y tirar la vuestra. Lleváis vuestras tarjetas ¿no? – los dos chicos asintieron – De acuerdo. Confío en vosotros. Venga, ¡ahora!

Sus caminos se separan cuando la primera bifurcación se lo permite. Mia elige coger la calle de la izquierda. Ni si quiera se fija como se han distribuido Jason y Daniel, lo que ahora le preocupa es salvar su pellejo. Cuando una gran pared se alza ante ella no puede más que dejar salir un grito de frustración. No podría saltar a ese coloso ni con la ayuda de una grúa. Se fija en sus posibilidades. Mira el cubo de basura con una ceja enarcada. Sí, lo consideraría como si ultimísima opción. Vuelve a mirar al callejón sin salida, unas cajas, unas bolsas de basura, unas botellas de cerveza vacías... No, la agresión no está dentro de su plan de escape. Se pasa las manos por la cara. ¡No le queda tiempo! Mira al cubo de basura y su cara se convierte en una mueca de asco. Vuelve a repasar sus opciones hasta que repara en una escalera de emergencia de uno de los edificios. No se había dado cuenta antes porque, normalmente, las últimas escaleras suelen estar plegadas a una considerable altura para evitar posibles robos, aunque para Mia eso no es un problema. Se agacha de cuclillas para coger fuerza y de un salto alcanza la escalerilla sin apenas esfuerzos. Antes de que unos pasos se hagan presentes en el callejón, Mia se esconde en el rincón más alejado de la escalera. Si se queda agazapada en el suelo, no la verían.

Los pasos resuenan por el callejón y se paran en medio de este. Mia se asoma con cuidado y observa a los dos chicos que peinan el lugar. Una mueca de asco aflora en su boca al ver a Axel.

--- Axel, aquí no hay nadie – dice Jude Sharp poniendo una mano en su hombro.

--- La he visto entrar Jude, no me creo que haya podido esfumarse – dice el rubio abriendo el cubo de basura y mirando dentro.

Mia sonríe, sabía que iba a mirar allí. Axel cierra con fuerza la tapa al ver que allí no hay nadie. ¿Dónde ha podido meterse? Está más que seguro de que ha entrado en este callejón, pero al ver que no hay rastro de ella, su idea va perdiendo fuerza por momentos.

--- Axel, ¿estás seguro de que era ella? Sabes que es imposible, ellos están... Ya sabes – dice Jude mirando al suelo.

Mia frunce el ceño. ¿Qué ha querido decir Jude con eso?

--- No se encontraron sus cuerpos, solo ADN, puede seguir viva. Además, ¿por qué ha huido si no fuera ella? Me conocía Jude, no me estoy volviendo loco – dice con decisión el chico, enfrentando a su amigo.

Jude suspira y pone su mano en el hombro de su amigo, como si estuviera cansado de verle sufrir.

--- No mantengas la esperanza, han pasado casi seis años desde su desaparición. ¿En qué curso estábamos? ¿En primero? Aunque la tuvieras delante no la reconocerías. Solo estás nervioso porque dentro de poco es el aniversario de su desaparición, por eso hemos ido al zoo ¿verdad? – Axel asiente. Sabe que era su lugar favorito – Deberíamos volver con los demás.

El rubio asiente, echa un último vistazo al callejón y se da la vuelta saliendo de allí. Jude mira hacia la escalera y Mia casi puede sentir sus ojos sobre ella. Un escalofrío recorre su cuerpo cuando el moreno sale de allí sin descubrirla, o por lo menos eso quiere creer. Se endereza cuando han pasado varios minutos y su respiración ha vuelto a la normalidad. Ya no hay peligro. Suspira y mira hacia arriba. Sube las escaleras lo más deprisa posible y cuando llega a la azotea, siente que puede volver a respirar con normalidad.

Su cabeza es un caos de preguntas sin respuestas. ¿A qué se referían con el ADN? ¿Acaso el jefe les ha ocultado algo? ¿Por qué Axel está tan seguro de haberla visto? Jude tiene razón, ha cambiado mucho como para reconocerla con una capucha puesta y con una simple mirada. Pero lo que más la inquieta no es nada de eso. ¿Por qué Axel sabe que su lugar favorito era el zoo cuando él nunca estuvo allí para acompañarla? 

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He vuelto!!! He estado liada estas semanas con entregas que tenía que realizar así que no he podido actualizar. Estos meses vana a ser muy difíciles en el tema de actualizar continuamente porque estoy a un mes de acabar el grado que estoy haciendo y no puedo permitirme suspender nada. Así que cuando veáis que no actualizo ponerme una velita porque significa que me estoy dejando los cuernos en los trabajos. ¿Qué tal lleváis vosotrxs los exámenes? Cuidaos mucho y espero que disfrutéis del capítulo!!! Besooos. 

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