•Capítulo 01: Oferta de Paz•

Saludos cordiales, villanos.

Bienvenidos de nuevo, completa y oficialmente a nuestro bonito spin-off. Estoy sumamente emocionada por estar de vuelta en esta historia, aunque tengo unos diez o doce WIPs en este momento (todos en ingles, menos este) eso nunca me ha detenido antes y claramente no lo hará ahora.

No tengo mucho con que abrir esta nota, así que pasemos directamente a la información importante. A diferencia de la versión original de este capítulo, hoy vamos a empezar hablando de la terapia de caja de espejos y los miembros fantasma.

Este término fue introducido en 1872, para hacer referencia a la sensación que algunas personas experimentan tras la perdida de alguna extremidad u órgano; estas personas tienen la sensación de estar haciendo gestos o uso de la extremidad, piquiña o dolores intensos.

Se estima que un 70% de las personas que son amputadas experimentan dolores intermitentes, incluso décadas después de la amputación, es un síndrome que puede presentarse de forma inmediata, después a la perdida, o de forma tardía, a semanas, meses o años. Durante mucho tiempo, el tratamiento fue ineficaz, debido a que no se conocían a profundidad las bases biológicas que lo provocaban.

Se cree que estos dolores son producto no solo de la complejidad de las conexiones nerviosas y neuronales que hay entre el miembro faltante y el cerebro, sino que también se debe a factores psicológicos, sociales, emocionales y genéticos

Para ayudar en la recuperación y tratamiento del síndrome de miembro fantasma, en la década de los 90 se inventó la caja de espejos; se trata de una caja con un espejo situado en el centro, dividiéndola en dos (aunque en ocasiones el espejo se sitúa en la parte externa de la caja), el paciente debe introducir tanto el brazo como el muñón de la extremidad faltante en la caja, con el espejo mirando hacia la extremidad sana, y realizar ejercicios motrices.

Esta experiencia crea la sensación de que el miembro faltante es el que realiza los movimientos, pues la posición y el foco visual en el espejo ayuda al cerebro a procesar de esa forma la imagen. De este modo, se reduce la regularidad y la intensidad del dolor, incluso puede llegar a hacer que el miembro fantasma desaparezca por completo.

En lo personal, este tema siempre me ha parecido muy interesante, el como uno puede engañar al cerebro con algo tan simple como un espejo es asombroso. Bueno, pasemos ahora al segundo tema que nos reúne hoy aquí, que es también donde quiero poner la advertencia pertinente; vamos a hablar de estrés postraumático y depresión asociada al trauma, así que por favor, si el tema te resulta muy delicado, procede con precaución o sáltalo completamente.

El trauma psicológico se asocia con un riesgo casi tres veces mayor de desarrollar un trastorno mental, predice un peor pronóstico de la enfermedad mental, provoca síntomas más resistentes a los tratamientos habituales, mayor número de hospitalizaciones y de días de ingreso.

Los principales síntomas que se manifiestan tras cualquer clase de evento traumático son de intrusión, es decir, imágenes, pensamientos, recuerdos y sensaciones asociadas al evento traumático, que se presentan de manera espontánea y frecuente, y generan malestar psicológico. También hay síntomas de evitación de cualquier situación, pensamiento, lugar, objetos, personas, que puedan recordar a la experiencia traumática. Además, puede haber síntomas de alteración del estado de ánimo, ira, rabia, culpa y una alteración de la reactividad ante estímulos aparentemente neutros. Todos estos son síntomas asociados habitualmente al Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT).

Sin embargo, y aunque habitualmente se asume que el TEPT es una consecuencia inevitable al experimentar un evento traumático, solo al rededor del 3,6% de las personas que han pasado por un evento traumático lo desarrollan.

El riesgo para el desarrollo de TEPT varía significativamente según el tipo de trauma, y depende de una compleja combinación de factores, algunos de ellos previos al evento. Sin embargo, son más importantes los factores peritraumáticos, en especial el tipo y la magnitud del trauma experimentado. También influye la reacción inmediata, la presencia o no de síntomas de disociación durante el trauma y factores de riesgo postraumáticos, como la falta de apoyo social y vivencias de soledad e indefensión tras la experiencia traumática

La depresión es la comorbilidad más común en el TEPT. Según estudios, el 52 % de las personas con Trastorno de Estrés Postraumático tiene depresión comórbida. El TEPT, el trastorno más habitual y conocido asociado al trauma, y suele presentar síntomas que se solapan con algunos presentes en el trastorno depresivo; el desarrollar un trastorno asociado al trauma suele implicar una alteración del estado de ánimo que, si se mantiene en el tiempo y no se trata correctamente, puede generar un mayor riesgo de depresión posterior.

La depresión relacionada con el trauma presenta una sintomatología más compleja, alto riesgo de suicidio, tendencia a la cronicidad y peor respuesta al tratamiento antidepresivo, con propensión a las recaídas. La depresión relacionada con el trauma es causada por una frustración intensa y persistente u otros factores psicológicos conflictivos, puede considerarse una depresión reactiva (depresión inducida por estrés) y diferente de la depresión endógena (biógena), esta distinción se hizo por primera vez en la década de 1920, y fue usada hasta 1994. Desde entonces, los psiquiatras y académicos han vuelto al principio de la descripción fenomenológica de los trastornos mentales.

El abandono de esta distinción se dio particularmente para hacer el tratamiento de la depresión más fácil especialmente debido a la implementación de antidepresivos tricíclicos, Sin embargo, esto causó que por mucho tiempo se tratasen los trastornos de manera independiente. Sin embargo, estudios recientes han mostrado que una combinación de terapia cognitivo conductual, exposición prolongada y la desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular tienen un efecto más positivo a la hora de tratar TEPT con depresión comorbida por sobre los tratamientos psicofarmacológicos.

El mayor problema con el tratamiento a la depresión relacionada con el trauma es que, debido a que la sintomatología es más compleja, la tasa de suicidio es más alta, a condición clínica es más propensa a ser crónica y la respuesta a los antidepresivos es peor, se cree que esta puede tener mecanismos biológicos diferentes a los encontrados en la depresión clásica. Por ejemplo, en un estudio de caso, se informó que la prazosina en dosis bajas condujo rápidamente a una rápida mejoría de los síntomas depresivos, incluida la función cognitiva en un paciente depresivo resistente a la terapia con TEPT crónico comórbido. El paciente había recibido previamente antidepresivos que funcionan a través de mecanismos serotoninérgicos, noradrenérgicos y dopaminérgicos, así como varias sesiones de terapia electroconvulsiva modificada, pero no se benefició de estos tratamientos, lo que sugiere que la prazosina puede haber actuado por mecanismos farmacológicos diferentes de la hipótesis de la monoamina. Esta observación podría resultar importante para explorar la patogénesis del TEPT y la depresión relacionada con el trauma.

Que raro, Tato hablando de estrés postraumático. Desde ya les aviso que estos temas (el TEPT y la depresión) van a ser relativamente recurrentes a lo largo de estos primeros capítulos, debido a la clase de historia que tengo pensada para Slug, así que por favor ténganlo presente tanto para la trama como para ustedes y su bienestar.

⚠ ️Este capítulo contiene elementos ligeramente inquietantes, mención de respuestas al trauma, leve victim blaming y referencia a ideación suicida. Por favor lean con precaución⚠

Sin más que decir, por favor, disfruten la lectura.


— Si Black Hat se entera, no voy a ser yo quien va a intentar despellejar — Murmuró la joven a su lado, que observaba junto a él el tenebroso paisaje que envolvía la isla. Una tormenta tendría lugar pronto, y White no podía evitar preguntarse si, por casualidad, alguien había hecho enojar a su hermano — Aunque no es mi lugar para opinar, ¿Estás seguro de esto, White? Lo único que lo mantiene aquí es el contrato, no te debe lealtad.

— Quiero ayudarlo, Dark— Contestó sin mirarla, podía sentir sus ojos magenta fijos sobre sí, una preocupación dulce pero innecesaria arrugando su frente. A veces era fácil olvidar que la chica había sido humana una vez, y que la bondad fue lo que la convirtió en lo que ahora es— Han pasado seis meses desde que lo traje, y entiendo que pasó por mucho, pero... me preocupa que aún no salga de su cascaron.

— Supongo que tiene sentido, el querer ayudarlo— La cazadora puso una mano sobre su brazo, un toque tranquilizador que podía apreciar, incluso cuando no lo sentía necesario. Al menos alguien podía ver tras la mascara de control y ofrecer entendimiento, un extraño lujo en estos días— Mira jefe, si lo que quieres es que deje de actuar como un gatito asustado, vas a necesitar mucho más que un regalo elegante para conseguirlo. El chico pasó por muchos traumas, y es un adolescente que solo conoce la rebeldía como método de defensa porque ninguno de los adultos en su vida le ha dejado otra opción. Si quieres que confíe en ti, ofrécele lo que nadie más.

— ¿Y qué sería eso, oh gran Cazadora de Almas?

Dark Blood rio ante el comentario, su risa alivió un poco el pesado ambiente. Se alejó un paso para poder mirarle directo a los ojos, el brillo magenta iluminando un poco el espacio entre ambos, mientras el cielo se cubría de negro y los truenos se empezaban a escuchar en la distancia. Pronto tendría que dar la conversación por terminada, Felicity no iba a pasarlo muy bien en medio de la tormenta.

— Comprensión, claro está— Contestó con simpleza, el color de sus ojos mutando a un profundo purpura, el color del veneno liquido de animales que no habitan este mundo; pupilas afiladas dilatándose a medida que la oscuridad crecía a su alrededor— Pero no la clase de comprensión opresiva que solo lo hará más desconfiado, simplemente déjalo ser. Si no siente que tiene que vivir cuidándose de ti, el cambio va a ser abismal. Toma mi caso como referencia, ¿Recuerdas?

— Por supuesto que recuerdo. Gracias, querida— Murmuró en el silencio previo a un trueno, la centelleante luz de un rayo iluminó su oficina lo suficiente para revelar los horrores que se ocultaban en la oscuridad. La silueta de una entidad del color de la sangre brillado tras la cazadora — Ahora, me parece que tu amigo está ansioso por una cacería. Son libres de marcharse, esperare a su regreso.

— A sus ordenes estamos, Lord White Hat— Contestaron en unisono, voces que aterrarían a cualquier humano dejando tras su partida el eco de una risa maniática y el sabor de una antigua magia en el aire. A veces se sentía mal por ella, atrapada eternamente en este cruel mundo que había intentado eliminarla muchas veces, pero Dark Blood nunca demostraba debilidad, y eso tendría que ser suficiente consuelo. Lo había sido por muchos años ya.

Dejó su oficina con calma, apurarse solo tendría un mal efecto en su niña y considerando la clase de tormenta que se avecinaba, no sería bueno alterar sus nervios. Quería visitar a Slug antes de ir con ella, corroborar que el muchacho se encontraba bien, que la tormenta no lo estaba afectando de ninguna forma, pero sabía que aquello sería mala idea. El chico desconfiaba de él, de sus verdaderas intenciones y de cualquier ademan de amabilidad o preocupación que había llegado a expresar durante las primeras semanas de su estadía en la mansión, no necesitaba empeorar aquello tratándolo como si fuese de cristal.

Dark tenía razón, lo mejor era dejar a Slug ser, agobiarlo no iba a resultar bien para nadie. Solo podía esperar a que, un día, el humano lo dejase conocerlo mejor.

•×•×•×•×•

Algo extraño tenía la mañana que lo ponía tenso, aunque Slug no podía decir exactamente qué era. Probablemente la falta de sueño lo estaba volviendo paranoico.

Había pasado casi toda la noche intentando eliminar la sensación fantasma que le recorría un brazo que ya no estaba ahí, pero la caja de espejos solo podía ayudar hasta cierto punto, lo demás necesitaba de ayuda profesional. Y la idea de acudir a un terapeuta -psicológico o físico- no le era particularmente llamativa. Ya tenía suficiente con las miradas lastimeras de los demás miembros del equipo científico, tener más atención de la necesaria en su brazo derecho era simplemente intolerable.

Además, no necesitaba que alguien más le dijese que quien había cortado su brazo habría jodido cualquier posibilidad de usar una prótesis, eso ya lo sabía.

Se refregó el rostro para espantar el sueño que no quería dejarlo ir, estirando el brazo con un gruñido. El sol entraba tímido por la ventana, como si las cortinas no estuvieran ahí para evitarlo; debería empezar a cerrarlas en las noches, así no tendría que lidiar con el desastre que era su cuarto a primera hora en la mañana.

El contraste dolía, entre su habitación del instituto y donde ahora dormía. Tal vez si el desayuno no lo drenaba de la poca energía que había conseguido, podría recoger la ropa y ordenar su escritorio. Un problema para después.

Apartó las cobijas, importándole poco si caían del otro lado del colchón o no, levantarse no era exactamente su parte favorita del día, ni siquiera antes de todo el desastre que era ahora su vida, pero era lo mejor. Quedarse en cama solo iba a empeorar su actual estado, y lo último que necesitaba era a White Hat irrumpiendo en su habitación para ver por qué no se había presentado a desayunar.

El camino al infierno, las buenas intenciones y todo eso. El eldritch definitivamente era prueba de ello.

Debería darse una ducha, apenas podía recordar cuando había sido la última vez que se había aseado propiamente, pero el sentirse asqueroso aún no era motivo suficiente para desnudarse y meterse debajo de la regadera. Vestido podía ignorar la ausencia de su brazo, al menos hasta que el dolor volvía y lo que ya no estaba ahí empezaba a ser increíblemente molesto.

Quizá debería ir al jardín de la mansión, White había dicho que podía salir cuando quisiera. Tal vez sería bueno cambiar de ambiente, ya que en el laboratorio no lo reciben precisamente con los brazos abiertos.

Por el momento, Slug prefiere concentrarse en cambiarse a algo limpio, tratar de organizar su cabello, que ha crecido en los meses de descuido, y salir de su habitación para ir a desayunar, al menos aún tiene apetito, y debe considerar eso algo positivo. White Hat probablemente no lo dejaría pasar un día sin comer incluso si lo intentase, el eldritch se preocupa demasiado por él. Y tiene que admitir que la comida es buena, mucho mejor que cualquier cosa que comía en el instituto (incluso los paquetes te papas y las barras de granola eran lamentables), así que vale la pena forzarse a salir de su habitación y comer un poco.

Los pasillos de la mansión son extraños, algo que empieza a creer está relacionado directamente con la presencia del eldritch; no son exactamente opresivos, ni le dejan la misma sensación de ser observado a cada paso que tenían los dormitorios del instituto, pero siempre está ahí una paz inquietante. No hay ruidos del exterior, ni sonidos que deberían venir del laboratorio, tampoco hay aves cantando o la risa de una niña pequeña jugueteando por ahí. Todo es anormalmente pacifico.

Slug empieza a considerar la idea de marcharse en cuanto cumpla los dieciocho, su contrato no tiene cláusula de permanencia, ni exige su eternal lealtad como sabe lo haría uno con Black Hat. Podría marcharse y empezar de cero en la otra esquina del mundo, poner en práctica los conocimientos que le dejaron sus padres acerca de desaparecer cuando la situación lo amerita.

En el peor de los casos acabaría muerto, y en ese instante la idea no le parece desagradable.

— Buenos días, doctor — White Hat lo estaba esperando bajo el umbral de la puerta que da al comedor, desprovisto de gabardina y sombrero. Va fingiendo ser humano, una apariencia que Slug ha visto solo un par de veces, que le pone aún más intranquilo que el eldritch que conoció en el hospital; ojos dispares le sonríen calmos, casi brillando bajo la luz del pasillo— Confío en que tuviste un buen descanso.

—He tenido peores — Comenta una vez se encuentra frente al demonio, respondiendo al saludo con un asentimiento, estando tan cerca de White Hat puede percibir su aura, esa calidez tranquilizadora que lo envolvió en el hospital, y lo ha mantenido relativamente cuerdo desde entonces. Si Slug tuviera un grado menos de apatía, probablemente se abrazaría al eldritch y se dejaría morir ahí, envuelto en paz e ignorancia— ¿Ocurre algo? No suelen esperarme para desayunar.

— Oh, no te esperamos, me temo— Explicó haciéndose a un lado para permitirle el paso, el comedor está vacío y silencioso, iluminado por la luz del sol y los arco iris que los prismas adhesivos proyectan; hay un solitario domo de metal situado al lado derecho de la silla en la que se sienta White Hat, cubiertos y una taza humeante dispuestos al rededor. Slug puede percibir el olor a café desde la entrada, y es solo por fuerza de voluntad que no arruga la nariz en respuesta— Pero hay asuntos que necesitamos discutir, y me pareció que no te caería mal algo de compañía. Comer solo es algo... desagradable.

Slug pretende no notar el como, por un instante, el tranquilo semblante muta en uno resentido. Lo mejor es no ahondar en asuntos ajenos, al menos cuando no hay confianza.

— Gracias, supongo— Murmura tomando asiento, listo para retirar el domo cuando la mano enguantada de White Hat entra en su campo visual y, sin una palabra, descubre la comida que hay debajo— Oh...

Durante los últimos seis meses, Slug se había acostumbrado a encontrar la comida tibia, la fruta ya oxidada y el café, que rara vez toca, diluido. Es la primera vez que el olor de un desayuno recién preparado lo golpea tan directamente, y solo eso basta para llevarse un poco del peso que siente sobre sus hombros.

No puede recordar la última vez que comió un desayuno que se sintiera hecho en casa.

Ante él había waffles, esponjosos y bañados en miel que no luce como agua con azúcar, junto a cubos de fruta fresca y dos tiras de tocino que sonaba como recién salido de la sartén. La mezcla de olores debería darle náuseas, era dulce y grasosa, y probablemente si estuviera en un estado mental aceptable, habría protestado por ver todo en el mismo plato; pero Slug se sentía agotado, había dormido probablemente menos de tres horas y el brazo empezaba a dolerle. Lo último en su mente era quejarse por la presentación de un desayuno que le iba a saber a nostalgia y melancolía.

— Espero sea de tu agrado, querido— Invitó el demonio con un sutil ademán, sentado a su lado como si el que fuese importante entre ambos fuese Slug y no él. Slug decidió comer sin hacer comentarios al respecto, ya tendría tiempo de quejarse y reclamarle, ahora mismo lo importante era disfrutar de su desayuno.

Por un momento, que Slug consideró sagrado, no hubo conversación con la cual preocupar su mente, ni temas delicados que tratar, simplemente un silencio al rededor de ambos mientras él comía. Aún con la certeza de que esa calma iba a romperse más pronto que tarde, Slug se sentía a gusto en aquel momento, por primera vez en semanas no parecía haber mucho más en su mente que el momento actual. Ni siquiera la picazón del brazo que le faltaba lo estaba molestando.

Slug estuvo por romper el silencio con un agradecimiento cuando algo se deslizó bajo la puerta, una sombra que se movía como si estuviese viva reptó por la alfombra hasta estar entre ambos. Era un charco oscuro y sin forma, del que parecían salir burbujas a medida que un ente tomaba forma de el, la oscuridad liquida condensándose en un cuerpo no muy alto, ni particularmente delgado.

— Ah, jefe, lamento interrumpir— Habló una joven, de cabello oscuro como la noche y piel pálida, casi enfermiza, inclinando la cabeza en una venía hacia el eldritch, un saludo respetuoso al igual que una disculpa por la intromisión— Puedo volver más tarde si quieres.

— Oh, no es necesario querida— Tranquilizó con una de esas sonrisas que ponían a Slug ansioso, irradiando una calma anormal que, aunque no alienígena en las facciones humanas del demonio, si desentonaba con lo que debería ser un rostro humano normal. Para distraerse, Slug se fijó en una mancha que adornaba el borde de la beisbolera de la chica; olía extraño y se veía todavía peor, un liquido oscuro que prefería no saber que era— Confío en que tuviste éxito.

— Naturalmente, no estaría aquí de no ser así— De la sombra bajo sus pies emergió un apéndice que sostenía un libro de caratula negra, entregándolo al demonio antes de desvanecerse tal como había aparecido. Las sombras parecían líquidas bajo el control de la joven, casi como un ente en sí mismo, vivo y listo para seguir órdenes de lo que fuera que fuese aquella joven —Aunque lamento decir que faltan algunas páginas.

— ¿Oh, acaso ocurrió algo? — Preguntó mientras estudiaba el contenido del libro, pasando las páginas a una velocidad que no debería dejarle leer las palabras en las hojas; White Hat no parecía tener problema alguno con ello.

La joven volvió el rostro hacia Slug, un par de ojos magenta que parecían brillar con luz propia estudiaron su rostro con intensidad, un análisis meticuloso que duró apenas un instante, puede que incluso menos, y lo dejó con la sensación de que todo cuanto guardaba su alma había sido expuesto para que el mundo lo viera. Volvió el rostro al eldritch en cuanto su escrutinio terminó, como si no acabase de desnudar a Slug de la forma más metafísica posible.

— No sabría decir, cuando la encontré ya estaba incompleta— Explicó al ver el libro sobre la mesa, su atención enteramente en el eldritch, y aún así Slug sentía que todavía lo estaba observando, como si los ojos que había visto no fuesen los únicos que tenía a su disposición— Yo imagino que está en sus mejores intereses mantener cualquier información relevante bajo custodia. Había otra infiltrada, y ella logró llevarse una parte considerable del trabajo de otro alumno.

— ¿Sabes si los casos se relacionan? — Preguntó White Hat; Slug tomó el último bocado sintiéndose injustamente perdido en una conversación de la que no era parte, pero que claramente habían decidido dejarlo escuchar.

— No, por lo que pude oír, esta niña estaba allí por iniciativa propia. No me extrañaría que sepas de ella en poco tiempo.

— Muy bien, gracias Dark— la joven –Dark, aparentemente– ofreció otra venía en cuanto la conversión se dio por concluida, desapareciendo de la misma forma en que había aparecido, sin cortesías ni dirigiéndose a Slug de ninguna forma. No fue hasta que la sombra viviente hubo desaparecido bajo la puerta que la sensación de ser observado se desvaneció.

Slug dirigió la mirada de la puerta al libro que ahora descansaba bajo las manos del White Hat, no muy seguro de cuánto de aquello había sido producto de la falta de sueño, ¿Cuanto tardaba eso en producir alucinaciones? Tendrá que refrescar sus conocimientos en tortura, solo para estar seguro que no acaba de imaginarse una conversación completa.

— Bueno, si ya has terminado, quiero que me acompañes al laboratorio— Invitó luego de un momento, cuando Slug dejó de mirar la puerta con la mezcla de temor y curiosidad que lo había seguido toda su vida, redirigiendo su atención de regreso al presente— Hay algo que deseo mostrarte.

— ¿Esta seguro? La última vez que entré, me echaron a escobazos— La reacción de White Hat le dijo que aquel incidente había pasado desapercibido; lo último que Slug necesitaba en aquel momento era meter en problemas al equipo científico a cargo, ya le tenían suficiente recelo como para que ahora, especialmente cuando se dirigían al laboratorio, el eldritch fuese a reprenderlos por un pequeño desliz de la lengua— Ah, no fue nada importante, un malentendido, creo.

— Doctor, de ahora en más espero que me informe de cada incidente que ocurra entre usted y los miembros de mi equipo— Ordenó sin dejar espacio a dudas, tomando el libro e invitándolo fuera del comedor, de regreso a pasillos anormalmente silenciosos e inquietante pulcritud.

Era de suponer que no se trataba de una sugerencia o un favor que podía negarse a cumplir, White Hat rara vez, al menos en el tiempo que llevaba allí, había expresado enojo abiertamente; por lo general se manifestaba en pequeños tics y suspiros, una que otra ocasión lo había visto pellizcarse el entrecejo cuando estaba con un cliente particularmente terco; nunca nada más allá de la sutileza de sus ademanes. Ahora, sin embargo, había un cambio en su aura, en esa tranquilidad que parecía seguirlo a todas partes, y Slug no estaba seguro de querer descubrir que pasaría si se atrevía a desobedecer, sin importar cuanto quisiese hacerlo.

El libro nunca estuvo en su rango visual mientras caminaban, no importaba cuanto intensase echar un vistazo y averiguar que clase de escrito era, o por qué parecía tener tanta importancia, White Hat se aseguraba de mantenerlo fuera de su alcance. Debía ser algo importante, más que cualquier archivo confidencial que se encontraba en su oficina, si lo resguardaba con tanto recelo, especialmente después de haberle permitido escuchar una conversación tan aparentemente delicada como la que había mantenido con Dark. Quizá cuando haya descansado un poco, pueda aventurarse y averiguar que es, no muchos secretos se mantenían a su alrededor.

El laboratorio seguía siendo un espacio desconocido para él, había entrado apenas un instante cuando el eldritch le dio su tour de bienvenida, y en tres ocasiones después de eso. Las primeras dos había sido para intentar conocer al equipo que actualmente dominaba el área de ingeniería, en ambas ocasiones los había visto cometer errores estúpidos que le sirvieron de motivación para intentar ofrecer su punto de vista y prever perdidas innecesarias. La tercera fue por mera curiosidad, quería explorar el espacio que permanecía escondido de ojos curiosos. Las tres ocasiones habían acabado de manera similar, con alguno de los científicos echándolo por las malas, a gritos, empujones y escobazos.

No había puesto pie dentro desde entonces, y de eso ya habían pasado dos meses. Slug supone que la falta de algo en lo que entretener su mente había contribuido al deterioro en su salud mental, aunque no es como que a alguien además de White Hat le interese.

Es agradable poder entrar sin sentir que debe mantener la guardia en todo momento, porque algún valiente puede intentar apuñalarlo por la espalda en cualquier momento. Pudo darse el lujo de estudiar su entorno y descubrir que clase de laboratorio tiene White Hat Organization a su disposición.

No tiene mucho que envidiarle al de instituto, y eso es decir bastante, considerando que el enfoque científico de los programas para jóvenes villanos es probablemente uno de los mejor estructurados, Slug supone que es porque Black Hat, según dicen, es reacio a la entender la tecnología moderna. Pero siendo realista, muchos villanos no serían nada sin los artefactos que los científicos crean, y parece ser que ese patrón se repite fuera de la villanía también.

Hay maquinaria moderna de toda clase, esparcida en áreas designadas que ocupan grandes porciones del espacio. Líneas de ensamblaje y áreas de prueba, una sección botánica que a Kenny le encantaría, áreas de planificación y salas de conferencias. El espacio desafía toda lógica, parece extenderse por kilómetros, quizá hectáreas incluso, con techos altos que permiten a los carros transportadores moverse sin dificultad, y amplios pasillos que se dividen por paredes que no parecen ser solo drywall listo para caer con una fuerte briza. Hay un elevador en una de las paredes, que indica solo la posibilidad de descender hasta, según alcanza a ver, cinco pisos por debajo; debería ser imposible, ya se encuentran en un sótano y duda mucho que Hat Island tengo un suelo lo suficientemente estable para construir algo semejante. Sin embrago ahí lo tiene, frente a sus ojos para forzarlo a creer.

A menos que se encuentre al borde de la muerte, duda mucho que todo esto sea una alucinación producto del cansancio. Lo que deja a un espacio ínter-dimensional como una posible explicación, y es solo porque su jefe es una criatura de quién sabe que clase de dimensión que semejante posibilidad no le fríe la poca cordura que ha logrado mantener hasta entonces.

White Hat los guía hacia un área apartada de todo lo demás, un pequeño espacio privado según parece, que se encuentra separado del resto del laboratorio por una sencilla puerta de madera y cristal sin nombre ni número. Todos los demás científicos miran indiscretos como el eldritch le permite pasar primero y cierra la puerta detrás de sí, como si invitarlo a pasar a esa particular habitación fuese la peor de sus ofensas hasta entonces.

Al ver que se trata de una oficina, Slug considera que quizá si lo es.

Es otro espacio que desafía las leyes de la física que él conoce, desconectado del resto del laboratorio casi como si no debiese estar allí. Hay libreros en ambas paredes, con interminables filas de libros que, probablemente, también van a romper toda lógica si se pone a estudiarlos detalladamente; un escritorio de pino sin pintar, la madera de su claro color parece ajena al tiempo y ambiente, está organizado en medio de la habitación. Tiene encima solo una lampara sacada de otra época, y una caja de tamaño considerable.

— Disculpa el desorden— Comenta el eldritch, como si el espacio no estuviese congelado en el tiempo, sin una sola mota de polvo en el aire ni un papel fuera de lugar— Por favor Slug, no te quedes ahí parado. Este espacio es tuyo.

— ¿Cómo? — Si tiene que ser sincero, Slug espera haber escuchado mal, no tiene muchos deseos de que la norma sean miradas resentidas y murmullos mal escondidos. De todo eso tuvo ya suficiente en el año de instituto que pasó cuidando a Kenny; vivir con White Hat debería ser garantía de dejar todo eso atrás.

— Bueno, esa es una de las cosas que deseaba hablar contigo— Explicó mientras dejaba el libro sobre la caja, y es solo antes de que el eldritch se ponga delante del escritorio que Slug alcanza a ver un emblema muy familiar grabado en el lomo— Esta oficina es parte de tu contrato, pasará a ser tuya cuando cumplas los dieciocho y pueda emplearte legalmente, así como el titulo de científico en jefe. Hasta entonces, estará a tu disposición solo parcialmente, podrás acceder a ella solamente bajo mi expreso permiso.

— No, espere, ¿Cómo que científico en jefe? — Por primera vez en días Slug estaba completamente presente en la habitación, y vaya que no había estado preparado para la sensación de repentina intensidad que todos los estímulos le dieron. Después se preocuparía por el dolor de cabeza, ahora parecía haber algo mas importante que requería su atención— ¿No se supone que ese es el puesto de O'Brien? Estoy muy seguro que el tipo aun no está en edad de jubilación, además tiene un asistente que seguramente espera tomar el cargo cuando eso pase ¿Qué con él entonces?

Queda sin decir además que, mientras Slug es posiblemente mucho más joven que cualquier candidato que White Hat conseguiría por medios tradicionales, parece demasiado fácil para el demonio deshacerse de un empleado, o varios. ¿Qué clase de destino le espera a Slug cuando deje de serle útil?

La idea de marcharse en cuanto tenga la edad cada vez se vuelve más tentadora.

— Te pido por favor que no malentiendas la situación, querido— Apresuró a decir, la sonrisa tranquila mutando en una mueca de preocupación, la realización de como se iba a ver desde la perspectiva de alguien más su comentario erradicando la calma alrededor de ambos— No es que desee reemplazarlos o que mi decisión esté motivada por la utilidad que ellos puedan tener para mi y mi organización, bajo otras circunstancias posiblemente te invitaría a hacer tu camino hacía la cima de la forma tradicional. Sin embargo, me he visto recientemente en la necesidad de purgar mis equipos de trabajo.

Slug aguardó a que continuase su explicación, no muy seguro de si tenía permitido caminar hacia el escritorio o si debía mantenerse a raya de una distancia que le permitiría saber que era el libro que Dark había traído. Eligió quedarse de pie en donde estaba, considerando brevemente que debería sugerir la adición de un espacio de descanso en la extraña oficina, solo para poder dialogar cómodamente.

— Veras, pese a que mi clientela principal está con los héroes, me temo que ellos no son los únicos que se benefician de mis servicios, y no puedo permitirme tener empleados cuyas lealtades estén con otros— La explicación tiene sentido, es similar al razonamiento que obtuvo cuando, un año y seis meses atrás, preguntó a uno de los instructores el por qué se realizaban tantas pruebas para aceptar a alguien cuyo linaje era innegable, en la única escuela para villanos de la cual había escuchado. Black Hat también debía asegurarse que no hubiese nadie con lealtades cuestionables entre sus filas, la diferencia entre ambos parece ser que White Hat no tiene interés en erradicar permanentemente cualquier posible fuga — Ambos doctores me han demostrado que, llegado el momento, elegirán a P.E.A.C.E. por sobre mi, y mientras no puedo obligar a nadie a elegir un bando, soy libre de tomar medidas para protegerme a mi y mis intereses.

— ¿Y qué le hace creer que yo no lo pienso traicionar? — La pregunta, debía admitir, parecía estúpida, pero era una duda razonable que plantear en aquel momento. Slug no tiene aliados en ninguna parte, solo enemigos hechos con los años y la actitud desafiante que heredó de su padre. Nada impedía que encontrase otro más en White Hat.

— Mi querido doctor, creo que preferirías perder tu vida antes que aliarte con Cooper Slys o cualquier otro miembro de la organización que the dejó huérfano— Slug sintió nauseas ante la mención del bastardo que lo había dejado discapacitado y sin un lugar en el que caerse muerto; en todo su tiempo allí, nadie parecía lo bastante valiente como para romper la silenciosa regla de jamás mencionar ese nombre. Y por mucho que odie admitirlo, White Hat tiene razón— Además, aliarte con algún villano sería ponerte en riesgo de caer en las garras de mi hermano. No es alguien que tome a la ligera una traición como la tuya.

— ¿Entonces qué? ¿Piensa aislarme bajo la promesa de protección y garantizar mi lealtad? — Quizá la acusación era más agresiva de lo que debería, quizás estaba siendo injusto con la única cara amigable que había cruzado su camino desde la muerte de sus padres, pero si algo le habían enseñado los dos años desde su muerte, es que confiar ciegamente en la amabilidad de alguien a quien no conoce, es una idea sumamente estúpida.

— Oh por supuesto que no, una lealtad así de frágil no le sirve a nadie— Entonces, como si con ello pudiese probar su punto, tomó el libro y se lo ofreció con esa suave sonrisa una vez más— No, querido, mi intención es ofrecerte la seguridad de que estás a salvo aquí. No pienso forzar algo tan delicado como la confianza, esa decisión será solamente tuya.

Slug solo estaba escuchando a medias la explicación que le estaba ofreciendo, su atención está enfocada en la caratula del libro que White Hat tiene en la mano, es una que conocer a la perfección, pues aun conserva el pedazo de papel con su nombre, en una letra que empezaba a olvidar como se veía. El emblema del Instituto para Jóvenes Villanos es apenas visible bajo la tenue luz de la oficina, pero está ahí, casi como si fuese imposible no verlo sin importar cuanto se intentase.

Las palabras de Dark tienen nuevo sentido. Con afán toma el libro de la mano del eldritch y lo estampa sobre la caja para poder leerlo; pasa las páginas agitado, la idea de que alguna parte importante de su investigación haya caído en manos equivocadas, o peor aun en las de ella, no le es particularmente agradable. Hay poco que puede ser considerado confidencial en su proyecto, pero Slug había estudiado lo suficiente del funcionamiento del instituto para saber que eso era irrelevante; si algo llamaba su atención, iba a ser retirado de una forma u otra.

¿Qué clase de entidad es Dark, que pudo infiltrarse y recuperar su tesis sin un solo rasguño?

Las páginas importantes están ahí, junto a los esquemas que se había pasado noches dibujando y los posibles prototipos que había ideado; también están las notas que había dejado para hacer futuras correcciones y, para su gran alivio, los rastros de la presencia Kenny, las notas con su horrible letra dándole ánimos y los garabatos sin sentido. Las hojas faltantes son evidentes, arrancadas de la bitácora sin cuidado, dejando atrás bordes mordidos y letras rasgadas, solo faltan los borradores de sus conclusiones, un par de entrevistas a villanos que se habrían visto beneficiados con su proyecto, y el esquema sin sentido que había dibujado de una posible fuente de poder. Todo lo importante sigue ahí, lo que se han llevado le es irrelevante.

Cierra el libro apenas produciendo ruido, sus ojos viajando hacía White Hat, que decidió permanecer en silencio mientras él estudiaba los rastros de una vida que ya no le pertenecía, y que posiblemente jamás había sido para él. Está sonriendo de una forma nueva, una sonrisa que roza en el afecto, las comisuras de sus ojos lucen más suaves así, como si todo su semblante se sintiese complacido y enternecido por su reacción.

Slug quiere gritarle, echarse a llorar, dejarse sentir algo además de la profunda añoranza que invade su pecho, pero nada parece poder contra ella. Quiere ver a Kenny de nuevo, abrazarlo y confesarse, y pedirle perdón por haberlo abandonado. Duele no poder hacer nada de eso, nunca más.

— Creí que podrías darle un mejor uso que el que fuesen a darle allá— Explicó sin variar su expresión, su voz cargada de una comprensión que casi le parecía genuina— De hecho, espero que puedas aplicar todo lo que sabes en el primer proyecto que te voy a asignar, doctor.

Con el dedo golpea la caja, es un toque suave y cuidadoso que apenas y hace ruido, amortiguado por la tela del guante. Slug fija la mirada en la etiqueta que hay justo donde White Hat acaba de golpear, y un escalofrío le recorre la espalda al ver que el contenido, cualquiera que sea, está dirigido a él. Su nombre había sido tachado con marcador negro, dejando unicamente visible su actual apellido. Que dulce consideración tuvieron con él.

— ¿De qué se trata? — No puede evitar preguntar, porque la curiosidad suele ser un problema al que nunca ha querido buscarle solución, y porque realmente duda que, en su estado actual, pueda hacer algo de utilidad, mucho menos trabajar adecuadamente en un proyecto de la exigencia de una prótesis.

En respuesta, White Hat deja el libro sobre el escritorio y empieza a remover la tapa de la caja, no necesita decirle mucho para que Slug entienda que el proyecto, cualquiera que sea, es el contenido de la caja. Dentro hay, como temía, una prótesis de apariencia elegante, blanca y decorada con dorado y azul; podría pertenecerse a cualquiera, un héroe desdichado o un agente en una situación peor a la suya. De no ser porque estaba decorada con un sombrero de copa en el dorso de la mano, habría creído que White Hat ya estaba ofreciendo sus servicios, sin siquiera haberle consultado.

Ningún producto destinado a un cliente lleva el emblema de la organización.

— Doctor Slug, su primera asignación— Anunció el eldritch, apartándose para dejarle observar de cerca la prótesis, su tono volviéndose el mismo que le había escuchado emplear con los demás científicos que pululaban en el laboratorio, la seriedad y el profesionalismo con que debían manejarse los pedidos de los clientes — Requiero que se encargue de programar, adaptar y finalizar esta prótesis, destinada a mi más nuevo empleado. Es un muchacho brillante, con mala suerte en la vida, y quiero asegurarme que recibirá solo lo mejor de lo mejor. ¿Cuento con usted, doctor?

Slug quería reírse, se sentía tan absurda la situación que realmente no hay otra respuesta que ofrecer.

— Jefe, no sé si lo está olvidando, o si no entendió mi investigación, pero para eso necesito ambas manos— Contesta en cambio, porque aún no quiere averiguar si es buena idea actuar como suele hacerlo o no, White Hat es un ente de quien-sabe-donde, con la capacidad de destruir mundos, o quizás incluso crearlos. Retarlo sin conocer sus limites sería una idiotez— De verdad quisiera, pero-

Sus protestas quedan en el aire, no porque no quisiera seguir discutiendo la prudencia de permitirle intentar algo semejante mientras aun está en proceso de recuperación, sino porque hay algo en como White Hat le observa que le impide refutar. El demonio lo mira como si tuviese las respuestas a todos los problemas que alguna vez ha enfrentando la humanidad, y algunos venideros; hay esperanza en esos ojos dispares, la clase de esperanza que abruma y es imposible no sentir también.

White Hat cree en él, aún limitado y roto cree en él y lo que es capaz de hacer. Slug todavía quiere irse cuando cumpla los dieciocho, será lo mejor para todos que se aleje de White Hat, y de cualquier posibilidad de estar involucrado con héroes y villanos, pero quizás por el momento, quedarse no sea tan mala idea.

— De acuerdo, yo me ocupo, Señor White Hat— Concluyó tomando asiento y volviendo a ojear las páginas de su tesis, buscando el estudio de códigos que había realizado para empezar a trabajar. Al menos así tenía algo que hacer además de mirar el techo de su habitación.


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Bueno, no me puedo creer que escribí esto en dos días, hace mucho que no lograba algo así. Siento que eso dice mucho del cambio que tuve respecto a esta historia.

¿Cómo están hoy? Espero que la vida los esté tratando decentemente, y si no, que este pequeño capitulo haya ayudado un poco a aligerarlo todo.

He de decir que extrañaba mucho escribir a Dark, será un personaje constante en esta historia y muero por mostrarles como es su relación con White y lo diferente que es con respecto a Black Hat. Además que me emociona incluir pequeños elementos aterradores con ella, se supone que es una entidad inquietante, y ese aspecto suyo merece justicia.

De verdad espero que les haya gustado este capítulo, gracias como siempre por haber leído.

Nos leemos luego :)

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